¿Y si gana Trump?
Por Marc
Vandepitte
Rebelion
| 25/07/2024 |
Fuentes: Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Las posibilidades de reelección de Trump han aumentado vertiginosamente
tras el intento de asesinato. ¿Qué podemos esperar de un segundo mandato de
Trump?
En cualquier
caso, será (incluso) más duro que en su primer mandato. En 2016 Donald Trump
era todavía siendo un absoluto outsider, alguien al margen de la
clase dirigente, sin experiencia de gobierno, sin un plan detallado y sin una
red de apoyo en Washington o dentro del partido republicano. Los altos cargos y
legisladores de la corriente de centro-derecha de su partido frenaron sus ambiciones más agresivas.
Mientras tanto
ha rehecho totalmente a su imagen el aparato del partido. Esta vez tiene
un plan bien elaborado y podrá confiar en
un grupo de partidarios experimentados y muy leales.
Ofrecemos un
panorama de los acontecimientos que son de temer.
En el ámbito interno
1. Toma de poder
Trump quiere
poder gobernar sin ser molestado y limitar cualquier resistencia por parte del
aparato estatal, para lo que quiere purgar las más altas esferas de dicho
aparato estatal. Tiene previsto despedir a unos 50.000 funcionarios y exigir a todos
los empleados federales una prueba de lealtad.
Los altos
cargos del Pentágono temen que Trump nombre a
personas autoritarias para los puestos más altos del servicio de inteligencia y
del ejército, y que incluso trate de poner a los oficiales de menor rango del
ejército favorables a Trump en contra de los altos mandos del ejército. Trump
ya se había pronunciado en el pasado a favor de utilizar a las tropas contra
alborotadores o manifestantes.
Como ocurrió en
su primer mandato, nombrará a la mayor cantidad posible de jueces
complacientes. Quiere controlar las agencias independientes y tiene intención
de suprimir las subvenciones en caso necesario.
2. Culto a la violencia
Trump es la personificación
de la impunidad con los 91 cargos criminales que hay contra
él. Su lenguaje brutal y provocador fomenta un culto a la violencia. En
2016 afirmó: «Aunque me detuviera en medio de la
Quinta Avenida y disparara a alguien, no perdería votantes».
Sus ideas de
extrema derecha encuentran eco en una base de apoyo radicalizada. Actualmente
uno de cada cinco ciudadanos estadounidenses cree que la violencia puede ser necesaria para
volver a encarrilar al país. Las milicias armadas tuvieron cada vez más
presencia en su primer mandato. Se calcula que actualmente hay cientos de grupos paramilitares activos
en Estados Unidos, algunos de ellos fuertemente armados. En total cuentan con
unos 50.000 miembros. En el último año de su
mandato hubo unos 500 incidentes de intimidación o de
violencia provocados por civiles armados, en su mayoría supremacistas blancos y
otros extremistas de derecha. La mitad de esa violencia fue contra personas que
se manifestaban, lo que recuerda a las bandas fascistas de la década de 1930.
Si Trump
resulta reelegido, estas milicias se sentirán empoderadas y se harán oír aún
más. La violencia a gran escala es inminente. Ciertamente, lo que falta no son
armas: hay aproximadamente 44 millones de rifles militares
semiautomáticos del tipo del rifle del que salió el disparo contra Trump el
sábado pasado.
Es sabido que
la policía estadounidense tiene un largo historial de ayudar a neonazis y a extremistas de
derecha. Además, Trump ha anunciado que en el futuro pretende servirse del
ejército contra personas que se manifiesten y contra personas migrantes.
También está considerando movilizar a las tropas federal es en ciudades
controladas por los demócratas.
3. Persecución de sus oponentes
El expresidente
Donald Trump afirma que si resulta elegido este otoño, está dispuesto a procesar a sus enemigos políticos. Piensa
en Hillary Clinton, Joe Biden y su familia,
entre otros. Como presidente, tendrá potestad para llevar a cabo esas
represalias legales. Puede ordenar al Departamento de Justicia que investigue y
procese a sus rivales, y se podrá despedir a los funcionarios que se nieguen.
Además de a los
adversarios políticos, también planea procesar a periodistas.
Normalmente, el
sistema jurídico estadounidense ofrece algunas salvaguardias contra los
procesamientos políticos, pero eso requiere que los fiscales, el FBI y otros
organismos mantengan su independencia, y que los jurados y los jueces no
participen en esos procesamientos políticos. La cuestión es si, dado el control
que tiene Trump sobre el poder judicial y la profunda polarización de la
sociedad, esto seguirá ocurriendo.
El mero hecho
de expresar esas amenazas daña gravemente al estado de derecho y hace casi
imposible que la política funcione normalmente. También mina la confianza en la
integridad del sistema de justicia penal. Si Trump realmente utiliza al aparato
judicial contra sus oponentes políticos por pura venganza, degradará su país a
la categoría de república bananera.
4. Una política reaccionaria
No se puede
decir que el pasado político de Joe Biden sea progresista, pero en caso de que
Trump sea reelegido, su política será mucho más reaccionaria que la de su
predecesor, incluidos los ámbitos de la migración, los derechos de la mujer, la
seguridad social y el clima.
Si gana las
elecciones en noviembre, Donald Trump planea emprender la mayor deportación masiva de personas
inmigrantes indocumentadas de la historia de Estados Unidos. Pretende construir
campos de detención masivos a lo largo de la frontera sur y completar el muro
fronterizo. También quiere prohibir la entrada a Estados Unidos de personas
procedentes de determinados países de mayoría musulmana.
Un segundo
gobierno Trump pondría aún más en peligro el acceso al aborto y los derechos
reproductivos en todo el país. Trump ha afirmado en varias ocasiones que iba a
permitir a los estados restringir cuanto quisieran el derecho al aborto, incluida la detección de
los embarazos.
Trump quiere
abolir la Affordable Care Act [Ley de Asistencia
Sanitaria Asequible, esto es el seguro médico] que se introdujo bajo el mandato
de Obama (el llamado Obamacare).
Es muy probable
que Trump acabe con el apoyo de Biden a las industrias ecológicas y favorezca
las energías fósiles. Ha prometido ampliar las perforaciones de petróleo y gas en
el país desde su primer día en el cargo. La vuelta de Trump es un desastre para
el clima y el planeta.
Política exterior
1. ¡Es China, estúpido!
Trump coincide
con Biden en que China es el principal rival cuyo ascenso se debe sabotear
tanto como posible. Pero Trump quiere ser más duro que su rival político. Para
enfrentarse completamente a China, Estados Unidos deber ser menos activo en Europa y Oriente Medio y
poder liberar así más recursos que destinar a Asia. Por ello la guerra en
Ucrania debe acabar lo antes posible y Europa debe ocuparse más de su propia
seguridad. El recién nombrado compañero de candidatura de Trump, J.D.
Vance, no podría estar más de acuerdo.
Un segundo
mandato de Trump llevará a debilitar la OTAN o incluso a que Estados Unidos se retire
de la alianza. También podría significar el fin de Occidente como organizador ideológico de la escena
mundial, todo lo cual no es malo en sí mismo. Pero con Trump al timón, está
cada vez más cerca un choque entre ambos titanes y eso es todo menos positivo.
2. Gaza
Quizá Netanyahu
deje que la guerra continúe hasta que Trump vuelva a la Casa Blanca y entonces
desaparecerá la ligera presión que ahora tiene por parte de su principal
respaldo y proveedor de armas.
Por razones
electorales y consideraciones diplomáticas, Biden ha frenado «un poco» a
Israel. A Trump no le preocupan lo más mínimo esas consideraciones. Una parte
importante de su electorado está formada por cristianos evangélicos de derecha
que apoyan incondicionalmente al Estado sionista. Y le tiene sin cuidado el
posible aislamiento diplomático.
Trump se describe a sí mismo como «el mejor
presidente de la historia de Israel». Durante su primer mandato reconoció
Jerusalén como capital indivisa de Israel y los Altos del Golán como territorio
israelí. También suprimió la financiación de las agencias de la ONU que apoyan
a los refugiados y refugiadas palestinas.
Con un segundo
mandato de Trump las fuerzas de extrema derecha de Israel se sentirán
reforzadas y a Israel le preocupará menos la comunidad internacional.
3. Belicismo
Trump está
partidario de un sistema de defensa contundente. En la cumbre de la OTAN
celebrada en Bruselas en julio de 2018 urgió a los aliados no solo a cumplir el
objetivo del 2%, sino, en última instancia, a aumentar su gasto de defensa
hasta el 4% de su PIB. Actualmente Estados
Unidos gasta el 2.9% de su PIB en armamento.
El control de
armamento corre peligro de deteriorarse todavía más. En su primer mandato Trump
retiró a Estados Unidos de varios tratados de control de armamento. Es
poco probable que un gobierno Trump renueve el Tratado New Start, que
limita los misiles de largo alcance y expira en 2026 (1).
Como muestra la
lista de Ben Norton, el primer gobierno Trump fue
bastante beligerante. Su gobierno estaba repleto de halcones
de la guerra; por ejemplo, John Bolton, el artífice de la guerra
contra Iraq, fue su Asesor de Seguridad Nacional. Un nuevo gobierno Trump no
augura nada bueno para países como Cuba, Nicaragua o Irán, y menos aún para la
paz mundial.
«Ben Norton:
Como presidente, Trump fue un fiel aliado del Estado profundo estadounidense:
mató al general iraní Soleimani, emprendió el golpe y la fallida invasión de
Venezuela, supervisó el golpe de Bolivia, respaldó el intento de golpe en
Nicaragua, se jactó de robar el petróleo sirio, continuó la guerra de
Afganstán, aumentó la guerra contra Yemen»
4. Política económica
Trump
planea reanudar sus guerras comerciales. Pretende
imponer un arancel general del 10% a todos los productos importados, incluidos
los procedentes de Europa.
Prevé un
arancel del 60% a todos los artículos chinos, una medida sin precedentes y
particularmente drástica. Provocará una auténtica guerra comercial entre las
dos mayores potencias económicas y aumentará la tensión entre ambos países,
además de arrastrar también a otros países, lo que podría tener un efecto
desestabilizador en el comercio mundial.
Prepara
reducciones de impuestos de hasta 40.000 dólares para los hogares más ricos,
que se financiarán aumentando los aranceles a las importaciones y con otras
medidas. A consecuencia de ello, una familia media pagará unos 1.500 dólares
más al año por productos de primera necesidad, como la gasolina y artículos
importados.
Síntoma de una crisis profunda
Es increíble
que un canalla incompetente y fraudulento como Trump pueda ser el candidato
presidencial de un país tan poderoso y desarrollado. Más grave aún es que un
personaje así tenga muchas posibilidades de ser reelegido.
A finales del
año pasado The Economist publicó
el siguiente titular: «Donald Trump supone el mayor peligro para el mundo en
2024». Es cierto, puede que pronto tengamos a un personaje hitleriano (2) a los
mandos de un gigantesco arsenal nuclear.
Una persona
como Trum demuestra lo mucho que ha caído el país. Pero Trump en sí no es el
problema, en J.D. Vance tiene al menos un sucesor cuanto menos igual de
peligroso. Trump es un síntoma de una profunda crisis social.
Una preocupante
enorme proporción de la población estadounidense aparentemente está tan
desesperada que busca un líder fuerte, aunque diga las mayores incongruencias e
incluso vaya en contra de sus propios intereses personales.
No hay que ir a
buscar muy lejos esa desesperación. El país más rico del mundo es al mismo
tiempo un gran cementerio social. El 58% de las y los ciudadanos vive al
día. A menudo la gente tiene que tener dos o tres trabajos para no caer en la
pobreza.
Aproximadamente 130 millones de estadounidenses (el
40%) no tiene suficiente dinero en el banco para cubrir una urgencia de 400
dólares. 80 millones de ciudadanos, el 25% de
la población, retrasa el tratamiento de una enfermedad grave debido a su coste.
En ningún otro
lugar del mundo occidental es tan grande como aquí la brecha entre ricos y
pobres. El 0.1% de los ricos posee tanta riqueza
como el 90% de los de abajo. Los tres hombres más ricos poseen incluso
tanto como la mitad de la población.
La desigualdad
social siempre ha ido acompañada de violencia. Cada 15 minutos muere una persona por
disparos de arma de fuego. Cada año se producen más de un millón de delitos,
entre los que se incluyen asesinatos, violaciones, robos y agresiones graves.
El inaceptable
malestar social en un país tan rico inevitablemente se traduce en falta de
confianza en la política. Solo una pequeña minoría sigue teniendo fe en sus
dirigentes políticos. En los últimos diez años la confianza en el gobierno
federal ha fluctuado entre apenas un 15% y un 20%. También disminuye la
confianza en otras instituciones.
Trump aprovecha
inteligentemente esa desconfianza presentándose siempre como un outsider.
Aunque proviene de la capa superior de la población, siempre se posiciona como
un antisistema y arremete contra la casta política, los medios de comunicación,
los científicos y los intelectuales. Su lenguaje rudo y vulgar encaja
perfectamente con ello.
Por desgracia,
es un fenómeno que no ocurre solo en Estados Unidos. La extrema derecha está en
auge en gran parte del mundo. El capitalismo está sumido en una profunda crisis. Es muy discutible que
se pueda reformar este sistema y si no el momento de resetearlo. Es de esperar
que con el tiempo aprendamos suficientes lecciones de la historia.
Fuentes:
– If Trump wins
– Europe should brace itself for Trump
– What if Trump Wins Again
– Project 2025: A wish list for a Trump presidency,
explained
– How MAGA Republicans plan to make Donald Trump’s
second term count
– How Far Trump Would Go
– Project 2025: A wish list for a Trump presidency,
explained
– Donald Trump is NOT a ‘threat to the deep state’. Here
is his warmongering record
Notas:
(1) Cuando en
2023 Occidente suministró armas pesadas a Ucrania, Putin suspendió
temporalmente el Tratado START. Según él, Washington planeaba reanudar las pruebas nucleares.
(2) El propio
J.D. Vance, su compañero de candidatura, fue quien comparó a Trump con Hitler
en en 2016.
Texto
original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2024/07/17/wat-als-trump-wint/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su
integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la
traducción.