Los
homínidos de la península ibérica se alimentaron de elefante hace 1,2 millones
de años
TERCERAINFORMACION
/ 07.04.2024
- Las marcas de corte
más antiguas de Europa sobre restos de Mamuthus meridionalis, hallados en
el yacimiento Fuente Nueva 3 en Orce (Granada), confirman que los humanos
comieron su carne. En la investigación, liderada por las universidades
Complutense de Madrid y Granada, también aparecen marcas de dientes que
apuntan a tigres dientes de sable.
Recreación de la
explotación del mamut meridionalis de FN3 realizada por algunos de los primeros
pobladores del continente europeo / Jesús Gamarra
La presencia de marcas de corte sobre restos
óseos de elefante Mammuthus meridionalis procedentes del yacimiento Fuente
Nueva 3 de Orce (Granada) confirman que los humanos comieron de este animal
hace 1,2 millones de años, según una investigación en la que participan la
Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad de Granada (UGR), la
Universidad de Jaén y la Universidad de La Laguna, entre otras.
Estas marcas de corte sobre esta hembra de
elefante son las más antiguas conocidas para este tipo de animal, tanto de la
península ibérica como de Europa hasta el momento. En 2013 se publicó el
descubrimiento de los restos de un elefante en semiconexión anatómica asociado
a restos de industria lítica y coprolitos de Pachycrocuta brevirostris, un tipo
de hiena extinta del Pleistoceno. La novedad de este artículo, publicado en
Quaternary Science Reviews, es que los estudios tafonómicos —formación de
fósiles— y la aplicación de inteligencia artificial (IA) demuestran que los
humanos se alimentaron de este gran animal.
“Cuando no hay marcas de corte sobre un resto
fósil que aparece en un yacimiento arqueológico, no hay pruebas directas que
permitan sostener que ese animal pudo ser aprovechado por los seres humanos,
solo permiten especular con la posibilidad de. Es como un crimen, si no hay
cuerpo ni arma solo se puede especular, pero teniendo el arma y el cuerpo tienes
la prueba directa. Las marcas de corte sobre los huesos del elefante son la
prueba que confirman que los humanos comieron del animal”, señala José
Yravedra, catedrático de departamento de Prehistoria, Historia Antigua y
Arqueología y director de la Unidad de Arquemetría y Análisis Arqueológico del
CAI de Ciencias de la Tierra y Arqueometría de la UCM.
Otra de las novedades que destacan en el
artículo es que el elefante presenta también marcas de dientes. Para determinar
que carnívoro dejó marcas de diente sobre los huesos, se utilizó un análisis
tridimensional de documentación de alteraciones tafonómicas (este caso marcas
de diente), en combinación con técnicas de inteligencia artificial que ayuda a
clasificar con alto índice de probabilidad que carnívoro hace las marcas.
Felinos sí, hienas no,
según la IA
El análisis asocia las marcas a tigres dientes
de sable y se confirma que ellos también marcaban los huesos cuando comían,
sugiriendo que “apuraban” más el alimento, según nos investigadores.
Para sorpresa de los investigadores, sobre el
elefante no se han encontrado marcas de diente de Pachycrocuta.
“Tradicionalmente se dijo que las hienas actuaron sobre este individuo, pero en
realidad no se ha visto nada que lo refleje”, reconoce Yravedra.
Por último, basándose en la posición anatómica
del corte y de las marcas de dientes, los investigadores proponen que tanto los
homínidos como los tigres con dientes de sable tuvieron acceso temprano al
animal.
El mamut murió de muerte
natural
La elefanta encontrada en Fuente Nueva 3 entre
los años 2001-2003 es el cadáver casi completo de una hembra de mamut que murió
por causas naturales a los 50-60 años de edad. Este mamut está representado
casi en su totalidad faltando solo las extremidades y la cabeza, desconociendo
por el momento el paradero de estas partes. A partir de la micromorfología de
sedimentos asociados a este animal se pueden obtener informaciones muy
relevantes según desvelan los investigadores de las universidades de Jaén y La
Laguna. Estos estudios consisten en el análisis de bloques de sedimentos que se
convierten en láminas de 30 micras de grosor que luego se analizan bajo el
microscopio desvelado características imperceptibles al ojo humano.
“La micromorfología ha demostrado que a hembra
de proboscídeo falleció cuando el entorno de Fuente Nueva 3 —hace 1,2 millones
de años— estaba cubierto por las aguas. Esto explica también el excelente
estado de conservación del esqueleto”, comenta Juan Manuel Jiménez Arenas,
investigador de la UGR. Lo cual indica que humanos y grandes felinos tuvieron
que aprovechar la elefanta antes de que quedara completamente cubierto por las
aguas.
“Estos resultados sirven a la comunidad
científica para abrir una ventana al pasado, y continuar desentrañando los
misterios de las vidas de las poblaciones humanas del pasado”, concluye
Yravedra.
Referencia:
José E. Ortiz et al. “Lipid
biomarkers in high mountain lakes from the Cantabrian range (Northern Spain):
Coupling the interplay between natural and anthropogenic drivers”.
Anthropocene.
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