EL MODO DE PRODUCCION
La concepción materialista de la historia parte de la tesis de que la producción, y tras ella el cambio de sus productos, es la base de todo orden social; de que todas las sociedad que desfilan por la historia, la distribución de los productos, y junto a ella la división social de los hombres en clases o estamentos, es determinada por lo que la sociedad produce y cómo lo produce y por el modo de cambiar sus productos.
Según eso, las últimas
causas de todos los cambios sociales y de todas las revoluciones políticas no
deben buscarse en las cabezas de los hombres ni en las ideas que ellos se
forjen de la verdad eterna ni de la eterna justicia, sino en las
transformaciones operadas en el modo de producción y de cambio; han de buscarse
no en la filosofía, sino en la economía de la época de que se trate. Cuando
nace en los hombres la conciencia de que las instituciones sociales vigentes
son irracionales e injustas, de que la razón se ha tornado sinrazón y la
bendición en plaga, esto no es más que un inicio de que en los métodos de
producción y en las formas de cambio se han producido calladamente
transformaciones con las que ya no concuerda el orden social, cortado por el
patrón de condiciones económica anteriores…” [[1]].
“¿Qué es una sociedad,
cualquiera que sea su forma? El producto de la acción recíproca de los hombres.
¿Son los hombres libres de escoger tal o cual forma social? En absoluto. Tomad
un determinado estado de desarrollo de las facultades productivas de los
hombres y tendréis una determinada forma de comercio y de consumo. Tomad
determinado grado de desarrollo de la producción, del comercio, del consumo y
tendréis una determinada forma de constitución social, una determinada
organización de la familia, de órdenes o de clases, en una palabra: una determinada
sociedad civil. Tomad una determinada sociedad civil y tendréis un determinado
estado político que no es más que la expresión oficial de la sociedad civil…” [[2]]
Desde que el individuo
aparece en la historia como ser humano, siempre se ha visto obligado a tener
que hacer algo para proveerse de lo necesario que le permitiera la subsistencia
y la reproducción material como especie para no extinguirse como tal.
Un modo de producción es
la forma que adopta el individuo para hacer ese “hacer algo” que le permite la
subsistencia y la reproducción como especie, cuyo modo de producción se realiza
mediante un proceso de trabajo que es creado y mantenido en funcionamiento a
través del tiempo por la fuerza de trabajo
inherente a todo trabajador, para lo que utiliza unos determinados
medios o instrumentos de trabajo basado o en función de una determinada
organización social y técnica del mismo, de la que se derivan unas determinadas
relaciones entre las personas (relaciones sociales) y unas determinadas relaciones
de las personas con los medios de producción (relaciones técnicas), naciendo de
todo ello la base material en la que se basa y levanta toda sociedad.
La finalidad del trabajo
al principio de la historia es el individuo, producir para sí, para la
reproducción del propio cuerpo, para el mantenimiento individual, familiar o de
la comunidad a la que pertenece, es decir, produce para satisfacer las
necesidades porque la producción no está dirigida ni tiene como fin el
enriquecimiento individual, sino para crear valores de uso (propiedades
intrínsecas en sí mismas que contiene el producto creado) con los que poder cubrir las necesidades. No
se producen mercancías para intercambiar por dinero en el mercado, aunque en
ocasionalmente pueda existir un excedente de producción que se intercambie
(trueque, sin existencia de dinero) con otras comunidades vecinas. Pero estos
intercambios no se realizan tomando como base los valores de cambio de los
objetos que se intercambian, sino el valor de uso contenido en los objetos intercambiados.
El trabajador en ese
tiempo se comporta como propietario
respecto de su trabajo y formando parte del mismo y de sus condiciones
naturales como unidad, al tiempo que dominador del proceso de producción P que realiza junto al resto de la comunidad
a la que pertenece, como decidiendo qué producir, cómo y cuándo y la forma de
distribución de lo producido, y se relaciona con el resto de los individuos de
igual a igual, como individuo libre en lo personal en su condición de productor
y propietario con otros iguales y sin ninguna correspondencia con el dinero que
todavía no existe.
La concepción del
trabajo con el exclusivo fin de crear valores de cambios para enriquecerse
personalmente, aparecerá decenas de siglos después en los pueblos minoritarios
antiguos que se dedican al comercio, y en minorías como la de los judíos en la
Edad Media.
El trabajo “libre” y a
cambio de dinero a fin de valorizar el dinero sirviendo a este último de valor
de uso en sí mismo y no para el disfrute, es la presunción necesaria básica del
trabajo asalariado y una de las condiciones históricas para la existencia del
dinero como capital. La separación del trabajador libre de las condiciones
objetivas de su realización.
Así, el modo de
producción más elemental que puede ser encontrado y atribuido al principio de
la historia, cuando el ser humano aparece en la misma (comunismo primitivo), es
el que se representa en la fórmula siguiente:
M… P … M´ [1]
Esta expresión
representa a un objeto M o materia
prima que es sometida a un determinado proceso
productivo P para ser transformado en otro objeto nuevo M`. Por ejemplo. Una sardina no deja de
ser tal tanto si está nadando libremente en el mar como si de halla en la pescadería
dispuesta para la venta. Sin embargo, estando en el mar no puede ser consumida.
En ese estado la denominaríamos mercancía
M. Para poder consumirla primero hay que pescarla y llevarla a la
pescadería, por lo que tanto la pesca como el transporte a la pescadería
constituiría en este caso el proceso de
producción P realizado, mediante el cual se transforma en la nueva mercancía M` que puede ser
consumida, y sin que por ello, en este caso, haya perdido su naturaleza de
sardina.
El proceso de producción P que realiza el ser humano al principio de
su historia necesariamente ha de ser muy sencillo y elemental, puesto que toda
la actividad humana de ese momento se centra en la obtención de aquellos
elementos imprescindibles para la subsistencia.
Estos elementos
necesarios para la supervivencia del ser humano están dados previamente por la
propia naturaleza de forma espontánea: el fruto del árbol se encuentra en sus
ramas; la raíz o tubérculo se halla bajo tierra; los animales y las aves
libremente en los bosques y los peces en
las aguas de los ríos, laguna y mares.
La fruta en tanto
permanezca en las ramas del árbol es un objeto inútil para el consumo humano,
en la medida que queda fuera de su alcance para ser consumida, y por esta
razón, para poder ser consumida necesita previamente ser bajada del árbol. Esta bajada del árbol de la fruta constituye, en este caso, el proceso de producción P, el cual es
realizado mediante un proceso de trabajo determinado que realiza el individuo
utilizando unos ciertos medios de trabajo. En el caso de la bajada de la fruta
del árbol el medio o instrumento de trabajo
es la mano o un palo para ponerla al alcance la mano para poderla bajar
y ser consumida.
El objeto natural del
trabajo es proveer al ser humano de lo necesario para la subsistencia y la
reproducción de la especie. Pero un modo de producción no es únicamente una
forma de producir, aunque la producción sea lo esencial y la base de cualquier
tipo de sociedad, desde la más antigua y sencilla hasta la más moderna y
compleja. El modo de producción también es un modo de distribuir y consumir lo
producido, lo que supone que a todo modo de producción le corresponden tres
momentos o estructuras: la económica
que es la que se ocupa de la producción; la política que es la que regula tanto la forma de producir como la
forma de distribuir lo producido en base a la existencia de un acuerdo previo
aceptado mayoritariamente por parte de la sociedad concreta de la que se trate,
en el que se valida y da por buena tanto la forma de producir como la forma de
distribuir lo producido, y esto constituye la estructura ideológica.
Estas tres estructuras
forman un conjunto, una unidad inseparable que configuran el modo de producción concreto del que se
trate y a la sociedad basada en el mismo. Cada una de estas tres estructuras
cuentan con unas leyes internas relativamente independientes para regir su
respectivo funcionamiento interior particular, pero a la vez, todas ellas se
influyen, condiciona y determinan mutuamente entre sí.
El modo de producción
capitalista aparece en la historia decenas de miles de años después de la
aparición del individuo como sujeto histórico, y como consecuencia del
desarrollo de las fuerzas productivas impulsadas por el trabajo y las
correspondientes revoluciones llevadas a
cabo por las burguesías holandesa, inglesa y francesa para derrocar a
las respectivas clases feudales que sustentaban el sistema o modo de producción
feudal. Se puede afirmar que el capitalismo hace acto de presencia en la
historia con el inicio de la Era Moderna que se abre con el descubrimiento de
América en 1492.
En consecuencia el
capitalismo es un producto del desarrollo histórico creado e impulsado por el
desarrollo de las fuerzas productivas, y no creación espontánea de la
naturaleza, así como tampoco se debe su creación a obra graciosa de una
misteriosa fuerza procedente del más allá que lo otorga a la humanidad como
forma de producción natural, acorde y en concordancia con las características
específicas del ser humano, que es la forma como lo presentan ante la sociedad
los intelectuales, ideólogos y propagandistas políticos burgueses, muchos de
ellos financiados por los grandes capitales a los que sirven, lo que les obliga
a tener que distorsionar, tergiversar, negar o simplemente falsear los hechos y
acontecimientos históricos, con el propósito de borrar y hacer desaparecer
ideológicamente la contradicción de intereses entre el capital y el trabajo.
Lo que ha sucedido en
toda la historia conocida es que: “A consecuencia del desarrollo de todos los
ramos de la producción –ganadería, agricultura, oficios manuales domésticos-,
la fuerza del hombre iba haciéndose capaz de crear más productos que los necesarios
para su sostenimiento. También aumento la suma de trabajo que correspondía
diariamente a cada miembro de la gens, de la comunidad doméstica o de la
familia aislada. Era más conveniente conseguir más fuerza de trabajo, y la
guerra la suministró: los prisioneros fueron transformados en esclavos… De la
primera gran división del trabajo nació la primera gran escisión de la sociedad
en dos clases; señores y esclavos, explotados y explotadores… Y con la
aparición de los rebaños y las demás riquezas nuevas, se produjo una revolución
en la familia (Pág. 336)… “Un trabajo tan variado no podía ser ya cumplido por
un solo individuo y se produjo la segunda gran división del trabajo: los
oficios se separaron de la agricultura. El constante crecimiento de la producción,
y con ella la productividad del trabajo aumentó y el valor de la fuerza de
trabajo del hombre; la esclavitud, aun en su estado naciente y esporádico en el
anterior estadios se convirtió en un elemento esencial del sistema social (…)
La diferencia entre ricos y pobres se sumó a la existente entre libres y
esclavos; de la nueva división del trabajo resultó una nueva escisión de la
sociedad en clases (Pág. 338)… La guerra, hecha anteriormente sólo para vengar
la agresión o con el fin de extender un territorio que había llegado a ser
insuficiente, se librará ahora sin más propósito que el saqueo y se convirtió
en una industria permanente (…) con arreglo a esto, sus organismos dejaron de
ser instrumentos de la voluntad del pueblo y se convirtieron en organismos
independientes para dominar al propio pueblo (Página 339)…, al mismo tiempo
encontramos una división del trabajo entre los pueblos pastores y las tribus atrasadas, sin rebaños; y así
dos grados de producción diferentes uno junto al otro y, por tanto, a las
condiciones para un cambio regular… La civilización consolida y amanta todas
estas divisiones del trabajo ya existentes, sobre todo acentuando la oposición
entre la ciudad y el campo (lo cual permite a la ciudad dominar económicamente
al campo…), y añade una tercera división del trabajo, propia de ella y de
capital importancia, creando una clase que no se ocupa de la producción, sino
únicamente del cambio de los productos: los mercaderes (Pág. 340)… Con ella
(con la clase de los mercaderes) apareció el dinero metálico, la moneda
acuñada, nuevo medio para que el no productor dominara al productor ya su
producción… Quien lo poseía era el dueño del mundo de la producción… de
entonces acá, nunca se ha manifestado el poder del dinero con tal brutalidad, con semejante violencia
primitiva como en aquel periodo de su juventud. Después de la compra de
mercancías por dinero, vinieron los préstamos y con ellos el interés y la
usura. Ninguna legislación posterior arroja tan cruel e irremisiblemente al
deudor a los pies del usurero, como lo hacían las leyes de la Antigua Atenas y
de la Antigua Roma; y en ambos casos esas leyes nacieron espontáneamente, bajo
la forma de derecho consuetudinario, sin más compulsión que la economía… Junto
a la riqueza en mercancías y en
esclavos, junto a la fortuna en dinero, apareció también la riqueza territorial
(Página 341)… Pero acaba de surgir una sociedad en la que, en virtud de las
condiciones económicas generales de su existencia, había tenido que dividirse
en hombres libres en esclavos, en
explotadores ricos y explotadores pobres, una sociedad que no sólo no podía
conciliar estos antagonismos, sino que , por el contrario, se veía obligada a
llevarlos a sus límites extremos. Una sociedad de éste género no podía existir
sino en medio de una lucha abierta e incesante entre sí o bajo el dominio de un
tercer poder que, puesto aparentemente por encima de las clases en lucha,
suprimiera sus conflictos abiertos y no permitiera la lucha de clases más que
en el terreno económico, bajo la fórmula legal. El régimen gentilicio era ya
algo caduco. Fue destruido por la división del trabajo, que dividió a la
sociedad en clases, y reemplazado por el Estado (Pág. 343)… Con la esclavitud,
que alcanzó su desarrollo máximo bajo la civilización, realizose la primera
gran escisión de la sociedad en una clase explotadora y una clase explotada:
esta escisión se ha sostenido durante todo el periodo civilizado. La esclavitud
es la primera forma de explotación, la forma propia del mundo antiguo; le sucedió
la servidumbre, en la Edad Media, y el trabajo asalariado en los tiempos
modernos. Estas son las tres grandes formas del avasallamiento, que
caracterizan las tres grandes épocas de la civilización; ésta va siempre
acompañada de la esclavitud franca al principio, más o menos desarrollada
después (Pág. 349)… Desde la implantación de la gran industria, es decir, por
lo menos desde la paz europea de 185, ya para nadie en Inglaterra era un
secreto que allí la lucha política giraba en torno a las pretensiones de
dominación de dos clases: la aristocrática terrateniente y la burguesía. En
Francia, se hizo patente este mismo hecho con el retorno de los Borbones; los
historiadores del periodo de la Restauración, desde Thierry hasta Guizot,
Miguel Thiers, lo proclaman constantemente como el hecho que da la clave para
entender la historia de Francia desde la Edad Media. Y desde 1830, e ambos
países se reconoce como tercer beligerante, en la lucha por el Poder, a la
clase obrera, al proletariado. Las condiciones se habían simplificado hasta tal
punto, que había que cerrar intencionadamente los ojos para no ver en la lucha
de estas tres clases y en el choque de sus intereses la fuerza propulsora de la
historia moderna, por lo menos en los países más avanzados… Y no menos evidente
era que en la lucha de la burguesía con el proletariado, se trataba, en primer
término, de intereses económicos, debiendo el Poder político servir de mero
instrumento para su realización. Tanto la burguesía como el proletariado debían
su nacimiento al cambio introducido en las condiciones económicas, o más
concretamente, en el modo de producción (Págs. 387-388)] [[3]].
El objeto del modo de
producción capitalista es la de hacer crecer los capitales invertidos y
acumularlos de manera ilimitada. Puede hablar y hará creer que persigue la
libertad, la democracia, los derechos humanos, la paz, la justicia y hasta es
posible que tenga algún gesto visible en esa dirección, pero siempre y cuando
obtenga o pueda obtener alguna ventaja económica, política o ideológica afín a
sus propósitos. Su verdadero credo; su única patria; su único Dios, ante el
cual cualquier otra consideración si dificulta, obstaculiza o impide la
realización de sus intereses, quedará sometida y aplastada sin ningún
miramiento y sin reparar en los medios a utilizar para ello: engaño,
falsificación histórica, chantaje, extorsión, crimen o cualquier otro tipo de
violencia, incluida la guerra sea legal o no. Estudiando el rastro que ha dejado
en la historia de sufrimiento humano, miserias, injusticias y sangre, puede
saberse su devenir histórico.
A pesar de lo dicho no
es desde el punto de vista moral como debe ser tratado el capitalismo para entenderlo,
sino estudiando las leyes internas que rigen su funcionamiento para comprender y
hacer saber que, como producto histórico que es, está llamado a su extinción de
igual manera que se extinguieron (Pero no por sí solos ni espontáneamente ni
mecánicamente) todos los modos históricos de producción habidos con
anterioridad al capitalismo, para ser
sustituido por otro modo de producción más desarrollado y perfecto, como es el
socialismo, por lo que cuanto más pronto adelantemos revolucionariamente en el
tiempo su sustitución, antes y más saldrá ganando la humanidad entera (La
revolución no es otra cosa que hacer hoy lo que es susceptible de poderse hacer
mañana. La cuestión estribaría en determinar cómo se podría actuar económica,
política e ideológicamente en la primera mitad del siglo XXI). Para ello es imprescindible que los trabajadores, que
formamos la inmensa mayoría de la población mundial, comprendamos y, no sólo de
oídas o por aproximación, las leyes y dinámica interna de funcionamiento del modo de producción capitalista.
Quien mejor y con mayor
profundidad y rigor científico ha estudiado el modo de producción capitalista
fue Marx en su obra cumbre, El Capital. Como consecuencia de su estudio crítico
(La crítica científica no tiene connotaciones morales de ningún tipo, sino que
trata de ver que hay más allá de la apariencia o ver que subyace bajo el
aspecto superficial con que se presentan a los sentidos los objetos) descubre
la ley de la plusvalía, quizás el mejor
descubrimiento que realiza y con mayor utilidad social para los trabajadores,
tanto a nivel teórico como práctico.
Al descubrir Marx la ley de la plusvalía le permite explicar
la base científica que explica la explotación económica del trabajador como
proceso histórico sujeto a leyes, que independientemente de la bondad o maldad
personal del capitalista, de su moralidad o inmoralidad, el capitalismo tiene
que cumplir, y que aparece con el desarrollo de la producción mercantil, la que
llevada a su límite, al que le conduce
ese mismo desarrollo del capitalismo dadas las leyes internas que le hacen
funcionar explica y justifica, a) La aparición de las crisis capitalistas
periódicas; b) Que las crisis aparecidas no las puede resolver, sino que crea
las condiciones de la siguiente crisis más aguda y extensa que la anterior
hasta llegar a un límite que marca el propio capitalismo cuando llega al máximo
nivel de desarrollo al que históricamente puede llegar objetivamente. Y esto es
precisamente lo que vino a indicar la crisis capitalista de 2008, y c) en cuyo
momento se inicia el proceso objetivamente histórico de tener que ser
sustituido por un nuevo modo de producción más desarrollado y perfecto: el modo
de producción socialista.
El mecanismo que pone en
marcha el modo de producción capitalista para hacer crecer los capitales es el
siguiente:
El capitalista invierte
un dinero inicial D, con el que
compra una determinada mercancía M (Mercancía
para el capitalista es todo aquello en lo que invierte los capitales:
edificios, instalaciones, materias prima, etc., que recibe el nombre de capital fijo C, y lo que paga como
salarios, que recibe el nombre de capital
variable V), cuya mercancía es sometida a un determinado proceso de producción P con el fin de
obtener una nueva mercancía M´ (producto
terminado) para ser llevada al mercado
por el capitalista a fin de ser vendida y
obtener con ello un dinero D´, con
cuyo dinero el capitalista podrá recuperar el dinero inicial D invertido en el proceso de producción P, más
una cantidad que constituye su beneficio, que es con el que el capitalista
acrecienta el capital. Este proceso
se puede representar mediante la fórmula siguiente que refleja en esencia el
funcionamiento del modo de producción capitalista:
D – M … P … M´ - D´
[2]
En el proceso de producción P representado en
la expresión [2] se ve por una parte, que la mercancía M al pasar por P se ha transformado en una nueva mercancía M´, y por otra, que el Dinero
inicial D al realizarse el proceso
de producción P cambia su valor inicial para convertirse en D´. La condición necesariamente
obligatoria para que el capitalista desee volver a repetir el ciclo de este proceso de producción P, es la de que
el dinero D´ obtenido en el mercado
por la venta de la mercancía M´ sea
mayor que el dinero inicial D
invertido, cuya diferencia constituye la plusvalía
PV, que es la ley descubierta por Marx, la que informa sobre la explotación
económica del trabajador; la ganancia del capitalista; el desarrollo del
capitalismo, y también, de la inevitabilidad de su extinción como modo de
producción histórico.
Queda fuera de discusión
por su evidencia que el incremento del
valor lo produce el trabajador en el proceso
de producción P que realiza, y también es evidente que del valor creado por
el trabajador, la plusvalía PV,
solamente una parte de ella queda en su poder (el salario) y otra parte en
poder del capitalista, originándose en este hecho el nacimiento de la
contradicción fundamental e irresoluble entre el capital y el trabajo, dado que
por muy elevado que pudiera ser el salario, el trabajador queda obligado siempre
a crear más valor para el capitalista del que reciba de este a través del
salario.
Ejemplo 1.
Supongamos que el
capitalista invierte un dinero inicial D por valor de 200, y que recibe por la venta
de la mercancía M´ un dinero D´ por valor de 300, la plusvalía PV se calcula aplicando la
fórmula siguiente:
D´- D = PV [3]
Que utilizando los
valores numéricos del ejemplo:
D´ = 300
D = 200
Se tiene:
300 – 200 = 100 = PV
Cuando se realiza
completamente este proceso se ve que el capitalista ha obtenido una plusvalía PV de 100, lo que significa que su capital que al
principio del proceso realizado era de 200 (dinero inicial D invertido) ha crecido en 100, por lo que ahora su
valor es de 300.
Para saber la relación
que existe entre la plusvalía PV
obtenida y la cantidad de dinero inicial
D invertido para obtenerla, se recurre al concepto de la tasa de ganancia g´, que se obtiene dividiendo la plusvalía PV obtenida por el dinero
inicial D invertido según la fórmula siguiente:
PV / D = g´ [4]
Utilizando los valores numéricos del ejemplo para
calcular la tasa de ganancia g´ obtenida
tenemos:
PV = 100
D = 200
PV / D = 100 / 200 = 0,5 = g´
La tasa de ganancia g´ del capital invertido, en este caso ha sido del 0,5 que multiplicada
por 100 (0,5 x 100 = 50) resulta que ha crecido un 50%. Esta información resulta
fundamental para el capitalista, puesto que indica el porcentaje en que crece
el capital en relación al capital
total invertido. En tanto en cuanto la tasa de ganancia g´ sobrepase un determinado nivel el sistema capitalista
funcionará normalmente sin mayores contratiempos porque los capitales seguirán creciendo, y por
consiguiente, el capitalismo estará cumpliendo con la función de hacer creer
los capitales que es su objetivo y justificación histórica, y mientras esto
suceda, las crisis periódicas del
capitalismo dan la sensación de ser cosas del pasado.
Ejemplo 2.
Supongamos ahora que por
diferentes razones, las ventas previstas por el capitalista de la mercancía M` han descendido del valor 300 que era
el que tuvo D` en el ejemplo
anterior a 210 en este, es decir:
D´ = 210
D = 200
Realizando los cálculos que ya conocemos
tendríamos:
PV = 210 – 200 = 10
g´ = 10 / 200 = 0,05
La situación ahora del
mismo capitalista sería que al haber obtenido una plusvalía PV por valor de 10, su tasa de ganancia g´ (el crecimiento de sus capitales) se ha reducido al 0,05
del dinero inicial D invertido, la
que multiplicada por 100 (0,05 x 100 = 5) resulta ser de un 5%.
Respecto del Ejemplo 1,
es evidente que en este al descender PV
a 10 (de 100 a 10) repercute en la reducción de g´ a 0,05 (de 0,5 a 0.05). Sin embargo y a pesar de ello, el
capital D crece al 5%, por lo que,
al seguir creciendo el capital no puede hablarse de una situación de crisis
capitalista.
Ejemplo 3.
Establezcamos un nuevo
supuesto, en que el nuevo valor de D´
sea ahora de 150, manteniendo el dinero
inicial D con el mismo valor inicial, a o sea:
D´ = 150
D = 200
Efectuando los
correspondientes cálculos la nueva situación sería:
PV = 150 – 200 = - 50
g´ = - 50 / 200 = - o,25
x 100 = - 25%
Estos cálculos nos ponen
de manifiesto, al igual que los realizados en los ejemplos 1 y 2, que el
descenso de PV determina la
disminución de g´, pero en este caso
a diferencia de los ejemplos anteriores, el dinero inicial D invertido, disminuye, o sea, el capitalista pierde
parte del capital invertido, concretamente la cuarta parte del mismo (25%).
Con lo expuesto hasta
aquí, se puede concluir como resumen diciendo: que la crisis del capitalismo la
origina la disminución de la tasa de
ganancia g´ cuando se generaliza dentro del sistema capitalista. La salida
de la crisis o la superación de la misma desde el punto de vista del capital,
significa el intento de este último por lograr elevar la tasa de ganancia g´ hasta el nivel que necesitan los grandes
capitales para continuar creciendo en función de sus necesidades, que son cada
vez más elevadas, porque cada vez son más grandes las masas de capitales
invertidos. Este ha sido el mecanismo normal que ha puesto en marcha el
capitalismo para “resolver” sus crisis periódicas. Crisis que engendra y
desarrolla en sus entrañas el propio capitalismo, dada la naturaleza de su funcionamiento,
que por otra parte, no puede cambiar porque si lo hiciera dejaría de ser
capitalismo.
El incremento de la tasa de ganancia g´ no puede lograrse
de otro modo más que incrementando la productividad, es decir, haciendo que el
trabajador produzca más por menos dinero, cosa que se logra bajando relativa o
absolutamente el pago de salarios, lo que en definitiva se reduce a incrementar
la explotación del trabajo, dado que como ya se ha visto y demostrado, el
incremento del valor del dinero inicial D
a D´ se realiza al pasar la mercancía M por en el proceso de producción P, que precisamente lo pone en marcha y mantiene
funcionando en el tiempo el trabajador, que es el único que lo puede hacer
posible (Las máquinas no se pueden poner en marcha y ser mantenidas en
funcionamiento por sí solas).
Estas son las razones
que explican y justifica lo que también ya se ha dicho: que las crisis capitalistas
no se pueden resolver más que creando las condiciones para que la siguiente que
sea más aguda y extensa que la anterior. Es decir, son irresolubles dentro de
los parámetros capitalistas.
Hasta aquí se han
tratado cuestiones relativas a la crisis capitalista. Resta ahora demostrar la
ya anunciada inviabilidad material, objetiva e histórica del modo de producción
capitalista, a partir del momento en que alcanza el máximo nivel de desarrollo
al que históricamente puede llegar, en cuyo momento pasa de ser agente del
desarrollo histórico a freno del mismo, elemento fundamental de la regresión
histórica y social, que es la razón que motiva su extinción como modo de
producción dominante y justifica históricamente su sustitución por un nuevo
modo de producción más desarrollado y perfecto
como es el socialismo, basado en relaciones de colaboración entre las
personas, en contraposición a las relaciones de explotación de unas personas
por otras que es la base del modo de producción capitalista.
El momento en que el
capitalismo alcanza su máximo grado de desarrollo viene marcado por la crisis
de 2008, a partir de la cual se transforma en el principal elemento de la
regresión social, como puede ser comprobado empíricamente (en base a datos)
analizando las consecuencias objetivas que han tenido todas las políticas
establecidas por parte prácticamente de todos los gobiernos del mundo
capitalista, que no han servido más que para aumentar las diferencias sociales
y empeorar las condiciones de vida de cada vez más amplias capas sociales de
forma generalizada desde 2008 a esta parte.
En los ejemplos
numéricos que venimos siguiendo el valor que se atribuyó al dinero inicial D fue de 200, pero como
este dinero fue invertido en capital
fijo C y capital variable V,
según hemos visto ya, hay que convenir
ahora para continuar con el análisis de la fórmula [2], que parte del dinero
inicial D invertido corresponde
a uno y otro de estos dos tipos de capital. Convengamos que en capital fijo C se invirtió un valor de
180 y en capital variable V un valor
de 20, es decir:
C
= 180
V
= 20
Sabemos que la tasa de ganancia g´ se calcula con la
fórmula siguiente:
PV
/ D = g´ [4]
Separando en el dinero
inicial D los dos elementos que lo
componen tendremos que:
D = C + V, por lo que la
fórmula [4] la podemos escribir por
su equivalente que es:
PV / C + V = g´ [5]
Aplicando a esta fórmula
[5] los ejemplos numéricos que se han
venido siguiendo podemos comprobar, evidentemente, que con ambas fórmulas se
obtiene el mismo resultado:
[4] g´= PV / D = 100 / 200 = 0,5
[5] g´= PV / (C + V) = 100 / (180 + 20) = 100 /
200 = 0,5
El capital variable V (los salarios) está presente en todos los
términos de la fórmula [5], por lo que
relacionando V con todos ellos, esta última puede escribirse
así:
g´= (PV /V) / [(C / V) +
(V / V)] [6]
Simplificando la
expresión anterior se tiene que:
PV / V = p´ es la tasa de la plusvalía PV. [6.1]
C / V = 0´ es la composición orgánica de los capitales
invertidos. [6.2]
V / V = 1 es una constante. [6.3]
Con lo que la expresión [6] queda reducida a:
g´=
p´/ o´+ 1 [7]
La base objetiva que
determina dialécticamente (No de forma mecánica. Tampoco de forma idealista,
producto de la cabeza, idea, sin conexión alguna con la realidad. Y mucho menos
ideológica, visión particular de un hecho en función de los intereses o
creencias de quien mira) la inviabilidad material objetiva histórica del modo
de producción capitalista a partir de un determinado momento se encuentra en la
composición orgánica del capital o´ [7].
En la lucha a muerte que
establecen entre sí los diferentes capitalistas mediante la denominada
competencia por mantener, ampliar, conquistar nuevos mercados o para conseguir
nuevas fuentes de materias primas y otros recursos con objeto de conseguir
ventajas los unos sobre otros para vender sus respectivas mercancías M´, cuyas mercancías han de ser
producidas al menor costo posible, se ven necesariamente obligados a tener que
invertir enormes masas de capitales en capital
fijo C (que por lo general, ningún gran capitalistas realiza a título
personal y con dinero de su propio bolsillo, sino a través de determinados
organismos o instituciones que se financian con fondos públicos, pero que
apoderándose del control de dichos organismos e instituciones, los utilizan de
hecho como si ese dinero público fuera propiedad privada particular de ellos)
cada vez más elevadas a medida que se desarrollan las fuerzas productivas. En
suma, han de invertir necesariamente más en capital fijo C que en capital
variable V, al que paradójica y obligatoriamente tiene que sustituir.
Como puede verse en la
fórmula [6.2] la composición orgánica del capital o´ es
el resultado (cociente) de dividir el capital
fijo C invertido (dividendo) por el capital
variable V invertido (divisor):
C / V = o´ [6.2]
Por lo que siendo C el dividendo de la división y V el divisor de la misma, al aumentar
el primero como consecuencia de las inversiones que se realizan, manteniendo o
disminuyendo el valor de V, aumenta
el cociente o´. Y precisamente por
este aumento de la composición orgánica del capital o´, que aumenta en la medida que se incrementan las inversiones en capital fijo C, al figurar en el
divisor de la fórmula [7] es el que
determina llegado un determinado momento el decrecimiento de la tasa de ganancia g´ [5] hasta llegar a
un punto en se hace insuficiente para que el crecimiento de los capitales
invertidos crezcan proporcionalmente a sus necesidades, cuyas necesidades se elevan en la medida en que las grandes masas de
capitales invertidos se hacen cada vez mayores, con el agravante de que una
parte de estas grandes masas de capitales invertidos, que no deja de crecer se
invierte en sectores no productivos que, en sí mismos no son capaces de crear
una tasa de ganancia g´ como la que
venimos tratando derivadas de un proceso
productico P como el que figura en la fórmula [2]. No obstante, estas enormes masas de capitales invertidos fuera
del sistema productivo también tienen la necesidad, desde el punto de vista capitalista, de
seguir creciendo ilimitadamente, por lo que para lograr este crecimiento a fin
de que el proceso capitalista no se interrumpa han de acudir acudir a procesos
extraeconómicos y de otros tipos.
Para que el capital
pudiera estar creciendo ilimitadamente y pudiera constituir en modo de
producción eterno, insustituible, sería condición necesariamente obligatoria
que p´ también creciera
ilimitadamente.
Se ha visto que p´ es la tasa de la plusvalía PV, resultado de dividir la plusvalía PV por el capital variable V:
PV / V = p´ [6.1]
Pero para que p´ pudiera crecer indefinidamente sería
imprescindible que también creciera en esa misma medida el dinero D´, lo que exigiría a su vez que el mercado fuera ilimitado
y pudiera comprar una cantidad ilimitada de la mercancía M´, lo que también tendría que implicar necesariamente un
funcionamiento permanente e ininterrumpido del proceso
de producción P, porque el dinero D´
procede de la venta en el mercado de la mercancía
M´.
D´ - D = PV [3]
Sin mayores
disquisiciones filosóficas ni necesidad de recurrir a un sofisticado
razonamiento matemático o económico se llega pronto a la conclusión de que el
crecimiento infinito de la plusvalía PV
para que no se paralice el modo de producción capitalista y pueda funcionar
eternamente no es posible ni siquiera teóricamente sobre el papel, dado que PV depende de D´ y este a su vez de M
(materia prima, energía, etc.) que tiene sus propios límites.
D – M… P … M´ - D´
[2]
Poco hay que razonar
para ver que la mercancía M no es
infinita, por lo que es imposible
producir indefinidamente mercancía M´
para obtener de ella una cantidad infinita de dinero D´. Estas razones por sí solas podrían demostrar la imposibilidad
material de que el capitalismo se mantenga funcionando en el tiempo de manera
ilimitada, hasta el final de los tiempos.
¿En qué se basa la
afirmación de que el modo de producción capitalista que tenía la función
histórica de desarrollar las fuerzas productivas, y en consecuencia, el
desarrollo histórico, a partir de un momento determinado, cuando alcanza el
máximo nivel de desarrollo al que puede llegar (crisis de 2008), se convierte
primeramente en freno del desarrollo social y, a continuación en agente del
retroceso histórico? La respuesta se halla en las enormes masas de capitales
invertidos dentro y fuera del sistema productivo.
Cuando mayor es la masa
de los capitales invertidos mayor ha de
ser la tasa de plusvalía p´ [6.1]
que haga crecer la tasa de ganancia g´
[4] para conseguir no solamente que los capitales invertidos crezcan, sino
que además el crecimiento responda a las necesidades que tengan esos mismo
capitales en cada momento, que son cada vez mayores.
La tasa de plusvalía p´:
p´ = PV / V [6.1]
La tasa de plusvalía p´ solo se puede aumentar incrementando la
explotación del trabajador sustrayéndole una mayor parte de la plusvalía PV que crea en el proceso de producción P [2], Reducción
salarial que se realiza disminuyendo el
salario real directamente o, bien incrementando la productividad, haciendo que
el trabajador trabaje más sin que este incremento de trabajo vaya acompañado de
una subida salarial proporcional al incremento de valor que produce el
incremento de trabajo añadido (la productividad). Únicamente se puede ser más productivo cuando se produce más PV por menos dinero relativo.
PV = D´ - D [3]
Pero como ya vimos en la fórmula:
g´ = p´/ o´+ 1 [7]
El límite al crecimiento
de la tasa de plusvalía p´ que es la
que determina la tasa de ganancia g´
lo impone la composición orgánica del capital o´ al crecer en mayor proporción
las inversiones en capital fijo C
(determinante de o´) que las que se
hacen en capital variable V:
o´ = C / V [6.2]
El modo de producción capitalista se convierte
en freno del desarrollo histórico y social en el momento en que la tasa de la composición del capital orgánico o´ paraliza e impide
el crecimiento de la tasa de plusvalía
p´. Esto acontece cuando se realiza un nuevo incremento en la inversión de capital fijo C y se traduce en una
disminución de la tasa de ganancia g´.
Cuando se produce este
hecho el capitalismo pone en evidencia a través de este mismo hecho, su
incapacidad manifiesta para permanecer siendo elemento de progreso social y
pasa a transformarse en agente del regreso social, en perjuicio de toda la
sociedad, puesto que dadas las contradicciones irresolubles originadas en su
propio seno le impiden su funcionamiento, no es capaz ni de cumplir el objeto
que le dio razón de ser y lo justificó en la historia: el acrecentamiento de
los capitales invertidos, razón material y objetiva por la que ha de ser
erradicado y sustituido. Pero como se ha
reiterado ya, esta sustitución de un modo de producción por otro no se puede
producir de forma espontánea ni mecánica, y tampoco de un día para otro. Hay
que provocarlo racionalmente, dirigirlo y realizarlo en la práctica.
El Imperio Romano (27
a.C. – 476 d.C.) basado en el modo de producción esclavista existió durante
quinientos años, y su extinción se produjo en un largo periodo de la historia
que duró 3oo años, al cabo de los cuales fue sustituido por el modo de
producción feudal, un modo de producción
más desarrollado y perfecto respecto del modo de producción esclavista al que
sustituyó, lo que supuso entonces un avance histórico. Asentado el feudalismo
en la historia se convirtió en el modo de producción histórico dominante, hasta
que fue derrocado y sustituido por la burguesía, dando lugar al modo de
producción capitalista que perdura hasta la actualidad.
La sucesión en la
historia de unos modos de producción por otros obedece a leyes históricas, pero
estas leyes históricas no se aplican espontáneamente ni por si solas, hay que
aplicarlas, y esta aplicación la hacen las personas. El periodo histórico de 300
años que duró la caída del Imperio Romano estuvo plagado de numerosas luchas y
guerras de los más diversos tipos entre
las diferentes clases sociales.
El modo de producción
capitalista no representa excepción alguna en la historia, y como la esclavitud
y más tarde el feudalismo fueron barridos de la historia, igualmente ha de ser
barrido el capitalismo, para dar paso a otro modo de producción más
desarrollado y perfecto: el socialismo.
Pero la razón argüida
anteriormente acerca de que el modo de producción capitalista no obtenga la tasa de ganancia g´ suficiente para
hacer crecer los capitales, según las necesidades del mismo en cada momento a
través del proceso de producción P [2], no es suficiente por sí sola para
que se extinga automáticamente el capitalismo. Este puede cambiar de forma. Y,
efectivamente, así ha sucedido a lo largo de su historia, en la que sin variar
su naturaleza ha cambiado de forma en función del desarrollo histórico, pasando
de la forma inicial de capitalismo comercial en el siglo XV a la de capitalismo
financiero en el siglo XX, hasta adquirir la definitiva forma antes de su
efectiva extinción histórica como modo de producción dominante, con la
aparición de la crisis de 2008, a cuya forma definitiva antes de su extinción
se podría denominar la forma capitalista
de fascismo financiero, caso de aceptarse que la esencia del fascismo es la
unilateralidad y la simplicidad mental, porque es la unilateralidad y la
simplicidad mental la base en la que los diferentes gobiernos y organismos e instituciones controlados y
dominados en la práctica por los grandes grupos de capitales, establecen las
políticas nacionales e internacionales correspondientes, como la denominada
privatización de las empresas públicas más rentables e importantes en la economía
nacional; el trasvase de los fondos públicos de las pensiones a empresas
privadas; cesión de servicios públicos como la distribución del agua,
electricidad, comunicaciones, sanidad, enseñanza y otros, están dirigidos a
proveer a las grandes masas de capitales invertidos fuera del sistema
productivo, que por no producir ninguna mercancía
M´ no la pueden vender para obtener dinero
D´ mediante un proceso de producción P como el que representa la expresión [2], la tasa de ganancia g´ para hacerlos crecer, por lo tanto, los
capitales necesarios para que crezcan los capitales invertido fuera del sistema
productivo no lo pueden obtener más que mediante el esquilmo de los recursos
públicos, lo que directamente implica el empeoramiento paulatino y acelerado de
las condiciones de vida de cada vez más amplias capas sociales.
De la conjugación de lo
expuesto, junto a la coyuntura política y económica internacional, no solamente
surge la necesidad de sustituir el modo de producción capitalista por el nuevo
modo de producción socialista, sino además, la urgencia de hacerlo.
*
Manuel
Sogas Cotano. Miembro del Comité Central del Partido del Trabajo Unificado de
España (PTU). Mao, 5 octubre 2023.
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