Ha comenzado en La
Habana la Cumbre del Grupo de los 77 más China, núcleo solidario de los pueblos
que siguen viviendo bajo el peso de fantasmas agobiantes: racismo,
imperialismo, deuda externa y las lacras que ha dejado un proceso irracional de
descolonización.
El Sur está en La Habana
Rosa Miriam Elizalde
El Viejo Topo
16 septiembre 2023
Las altas expectativas
por la reunión del 15 y 16 de septiembre, a la que han asistido más de 100
países, la mayoría a nivel de presidentes y delegaciones de alto rango, se
conjugan con una situación de asedio por Estados Unidos y de las principales
potencias occidentales, como nunca había sucedido en la historia de este bloque
multilateral. También, en un momento de crisis económica en la Cuba duramente
bloqueada, por lo que el ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez, en
conferencia de prensa, aseguró que ésta es una cumbre austera.
Las naciones
que integran el G-77 más China cubren la tercera parte de la superficie del
planeta y tienen una población combinada de 6 mil 400 millones de personas, más
de 80 por ciento mundial. Existe desde 1964 como iniciativa del Movimiento No
Alineado y es la más amplia y diversa agrupación del sistema de Naciones
Unidas.
A pesar de las
promesas, los discursos y los planes de la ONU en más de medio siglo, el modo
de vida de los desarrollados jamás llegó para los subdesarrollados, porque las
cadenas de subordinación entre unos y otros son excesivamente determinantes en
una economía interdependiente y egoísta. Para empeorar las cosas, con el paso
de los años ha ido apareciendo en todos los confines del planeta una suerte de
desarrollo desigual, con franjas infinitas de sur en el norte y muy poquitos
nortes en el sur.
Hay datos
desalentadores por todos lados que refuerzan aquella idea de Carlos Monsiváis
sobre el subdesarrollo, esbozada en su libro Días de guardar,
donde el eterno retorno es la precaria y atroz sensación continua que nos
informa de que esto ya lo vivimos, de que esto ya lo intentamos, de que esto ya
fracasó. Sin ir más lejos, en la mitad del plazo fijado para el cumplimiento de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas,
hay consenso de que ninguna de las metas se alcanzará en 2030. En ese año
seguirán viviendo en la pobreza extrema 575 millones de personas (7 por ciento
de la población mundial), 300 millones de niños y jóvenes no sabrán leer ni
escribir y más de 3 mil millones de personas estarán afectadas por la
degradación del planeta.
Según el
canciller cubano, aun así hay esperanzas. La cumbre de La Habana seguirá
apostando por un nuevo orden económico internacional como reclamo histórico del
grupo, pero con realismo y propuestas concretas, como dinamizar el papel de la
ciencia, la tecnología y la innovación en función del desarrollo, partiendo del
potencial de los 134 miembros.
Retos actuales
del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación es el
tema central del encuentro, que valorará la propuesta de Cuba de reactivar el
Consorcio de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Sur (Costis), presentado
en la primera Cumbre Sur de La Habana, en 2000. De adoptarse la decisión,
permitirá promover proyectos de investigación conjuntos y reducir la
dependencia de los mercados occidentales, en un momento en que la isla ha
anunciado que trabaja en más de un centenar de ensayos científicos relacionados
con la lucha contra el cáncer, el covid y otras enfermedades que asolan a la
humanidad.
La cumbre se
produce en un contexto de ampliación de las economías emergentes, marcado por
el hito de la expansión del BRICS que superan al club de los siete países más
ricos del mundo en términos de producto interno bruto. Poseen, además, las
grandes reservas de recursos naturales y son el eje emergente en el desarrollo
científico y tecnológico, incluida la inteligencia artificial. O el Sur lidera
campos estratégicos en tecnología y ciencia para mejorar la vida cotidiana de
sus ciudadanos y desterrar la pobreza, o será el perpetuo subalterno de otros
países, sin más solución que el abismo.
Obviamente, la
pregunta que viene a continuación la hizo el corresponsal de la agencia Efe al
ministro Rodríguez este miércoles: ¿cuál es el riesgo de que la declaración
final de esta cumbre se quede en retórica común, porque el grupo no tiene
mecanismos establecidos para la acción? Este es un mundo poco democrático,
pero espero que haya un mínimo de consideración en los estados ricos e
industrializados, que debieran reconocer que lo que ocurra con las naciones del
sur es motivo de supervivencia para las del norte. Navegamos en el mismo barco
en aguas procelosas. O nos salvamos todos como especie o no se salvarán
siquiera los multimillonarios, respondió el canciller.
Fuente: La Jornada.
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