La carrera por reconstruir
Ucrania
| 21/06/2023
Fuentes: Rebelión
En la guerra no hay ganadores, falso, en la guerra hay claros ganadores.
La recuperación
de la posguerra en Ucrania puede ser el mayor esfuerzo de reconstrucción en la
historia moderna, de hecho, se lo denomina “la mayor reconstrucción mundial”.
Estados Unidos y Europa han comenzado a planificarla y si bien durante los
últimos 75 años Estados Unidos se ha involucrado en múltiples esfuerzos de
reconstrucción, el Plan Marshall se podría poner como el ejemplo más notable de
estos esfuerzos o negocios. Extraer lecciones de estos impulsos será importante
para planificar la reforma y reconstrucción. Pero en lo inmediato, se ha optado
por eliminar quirúrgicamente de los medios occidentales las reconstrucciones
realizadas en Irak y Afganistán, por considerar que estos modelos no son un
ejemplo correcto.
Dentro del
relato que se está preparando, la seguridad es esencial, sin ella, como
veremos, la reconstrucción fracasará. La seguridad duradera brinda a las
empresas e inversores la confianza para asumir riesgos y hacer compromisos a
largo plazo. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
proporcionó seguridad para la reconstrucción europea después de la Segunda
Guerra Mundial y la Guerra Fría y desplegó más de 100.000 pacificadores en
Bosnia, Kosovo, Croacia y Macedonia después de la destrucción y desintegración
de Yugoslavia. La seguridad para la Ucrania de la posguerra será igualmente
esencial.
En realidad, la
seguridad, la certidumbre o la confianza es una simple fachada del relato, la
verdadera pregunta es ¿quién controla el dinero? ¿Quién paga qué?, ¿Quién
determina cuales son las prioridades?, y en base a estas preguntas, ¿cuáles son
las empresas que se encuentran preparadas cubrir la necesidades de estas
preferencias estratégicas? ¿Quién las determina? Cientos de miles de hogares,
escuelas, hospitales y fábricas, instalaciones energéticas críticas y
kilómetros de carreteras, vías férreas y puertos marítimos han sido destruidos,
por lo que decretamos abierta la carrera por la apropiación de los
fondos.
Las primeras
estimaciones de los costos de reconstrucción de la infraestructura física
oscilan entre U$S 411 mil millones, según
Evaluación Rápida de Daños y Necesidades de Ucrania del Banco
Mundial (RNDA2, en inglés), hasta 1 billón según las estimaciones ucranianas,
por lo que el pozo en disputa es verdaderamente seductor. El primer punto, la
carrera por la apropiación de los fondos, ya se echó a andar, por eso la
organización de la reconstrucción debe decidirse de antemano, saber quién
recibe las cartas o quienes están dentro del presupuesto. Hay algunos
principios simples: Ucrania debe establecer prioridades, Estados Unidos
debe encabezar la seguridad y la UE debe conducir la recuperación
económica. Es decir, Ucrania privatizar y delegar, Estados Unidos dirigir,
programar y asignar, y Europa comprar.
Aun así, hay
una serie de detalles que deberían quedar claro para los inversores
participantes, cualquiera sea su intervención en el desmantelamiento ucraniano.
El primer punto que debería explicar, es cuál será la configuración y
conformación de Ucrania. Ya hemos hablado bastante del tema, como en nuestro
texto Guerra y robo,
pero los cinco escenarios más estudiados son: el escenario de
Karabaj: punto muerto; el de Cachemira: el regreso
al statu quo anterior; el de Crimea: conquista
rusa; el de Croacia; reconquista de Ucrania, o el
Kosovo: compromiso. Todos estos escenarios se pueden ver en el Instituto
francés Montaigne.
De estos
escenarios creemos que el más factible, o al menos el que los americanos deberían
de vender a los inversores, de hecho, ya lo están haciendo, según “Una guerra
imposible de ganar”, de Foreing Affairs, es el escenario de Kosovo,
algo así como un Minsk 3. Donbass y Crimea seguiría en manos rusas y se pone en
discusión Odesa. El reconocimiento de la soberanía rusa sobre el territorio se
da con la garantia de
seguridad otorgado a Ucrania dentro de sus nuevas fronteras,
ese es el precio de la bendición, la no modificación de fronteras por la
fuerza; si Rusia, o cualquier país ataca a Ucrania, el garante es EE.UU.
Según Estados
Unidos, la reconstrucción de Ucrania necesitará un inspector general fuerte y
confiable para salvaguardar la integridad de la asistencia derivado del garante
de la paz, especialmente dado el historial de corrupción de Kiev desde que
obtuvo la independencia en 1991. Los donantes internacionales deben, en
paralelo, instituir un monitoreo efectivo y estar listos para detener la
financiación si surge corrupción, por lo sería aconsejable que un enviado
estadounidense o un fondo de inversión que dirija el transito del flujo de
fondo fuera del estado ucraniano.
Aquí se da una
peculiaridad interesante. Como la seguridad la pondrá EE.UU., ellos definirán
quién administre los fondos; por lo que se sabe, Zelensky selló un acuerdo a
fines del año pasado con Laurence D. Fink, CEO de BlackRock, para “coordinar
los esfuerzos de inversión para reconstruir la nación devastada por la guerra”,
que se llevará a cabo de forma gratuita. Si se quiere participar, no en la
crema del negocio, cada país deberá ofrecerá garantías estatales a las empresas
que realicen trabajos futuros en Ucrania. Bruno Le Maire, el ministro de
Finanzas de Francia, dijo que se habían adjudicado contratos por un valor total
de US$107 millones a tres empresas francesas para proyectos en Ucrania: Matière
construirá 30 puentes flotantes, y Mas Seeds y Lidea proporcionarán semillas a
los agricultores.
Como se ve, el
juego es simple, los participantes los determina el crupier, que es EE.UU., al
ser el responsable de la seguridad, por descarte es el conductor y el ordenador
de prioridades, establecer empresas y asignar fondos. La mayoría de las tierras
ucranianas ya están en manos extranjeras (ver Guerra y robo)
y lo producido en ellas irá a parar a Europa, como quedó claro en la
Conferencia de Recuperación de Ucrania, de julio de 2022, en Lugano, Suiza. El
informe estratégico fue elaborado por la empresa Economist Impact, una firma de consultoría
corporativa que forma parte de The Economist Group (un 50% es propiedad
de The Financial
Times, la mayor parte de las acciones restantes están en manos
de accionistas individuales, como los Rothschild, Schroder, Agnelli).
Este tercer
documento, de los tres presentados en la reunión, es el más profundo.
Titulado “Ukraine
Reform Tracker: Economic Reforms», fue financiado por el gobierno
suizo. Dentro de un rosario de políticas ortodoxas, se pidió una mayor
«liberalización de la agricultura» para atraer inversiones extranjeras y
fomentar el espíritu empresarial. Continuar con la privatización de empresas
estatales grandes, lo que “permitirá que más empresarios ingresen al mercado y
prosperen allí en el contexto de la posguerra”, y a medida que avanza el
enfrentamiento, el gobierno está vendiendo activos estatales en una gran ola
de privatizaciones. Es decir, granos, gas y petróleo tendrán destino europeo.
Las
corporaciones estadounidenses de combustibles fósiles, como ExxonMobil, Chevron
y Halliburton, están participando en discusiones para hacerse cargo de la
industria del petróleo y gas de la nación de Europa del Este. Esto ocurre poco
después de que el líder de Ucrania, Volodymyr Zelensky, respaldado por
Occidente, enviara un mensaje de
video amigable a un grupo de cabildeo corporativo de EE.UU.,
agradeciendo a compañías como BlackRock, JP Morgan, Goldman Sachs y Starlink, y
prometiendo «grandes negocios».
El Financial
Times informó que Olesik Chernyshov, el CEO de la empresa estatal
ucraniana Naftogaz, se reunió con representantes
de ExxonMobil y Halliburton, luego de una reunión similar con
Chevron en enero. Las negociaciones con los grandes actores de los combustibles
fósiles de EE.UU. son parte de un impulso estratégico para aumentar la
producción de gas natural que, según los funcionarios ucranianos, podría ayudar
a reemplazar el suministro ruso a Europa en los próximos años.
Halliburton es
notorio por su participación en esquemas de corrupción, que implican grandes
contratos gubernamentales. En 2017, la Comisión de Bolsa y Valores de
EE.UU. le impuso una
multa de 29,2 millones de dólares por violar la Ley de Prácticas Corruptas en
el Extranjero con contratos de servicios petroleros altamente rentables en
Angola. El economista Yanis
Varoufakis, quien anteriormente se desempeñó como ministro de
Finanzas de Grecia, tuiteó: “Y ahí lo tienen. EXXON, HALLIBURTON &
CHEVRON, después de Irak, ahora se están apoderando de los campos de petróleo y
gas de Ucrania. Planificación para introducir fracking a gran escala: una
amenaza clara y presente para envenenar la agricultura de la UE.”
Halliburton era
un nombre familiar en los Estados Unidos en la década de 2000, y era
prácticamente sinónimo de corrupción. El vicepresidente Dick Cheney, que sirvió
bajo el expresidente George W. Bush, había trabajado durante años como presidente y
director ejecutivo de Halliburton. Cheney, un neoconservador de
línea dura, fue un arquitecto clave de la invasión ilegal de EE.UU. a Irak en
2003. Ese mismo año, Halliburton recibió un «trato ‘dulce’
en Irak«. Una década más tarde, el International Business Times informó
que la subsidiaria de Halliburton, KBR, había
recibido más contratos relacionados con Irak que cualquier otra
empresa privada en los 10 años de la guerra.
A la
compañía Kellogg, Brown & Root, se le otorgaron U$S39.5
mil millones en contratos relacionados con Irak, y muchos de los acuerdos se
otorgaron sin ninguna licitación, como una renovación de contrato
de U$S568 millones en 2010 para proporcionar vivienda, comidas, agua y
servicios de baño a los soldados, un trato que condujo a una demanda del
Departamento de Justicia por supuestos sobornos.
El CEO de
Naftogaz, durante su viaje a Washington, se reunió con altos funcionarios del
gobierno, como el ex embajador de EE.UU. en Ucrania, Geoffrey Pyatt. El
representó a Washington en Kiev durante un violento golpe respaldado por
Estados Unidos en 2014, que derrocó al gobierno democráticamente elegido. Una
notoria llamada
telefónica filtrada de la alta funcionaria del Departamento de
Estado, Victoria Nuland, mostró a los funcionarios estadounidenses decidiendo
quién dirigiría el gobierno ucraniano después del golpe. Quien conversaba
con Nuland en la llamada no era otro que Pyatt. Hoy, Pyatt se desempeña
como subsecretario
de Estado de EE.UU. para recursos energéticos y también
coordina la cooperación entre el G7 y Ucrania.
Lo más extraño
del viaje, y donde se cierra el círculo, es cuando el director ejecutivo de
Naftogaz se reunió con representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI),
la institución financiera dominada por Estados Unidos, que es famosa por
imponer políticas económicas neoliberales a las naciones endeudadas. En marzo,
el FMI tomó la decisión sin precedentes de aprobar un préstamo de U$S 15,600
millones para Ucrania. El FMI nunca antes había brindado financiamiento a un
país que está en guerra. “La cooperación con el FMI es crucial para la
estabilidad de nuestro país en tiempos de guerra. El hecho de que tengamos
un programa es una señal para el mundo civilizado de que el
país se está moviendo en la dirección correcta. Ucrania ha hecho su
elección de civilización. Naftogaz ha cumplido su parte de las
condiciones para que nuestro país reciba el programa del FMI. Esto
demuestra que somos un socio fiable. Naftogaz no defraudará al país”.
La declaración
de Naftogaz no aclaró cuáles eran estas “condiciones”, pero un comunicado de
prensa del FMI de febrero dejó en claro que incluye reformas
neoliberales, de las cuales ya hablamos. El FMI informó que sus discusiones con
las autoridades ucranianas “cubrieron el marco macroeconómico de mediano
plazo, la política fiscal, la combinación de financiamiento, las políticas del
sector financiero y la gobernanza”.
Reconstruir
Irak durante la presidencia de George W. Bush era un negocio para muy pocos. En
ese entonces los expertos elevan hasta 600 mil millones de dólares el negocio
de revitalizar Irak tras la guerra. La reconstrucción de ese país del Golfo
favorece a las empresas fundamentalmente estadounidenses. El reparto, que
deciden desde Washington el Pentágono y la Agencia Internacional para el
Desarrollo, ha estado empañado desde el principio por una nube de favoritismo
hacia Halliburton, la corporación que dirigía el vicepresidente del gobierno de
EE.UU., Dick Cheney, antes de llegar al poder, que obtuvo las obras de
infraestructura petrolera para su subsidiaria Kellogg Brown & Root (KBR)
sin pasar por una licitación.
La película es
la misma, quizás existan algunos problemas adicionales. La Unión Europea
tendrá que devolver a Rusia las reservas congeladas cuando acabe el conflicto
en Ucrania, según el diario alemán Die Welt, que cita un documento de la Comisión Europea que
contiene esta conclusión «aleccionadora». El Secretario de Estado
para Asuntos Exteriores del Reino Unido, James Cleverly, reconoció que hay
obstáculos que dificultan la posibilidad de confiscar los activos rusos. «El
hecho es que antes hubo conflictos en todo el mundo y hubo perpetradores,
pero nunca se ha registrado una incautación de activos”. Esto es
sólo un pequeño contratiempo, en cuanto a lo demás, marcha según lo planeado.
Blog del
autor: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante
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