Francia en llamas: el 30% de
las gasolineras ya no tienen combustible. El gobierno utiliza medidas de guerra
para acabar con la huelga
Las colas en las
gasolineras se multiplican y en diferentes lugares ya se aplican
racionamientos. Pese a ello y a las amenazas del gobierno, la huelga sigue
adelante con bastante apoyo entre los franceses.
INSURGENTE.ORG
/ 13 octubre
2022
La huelga de los
trabajadores de las refinerías y depósitos de combustible está poniendo en
jaque a Francia. A la huelga, que ya dura varios días, hay que sumar las
numerosas protestas que se están viviendo, así como los bloqueos de las
refinerías y depósitos que están haciendo los huelguistas. Los trabajadores
exigen un aumento de los salarios y mejores condiciones laborales, denunciando
los grandes beneficios de las empresas energéticas.
Un
tercio de las estaciones de servicio del país están ya sin combustible, y en
zonas clave como el área metropolitana de París los niveles de escasez alcanzan
el 45%. Algunos departamentos han introducido el racionamiento y limitan la
cantidad de gasolina a 30 litros por vehículo. El desabastecimiento y en miedo
a la escasez han multiplicado las colas en las estaciones de servicio, que son
la tónica de estos días. Sin embargo, pese al caos, las encuestas
sostienen que hay un apoyo generalizado a los trabajadores, porque sus
reclamaciones coinciden con las de muchos otros franceses: una subida de
salarios con la que hacer frente a la inflación.
La situación se ha
agravado en las últimas horas, y no parece que vaya a mejorar en el corto
plazo, como afirma hasta el mismo presidente Macron. La presión es tan grande
que el mismo gobierno y su ministro de economía ya han pedido en público a las
petroleras (las afectadas son grandes multinacionales como Total o ExxonMobile)
que accedan a las demandas de los trabajadores.
Requisición
de trabajadores, arma del gobierno contra la huelga
El
pasado martes por la tarde, la primera ministra francesa Elisabeth Borne
anunció la requisición de trabajadores petroquímicos, es decir servicios
mínimos obligatorios para trabajadores de diversos lugares estratégicos.
Esta herramienta legal, creada en 1938 en el marco de la puesta en
marcha de una economía de guerra, es fundamentalmente un arma
del Estado para romper huelgas cuando estas amenazan fuertemente los
intereses de la patronal.
Desde ayer miércoles
por la mañana, trabajadores como los del depósito de Port-Jérôme Gravenchon en
Normandía, perteneciente a Exxon Mobile, están siendo obligados a trabajar bajo
la amenaza de penas judiciales.
Pero pese a las amenazas del gobierno, los
trabajadores han decidido continuar con una huelga que ha ido ganando apoyo con
el paso de los días. Los sindicatos que más protagonismo están teniendo en la
huelga y las protestas, CGT y FO, han advertido que los intentos de pararles por
la fuerza sólo escalarán la situación. «Puedo garantizarles que será una
guerra. Si Macron quiere que esto se extienda a otras partes de la economía,
que lo haga», indicó en declaraciones un portavoz de la CGT. Los sindicatos
están llamando a la acción en otras empresas y sectores económicos para
«amplificar la lucha».
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