Rusia ya ganó la segunda guerra fría
Rebelion
| 09/09/2022 |
Fuentes: Rebelión
Es una coincidencia que Mijaíl Gorbachov, el mandatario ruso que perdió la
primera guerra fría, haya muerto en estos días en que hay claros indicio de que
en la segunda guerra fría la única política inteligente para la economía de
Europa es integrarse con Rusia y abandonar su vasallaje de Estados Unidos, es
cuestión de afrontar una realidad geográfica.
La siderúrgica
alemana ArcelorMittal, una de las mayores plantas de producción de acero de
Europa, anunció hace unos días que cerró sus operaciones debido a los altos
precios de la energía, que se elevan por la escasez artificial que causan las
sanciones de Bruselas contra Rusia.
Ese anuncio fue
seguido por el anuncio de cierre también de fundiciones de aluminio,
fundiciones de cobre y plantas de producción de amoníaco en las últimas
semanas. Ese conjunto de cierres demuestra la desesperación de esta hora.
Es inevitable
que las economías más grandes de Europa se independicen de los dictados de
Bruselas, donde la Comisión Europea sólo repite los dictados de Washington.
También puede ser que los alemanes y franceses estén regidos directamente por
Washington, moviéndose como títeres de la oligarquía internacional. Títeres
entre quienes los europeos creen elegir gobernantes. Los países europeos deben
negociar acuerdos individuales con Rusia, permitir la rendición de Zelensky y
acabar con el mito de que si dan armas su Gobierno puede impedir la operación
militar de Rusia. La rendición de Zelensky es la única solución realista de esa
crisis que si continúa hará que los países europeos pierdan su rango de países
más desarrollados en lo económico y social.
La Comisión
Europea y la OTAN solo sirven para subyugar a Europa a Estados Unidos en un
cómodo modo colectivo.
Se debe
recordar que la suspensión de la compra de gas y petróleo fue una de las
sanciones para castigar a Rusia por liberar a Ucrania de las secuelas del golpe
de Estado orquestado por la OTAN en 2014.
Las sanciones
son una iniciativa que parte de Washington y Bruselas repite. Por ello las
desastrosas consecuencias para Europa de esas sanciones no son culpa de Rusia,
como recordó hace dos días en Ankara el Presidente turco Erdogan.
La escasez de
energía en Europa y el alza de precios es culpa de las sanciones contra Rusia
impuestas por la Comisión Europea. En Europa comienzan a despertar del delirio
desinformado en que la tiene sumida la censura de toda información que no venga
de los medios atlantistas.
El día 5 de
septiembre hubo 70.000 personas en la Plaza San Wenceslao de Praga que se
manifestaron contra la sumisión del Gobierno checo a la UE y a la OTAN.
Eso es solo el
principio estando aún a fines del verano. ¿Es que algún político loco cree que
los ciudadanos europeos están dispuestos a vivir en la miseria para sostener el
gobierno de Volodimir Zelensky y a sus amigos atlantistas? Eso es improbable,
la furia europea será evidente cuando llegue el invierno depurador. Ahora es
Praga, le seguirán Berlín, Londres, Paris y hasta Madrid.
Es imposible
mantener el rumbo de la actual política exterior europea dictada por Washington
desde Bruselas.
Habrá que
negociar con Rusia a pesar de Washington y sus títeres europeos. Washington
también tendrá que claudicar porque las manifestaciones europeas pronto se
contagiarán a Estados Unidos.
Abraham Lincoln
ya advirtió: “You can foolsome of thepeopleall of the time, and all of
thepeopleforsomethe time, butyou can notfoolall of thepeopleall of the time”
(Alguna gente puede ser engañada todo el tiempo y se puede engañar a todos por
un tiempo, pero es imposible engañar a todos todo el tiempo).
Estonia es el
país europeo más realista y acaba de pedir a la Comisión Europea ser exceptuada
de aplicar esas sanciones a Rusia y quiere continuar sus relaciones comerciales
con Rusia. Pronto el furor popular despertará a otros gobiernos europeos del
delirio atlantista de omnipotencia.
En Estados
Unidos, California ya anunció apagones continuos a partir de la noche del 6 de
septiembre. Las fallas de infraestructura se están acumulando en todo Estados
Unidos día a día. Mientras,Washington gasta el dinero de los contribuyentes en
compra de armamento. No hay una amenaza militar externa que justifique esa
opción presupuestaria. El presupuesto militar de Estados Unidos es el mayor del
mundo y supera muchas veces el presupuesto militar combinado de Rusia, China e
India.
Estados Unidos
solo busca intimidar al resto del mundo desde sus 800 bases militares
repartidas por los cinco continentes para aprovechar su supremacía aérea.
El problema de
los halcones de Washington es que la industria misilística ha remplazado en
proyección de poder destructivo a los portaviones y con menor costo.
En el Pentágono
se sabe que deben renunciar a una guerra caliente contra Rusia y antes de
retirarse de Europa prefieren dejar a los protagonistas del nuevo orden mundial
multilateral una Europa en la miseria.
Hace unas horas
Rusia anunció una prohibición total de las exportaciones de gas natural a
Europa hasta que cesen las sanciones económicas de Occidente (OTAN) y que sus
exportaciones se le paguen en rublos.
Es probable que
el próximo año Europa se parezca a la Alemania de Weimar, cuyo desorden
socioeconómico fue obra de sanciones y reparaciones por una guerra que acabó
con los años de paz y prosperidad europea que garantizó la alianza de Rusia con
Alemania y Austria interrumpida por la subversión anglosajona en los Balcanes.
Francia y Alemania tienen responsabilidad en la agresión genocida de Zelensky
contra los habitantes del Donbás al no cumplir con su garantía de los Acuerdos
de Minsk. Ese incumplimiento impuso a Rusia una operación militar para evitar
el exterminio de los civiles del Donbás. Un caso contemplado en las normas de
las Naciones Unidas. Esa operación pudo evitarse si se hubieran aplicado los
acuerdos de Minsk firmados por el Gobierno de Kiev y los representantes del
Donbás y de los cuales Alemania y Francia eran garantes. Pero en Washington
querían un pretexto para debilitar la floreciente economía rusa con sanciones.
La tensión
entre la OTAN y Rusia viene del golpe de Estado perpetrado por la OTAN contra
el Gobierno legítimo de Ucrania en la plaza Maidan de Kiev en el año 2014. Las
consecuencias de esa agresión recuerdan el proverbio español que
dice: Quien siembra vientos cosecha tempestades.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante
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