martes, 16 de agosto de 2022

Fallece Carlota Leret O’Neill

 

Ha fallecido Carlota Leret O'Neill, hija de Virgilio Leret, comandante del ejército republicano y primer oficial fusilado en acto de guerra el 17 de julio de 1936, y de Carlota O'Neill, escritora y periodista. Tuvo una vida de lucha por la recuperación de la Memoria Histórica.


Fallece Carlota Leret O’Neill

 

Antonio Cruz González

El Viejo Topo

16 agosto, 2022

 

Carlota nos ha dejado. Hija de Virgilio Leret, comandante del ejército republicano y primer oficial fusilado en acto de guerra el 17 de julio de 1936, así como inventor del mototurbocompresor a reacción para aviones, y de Carlota O’Neill, escritora y periodista. Tuvo una vida de lucha antifascista, intentando encontrar el cuerpo desaparecido de su padre y acompañando a su madre en el exilio en México y Venezuela.

Fruto de su lucha por la recuperación de la Memoria Histórica, se logró el traspaso de datos y fotos de su padre, Virgilio, con el que pudimos realizar su biografía: Virgilio Leret Ruiz. Una vida al servicio de la República, publicada por El Viejo Topo.

Su vida se truncó en las vacaciones del 1936, cuando su padre y su madre fueron a Melilla, a la Base de Hidroaviones “El Atalayón”, acompañados de sus dos hijas: Carlota y su hermana María Gabriela (“Mariela”). Aquel fatídico día (el 17 a las 17), las fuerzas regulares sublevadas del ejército fascista del General Franco atacaron la Base, y su padre −entonces capitán− fue capturado, y sus propios soldados se vieron obligados a fusilarle junto con dos suboficiales. Sin juicio ni procedimiento jurídico alguno, simplemente por defenderse del ejército sublevado.

Luego fue arrojado a una fosa que no se ha podido encontrar, pese a los esfuerzos de Carlota.

La madre −Carlota O’Neill− fue detenida y, siendo acusada por sus escritos antifascistas, estuvo presa durante dos años.

Las dos niñas permanecieron con algunos parientes de los soldados a las órdenes de Virgilio hasta que las recogieron sus tías, presionadas por el abuelo de Virgilio, quien también era militar aunque proclive a las fuerzas franquistas. Las internaron en un colegio-hospicio de Aranjuez, y allí las visitó por primera vez su madre cuando le dieron la libertad provisional.

Después, sin contar con la autorización de su madre, las trasladaron a Barcelona. Desde allí, aprovechando una visita de su madre, consiguieron huir y embarcarse rumbo a México, pese a no disponer de visados. El capitán de aquel barco mercante, Gorostiza,, un buen hombre, las autorizó a pasar, no sin advertirles que no podrían desembarcar, y tendrían que volver a España, si no llegaban los visados.

Afortunadamente, un amigo les estaba esperando en el puerto con los visados en la mano. Y allí comenzó el exilio de las dos Carlotas, madre e hija, y de Mariela, su hermana.

Todo esto está detalladamente expuesto en el libro antedicho. Si no me lo hubiera contado Carlota, una verdadera amiga, no lo podría haber referido.

Carlota volvió muchas veces a Madrid desde su residencia en Venezuela y participó en varios actos, siempre con el propósito de reivindicar a sus padres como personas dignas de toda consideración.

Carlota O’Neill fue la escritora del libro Una mujer en la guerra de España, donde narra también los hechos acaecidos.

Participamos juntos en varias presentaciones del libro de su padre, en Pamplona (donde había nacido Leret) y en Madrid.

Según su hija Laura y su prima Lucía Falcón, en los últimos años Carlota se encontraba delicada de salud. A consecuencia de una caída, parece que su situación empeoró y, finalmente, falleció.

Descansa en paz, Carlota, y que sirvas de ejemplo, como hija, como amiga y como luchadora por la justicia y la reparación.

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