¿Qué rumbo tomará el Concepto Estratégico, término que sirve de guía
para las acciones de la OTAN en los próximos años? En el actual contexto de
guerra en Ucrania, insistirá en reforzar el vínculo entre Europa y Estados
Unidos.
Aproximación al nuevo concepto
estratégico OTAN 2022
El Viejo Topo
30 junio, 2022
Lo que llamamos Concepto Estratégico, que no estrategia, marca unas directrices políticas generales, a partir de un análisis de la situación geopolítica del momento que debe servir para guiar las inversiones en desarrollar y adquirir capacidades militares y llevar a cabo transformaciones en los próximos diez años en la propia organización, así como en los países miembros. Por tanto, el Concepto Estratégico, debe dar directrices políticas claras que articulen respuestas. Por ejemplo, en 2014 Rusia se anexionó Crimea, cuatro años después de haber aprobado el último Concepto Estratégico y este no tenía una respuesta prevista para esta situación.
El Concepto
Estratégico de 2010 definía las tres misiones principales de la Alianza: la
defensa colectiva, la gestión de crisis y la seguridad compartida. El nuevo
Concepto Estratégico puede que enfatice un nuevo aspecto, la resiliencia. Para
realizar un análisis eminentemente descriptivo del nuevo concepto estratégico
de la OTAN se han utilizado documentos de los principales think tanks de
Defensa, Real Instituto Elcano,
el Instituto Español de Estudios
Estratégicos y un grupo de think tanks en
la Transatlantic Leadership Network.
Geopolítica
La reflexión
que lleven a cabo los miembros para definir el nuevo Concepto Estratégico
deberá partir de un análisis, en términos geopolíticos y militares, de lo
acontecido en los últimos años: la Guerra de Siria, la salida de Afganistán, la
invasión/ anexión de Crimea por parte de Rusia, la guerra de Ucrania, las
divergencias políticas habidas entre Estados Unidos y Europa sobre el papel de
la OTAN, el Brexit y la aparición de nuevas tecnologías disruptivas, en
especial la Inteligencia Artificial.
Seguramente, el
nuevo Concepto Estratégico, en el actual contexto de guerra en Ucrania,
insistirá en reforzar el vínculo entre Europa y Estados Unidos, nada de cerrar
la OTAN o de independencia estratégica de Europa respecto de Estados Unidos.
Aunque este vínculo aceptará un cierto grado de autonomía estratégica de
Europa, para llevar a cabo acciones militares propias, y también veremos hasta
qué punto Europa tendrá autonomía tecnológica e industrial militar dentro de la
Alianza, y lo compatibilizará con los intereses norteamericanos en el Pacífico.
Cabe esperar que la autonomía europea respecto de la OTAN, si llega a existir,
no será de calado.
Actualizará el
concepto de disuasión a la nueva coyuntura, especialmente reforzará la
disuasión con Rusia. Cabe suponer que el concepto de disuasión que planteará
será más duro, más enérgico y anticipatorio, no será reactivo, será de
respuesta y seguramente contemplará respuestas militares en todos los ámbitos,
tierra, mar, aire, ciberespacio y espacio y en formas convencionales y no
convencionales (la llamada guerra híbrida). Este aspecto quedará condicionado a
que todos los miembros de la Alianza estén de acuerdo con los planteamientos
militares.
Definirá nuevas
amenazas y quiénes son los adversarios y abordará el papel que debe tener la
OTAN en la competición por la hegemonía entre China y Estados Unidos. Este
punto será decisivo, la disyuntiva será si los europeos acompañan a Estados
Unidos en su pulso con China o mantienen una estrategia propia y diferenciada;
según sea la respuesta estratégica hacia China, la OTAN saldrá reforzada o
deteriorada.
Venimos de 30
años con hegemonía mundial de Estados Unidos y de occidente en general, el
nuevo escenario presentará a Rusia como un adversario, no sé si a China se
atreverán a clasificarla como adversario o la clasificaran como “reto
sistémico” o “desafío sistémico”. Es decir, Rusia será considerada amenaza
militar para la Alianza, pero posiblemente a China no se atrevan a considerarla
o a definirla como amenaza militar, sino simplemente como un competidor.
China hace
tiempo que plantea que EEUU es una potencia en “decadencia” que quiere impedir
el ascenso de China en el escenario global para no perder su posición de
primera potencia mundial, y que ellos representan la “emergencia”, lo que
significa que la democracia está en decadencia y las autocracias son
emergentes. China y Rusia son dos potencias con regímenes políticos
autocráticos, ello lleva a considerar que el nuevo Concepto Estratégico
abordará un relato de exaltación de los valores liberales occidentales frente a
los asiáticos que representa China y, por tanto, el valor de la OTAN como
garantía de los valores occidentales de democracia, libertad y Derechos
Humanos.
Actualización tecnológica
Estamos en lo
que se llama una era de tecnologías disruptivas, es decir, tecnologías que
convierten en obsoletas las tecnologías existentes. La cultura estratégica
norteamericana se basa en conseguir una superioridad tecnológica frente a sus
adversarios; su superioridad desde mediados del siglo XX se ha basado en la
tecnología atómica, en las tecnologías de la información y en tecnología de
armamento de precisión. En estos momentos, tienen la percepción de que la
superioridad tecnológica que han mostrado hasta ahora está en peligro y que las
nuevas tecnologías, sobre todo la Inteligencia Artificial, en que se basa su
superioridad, están al alcance de otros actores o lo estarán en poco tiempo,
miedo a que China supere a Estados Unidos en términos tecnológicos.
En 2014,
Estados Unidos lanzó la llamada “Defense Innovation Initiative” y “Third Offset
Strategy”, cuya finalidad es mantener una disrupción tecnológica que les
permita conservar su superioridad militar frente a cualquier adversario, por
tanto, podemos afirmar que se ha iniciado una nueva carrera de armamento. Las
prioridades tecnológicas, recordemos que estamos en el inicio de esta nueva
era, están relacionadas con la robótica, los vehículos autónomos, las armas de
energía dirigida o el enfrentamiento submarino. Todos los Aliados comparten la
idea de que estamos en una nueva era de tecnologías disruptivas y todos se han
volcado en llevar a cabo inversiones en el desarrollo de generación de nuevas
capacidades en el campo militar y en apoyar a la industria militar para su
desarrollo. Tampoco hay desencuentro en que la OTAN debe mantener su ventaja
tecnológica frente a posibles adversarios o competidores, especialmente
mostraran preocupación por los avances chinos. Podría ser factible que el nuevo
Concepto Estratégico contemple la creación de algún fondo económico para
acelerar la innovación en estas tecnologías.
Las
divergencias o desencuentros entre los europeos y norteamericanos pueden
producirse en la cooperación industrial, la UE ha hecho una gran apuesta para
dotarse de su propia estrategia de defensa, independiente de la norteamericana
y por impulsar el desarrollo de su industria militar, dentro del marco de la
PESCO. Pero este impulso europeo puede poner en riesgo la hegemonía del mercado
de armas norteamericano, Washington mira con recelo la apuesta industrial
europea, de momento ya han conseguido que su industria militar participe en
proyectos industriales europeos dotados de financiación UE a través de la
PESCO.
Defensa colectiva
Está
representada por el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, en la que, si
un estado miembro es atacado, los demás lo defenderán; defensa que se basa en
la voluntad clara de usar medios militares y no militares y utilizar estos
medios de manera coordinada. En definitiva, representa la doctrina de la
disuasión de manera creíble.
Desde el final
de la Guerra Fría, y dado que no había un adversario o un enemigo común, esta
misión estaba relegada a un segundo plano. El nuevo Concepto Estratégico se
supone que dará mayor importancia a la defensa colectiva, volver a situarla en
un primer plano y tendrá que definir las capacidades con las que dotarse para
que la OTAN pueda ser disuasoria ante los adversarios. La disuasión seguirá
siendo un elemento clave en este nuevo Concepto Estratégico.
En el anterior
Concepto Estratégico, la disuasión se basaba en tres capacidades: la capacidad
nuclear, las capacidades convencionales y los sistemas antimisiles. El nuevo
Concepto Estratégico reelaborará y redefinirá las capacidades necesarias en el
nuevo escenario geopolítico. La disuasión nuclear cobrará más importancia, a la
vista de las nuevas inversiones rusas en misiles de corto alcance y alcance
intermedio de uso dual, al misil hipersónico y a la vista de las amenazas
lanzadas por Rusia sobre el uso de armas nucleares en la guerra de Ucrania. Por
tanto, la OTAN cabe suponer que contemplará la amenaza nuclear, una amenaza que
debe ser creíble y, por tanto, que sea factible su empleo. En este sentido ya
se han llevado a cabo algunas iniciativas como aumentar la vida útil de
determinados proyectiles nucleares o la de adaptarlos a los nuevos aviones de
combate.
También, se
supone que marcará directrices en inversiones de desarrollo de capacidades
convencionales, que faciliten el uso de armas nucleares, como pueden ser la
supresión de defensas aéreas o acciones de largo alcance. Por tanto, el nuevo
Concepto Estratégico contemplará modernizaciones de las capacidades nucleares,
nuevos formatos, introducción de la Inteligencia Artificial en las mismas y
actualizaciones de las capacidades convencionales de apoyo a la utilización de
las armas nucleares y tendrá que establecer mecanismos de consulta entre los
Estados miembros. Igualmente, aumentará la resiliencia de dichas capacidades
tanto en infraestructuras, como en ataques cibernéticos o de mando militar.
Seguramente el
nuevo Concepto Estratégico incorporará el dominio del espacio exterior y por
tanto, el desarrollo de armas situadas en el espacio exterior y el
ciberespacio. Todo ello requerirá del desarrollo de nuevas capacidades que no
existían en 2010.
Si prevemos que
los nuevos conflictos serán guerras híbridas o de “zona gris”, la resiliencia
ganará protagonismo en la disuasión, sobre todo cuando se esperan amenazas
dirigidas contra objetivos civiles e infraestructuras críticas. Se tratará de
mostrar al adversario que las estructuras sociales, psicológicas, cibernéticas
o espaciales resisten a sus amenazas. El objetivo no será tanto disuadir al
adversario para que no lleve a cabo una campaña de desinformación política,
sino de preparar capacidades resilientes para que el adversario no pueda
cumplir sus objetivos. Ello va a requerir mucha coordinación entre Estados
miembros y armonizaciones legislativas.
Si en el nuevo
Concepto Estratégico gana peso que los conflictos serán guerras híbridas o de
zona gris —las acciones que no cruzan el umbral de ataque o respuesta armada—,
si plantean que las respuestas ante los conflictos no serán suficientes con las
respuestas militares y desarrollan planes de resiliencia, puede ser que este
Concepto Estratégico modifique el art. 5 para adecuarlo a estos nuevos
escenarios y pueda ser invocado ante un ataque no armado.
Gestión de crisis
Son las
llamadas misiones internacionales, humanitarias o de paz. En las últimas
décadas, la OTAN en países como Irak se ha centrado en misiones de
adiestramiento y enseñanza de las fuerzas militares iraquíes, o de
asesoramiento al Ministerio de Defensa. En países como Afganistán, la misión de
la OTAN evolucionó del apoyo a la seguridad, del adiestramiento y del combate
con las Fuerzas Armadas afganas a una operación de reconstrucción, para la que
la OTAN no está preparada. El fracaso de las operaciones en Afganistán o en Libia
supone un descrédito a estas operaciones de gestión de crisis.
Seguramente
este tipo de misión continuará, pero con menor relevancia, algunos miembros
alegan que países como Rusia y China han invertido durante estas décadas en
capacidades orientadas a la guerra, mientras que la OTAN ha quedado atrapada en
Irak o Afganistán.
Por otra parte,
cabe destacar la seguridad compartida abordada a través de la participación con
terceros países bajo la bandera de la OTAN. Hay riesgos globales como el cambio
climático, el terrorismo, una pandemia, el control de armas o el crimen transnacional,
que puede convenir abordarlos con otros países, sean o no adversarios o con
otras asociaciones regionales. Seguramente abordarán y darán relevancia al nexo
cambio climático – seguridad.
Conclusiones
El Concepto
Estratégico pondrá el acento en reforzar, la disuasión y la defensa, lo que
equivale a incrementar todas las capacidades militares sean nucleares,
convencionales o cibernéticas. La OTAN se prepara para la confrontación
militar, para responder o anticiparse a amenazas o acciones de actores estatales
o no estatales, en cualquier región del mundo.
Será muy
relevante y tendrá mucho peso la apuesta por mantener ventaja tecnológica
frente a China y Rusia. Se parte de la idea que la OTAN no puede dar por
sentado que dispone de ventaja tecnológica respecto a China, parten de la
premisa que China pretende convertirse en la primera potencia mundial en IA en
los próximos años, la apuesta será mantener a la OTAN a la vanguardia de las
tecnologías militares y civiles. Ello deberá comportar un impulso a la cooperación
trasatlántica en tecnologías críticas, cooperación que se ampliará al ámbito
académico y a las industrias privadas.
Diría que
Rusia, por lo que está sucediendo con la guerra de Ucrania, no la consideran
capaz de mantener un pulso con el mundo OTAN, por tanto, la abordaran en
términos de gestionarla, con lo cual geográficamente hablaran de la importancia
del Flanco Este. China es otro tema, habrá que convivir con ella como potencia
mundial, hay que asumir que ellos son muy activos en temas de seguridad y que
son necesarios en asuntos globales. En consecuencia, buscaran dinámicas de
equilibrio con China.
La guerra de
Ucrania y la amenaza rusa sobre Europa comportará un incremento de la presencia
militar de Estados Unidos en los países del este de Europa, especialmente en
los estados bálticos, con dotaciones suficientes para actuar o “repeler”
cualquier agresión rusa, seguro que se refuerza la cooperación militar con
Suecia, Finlandia, que no pertenecen a la OTAN, y otros países fronterizos con
Rusia.
El nuevo
Concepto Estratégico propondrá como cambio de paradigma la competición mundial
entre grandes potencias, en especial China-Estados Unidos. Pero la verdad es
que este cambio de paradigma no representa un cambio profundo, en realidad no
cambia nada, simplemente se adapta a un nuevo contexto, pero las relaciones
mundiales y las relaciones entre potencias seguirán siendo de competición,
imposición, de dominio, agresividad, inestabilidad o de fuerza. El cambio
significativo tendría que ser cambiar las relaciones entre países y potencias a
relaciones de respeto, aceptación, colaboración, cooperación o compartir el
planeta.
Este texto es
el capítulo 3 del informe publicado por el Centre Delàs
d’Estudis per la Pau y que lleva por nombre La OTAN, construyendo inseguridad global.
Fuente: El Salto Diario.
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