SERBIA. Tal día como hoy, pero
de 1999, comenzaron los bombardeos de la OTAN (ordenados por Solana, PSOE)
Insurgente.org / 24 marzo 2021
Introducción
Todos sabemos que
entonces, hace 22 años, era el genocida Javier Solana quien dirigía la
organización terrorista más grande y sanguinaria del mundo. Quien fuera
ministro del Gobierno español y militante del PSOE dio la orden de bombardear
Serbia; bombardeos que duraron 78 días y provocaron la muerte de más de 2.000
personas.
La
noticia
Amparados en las sombras
de la noche, un día como hoy hace 22 años aviones de la OTAN, encabezados por
los de Estados Unidos, iniciaron la agresión a la entonces Yugoslavia.
Justo a las 20:00 se
inició un despiadado ataque con bombas, cohetes y metralla a objetivos
militares en Belgrado, sus alrededores y otras localidades, para comenzar así
78 días de horror en un país cuyo único delito había sido defender su derecho a
la soberanía y a rechazar los dictados del poder hegemónico mundial.
Lo que el entonces
presidente de Estados Unidos, William Clinton, y los subordinados líderes
europeos habían calificado de acción humanitaria mostró con esos ataques su
verdadera faz para ‘dar una lección’ ante el mundo de lo que podría ocurrir a
los desobedientes.
A pesar de que de la
otrora Yugoslavia solo quedaba la frágil unión de Serbia y Montenegro, los
estrategas del imperio decidieron que ‘el trabajo’ no estaba terminado e
insuflaron el viejo diferendo interno en la provincia de Kosovo para separarla
y constituir allí un ‘estado’ funcional a Washington y la OTAN.
Más de dos décadas
después, la realidad demuestra que no se consiguieron esos objetivos
geopolíticos, Serbia renació de sus cenizas, como el ave fénix, consolida su
economía aún en condiciones de la pandemia de la Covid-19, mantiene la defensa
de su integridad territorial y fortalece su posición en la región.
También se refuerza la
conciencia nacional contra el olvido, que pretendieron imponer figuras del
poder emanado de los cambios sociopolíticos acaecidos poco después de la brutal
agresión.
Las presiones
políticas, millonarias inversiones y financiación copiosa de los medios para
borrar la memoria histórica no fueron suficientes para que la mayoría de la
población deje de recordar cada día, y hoy con especial énfasis, los dos mil
500 civiles inocentes- de ellos 89 niños- y más de mil militares y policías
muertos.
Como testigos vivientes
de la brutalidad desplegada por esa alianza de países altamente desarrollados
quedaron 12 mil 500 heridos y mutilados, entre ellos dos mil 700 menores.
De los 540 objetos de
infraestructura destruidos hubo 44 puentes, 18 instalaciones ferroviarias, así
como también 148 altos edificios entre públicos y viviendas, sin contar locales
económicos y unas tres mil casas privadas.
En los 78 días de
constantes ataques se lanzaron sobre distintas partes del país de 10 a 15
toneladas de proyectiles con uranio empobrecido, cuyas secuelas persisten sin
que las víctimas hayan sido reconocidas por los agresores, así como bombas de
racimos, prohibidas por convenciones internacionales.
Prohibido olvidar, proclaman en esta efeméride de esa etapa reciente de su historia los ciudadanos que asisten a las tumbas de sus seres queridos y a numerosos objetos destruidos que hoy se erigen como mudos monumentos al Nunca más por toda la geografía del país, imposibilitados de reunirse en actos masivos por la epidemia.
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