Despedimos el año con este
microrrelato escrito por Eduardo Galeano y que aparece en su obra El libro de
los abrazos. Con nuestros mejores deseos de paz, salud, amor y bienestar para
todos y todas en 2022.
Celebración de la fantasía
El Viejo Topo
31 diciembre, 2021
©De la imagen de portada: santiago-trejo
Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca de
Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de
lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se
acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que
tenía, porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le
ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me
encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo
les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero
quemado: había quien quería un cóndor y quien una serpiente, otros preferían
loritos o lechuzas y no faltaban los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un
desamparadito que no alzaba más de un metro del suelo me mostró un reloj
dibujado con tinta negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima- dijo.
-Y ¿anda bien?- le pregunté.
-Atrasa un poco- reconoció.
Fuente: Eduardo Galeano. El libro de los abrazos. Reproducido en el
blog Datos a tutiplén.
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