Cumbre de los dueños de la alimentación
Por Silvia Ribeiro
Rebalión
Fuentes: La Jornada
14/07/2021
No podemos
vivir sin comer. Los alimentos y todo lo que les rodea están en la base de la
vida de todas las personas. Por ello controlar ese mercado es un objetivo
fundamental de las empresas trasnacionales. Al día de hoy, cuatro o cinco
grandes empresas de agronegocios controlan más de la mitad del mercado global
en cada eslabón de esa cadena industrial. Con la pandemia aumentó
explosivamente la entrada de las gigantes tecnológicas y de comercio en línea, lo
cual ha cambiado las estructuras de producción y quiénes controlan a
productores y consumidores. Para legitimar este asalto digital y biotecnológico
a nuestra comida y sentar nuevas normativas internacionales (leáse evitar
regulaciones y control públicos), se concibió la llamada Cumbre de Sistemas
Alimentarios, a realizarse en septiembre de 2021
Aunque se
presenta como una cumbre de Naciones Unidas, fue una iniciativa del Foro
Económico Mundial (Foro de Davos en lenguaje popular, donde convergen las mayores
empresas trasnacionales). António Guterres, secretario general de la ONU,
anunció en 2019 su realización antes de que los propios órganos de Naciones
Unidas relacionados a agricultura y alimentación –como FAO y el Comité de
Seguridad Alimentaria Mundial– supieran de ésta. Pese a ser oficial, esta
cumbre será un evento público-privado, donde el sector privado tiene más
participación e influencia que los coorganizadores de Naciones Unidas (https://tinyurl.com/cd7rhptb).
La comida no es
sólo nutrición, es además un pilar esencial de la organización de las
sociedades y las culturas. Durante más de 99.9 por ciento de la historia de la
humanidad los alimentos, la forma de obtenerlos, producirlos y procesarlos ha
sido diversa y descentralizada según geografías y culturas, basada en sistemas
locales y, en su vasta mayoría, sustentable social y ecológicamente. El
capitalismo y su Revolución Verde (paquete tecnológico de
semillas híbridas y transgénicas, maquinaria pesada, agrotóxicos y
fertilizantes sintéticos) junto a la globalización impuesta, logró dañar en
algunas décadas parte de esa realidad milenaria, con una industria alimentaria
basada en el lucro, en la uniformidad genética de plantas y animales, groseramente
quimicalizada –agrotóxicos, conservantes, saborizantes, espesantes, colorantes,
etcétera–, con cada vez más elementos sintéticos y artificiales. Industria que
es también uno de los mayores factores de contaminación de suelos, agua y
tierra y causante del cambio climático. Adicionalmente, también es el mayor
factor de producción de epidemias y pandemias (https://tinyurl.com/1lydnlmh).
Es uno de los
10 mayores mercados industriales globales, lista en la que ha ocupado entre el
primero y séptimo lugar en la década pasada. Esto pese a que esa contabilidad
sólo toma en cuenta la industria y apenas parcialmente los alimentos que
provienen de redescampesinas, pesca artesanal, huertas urbanas y recolección
tradicional, que son quienes proveen alimento a 70 por ciento de la población
mundial. (https://tinyurl.com/fjx7hm)
Desde hace
pocos años, las gigantes de tecnología digital y de plataformas de venta en
línea (como Google, Facebook, Amazon, Microsoft, etcétera) han entrado en la
agroalimentación. Han introducido programas de control digital del agro
(ofertados por las empresas de agronegocios y maquinarias en sociedad con las
tecnológicas) y diversos instrumentos para ello, como drones y sensores, a la
vez que expanden y controlan las ventas en línea, tanto entre empresas como a
consumidores (https://tinyurl.com/zw2xksxz).
Por todo ello,
más allá de la retórica, los principales objetivos de esta Cumbre de Sistemas
Alimentarios son: a) La promoción y avance a gran escala de la industria
agroalimentaria digital o Agricultura 4.0, con nuevas biotecnologías,
sistemas informáticos, extracción y acumulación masiva de datos del campo, de
ecosistemas y de nuestras conductas alimentarias; b) establecer sistemas de
gobierno alternativos sobre agroalimentación, donde las empresas tengan el
papel principal junto a algunos gobiernos: sistemas público-privados,
marginando incluso a Naciones Unidas y buscando eliminar a las organizaciones
campesinas, indígenas, de mujeres, trabajadores, que no puedan cooptar; c)
establecer nuevos conceptos como producción positiva a la naturaleza, para
conseguir subsidios y cooptar producción orgánica si les sirve para el lucro, y
otros como soluciones basadas en la naturaleza que es una cobertura
para abrir nuevos mercados de carbono en agricultura y mercados
de compensaciones por destrucción de biodiversidad.
La Vía Campesina
y la vasta mayoría de movimientos campesinos, ambientalistas, de agroecología,
de mujeres y pueblos indígenas de todo el mundo rechazan esta cumbre y se han
propuesto desmantelar las mentiras y maniobras que entraña (https://tinyurl.com/4atvcnf4).
Más graves aun
cuando el mundo sigue en pandemia y el sistema agroalimentario industrial que
pretende avanzar la cumbre es uno de los factores clave en la generación de
epidemias. Por ello, realizarán una contracumbre a finales de julio, donde una
gran diversidad de organizaciones y comunidades presentarán las realidades y
propuestas que necesitamos para alimentar a todo el mundo, con justicia y
cuidado del medio ambiente.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/07/03/opinion/021a1eco
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