viernes, 23 de octubre de 2020

Bojaraloz, Zaragoza. La organización económica y social por los propios trabajadores a pesar de la situación de guerra en la que se estaba. Una evidencia más de que en la producción la figura del capitalista es absolutamente innecesaria. Otra cosa es la función de dirección, imprescindible, pero que puede ser desempeñada por cualquier trabajador que reúna una determinada preparación técnica.

 

CONTIGO EMPEZÓ TODO


EL NUEVO MUNDO EMPIEZA EN BUJARALOZ

En octubre de 1936 se constituyó el Consejo Regional de Defensa de Aragón, fundado en la localidad aragonesa de Bujaraloz.

BELÉN MORENO

El Saltodiario.com

Eduardo Pérez

23 OCT 2020 06:00

El 6 de octubre de 1936, un pueblo zaragozano donde residían unos cientos de personas llamado Bujaraloz pasaba a la historia. Desde ese día entraría definitivamente en la memoria de quienes simpatizan con la creación de un nuevo orden social basado en la igualdad. Allí se fundó el Consejo Regional de Defensa de Aragón (CRDA).

Durante la Guerra Civil se produjo la Revolución Española, en la que pasó a control obrero una gran parte de la economía de la zona republicana. Campos e industrias quedaron libres del control capitalista, sustituido por la gestión de los propios trabajadores y trabajadoras que las hacían funcionar. Sin embargo, este extenso experimento socialista no se vio, por lo general, correspondido con la creación de instituciones políticas que lo acompañaran, manteniéndose, con matices según los territorios, la estructura del Estado republicano. Bujaraloz iría más allá, pues el CRDA suponía el único organismo regional autónomo encargado de gestionar la vida social. La zona oriental de Aragón (la occidental, incluida la ciudad de Zaragoza, estaba en manos de los golpistas) pasaba así a la vanguardia revolucionaria en España.

La localidad aragonesa fue elegida por ser el cuartel general de la Columna Durruti, que contaba con 6.000 combatientes y estaba dirigida por el legendario revolucionario leonés

La localidad aragonesa fue elegida por ser el cuartel general de la Columna Durruti, que contaba con 6.000 combatientes y estaba dirigida por el legendario revolucionario leonés. El nombre oficial del evento del 6 de octubre era Pleno Extraordinario de Sindicatos y Columnas del Comité Regional de Aragón, Rioja y Navarra de la Confederación Nacional del Trabajo. Acudieron 174 personas en representación de los sindicatos de 139 pueblos, así como representantes de otras columnas, aparte de la mencionada, que actuaban en el Frente de Aragón, como la Columna Roja y Negra o la Carod-Ferrer.

LA COORDINACIÓN DEL ARAGÓN REVOLUCIONARIO

Uno de los objetivos principales del pleno fue tomar la decisión de si Aragón quedaría encuadrado en la estructura republicana o si, siguiendo las directrices cenetistas sobre el papel, formaría una organización propia encargada de mantener las conquistas revolucionarias de los últimos meses. La reunión opta por lo segundo y así nace el CRDA, con siete integrantes de la CNT pero dejando la puerta abierta a la participación de dos miembros de UGT y uno de los partidos republicanos.

El presidente, elegido días después, será Joaquín Ascaso, uno de los militantes más conocidos del Sindicato de la Construcción de Zaragoza y primo de Francisco Ascaso, el compañero de luchas de Durruti fallecido el verano anterior. La secretaría la ostentará Benito Pabón, diputado a Cortes por el Partido Sindicalista, además de afiliado a la CNT. Como es lógico, la autonomía proclamada por el CRDA y su hegemonía cenetista serán objeto de duras críticas desde otros sectores del bando republicano fuera de Aragón. El CRDA se defenderá: “Nosotros hemos nacido sin pedir permiso a nadie más que al pueblo soberano (…) La actuación de este Consejo no tendrá matiz partidista. Defenderá por igual a republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas”.

Desde la revolución de julio no son pocos los conflictos entre el sector civil y el militar, por ejemplo con destacamentos militares vinculados a diversas organizaciones políticas que ignoran sistemáticamente las disposiciones de los nuevos organismos locales

Otra de las cuestiones fundamentales es aclarar la relación entre el sector civil (los pueblos y colectividades) y el militar (las columnas). Desde la revolución de julio, y también según se van conquistando nuevas plazas, no son pocos los conflictos entre ambos, por ejemplo con destacamentos militares vinculados a diversas organizaciones políticas que ignoran sistemáticamente las disposiciones de los nuevos organismos locales. En este sentido, se plantea si el esfuerzo de guerra debe quedar también bajo control del CRDA, lo que finalmente es rechazado: se crea un Comité de Guerra con los representantes de las columnas y dos delegados del Consejo. Respecto a los atropellos de los cuerpos armados sobre la vida civil, Ascaso —él mismo combatiente hasta entonces— los denunciará en repetidas ocasiones.

Los esfuerzos del CRDA se dedicaron a varios ámbitos. En cuanto al orden público, acabó con la violencia indiscriminada en la retaguardia. También contribuyó a mejorar la sanidad y la enseñanza (varios de sus componentes eran maestros). En la parte económica, una de sus metas era combatir el abuso que se producía en el comercio exterior hacia los trabajadores agrícolas, así como apoyar las colectividades (muchas de la CNT, pero también mixtas). En febrero de 1937 se celebró en Caspe el congreso extraordinario de colectividades, que da cuenta de su implantación: existen en ese momento 280, con 141.794 afiliados.

VIDA EFÍMERA

El Consejo no duró mucho. Reconocido por el Gobierno poco después de su creación, meses después fue perdiendo competencias, a medida que el Estado iba sofocando el clima revolucionario en toda la zona antifranquista. Finalmente, en agosto de 1937 el Gobierno de Indalecio Prieto disolvió la experiencia aragonesa manu militari, y sus responsables cenetistas fueron detenidos.

Sin embargo, muchas colectividades se reorganizaron en cuanto pudieron para seguir funcionando hasta la caída de Aragón, para seguir poniendo en práctica lo que destacaba el anarquista maño Félix Carrasquer: “Lo que sorprende o debería sorprender, al estudiar con rigor aquellos hechos, es la capacidad de autoorganización que demuestran obreros y campesinos, iletrados en su mayoría; la eficacia en satisfacer por ellos mismos sus necesidades, máxime en tiempo de guerra; el talante profundamente libertario con el que acometen la convivencia colectiva, sin imponer a nadie la revolución y respetando las minorías disidentes, fueran estas del tipo que fueran. ¿Cuándo se ha visto una revolución de este tipo?”.

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