Juan Carlos I y la relación
PSOE-Ciudadanos abren grietas en el Gobierno de coalición
- Desde UP creen que "no existe motivo
alguno" para seguir "cargando con la monarquía". Mientras,
fuentes de Moncloa remarcaban la "ejemplaridad" de Felipe VI
- El PSOE ha intentado 'salvar' a Felipe VI de
las polémicas de su padre, mientras los morados creen que el debate sobre
la institución ya está abierto
- La relación con Ciudadanos tensa el Ejecutivo y deja claro que el Consejo de Ministros sigue siendo bicolor.
La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y la ministra de Política
Territorial, Carolina Darias, durante la reunión con una delegación de
Ciudadanos encabezada por su portavoz en el Congreso de los Diputados Edmundo
Bal. EFE/ José María Cuadrado/ Moncloa/ Pool
Sara Montero
Cuarto poder
04.08.2020
Unos han calificado la marcha de Juan Carlos I fuera de España de "indigna" y
piden que se investigue "la trama" que envuelve sus escándalos. Otros
guardaron un escrupuloso silencio mientras Moncloa expresó su "reconocimiento
del sentido de la ejemplaridad y transparencia" del rey Felipe
VI. La reacción de Unidas Podemos y PSOE frente
a la marcha de Juan Carlos I de España ha sido muy distinta, pero fue una más
de una ristra de discrepancias entre los socios del Gobierno
de coalición. La monarquía y la relación con Ciudadanos han provocado
grietas públicas en el Ejecutivo. Por el momento, Pedro Sánchez
comparecerá este martes para hablar del comunicado de la Casa del Rey, que
sigue sin aclarar dónde vivirá el emérito.
La posición respecto a Juan Carlos I no es un tema menor. Los
ministros de Unidas Podemos dentro del Gobierno han sido muy duros. El
vicepresidente Iglesias calificó de actitud "indigna" la
"huida" del padre del actual rey y aseguró que "deja a la
monarquía en una posición muy comprometida". Pero en Twitter fue más allá
al opinar sobre la acción que debería tomar el Ejecutivo que comparte
con el PSOE. "Un gobierno democrático no puede mirar hacia otro lado
ni mucho menos justificar o saludar comportamientos que socavan la dignidad de
una institución clave como es la Jefatura del Estado y que son un fraude a la Justicia",
aseguraba en la citada red social.
La Corona supone una discrepancia profunda entre los socios de Gobierno
que, además, ya se arrastraba desde las últimas semanas. Mientras el PSOE se
empeña en preservar la institución y separar a Felipe VI de las acciones de su
padre, Podemos apunta directamente a ella y quiere abrir un debate
sobre la jefatura del Estado, al menos en la sociedad. Los morados podrían
haber elegido un perfil bajo, pero han decidido cargas las tintas. De hecho, UP
dispara directamente a la institución en un comunicado, en línea
con lo que habían manifestado sus líderes en los últimos días: "No
existe motivo alguno para seguir cargando con una monarquía carente de
valores éticos".
Semanas anteriores, Pedro Sánchez ya había expresado que
consideraba "inquietantes" y "perturbadoras" informaciones
que se iban publicando en prensa, por lo que se esperaba algún movimiento de
Zarzuela en este sentido. Este lunes, mientras los líderes del PSOE guardaban
silencio en las redes, el único que rompió el hermetismo fue el secretario
general de las Juventudes Socialistas, Omar Anguita, en su perfil
de Twitter. "No hablemos de exilio, hablemos de huida.
Hagámoslo por respeto a nuestra historia y a nuestra democracia", tuiteaba
el también diputado madrileño. Tampoco supone una novedad. Los jóvenes
socialistas se han mostrado explícitamente republicanos frente a los
"valores" republicanos que dice practicar el PSOE. En realidad los
socialistas sienten vigente el acuerdo constitucional del 78 y
están dispuestos a defenderlo.
Por tanto, ante la marcha de Juan Carlos I desde Moncloa llegaban
vientos de orientación muy diferente a los que salían de los despachos morados.
Desde el Gobierno manifestaban "respeto" por las decisiones
comunicadas por la Casa del Rey, pero lejos de cuestionar la corona, como
hacían desde Podemos, expresaban su "reconocimiento del sentido de
la ejemplaridad y transparencia" del rey Felipe VI. Un mensaje que iba
más en consonancia con el que había expresado el portavoz de Ciudadanos, Edmundo
Bal, que mostraba su "respeto por la decisión de Juan Carlos I" y
"apoyo a Felipe VI".
No es la primera vez que PSOE y UP discrepan sobre la monarquía, aunque
la marcha de Juan Carlos I haya hecho que se concreten los planteamientos. El
pasado 10 de julio, el vicepresidente segundo ya advertía de que “es
complicado desvincular los presuntos delitos de Juan Carlos I de su condición
de rey”. Sus declaraciones no pasaban de ser opiniones que eran contrarrestadas
públicamente por la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.
Sin embargo, este lunes ha diferido la estrategia. El comunicado de Casa
del Rey era esperado por el PSOE, que quería que Zarzuela diera un paso
para separar al rey emérito, rodeado de escándalos, de Felipe VI.
Este lunes, se fraguaba durante hora y media una reunión en el Congreso
entre la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y la ministra de
Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, con una
delegación de Ciudadanos, encabezada por su portavoz adjunto en el Congreso, Edmundo
Bal. Durante la mañana, la ministra de Igualdad, Irene Montero,
había estalló en Twitter: "Ciudadanos ha rechazado reunirse con el
Gobierno de coalición y ha optado por reunirse sólo con el PSOE", decía en
un tuit. El portavoz de UP en el Congreso, Pablo Echenique,
redondeaba el rechazo a ese encuentro: "Los acuerdos que alcancen solo
comprometen al PSOE".
Montero daba un paso hacia una crítica explícita a la
reunión del PSOE con Ciudadanos, una incomodidad que ya expresaban en privado.
Sin embargo, en esta ocasión, la ministra de Igualdad ha dejado claro que hay
dos facciones claras en el Ejecutivo. Si no está representado UP, está solo
una parte del Gobierno, la tesis contraria de Calvo, que se defendía diciendo
que "cuando hay un ministro, el Gobierno está
representado".
Esta segunda reunión de delegaciones entre PSOE y Ciudadanos ha venido a
confirmar una relación estable entre ambas formaciones. Los
naranjas negociaron y apoyaron las prórrogas de los estados de alarma, han dado
luz verde a tres de cuatro documentos de reconstrucción en el Congreso y esta
semana se sentaban con el PSOE a hablar de cuestiones sanitarias, las
repercusiones económicas y sociales o la vuelta al colegio en septiembre. Sin
embargo, nadie niega ya que hablarán de unos Presupuestos Generales del Estado
que Ciudadanos quieren que sean "moderados".
Podemos también ve claro ese horizonte político. Nacho Álvarez,
secretario de Estado de Derechos Sociales y responsable de Economía de Podemos,
expresaba su preocupación en Twitter: "Poner en marcha las
ocurrencias económicas de Ciudadanos sería desastroso en este momento:
aplicar recortes del gasto en plena recesión agravará la crisis, como ya
comprobamos años atrás".
Lo cierto es que el PSOE siempre ha aceptado con complacencia el apoyo
de los naranjas. Les permite jugar con la deseada "aritmética
parlamentaria", no estar siempre sometido a las exigencias de los
nacionalistas y además amplía el espectro ideológico de sus decisiones. Con las
elecciones catalanas cercanas, aunque sin fecha, Ciudadanos resta poder de
exigencia a unos partidos catalanes que se tensarán en periodo electoral.
Sin embargo, los socialistas saben que "la política"
de vetos puede darles más de un quebradero de cabeza a la hora de
trazar mayorías en el Congreso. Ciudadanos es un grupo que se
"repele" ideológicamente con muchos de sus socios de la investidura.
Las posiciones recentralizadoras en materia territorial poco tienen que ver con
las aspiraciones de PNV o ERC. En materia económica, colisionan los naranjas
con los morados. Aún así, el Gobierno necesita reclutar una mayoría en un
Congreso fuertemente dividido.
De cara a la negociación de presupuestos, Irene Montero se coloca en
posición de salida: "Cumplir el acuerdo de gobierno implica cuidar
la mayoría parlamentaria que lo hizo posible".
La migración y otras discrepancias
Las discrepancias en los Consejos de Ministros son evidentes, ya sea
entre Irene Montero y Carmen Calvo o entre Iglesias y Calviño. Las discusiones
se han alargado más de una vez por los escollos, como en las negociaciones
de las medidas sociales en plena crisis
de la covid-19 en marzo. Sin embargo, el Ejecutivo había navegado las discrepancias
hasta ahora de manera más o menos natural.
La política migratoria también supone divergencias públicas. Mientras
Unidas Podemos pide la regularización de los migrantes que
estuvieran en España antes del estado de alarma, el PSOE no ha modificado ni un
centímetro su estrategia en este campo. El Ejecutivo continúa con su línea de
"cooperación" con países como Marruecos para que no se produzcan
salidas. A pesar de las iniciativas moradas, la política del Gobierno
la sigue marcando Marlaska.
Aún así, en momentos de tensión, como en la propia
pandemia o en procesos como el caso Dina, donde la presión mediática
ha sido fuerte, el Gobierno se ha mostrado cohesionado. En el mismo acuerdo de
coalición se establecían mecanismos para limar las diferencias, como la
Comisión Permanente de Seguimiento del Acuerdo, que se reunió por última vez el 16 de julio.
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