«Comunistas» subiéndose al carro de moda: el feminismo;
Equipo de Bitácora (M-L), 2020.
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febrero 28, 2020
Como vemos, el
texto es meramente descriptivo, pecando de aquella desviación que Zhdánov tanto
criticó: el objetivismo burgués, es decir el describir las cosas de forma
enciclopédica, sin criticismo alguno, dando indirectamente la razón a la
interpretación burguesa tradicional del tema, pretendiendo que dando una
supuesta explicación apartidista conviene y ayuda no solo al lector sino a la
divulgación de la ciencia. Pero ocurre lo contrario. Cada vez que se hace esto
se cae en el riesgo precisamente de que el sujeto iletrado caiga en una
profunda confusión aceptando el discurso del escepticismo y relativismo burgués
sobre que hay que contar la historia de «forma neutra», sin posicionarse, sin
tomar partido en lo que se expone, solo describiéndolo, como se hace en este
caso sobre la historia de las corrientes del feminismo y la cuestión de género
en el pasaje inicial. Como se sabe, esto es contrario al rigor científico,
porque la mera acumulación y anunciación de datos sin procesar –y aceptando
encima un relato previo hegemónico–, sin llegar jamás a unas conclusiones
propias argumentadas, solo puede formar dogmas, en esterilizar el conocimiento.
En algunos
tramos de este vergonzoso artículo encontramos directamente loas que como
decimos, bien lo podría haber firmado Irene Montero o Clara Serra, feministas
de Podemos, que niegan el «feminismo liberal e individualista» mientras
reivindican el «feminismo de izquierdas», pero no señores, es el actual PCE
(m-l) quien hace estas declaraciones a favor de una corriente burguesa tan
degenerada como el existencialismo de la pareja Sartre-Beauvoir, lo cual no
merece muchos más comentarios, no por casualidad las tesis del existencialismo
y sus obras era promovidas por los regímenes más retrógrados y los ideólogos
más conocidos de la reacción. Véase nuestro documento: «El existencialismo, Jean-Paul Sartre, y su pluma al servicio de la cultura
burguesa» de 2015.
En concreto
Simone Beauvoir que en la actualidad aún es usada por ciertas feministas, tuvo
entre sus obras párrafos tan «progresistas» y poco compatibles con la visión
marxista como los siguientes.
a) Ni la
biología ni el medio económico tiene influencia sobre la mujer, solo las ideas
y la voluntad:
«No se nace
mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico o económico define
la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; es el
conjunto de la civilización el que elabora ese producto intermedio entre el
macho y el castrado al que se califica de femenino». (Simone de Beauvoir; El
segundo sexo, 1949)
b) El embarazo
es un drama y violencia contra la mujer:
«El embarazo
es, sobre todo, un drama que se representa en el interior de la mujer; ella lo
percibe a la vez como un enriquecimiento y una mutilación; el feto es una parte
de su cuerpo y es también un parásito que la explota; ella lo posee y también
es poseída por él; ese feto resume todo el porvenir, y, al llevarlo en su seno,
la mujer se siente vasta como el mundo; pero esa misma riqueza la aniquila,
tiene la impresión de no ser ya nada. Una existencia nueva va a manifestarse y
a justificar su propia existencia, por lo cual se siente orgullosa; pero
también se siente juguete de fuerzas oscuras, es zarandeada, violentada».
(Simone de Beauvoir; El segundo sexo, 1949)
c) La mujer
debería desligarse de todo concepto de familia y del concepto de instinto
maternal, es más, no debería tener libertad para elegir tal cosa:
«En mi opinión,
mientras la familia, el mito de la familia, el mito de la maternidad y el
instinto maternal no sean destruidos, la mujer seguirá estando oprimida. (…)
No, no creemos que ninguna mujer debería tener esa opción. Ninguna mujer
debería estar autorizada a quedarse en casa a criar a sus hijos. La sociedad
debería ser totalmente diferente. Las mujeres no deberían tener esa opción,
precisamente porque si tienen esa opción, demasiadas mujeres la elegirían».
(Diálogo entre Simone de Beauvoir y Betty Friedan; Saturday Review, 14 de junio
de 1975)
d) La mujer es
homosexual por naturaleza porque así se haya segura:
«La
homosexualidad de la mujer es una tentativa, entre otras, para conciliar su
autonomía con la pasividad de su carne. Y, si se invoca a la Naturaleza, puede
decirse que toda mujer es naturalmente homosexual. La lesbiana se caracteriza,
en efecto, por su rechazo del varón y su gusto por la carne femenina; pero toda
adolescente teme la penetración, la dominación masculina, y experimenta cierta
repulsión con respecto al cuerpo del hombre; en desquite, el cuerpo femenino es
para ella, como para el hombre, un objeto de deseo». (Simone de Beauvoir; El
segundo sexo, 1949)
e) Sobre la
cuestión sexual. Reproducimos aquí la petición firmada entre otros por Beauvoir
y Sartre, que clamaba en favor de la pedofilia:
«Tanto tiempo
en prisión para investigar un simple asunto de «vicio», en el que los niños no
han sido víctimas de ningún tipo de violencia, sino que, por el contrario, han
testificado ante los magistrados que dieron su consentimiento, aunque la ley
actual les niegue el derecho a consentir; tanto tiempo en prisión es algo que
consideremos escandaloso de por sí. Hoy, el riesgo de ser condenado a largas
penas de prisión por haber tenido relaciones sexuales con menores, tanto niños
como niñas, o por haber fomentado y fotografiado sus juegos sexuales. Creemos
que existe una incongruencia entre la designación de «delito», que sirve para
legitimar semejante severidad, y los hechos en sí; y otra todavía mayor entre
la ley anticuada y la realidad del día a día de una sociedad que tiende a
conocer la sexualidad de los niños y adolescentes». (Le Monde, January 26,
1977)
¡Esta es la
autora que para el PCE (m-l) actual su obra supuso un «avance significativo en
la conciencia femenina»!
Junto a este
tipo de ideas de Simone de Beauvoir, habría otras autoras que plantearían
teorías igualmente demenciales. Shulamith Firestone pensaba que la maternidad
era la principal forma de opresión que sufría la mujer. Tomando prestado un
símil marxista, proponía que la mujer –por el mero hecho de serlo y sin entrar
a tomar en cuenta su posición de clase– era un ser oprimido que debía tomar el
poder, debía rebelarse, tomar los medios de reproducción y establecer su
dictadura, para así llegar a la reproducción artificial de la especie:
«El núcleo de
la explotación de las mujeres radica precisamente en su función de gestación y
educación de los hijos. (…) Del mismo modo que para asegurar la eliminación de
las clases económicas se necesita una revuelta de la clase inferior –el
proletariado– y mediante una dictadura temporal la confiscación de los medios
de producción, de igual modo, para asegurar la eliminación de las clases
sexuales se necesita una revuelta de la clase inferior –mujeres– y la
confiscación del control de la reproducción; es indispensable no sólo la plena
restitución a las mujeres de la propiedad sobre sus cuerpos, sino también la
confiscación –temporal– por parte de ellas del control de la fertilidad humana.
(…) El objetivo final de la revolución feminista no debe limitarse a la
eliminación de los privilegios masculinos, sino que debe alcanzar a la
distinción misma de sexo; las diferencias genitales entre los seres humanos
deberían pasar a ser culturalmente neutras. (…) La reproducción de la especie a
través de uno de los sexos en beneficio de ambos sería sustituida por la reproducción
artificial. (…) La división del trabajo desaparecería mediante la eliminación
total del mismo –cybernation–. Se destruiría así la tiranía de la familia
biológica». (Shulamith Firestone; La dialéctica del sexo, 1970)
Kate Millet,
también haría apología de la pedofilia, sosteniendo que la familia y los
adultos, ejercían una coacción inadmisible hacia los niños:
«Mark Blasius
(MB): ¿Cómo concebirías una sociedad sexualmente libre? ¿Piensas que debería
imponerse algún tipo de limitación en una revolución sexual y qué papel
representaría el sexo intergeneracional en una revolución sexual?
Kate Millet (KM): Una revolución sexual comienza con la emancipación de la mujer, que es la principal víctima del patriarcado, y también con el fin de la opresión sobre los homosexuales. Parte de la estructura de la familia patriarcal comprende el control de la vida sexual de los niños, y más allá, el control total de los niños. Los niños no tienen prácticamente derechos garantizados por la ley en nuestra sociedad y además, no tienen dinero, lo cual, en una economía de dinero, es una de las principales fuentes de su opresión. Verdaderamente, uno de los derechos esenciales de los niños es el de expresarse a si mismos sexualmente, probablemente entre ellos en un principios pero también con adultos. De manera que la libertad sexual de los niños es una parte importante de una revolución sexual. ¿Cómo lo llevamos a cabo? El problema es que existe una situación de explotación entre los adultos y los niños de la misma forma que existe entre los hombres y las mujeres, las relaciones intergeneracionales tienen lugar en una situación de desigualdad. Los niños están en una posición muy precaria cuando mantienen relaciones con adultos no sólo en un sentido concretamente material sino también emocional ya que su personalidad no está reconocida en nuestra sociedad.
MB: ¿Piensas que puede existir una relación erótico-amorosa tierna entre un niño y un hombre?
KM: Por supuesto, o entre una niña y una mujer mayor. Los hombres y las mujeres se han amado durante milenios, como lo han hecho personas de razas diferentes. Lo que me preocupa es el desigual contexto en el que esas relaciones deben existir. Por supuesto, esas relaciones pueden no ser de explotación y teniendo en cuenta las circunstancias son probablemente heroicas y muy maravillosas». (Mark Blasius; Una entrevista con Kate Millett, 1980)
Kate Millet (KM): Una revolución sexual comienza con la emancipación de la mujer, que es la principal víctima del patriarcado, y también con el fin de la opresión sobre los homosexuales. Parte de la estructura de la familia patriarcal comprende el control de la vida sexual de los niños, y más allá, el control total de los niños. Los niños no tienen prácticamente derechos garantizados por la ley en nuestra sociedad y además, no tienen dinero, lo cual, en una economía de dinero, es una de las principales fuentes de su opresión. Verdaderamente, uno de los derechos esenciales de los niños es el de expresarse a si mismos sexualmente, probablemente entre ellos en un principios pero también con adultos. De manera que la libertad sexual de los niños es una parte importante de una revolución sexual. ¿Cómo lo llevamos a cabo? El problema es que existe una situación de explotación entre los adultos y los niños de la misma forma que existe entre los hombres y las mujeres, las relaciones intergeneracionales tienen lugar en una situación de desigualdad. Los niños están en una posición muy precaria cuando mantienen relaciones con adultos no sólo en un sentido concretamente material sino también emocional ya que su personalidad no está reconocida en nuestra sociedad.
MB: ¿Piensas que puede existir una relación erótico-amorosa tierna entre un niño y un hombre?
KM: Por supuesto, o entre una niña y una mujer mayor. Los hombres y las mujeres se han amado durante milenios, como lo han hecho personas de razas diferentes. Lo que me preocupa es el desigual contexto en el que esas relaciones deben existir. Por supuesto, esas relaciones pueden no ser de explotación y teniendo en cuenta las circunstancias son probablemente heroicas y muy maravillosas». (Mark Blasius; Una entrevista con Kate Millett, 1980)
Simone
Beauvoir, sería una de las feministas que crearía la noción de que el marxismo
era insuficiente para abordar los problemas de la mujer en la sociedad,
mezclaba tanto las experiencias socialistas como revisionistas para concluir
que el marxismo había sido un fracaso:
«Jean Louis
Servan Schreiber: En Francia fue un éxito muy rápido.
Simone
Beauvoir: Tuvo un éxito muy rápido, pero no sabría decirle las cifras. Ahora
que se ha publicado en bolsillo creo que ha llegado a mucho más público. Pero
ha tenido una acogida muy mala. Las críticas que más me han decepcionado son
las de los hombres que creía igualitarios. Hay comunistas que han escupido en el
libro, diciendo que a las obreras les da igual lo que escribo. Esto es
completamente falso. El libro va destinado más a las mujeres obreras que a las
burguesas.
Jean Louis
Servan Schreiber: ¿Por qué los comunistas son reticentes a sus ideas?
Simone Beauvoir:
Ahora lo son menos. En realidad toda la relación del comunismo con la mujer es
difícil, ya que consideraban que el problema de ésta es secundario, que la
contradicción de los sexos es secundaria, frente a la de clases, que es
primaria. En conjunto, los problemas de las mujeres están completamente
subordinados a los de clase.
Jean Louis
Servan Schreiber: Entonces, ¿la idea es que si hay una revolución, la situación
de la mujer cambiará automáticamente?
Simone
Beauvoir: Sí. Y tengo que decir que en 1949, cuando escribí este libro, dudaba
poco de eso. Creía que había que militar por la revolución, soy completamente
de izquierdas y busco el derrocamiento del sistema, la caída del capitalismo.
Pensaba que sólo hacía falta eso para que la situación de la mujer fuese igual
que la del hombre. Después me di cuenta de que me equivocaba. Ni en la URSS, ni
en Checoslovaquia, ni en ningún país socialista, ni en los partidos comunistas,
ni en los sindicatos, ni siquiera en los movimientos de vanguardia, el destino de
la mujer es el mismo que el del hombre. Esto es lo que me convenció para
convertirme en feminista y de manera bastante militante. He comprendido que
existe una lucha puramente feminista y que ésta pelea contra los valores
patriarcales, que no debemos confundir con los capitalistas. Para mí, las dos
luchas han de ir juntas. Parece imposible que el destino de la mujer cambie
profundamente si el destino de la sociedad no cambia profundamente en cuanto a
la lucha de clases. Pero también parece ilusorio pensar que la lucha de clases
sirva por completo, tiene que existir una lucha específicamente para la mujer».
(Entrevista de Jean Louis Servan Schreiber a Simone Beauvoir, 6 de abril de
1975)
Kate Millet en un tono similar, atacaría a la URSS de Stalin comparándolo con la Alemania de Hitler durante su texto. Para ello se basa, como no, en los escritos de Trotsky:
Kate Millet en un tono similar, atacaría a la URSS de Stalin comparándolo con la Alemania de Hitler durante su texto. Para ello se basa, como no, en los escritos de Trotsky:
«Trotsky. (…)
Critica con vehemencia el vacío ideológico, el fracaso soviético y la regresión
estalinista en «La revolución traicionada», pero tales juicios, emitidos en
1936, no constituyen sino una percepción tardía de lo que debía haberse hecho.
Por consiguiente, resulta correcta la tesis –defendida por Reich– de que la
sexualidad pasó en cierto modo inadvertida por los grandes pensadores sociales.
(…) La Unión Soviética se había enfrentado con el arduo problema de reemplazar
la mentalidad patriarcal por una nueva estructura psíquica, gracias a una
educación revolucionaria. En este campo, su fracaso fue rotundo. Tras una fase
de experimentación, fue imponiendo su propia ideología moralizadora y
represiva, construyendo una nueva estructura basada en el autoritarismo e
implantando sus normas e ideales masculinos mediante el ensalzamiento continuo
de las hazañas militares y el heroísmo de los revolucionarios». (Kate Millet;
Política sexual, 1970)
Esta es la conclusión a la que llegan de toda la experiencia soviética de los años de Stalin: un rotundo fracaso y un viraje regresivo.
Esta es la conclusión a la que llegan de toda la experiencia soviética de los años de Stalin: un rotundo fracaso y un viraje regresivo.
¡Más bien haría
el PCE (m-l) en analizar estas cuestiones que en estar loando a los iconos del
feminismo pequeño burgués de los 70!
Un colaborador
del antiguo PCE (m-l) de 1964-1985 comentaba sobre el feminismo de nuestros
días que ahora el nuevo PCE (m-l) parece saludar:
«El feminismo
efectivamente es una corriente de moda. Estuve en la manifestación del 8 de
marzo, y está genial que la gente salga y proteste, pero ves a los
participantes, chavales y también a gente mayor, con consignas ridículas y
absurdas. A uno le pregunte: «Justicia feminista… ¿y eso que es?» Y me soltó
sin sonrojo. «Pues eso, justicia feminista». Me fui cabizbajo a buscar el
significado y todavía no lo he encontrado, estoy preocupado alguien sabe algo
(Risas) Así van, y así pretenden que se postren ante ellos y su falta de
lógica. Ahora hasta el PSOE de Sánchez tiene como ruta el feminismo, ni hablar
del Podemos de Iglesias o Más País el nuevo chiringuito de Errejón, todos
cuando se dignan en hablar algo de república le añaden los condimentos de
feminista y verde, en vez de hablar de una república con carácter de clase. Que
cada uno saque sus conclusiones. Me han pasado recientemente algunos de los
iconos pop de feministas que hay por ahí como la tal Irantzu Varela… lo primero
que pienso es que hay que tomarlas en serio, pero lo triste es que tienen sus
seguidoras, y éstas no las puedes convencer con nada, es como si entras a un
psiquiátrico e intentan crear conciencia y coherencia. Por desgracia es nuestra
sociedad produce estos psiquiátricos, y no puede ser de otro modo en el
capitalismo. Yo me atengo en la cuestión de género a A. Kolontái y a alguna que
otra muy honrada, incluso las sufragistas, pues su base era razonable para la
época, pero nada más. En cambio, este feminismo es parte de los modismos, de
los tantos que hay y surgen. Te dicen que el feminismo es el sinónimo de la
igualad, que estupidez más grande, ¿y las clases sociales? Para ellas es lo
mismo la sirvienta del hogar que dobla el lomo –a la cual le pagan una miseria
por horas, no le pagan el transporte– que la funcionaria que cobra 1.500 euros
o similar, con unas prebendas, por favor… Como consecuencia no pueden tener ni
sufrir una represión igual. Una tiene más fácil «escape» en todo lo que se
encuentre a su paso y otra está más sujeta por su situación socio-económica
para no salir de ese embrollo. La gente cuando habla de los problemas, parece
que solo ve el tentáculo del pulpo, pero no a su cabeza. Porque si fuese a la
cabeza vería que el fascismo es un pulpo tiene todo ese tipo de connotaciones
aberrantes». (Comentarios y reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora
(M-L), 2019)
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