Estamos en los últimos coletazos del modo de producción capitalista. Esto
lo indica la crisis de 2008, de la que no hemos salido y tararí que te vi que
te montes aquí que verás Madrid vamos a salir.
Desde esa fecha el modo de producción capitalista entra en su nueva y
definitiva forma social antes de su extinción histórica: EL FASCISMO FINANCIERO
(la paternidad de este término me la atribuyo yo, salvo que alguien demuestre
lo contario). Que se extinga el capitalismo no quiere decir que lo vaya a hacer
mañana ni porque yo lo diga. Esto obedece a un proceso histórico, y como tal es
largo en el tempo. Podría durar siglos si como va la cosa se produce una nueva
guerra mundial, con características nuevas en relación a las conocidas, y tras
las correspondientes destrucciones y crímenes se vuelven a convertir en dominantes
las relaciones de explotación capitalistas.
El tiempo de extinción del modo de producción capitalista se puede
acortar y con ello evitar el periodo de sufrimientos y desgracias humanas que
no es que vaya a venir, sino que ya está aquí, y que será el mismo que se irá
intensificando y ampliando cada vez a mayores capas sociales, como ya se viene
demostrando desde 2008 a esta parte. Pero para ello hace falta una izquierda
política real que no tenemos.
Tenemos en todo caso uan izquierda nominal, que dice que es de
izquierdas, pero como no tiene ni siquiera planteamientos de izquierdas, que
dicho brevemente se podría resumir diciendo: QUE NADIE EXPLOTE A NADIE, ni económica
ni política ni ideológicamente, pues lógicamente no puede realizar políticas de
izquierdas, que la primera, dicho brevemente, es la de enseñar a las grandes
masas qué es el modo de producción, cómo funciona y cuáles son sus
consecuencias histórica. Decir lo que parece que es o lo que uno cree que es el
modo de producción capitalista, no, sino decir lo que es. Y para ello hay que
acudir al marxismo. Decir que se acude al marxismo, no, sino acudir al
marxismo, salvo que la clave para ello la tenga el caballo de Santiago Abascal,
en cuyo caso también tendremos que aprender a relinchar para podernos entender
con él.
* * *
Amauri Chamorro: “Ecuador está cerca de la guerra
civil. Moreno usa ambulancias para transportar equipo antidisturbios”.
DIARIO
OCTUBRE /octubre 12, 2019
Foto de Reuters: Manifestante herido
«Estamos al borde de una guerra civil». Amauri
Chamorro, analista y consultor internacional de orientación marxista, comenta
sobre la situación en Ecuador, su lugar de nacimiento en el que acompañó la
campaña electoral de Rafael Correa y luego de Lenin Moreno. Lo encontramos en
Caracas, en medio de una revuelta popular contra las medidas neoliberales
impuestas por el gobierno de Moreno, que traicionó el programa para el cual fue
propuesto por el propio Correa.
—¿Cuál es la situación en Ecuador y hacia dónde puede
conducir?
—Estamos en medio de una explosión social causada por
el aumento de una serie de medidas económicas aplicadas por el acuerdo entre el
gobierno de Lenin Moreno y el Fondo Monetario Internacional. Moreno decidió,
entre otras cosas, aumentar los precios del combustible, reducir los salarios
de los funcionarios públicos, que sufrieron despidos masivos (alrededor de
200.000 funcionarios públicos perdieron sus empleos). Al mismo tiempo, se ha
entregado un “perdonazo” a los más ricos de más de 4.5 millones de dólares, ha
endeudado al país en detrimento de las clases medias y pobres para reponer las
arcas del Banco Mundial y la oligarquía: la clásica receta neoliberal. La gente
no lo soportó y salió a la calle contra el gobierno, que reaccionó con extrema
violencia. Cuando el ex alcalde de Guayaquil, representante de la oligarquía
ecuatoriana se refirió a los nativos de una manera muy racista, el país
explotó. Moreno ha trasladado la sede del gobierno de la capital Quito a
Guayaquil. Se refugió allí porque no tiene suficiente apoyo en Quito, ni tiene
suficiente control estatal, y tuvo que pedir ayuda a la oligarquía local, pero
la gente también salió a las calles y la presión está aumentando. Nos estamos
acercando a una guerra civil. Nunca en la historia del país un presidente había
movido la sede del gobierno, nunca había habido movilizaciones similares.
—¿Qué sectores apoyan al gobierno?
—Para proteger a Moreno hay militares al mando directo
de los Estados Unidos, porque en Ecuador se reactivaron las bases militares,
Ecuador sigue el camino de Colombia. La CIA ha vuelto, ha vuelto la DEA, el FMI
ha vuelto, cuya oficina ha sido invadida por los manifestantes. Toda la fuerza
de seguridad estadounidense está presente en el país y apoya a Moreno. La
cupula militar lo apoya, pero no la base, porque a pesar del clima de terror
prevaleciente, y aunque en Ecuador no existe una unión cívico-militar como en
Venezuela, el ejército no reprime fácilmente al pueblo del que forma parte.
Apoya a Moreno esa misma policía que, en 2010, secuestró al presidente Correa e
intentó un golpe de Estado, y que ahora se dedica a reprimir a la gente. El
apoyo a Moreno proviene de los bancos en cuyas manos está ahora el poder que la
Revolución Ciudadana había recuperado, y que actúan en concierto con las
grandes compañías privadas de medios, cómplices en la censura impuesta al país.
El gobierno ha prohibido a todas las instituciones públicas difundir
comunicados sobre la cantidad de muertes o lesiones que aumenta día a día.
Radio Pichincha Universal esta cerrada, la principal radio de resistencia en
Ecuador que no estaba alineada con el gobierno, y estaba operando en un área
donde la revolución de la ciudad es fuerte. Se aplica el estado de emergencia.
Quiero denunciar una situación muy grave, una violación de todos los tratados
internacionales y de la Convención de Viena. Hay videos que muestran cómo la
policía está utilizando ambulancias de la Cruz Roja para distribuir armas
antidisturbios, para reprimir a los manifestantes y provocar el caos. Sin embargo,
Moreno no puede permanecer en la silla y tendrá que caerse.
—¿Cuál podría ser la salida?
—Elecciones anticipadas. En la constitución de 2008,
existen mecanismos que pueden activarse para restablecer el estado de derecho.
La Asamblea constituyente puede destituir al presidente y obligarlo a
renunciar. En este caso, el vicepresidente asumiría funciones y debería
convocar nuevas elecciones. En este caso, Rafael Correa, quien ha sido
injustamente discapacitado, podría regresar y presentar una solicitud. Estamos
ante una crisis constitucional sin precedentes. El actual vicepresidente, un
representante de la oligarquía, es el tercero en dos años. Las violaciones de
los derechos humanos son constantes, muchos de nosotros nos hemos visto
obligados a irnos para evitar ser arrestados. Cientos de personas buscan asilo
fuera del país para evitar ser arrestados injustamente como le sucedió al ex
vicepresidente Jorge Glass: un preso político, como Lula, sentenciado en
octubre de este año después de haber sido encarcelado ilegalmente durante dos
años, sin pruebas y con un juicio basado en un código penal anterior al actual.
Un absurdo legal se activó para sacarlo de la vicepresidencia y mantenerlo en
la cárcel, ya que el juicio comenzó y terminó cuando el nuevo código ya estaba
en vigor. Ahora está en marcha un auto golpe de estado, un giro autoritario en
el que el parlamento ha sido cerrado, la Corte Constitucional no está
funcionando, se ha impuesto un estado de excepción, la fuerza armada está en
las calles, hay una fuerte censura, un creciente número de muertos y heridos
que no se menciona. La revolución ciudadana había convertido a Ecuador en uno
de los países más seguros de América Latina, no solo por la lucha contra el
crimen, sino por haber comenzado un modelo de desarrollo económico-social que
había atacado las causas que producen violencia. Debemos resucitar esas
esperanzas.
La traición de Moreno, sinembargo, no viene de la
nada. Ya después del terremoto de 2016, las grandes instituciones
internacionales habían regresado y luego Ecuador había firmado el Tratado de
Libre Comercio con Europa. ¿Qué márgenes existen para establecer reformas
estructurales en un sistema-mundo dominado por el capitalismo?
Debemos decirlo claramente: Rafael Correa nunca ha
traicionado la Revolución Ciudadana y nunca fallará en el deber histórico de
defender al pueblo ecuatoriano. Nunca en la historia del país un presidente
había hecho tanto para defender a los más pobres, para darle al país una nueva
soberanía a través de políticas económicas en beneficio de los sectores
populares, especialmente los campesinos. El tratado con Europa era inevitable,
no firmarlo habría llevado al país al fracaso debido al volumen de exportación
existente, los aranceles preferenciales para los productos ecuatorianos
(plátanos, camarones, flores, petróleo) se habrían cancelado, así como las
autorizaciones comerciales fitosanitarias. Se habría destruido la economía del
país. En cambio, las condiciones que negociamos no pusieron en riesgo la
economía nacional, como se hizo en México o Colombia, en Chile, que de ser
países productores se convirtieron en importantes importadores de productos que
cuesta menos importar que producir. Vivimos en un sistema en el que los países
capitalistas son la mayoría, aparte de loables excepciones como Cuba o Vietnam
que han demostrado la posibilidad de un camino diferente de desarrollo. Los
procesos revolucionarios en América Latina, donde acudieron al gobierno con el
voto y no con la lucha armada, y aún más en un país pequeño como Ecuador, no
pudieron profundizar y no pueden desconectarse del resto del mundo. Si
permanecemos dentro de la esfera de la democracia burguesa, necesitamos una
capacidad económico-productiva que nos permita profundizar el proceso
revolucionario. Para avanzar hacia un sistema de desarrollo basado en el
conocimiento y no en el extractivismo, se necesitaba petróleo para financiarlo
… Una necesidad que cierta izquierda más acostumbrada a escribir papers que a
transformar realmente las cosas, no quería entender, se opuso a nosotros con
una agenda muy funcional a la de la derecha, a la que terminó alineándose. En
Ecuador, María Fernanda Espinosa fue la autora de la persecución contra Correa,
junto con su esposo Eduardo Mangas. Gente nefasta para la Revolución Ciudadana
y para el país que contribuyó a las falsas acusaciones contra Jorge Glass, como
lo hizo Augusto Barrera, quien era embajador en Cuba y cómo esos sectores de la
izquierda ecuatoriana que mantuvieron excelentes relaciones con la oligarquía,
apoyaron a Moreno y hoy son responsables de lo que sucede en el país. María
Fernanda Espinosa recibió el Comando Sur en Ecuador junto con el presidente del
Partido Socialista Patricio Zambrano, hoy embajador en Unicef. Todos han
firmado acuerdos para el regreso de los militares estadounidenses a Ecuador.
Acusan a Rafael Correa, quien tuvo el coraje de exponerse a las balas en 2010 y
está dispuesto a hacerlo nuevamente, mientras estos cobardes viajan a América
Latina presentándose como amigos de la Revolución ciudadana, mientras son
traidores al pueblo ecuatoriano. Lo mismo ocurre con los líderes de la Conaie,
la Confederación de nacionalidades indígenas, que hoy parece la organización
que dirige las movilizaciones indígenas, aunque no es así, se agregó más tarde,
cuando la gente ya estaba en las calles. La Conaie apoyó al banquero Guillermo
Lasso, quien le robó más de 30.000 millones de dólares al pueblo, terminó en
los tribunales pero se salió con la suya, hizo campaña por este representante
del neoliberalismo. Es una organización cuyos líderes son corruptos y no
representan al mundo indígena, que siempre ha votado por Correa. En los
sectores indígenas, Correa siempre ha recibido más votos, fue el único
presidente que habla quechua. No debemos ser engañados. En toda América Latina
existe una izquierda, en algunos casos burguesa, en otros corrupta, funcional a
la derecha en el continente, que está financiada por ONG, institutos
extranjeros, alemanes y norteamericanos. Traen a la ONU a un nativo con
vestimenta tradicional sin decir que es dueño de compañías en las que se
practica el trabajo esclavo, que protege a los responsables del contrabando de
oro en el sur de Ecuador con el pretexto de defender la Pachamama. Esta
organización tuvo que salir a la calle para no ser excluida del juego. Estos
sectores se han unido en el odio contra Correa, y fueron ellos quienes
entregaron a Assange al imperialismo.
—¿Qué sectores protestan contra el gobierno y quién
los representa políticamente?
—En este momento es un movimiento generalizado y
espontáneo en el que el mundo indígena está presente, están los
afrodescendientes, los estudiantes, los trabajadores… El gobierno busca
legitimar representantes como Conaie y organizaciones de transportistas, que
pueden ser manipulados por la oligarquía. Los de los transportistas son
estructuras muy poderosas que derribaron al gobierno de Jamil Mahuad durante la
crisis financiera de 1999, logrando paralizar el país, pero que no representan
este movimiento. Por esta razón, fueron ignoradas por la base y su comunicado
anunciando que abandonarían la huelga después de firmar un acuerdo con el
gobierno era ridículo. La base prácticamente los repudió. Todas las
investigaciones dicen que la gente todavía está a favor de Correa. El
movimiento de la revolución ciudadana no tiene pretensiones hegemónicas, pero
es parte de esta movilización. Todos saben que la única oposición real a Moreno
está representada por Correa, que cuenta con el apoyo de amplios sectores de la
población que no se consideran ni de derecha ni de izquierda, pero cuya actitud
siempre ha sido claramente de izquierda. Lo demostró durante los años de
gobierno liberando al país de la protección de Estados Unidos, eligiendo
aliarse con Cuba, con Venezuela y los países progresistas del continente, con movimientos
sociales.
Moreno aprovechó la oportunidad para acusar a Nicolás
Maduro de financiar la rebelión en Ecuador, poniéndose en la misma línea que
Colombia y los países subordinados a los Estados Unidos. ¿Cuánto pesan estas
declaraciones en Ecuador?
Moreno está tratando de forjarse un papel
internacional en el campo del imperialismo. Sabiendo que Ecuador tiene poco
peso en el panorama geopolítico, trata de desmantelar la integración regional
destruyendo organizaciones como la Unasur y dirigiendo el ataque contra
Venezuela luego del fracaso de los planes de la oligarquía colombiana. Intenta
atribuirle a Maduro la responsabilidad del caos que ha causado al aplicar las
recetas del FMI, pero los mismos medios de comunicación de derecha no le creen,
porque afirmar que Maduro pudo haber pagado a un millón de personas es
obviamente absurdo.
(Geraldina Colotti / Revisión del castellano Gabriela
Pereira / Foto de Reuters: Manifestante herido)
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