Preparados, listos… ¡ya!
DIARIO OCTUBRE
junio 12, 2019
La carrera ya está disparada. Rusia y China van a
dejar atrás, muy atrás, a EEUU. No es una carrera corta, sino de larga
distancia. Pero mientras uno anda solo, los otros se van dando relevos. Así hay
que interpretar los acuerdos económicos, sociales y militares alcanzados por
Rusia y China la semana pasada en al marco de la reunión entre Xi y Putin en
conmemoración del 70 aniversario de las relaciones diplomáticas entre la
antigua URSS y la República Popular China. Y en este marco os voy a comentar un
dato que va más allá del simbolismo: Xi y Putin visitaron el histórico
acorazado «Aurora», desde el que se lanzó el cañonazo que inició la Revolución
de Octubre bolchevique. Era un viejo sueño de Xi Jinping, ahora cumplido.
Por cerrar, por
ahora, esta pequeña serie sobre China, su resistencia la agresión
estadounidense y su búsqueda de nuevos mercados (y contestando a alguna duda
surgida) voy con unos cuantos datos.
El comercio
exterior de Rusia y de China es totalmente diferente. Mientras que para los
primeros, el principal destino exportador es China, para los segundos es EEUU;
en cuanto a las importaciones, a Rusia llegan desde China y a China llegan
desde Asia, especialmente Corea del Sur. Son economías que no se parecen en
nada, y los lugares comunes (como las inversiones), tampoco. Hasta ahora.
Los datos que
os ofrezco son de 2017, pero en 2018 se comenzó a dar un vuelco que ahora se ha
sancionado, ya para siempre, con el encuentro citado. Ese año de 2017 el
comercio entre los dos países alcanzó la cifra de 82.900 millones de dólares.
Pero en 2018 se dio el salto hasta los 108.000 millones, un aumento sustancial.
Y con la guerra de aranceles lanzada por EEUU, la proyección es aún mucho más
espectacular: para el 2025 se espera que alcance los 200.000 millones aunque el
camino que lleva este 2019, con un aumento del 5’8% respecto a lo alcanzado en
el cuatrimestre del año pasado, es una cifra que se sobrepasará con creces para
entonces. Eso supone que dentro de cinco años, el comercio bilateral entre
Rusia y China será ya más de una tercera parte del de China-EEUU. Es decir,
China ya ha decidido que su nueva ruta comercial pasa, sí o sí, por Rusia.
Los acuerdos
firmados entre los dos países tienen un montante de 20.000 millones de dólares,
pero hay que hacer hincapié en dos cosas: la primera, que el Fondo de
Inversión Directa de Rusia y la Corporación de Inversión de China han
establecido un fondo de mil millones de dólares para apoyar la investigación y
la innovación tecnológica. ¿A que no sabéis dónde se va a ubicar? Pues en
Shenzhen, donde está la sede de Huawei. Traducido: Huawei gana.
La segunda, que
las compañías energéticas estatales rusas y chinas (recalco, estatales) han
establecido una empresa conjunta para vender gas natural licuado ruso en China.
Son, por una parte, la rusa Novatek y la china Sinopec, respaldada la empresa
conjunta por otro banco estatal ruso, Gazprombank. Por otra, Novatek y la China
National Offshore Oil Corporation, que ya trabajan juntas con una participación
igual de cada una del 10% en la otra, quienes van a aumentar sus
participaciones en un proyecto de instalación, desarrollo y explotación de gas
natural en el Ártico.
Y, además,
China y Rusia van a construir al menos una central nuclear conjunta en la
provincia de Liaoning.
Rusia y China
están muy agradecidos a Trump. Su irracional política de aranceles, que no es
otra cosa que el desesperado intento por mantener la hegemonía mundial, está
acelerando su caída. Es evidente que no será ni hoy ni mañana, pero sí se
visualiza ya cada vez más cerca y con más fuerza. Los chinos se habían
abstenido, hasta ahora, de apoyar activamente a Rusia tras la imposición de
sanciones por Ucrania en 2014. Pero la necesidad obliga y ya no hay vuelta
atrás. Ahora no sólo hay una asociación estratégica integral entre los dos países,
sino un entendimiento activo que les lleva a enfrentarse a EEUU en el
convencimiento de que si no lo hacen juntos, y simultáneamente, sería más fácil
para EEUU (y sus vasallos) desestabilizarlos. Más a Rusia que a China, por
supuesto.
Veremos cada
vez más una mayor presencia de China en Rusia y de Rusia en el sistema
financiero chino (es decir, créditos). Traducido: adiós, Occidente, adiós. Los
mercados que está perdiendo EEUU los va a ocupar Rusia. Por ejemplo, en la
agricultura (Rusia es el principal exportador mundial de trigo, por
ejemplo). China ha dejado de importar soja desde
EEUU, y este mercado va a ser suplido, al menos en parte, por Rusia
puesto que se ha firmado un acuerdo para crear una empresa conjunta por valor
de 153 millones de dólares para desarrollar este sector en Primorsky, que,
curiosamente, tiene frontera no solo con la provincia china de Heilongjiang
sino con Corea del Norte.
Esta es la
concreción de lo que aparece reseñado vagamente en la declaración conjunta
firmada por los dos países tras esta visita de Xi a Rusia. Se dice
textualmente: «las dos partes se coordinarán estrechamente entre sí para
alinear sus estrategias de desarrollo, ampliar la cooperación mutuamente
beneficiosa en el comercio y la inversión y ampliarán aún más los lazos
bilaterales en general».
Pero hay más,
algo que ya os comenté: «China está
lista para trabajar con Rusia para fomentar una mayor sinergia entre la
Iniciativa Un Cinturón, Una Carretera (la Nueva Ruta de la Seda) y la Unión
Económica Euroasiática». Eso significa que la cosa va más allá de los dos
países, significa el fin del mundo unipolar definitivamente y la apuesta por el
multilateralismo y el impulso definitivo de Eurasia como eje del siglo XXI.
Teniendo en
cuenta que la cosa sigue, que esta semana se va a reunir la Organización de
Cooperación de Shanghái y la Conferencia sobre Interacción y Medidas de
Construcción de la Confianza en Asia, el terreno se avisa más liso y con más
facilidades para que los dos países continúen su carrera, conjunta y por
relevos, para distanciarse de EEUU.
Porque a ello
hay que añadir lo que cada país está haciendo por su cuenta, como la compra de
oro. Si hasta ahora era Rusia quien llevaba la delantera,
China ha decidido esprintar y acaba de comprar más oro que nadie, por delante
de India y de Rusia que han sido los otros dos grandes compradores de oro en
ese mismo tiempo.
Y ¿a que no
sabéis que pasa en octubre? Pues que en Shenzhen se va a celebrar la
conferencia anual de la Asociación de Mercados de Lingotes de Londres. Y ¿por
qué? Pue porque en Shenzhen, desde abril de 2016, está ya funcionando la bolsa de oro de China que,
aunque mantiene los precios de referencia de Londres, ya ha anunciado que va a
poner los suyos propios. Es decir, que esa bolsa de Londres, junto a la otra
que hay en Occidente, que es la de EEUU, van a tener que aceptar las
condiciones chinas. El primer paso lo da la de Londres, que claramente prefiere
negociar y ceder algo que perder su cuota de mercado porque China ha vinculado
su otra gran maniobra, el petroyuan (que ya controla el 14%
del comercio mundial del petróleo) al oro. Y cuando la
desdolarización se acelera, todo el mundo quiere estar preparado y negociar con
quien va a tener el mando a medio y largo plazo.
Todo esto es
bueno también para Rusia, porque a medida que se afianza su alianza con China,
la presión de EEUU y sus vasallos europeos en zonas como Ucrania, Siria o Irán
pierden gran parte de su fuerza.
Así que lo
dicho: Rusia y China os dan las gracias, chicos. En esta carrera llegaréis con
la lengua fuera y muy detrás.
El Lince
El Lince
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