¿Dónde está tu mente?
La pregunta del millón para la pretendida izquierda.
Aunque la respuesta no está en el viento, precisamente. Su mente son las
instituciones, los sillones. La calle les produce urticaria. Pero la
calle canta el Ave María esperando la luna nueva, levantando los
adoquines para buscar la playa y llenando las semanas de esperanza.
¿El caos sin sentido? No, la ira, la rabia, el rechazo a una Europa
donde los parlamentos son una mierda y gobierna la tecnocracia de
Bruselas, donde se hunde la esperanza de los pueblos (Grecia como
paradigma), el rechazo al lujo, a la ostentación frente a la miseria
cotidiana. El rechazo al capitalismo va adquiriendo forma cada vez más
clara y combativa.
El sistema ha dado un paso más, el último ya visto que la represión no está funcionando: el Ejército.
Aunque en el Acto XIX no ha ocurrido nada, el Ejército tiene orden de
disparar. Es decir, se acepta que tiene que correr la sangre para
mantener el orden. Ya no hay vuelta atrás. Y no hay que hacerse ninguna
ilusión “democrática”. El gobierno francés considera cómplice de los
violentos a todos los participantes en las manifestaciones de los
“chalecos amarillos”. Hay que devolver el argumento y considerar como
cómplices de la represión a todos quienes defienden la necesidad de
estar en las instituciones. Eso incluye a la pretendida “izquierda”,
aunque en este Acto XIX se ha visto a Melenchon (el dirigente de La
Francia Insumisa) entre los manifestantes en un gesto raro de apoyo.
A pesar de las amenazas, de las sanciones, de las prohibiciones (en
muchas ciudades se ha pretendido impedir las manifestaciones y en
algunas se ha logrado) el ánimo no decae. Al igual que la policía
paramilitar conocida como Guardia Civil en el Estado canalla (más
conocido como España) registró los autobuses de independentistas
catalanes que se dirigían a una manifestación en Madrid hace un par de
semanas, la policía francesa registraba coches y mochilas en busca de
chalecos amarillos (por cierto, en una de esas la policía robó las
camisetas de un equipo de fútbol, el París Saint Germain). Pero la
intimidación no ha dado resultado. La represión continúa, pero la
determinación de continuar resistiendo y combatiendo, también.
Así se han protegido los comercios de lujo y los bancos atacados el sábado pasado.
Y así continúa actuando la muy democrática policía contra peligrosos y violentos alborotadores.
Se llama Genevieve y tiene 73 años. Tiene rotos el cráneo y el oído interno derecho. Otra víctima más a sumar a la ya larga lista de casi 3.000 heridos en la “cuna de la democracia”, esa que abandera Europa y da lecciones a Cuba y Venezuela, por ejemplo.
Los “chalecos amarillos” de Francia siguen siendo la esperanza de la
moribunda Europa. Son la vanguardia del futuro. Son los espartanos de
las Termópilas, los numantinos de Numancia. Los comuneros de la Comuna
de 1871. Están haciendo frente a la apisonadora neoliberal contra el
movimiento social y tal vez lo hacen cerrando las calles, pero
claramente están abriendo el camino.
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