La trampa
de la intervención en Venezuela
No resulta creíble, dada la trayectoria
de la Administración Trump, que sea una preocupación genuinamente democrática
la que está detrás de la decisión de los Estados Unidos
O los países de la Unión Europea
consiguen desviar la estrategia unilateral de Estados Unidos en una dirección
multilateral, que implique una negociación entre los venezolanos con tutela
internacional, o acabaremos pagando un precio muy alto
ELDIARIO.ES
04.02.2019
Manifestación
de la comunidad venezolana en España en apoyo de Juan Guaidó EFE
Juan Guaidó no se autoproclamó presidente
de Venezuela, sino que le ordenaron desde la presidencia de Estados Unidos que
se autoproclamara con la finalidad de tener una justificación para poder
intervenir en dicho país. Ha sido el presidente Trump el que ha decidido que
había llegado el momento de intentar dar un jaque mate a Nicolás Maduro y ha
decidido que esta era la forma en que debería ser instrumentado.
La unilateralidad en la manera de
proceder alcanza una dimensión superior a la que estábamos acostumbrados
últimamente. Para intervenir en Irak el presidente Bush, aunque la decisión
fuera casi exclusivamente suya, tuvo que intentar convencer a la comunidad
internacional de que existían "armas de destrucción masiva" y tuvo
que someter a debate la cuestión en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,
además de contar finalmente con el apoyo de una número considerable de
gobiernos de distintas latitudes. Barack Obama renunció a intervenir en Siria,
tras haberse verificado que el presidente Asad había utilizado armas químicas
contra sus propios ciudadanos, ante la negativa de Reino Unido a participar en
la intervención como consecuencia de la votación en contra en ese sentido por
la Cámara de los Comunes.
En esta ocasión el presidente Trump ha
decidido poner en marcha lo que parece ser que se pretende sea el momento final
de la operación de acoso y derribo del régimen bolivariano sin contar con
nadie. Con su decisión está obligando a tomar posición a los demás países. El
conflicto realmente existente en Venezuela ha dejado de ser un conflicto
básicamente interno, para pasar a convertirse en un conflicto fundamentalmente
internacional.
Y un conflicto internacional que llega
en un muy mal momento, especialmente para los países europeos en general y
España en particular. No resulta creíble, dada la trayectoria de la
Administración Trump, que sea una preocupación genuinamente democrática la que
está detrás de la decisión de los Estados Unidos. No es el restablecimiento de
la democracia en Venezuela el objetivo que se persigue, sino algo distinto, que
no sabemos con seguridad qué es, aunque podemos sospecharlo. Y que, en el
supuesto de conseguirlo, supondrá la imposición inicialmente de una forma no
democrática de ejercicio del poder con posibilidad de proyectarse en el tiempo
de manera indeterminable.
Para Estados Unidos una salida no
democrática a la crisis de Venezuela no le supone ningún problema. Más bien lo
contrario. Una salida en ese sentido con una duración "razonablemente
indefinida" es la mejor de las posibles. No tendría ninguna dificultad
para "vender" esa solución en el interior del país y podría
justificarla en el exterior en la necesidad de restablecer las condiciones
necesarias para que una forma política democrática pueda operar.
Para los países europeos supone un
problema enorme. En las elecciones de mayo el debate más importante va a ser el
de la naturaleza de la democracia como forma política. Y en ese debate la forma
en que se de salida a la crisis de Venezuela va a tener una gran importancia.
Dejarse arrastrar por Estados Unidos en una salida autoritaria únicamente puede
jugar a favor de todos los partidos que están juramentándose para destruir la
Unión Europea desde dentro.
O los países de la Unión Europea
consiguen desviar la estrategia unilateral de Estados Unidos en una dirección
multilateral, que implique una negociación entre los venezolanos con tutela
internacional, o acabaremos pagando un precio muy alto. El apresurarse a seguir
a la Administración Trump en el reconocimiento de Juan Guaidó es un paso en la
mala dirección. El liderazgo de Donal Trump no puede conducir a nada positivo y
en el clima en que se van a celebrar las elecciones europeas en el mes de mayo,
todavía menos. Para los países europeos en general y para España en particular
la intervención europea en Venezuela liderada por Estados Unidos es una
"trampa". Esperemos que existan convicciones y reflejos para no caer
en ella.
He tenido la impresión al oír al
Presidente del Gobierno esta mañana, de que esta era la preocupación que
rondaba por su cabeza.
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