EL MAYOR FRAUDE PERIODÍSTICO DE LOS ÚLTIMO AÑOS: DER SPIEGEL
Viento Sur
05.01.2019
Relotius, un farsante premiado por la
CNN
El semanario Der Spiegel, el de mayor difusión entre
las revistas alemanas, ha admitido la publicación de 55 artículos “total o
parcialmente inventados o falsificados” por el periodista Claas Relotius. Sin
embargo, los cazadores de bulos se han callado como perros ante uno de los
mayores fraudes periodísticos de los últimos años.
La revista se ha esforzado por presentar el escándalo
como un caso único que imputan al periodista, dejando al margen la
responsabilidad del medio. ¿Engañan porque a su vez son engañados?, ¿nadie en
la redacción se dio cuenta de los 55 engaños?, ¿no leen lo que publican?, ¿los
demás medios tampoco se dieron cuenta?
En la explicación de este fraude hay un pequeño gran
fallo: Relotius también ha escrito numerosos artículos para otras publicaciones
alemanas y suizas “de prestigio”, empezando por Die Welt, Die Zeit,
Tageszeitung, Süddeutsche Zeitung y Frankfurter Allgemeine Zeitung, y llegando
incluso al Swiss Weltwoche, portavoz de los neonazis del Partido Popular Suizo.
Hay otro segundo gran fallo: por contar mentiras
Relotius recibió casi una docena de premios periodísticos “de prestigio” que no
le han retirado para levantar el menor ruido posible.
Lo más interesante es que Der Spiegel confiesa que
publicó los artículos fraudulentos de Relotius porque eran “demasiado buenos
para ser ciertos”, es decir, porque eran funcionales a la ideología dominante,
porque cuadraban con las explicaciones oficiales y con las campañas de
intoxicación, por ejemplo sobre las guerras de Irak y Siria. Dentro de
una campaña de mentiras, otra mentira más pasa desapercibida.
Para justificar la intervención imperialista en
Oriente Medio, Relotius inventó un cuento de terror sobre dos “jóvenes
cachorros” secuestrados, torturados y entrenados por el Califato Islámico, el
típico reportaje periodístico que sirve para encubrir la invasión militar de
Siria e Irak y los padrinos que mueven los hilos tras el espantajo denominado
“Califato Islámico”.
Las invenciones de Relotius sintonizan con una
marejada de desinformación que dura ya 15 años, desde que Colin Powell,
secretario de Estado de Estados Unidos, pronunció su infame discurso en la ONU
sobre las armas de destrucción masiva en poder de Sadam Hussein. Aquel discurso
basado en falsedades fue ampliamente reproducido en todo el mundo sin que
absolutamente nadie rechistara.
Lo que en 2003 sirvió para invadir un país, sirve hoy
para justificar la guerra más sangrienta de este siglo, y si aquella guerra no
ha terminado, las mentiras tampoco.
Así está hoy la libertad de expresión. En la década de
los setenta del pasado siglo, Bob Woodward y Carl Bernstein fueron aclamados
como héroes por revelar el escándalo de Watergate. Por el contrario, ahora
Julian Assange y Edward Snowden, que han expuesto crímenes incomparablemente
más graves del imperialismo estadounidense, se han tenido que marchar al exilio,
mientras a los periodistas farsantes, como Relotius, les conceden premios.
Señores cazadores de bulos: el bulo son Ustedes. ¿No
buscaban noticias falsas? Aquí tienen unas cuantas bien gordas, aunque no
proceden de una humilde red social sino de los monopolios informativos más
importantes de Alemania y Suiza, esos que gozan de tanto prestigio.
Aquí tienen el mayor venero de fraudes informativos:
las grandes cadenas de comunicación. La hipócrita campaña contra las
noticias falsas no va a confundir a nadie. No es más que un pretexto para
imponer la censura en internet, dirigida especialmente contra las pequeñas
publicaciones progresistas e independientes.
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