El sentir general toma el
Estado español como un Estado democrático. Veamos como esto no es así.
Artículo 1.º de la Constitución Española de 1978:
“España se constituye en un
Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de
su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo
político…”
En primer lugar, si España se constituye…, es que no es, porque lo que es no necesita que
se constituya porque ya está constituido.
El artículo 1.º de la
Constitución Española de 1931 decía: “España es…”, luego si es ya no necesita serlo puesto que lo
es. Pura lógica.
“España se constituye en un
Estado social y democrático de Derecho…”, es decir, que lo que se toma
habitualmente como “democracia” está
compuesta por tres elementos distintos, a saber: lo social, lo democrático y
el derecho. En primer lugar, se
debería dilucidar qué es y qué significan y representan lo social, lo
democrático y el derecho, porque bien podría suceder que lo social fuera algo
distinto de todas las virtudes que se le atribuyen a lo que es lo civilizad;
que lo democrático fuera el tipo de democracia orgánica que se ejercía en el
Régimen de Franco y que el derecho (que no es necesariamente algo que coincida
con la justicia, como podrían ser la leyes que se aplicaban en la Alemania
nazi), pero al margen de lo que quiera que sean, representen y signifiquen, lo
que no cabe duda es que tienen naturaleza distinta a la democracia, entendida
esta como la concibieron los atenienses 400 a. C.
La democracia según los griegos
es el poder del pueblo: demo = pueblo;
cracia = poder. Y es evidente, que en España el poder ni lo tiene el pueblo
ni emana del mismo, sino de las aproximadamente 1.400 personas que representan
el 0,0035% de su población y que controlan más del 80% de toda la riqueza
nacional, frente al 99,9965% de la población que dispone de menos del 20% de
toda la riqueza que crea, y de donde salen los votos mayoritarios (en la
creencia que la democracia se reduce únicamente a votar) para elegir a los representantes,
en su inmensa mayoría, de los que los van a “representar”, pero que en realidad
lo que hacen es representar a los intereses de la exigua minoría mencionada
contra sus propios intereses.
La democracia, el poder del
pueblo, efectivamente establece las normas dentro de las cuales se ejercita el
poder (el derecho) y determina la forma social en la que se vive (lo social).
Que España sea un estado
democrático no lo dice ni está establecido en ninguna parte, ni lo demuestra la
práctica social y política. Lo que establece la Constitución de 1978 a este
respecto es que el Estado es un “Estado social y democrático de Derecho”, es
decir, una no democracia en el sentido clásico del término. Un ejemplo: los
jubilados españoles no sabemos ni dónde está el dinero de la Seguridad Social
que durante decenas de años le hemos estado dando al Estado, antes de cobrar un
céntimo de nuestra pensión, ni quienes lo manejan, ni quienes se enriquecen con
nuestro dinero, ni quienes se van a terminar quedando con todo nuestro dinero.
Sin saber esto, cómo un jubilado puede actuar democráticamente votando a uno
para que actúe en su nombre, si ni siquiera sabe qué bienes le tiene que
administrar “su” representante. ¿Cómo le podrá exigir cuentas a “su” representante de la administración
realizada?
No hay comentarios:
Publicar un comentario