miércoles, 10 de agosto de 2016

EL GOBIERNO DEL PP TIENE EXPERIENCIA Y NO LE GUSTA LA GASEOSA PARA EXPERIMENTAR. PREFIERE EL ROBO DIRECTO A LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES, QUE TIENE MÁS MOGOLLÓN, Y DEJA MÁS SUSTANCIOSA GANANCIA AL MINISTRO DE LA GUERRA ESPAÑOL, SEÑOR MORENÉS, BANCO DE SANTANDER Y OTROS



El gasto militar español: ilegítimo, opaco e insolidario


Rebelión
Utopía contagiosa
09.08.2016


De nuevo el peso abrumador del gasto militar sobre nuestras vidas pasa desapercibido ante la capa de irrelevancia y de opacidad con la que sus promotores han sabido esconderlo a los ojos de casi todos. Para llevar a cabo esta ocultación cuentan con la complicidad, no exenta de responsabilidad, de no pocos opinadores y con el consenso desde arriba, por activa o por pasiva, de los políticos de viejo y nuevo cuño, los primeros más entusiastas y los segundos tal vez más resignados.

El estudio que hemos realizado este año [1], con el apoyo de 19 relevantes organizaciones y medios de difusión, detecta al menos 30.928,86 millones de € de gasto militar destinados a sufragar el entramado de la defensa durante 2016, lo que supone más del 2,7% del PIB español y el 7,14% del total de gasto de los presupuestos del estado.

La dimensión tan extraordinaria de este gasto se oculta en un maremágnum de equívocos hábilmente tejidos desde arriba, con lo que nos quieren hacer creer que
1º) se gasta poco en defensa (el mantra del Ministerio de Defensa, tanto en época de Rajoy como antes con Zapatero es que estamos al nivel de “Luxemburgo” en gasto militar y entre los estados que menos gastan en Europa) y

2º) que nuestros ejércitos, si no consiguen suculentas mordidas al presupuesto en breve (mordidas que suelen realizarse mediante la aprobación en verano y con nocturnidad de multimillonarios créditos militares extraordinarios y extrapresupuestarios y con un constante nivel de sobregasto en las liquidaciones de los presupuestos anuales de +20% de lo inicialmente presupuestado por el Ministerio de Defensa), nos dejarán indefensos ante las “amenazas” (por otra parte indemostradas, indefinidas, inconcretas, hipotéticas y de naturaleza no militar) que se ciernen sobre nosotros.

Nos oculta esta estrategia comunicativa del Ministerio de Defensa que el efectivo nivel de gasto militar que tenemos

1) es inaceptable en comparación a otras prioridades públicas y sociales,

2) nos ha arrastrado a una situación de endeudamiento inabordable (más de 30.000 millones de € en compromisos por compras de armas, a lo que sumar las nuevas “inversiones” en armas que pretenden subir esta deuda en otros 10.000 millones más),
3) provoca un pago anual de deuda militar para el autofinanciamiento del gasto militar corriente que supera los 16.000 millones de €, o que

4) todo ello nos obliga a una creciente sumisión respecto de los señores de la guerra y los vendedores de armas, de los halcones de occidente y su política agresiva y condiciona toda la política de defensa del Estado a los intereses ilegítimos del que podemos llamar con toda justicia complejo militar industrial español (complejo militar industrial que amalgama políticos e industriales “puertagiratorias”, una banca tenedora de deuda militar e inversora en este negocio que bien podemos denominar “banca armada” y un cúmulo de intereses creados de nuestra casta extractiva que tiene su mejor y más acabada expresión en el dominio en el parlamento del consenso “promilitarista” y el silencio en los espacios de comunicación e información de toda crítica a esta situación). Y, como colofón

5) Nos convierte en un estado canalla, uno de los principales promotores de la guerra y del intervencionismo militar en el mundo, ya sea mediante la venta directa y orquestada desde el estado de armas, ya mediante la contribución con fuerzas militare en cuanta operación militar exterior se promueve.

La dimensión cuantitativa de nuestro gasto militar

Pero demos una primera explicación de la composición de nuestro gasto militar previsible para 2016:

El Gobierno de Rajoy reconoce un gasto militar de 5.787,89 millones de euros, que se corresponde con el presupuesto del Ministerio de Defensa.
Fuera de éste se encuentran “disfrazados” otros conceptos que la OTAN considera también gasto militar como:
  • Los 3.477,71 millones de € de las clases pasivas militares, que dan de comer a nada menos que 2.200.000 personas fuera de los efectivos de Guardia Civil y ejército.
  • Los 1.735,45 millones de € que cuesta la financiación pública de los “organismos Autónomos Militares”: Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS), Instituto de la Vivienda, Infraestructuras y equipamiento de la Defensa (INVIED), e Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial Esteban Terradas (INTA).
  • Los 2.658,30 millones de € que, al menos, puede imputarse a Defensa ocultos dentro del Ministerio del Interior y básicamente destinados a la Guardia Civil y suministros de carácter militar para éstos y la policía.
  • Los al menos 500,42 millones de € con los que el Ministerio de Industria subvenciona a las industrias militares españolas para el apoyo al sector o para la construcción de engendros encargados por Defensa
  • Los 240,97 millones de € que el Ministerio de la Presidencia destina al espionaje español, CNI
  • Los 201,17 millones de € ocultos en el Ministerio de Asuntos Exteriores para el apoyo exterior a la política de defensa, desde el pago a organismos internacionalesmilitares a otros proyectos reflejados en nuestro informe.
  • Los 102,56 millones de € ocultos en el Ministerio de Economía y Competitividad para la financiación de programas militares externos al Ministerio de Defensa.
  • Los 40,42 millones de € del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio ambiente destinados a la vigilancia militar y al sector militar de AEMET
  • Los 39,49 millones de € con los que el Ministerio de Hacienda paga gastos de transporte militar y otros pequeños flecos.
  • Los 13,95 millones de € que se pagan fuera de estos ministerios para “Centros Universitarios de la Defensa”
  • Los al menos 0,64 millones que Fomento destina a programas militares o de coordinación militar.
  • Los 0,5 millones de € que destina el Ministerio empleo y Seguridad Social de a apoyar los buques medicamentalizados de apoyo a la operación militar de Mali.
  • Los 0,3 millones de € que destina el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
  • Los 0,02 millones de € que Cultura ofrece para restaurar bienes militares del patrimonio de Defensa,
  • Los 0,55 millones de euros que las Cortes Generales destinas a saraos relacionados con la OTAN y las organizaciones militares
  • Y los 1.05 millones de Euros que se destinan a pagos de militares en el presupuesto de la Casa del Rey Todo esto ofrece una cifra de gasto militar previsto en los presupuestos generales del estado de los diversos ministerios u organismos estatales de 14.801,23 millones de €, todo ello imputable como gasto militar según el criterio de la OTAN aunque nuestro Ministerio de Defensa no lo impute como tal, de ellos ocultos:
  • en 11 ministerios fuera del de Defensa , 3.784,69 millones de €
  • en otras secciones u organismos del P.G.E., 5.238,51 millones de € Pero esta cifra de ocultación no es todo lo que esconde nuestro presupuesto pues a ella hay que sumar otros costes que soporta el presupuesto de defensa como:
  • El coste de la deuda militar ordinaria que anualmente debe asumir y comprometer España, dentro de su capítulo de adquisición de deuda pública para pagar unos presupuestos deficitarios, para poder afrontar este gasto militar; una deuda militar ordinaria que hemos estimado, con arreglo al peso de la deuda pública total asumida para 2016 por España y el porcentaje que supone el gasto militar anterior sobre el gasto de los presupuestos generales del estado, en 10.865,20 millones de €.
  • Los sobrecostes que anualmente se autorizan con cargo al fondo de contingencia por parte del Gobierno para partidas militares conscientemente infradotadas (para que parezca que el gasto militar es menor del real) y que para 2016 estimamos en al menos 1.195,77 millones de €, atendiendo a la media de este sobrecoste de los últimos 12 años.
  • Los créditos extrapresupuestarios comprometidos para el pago de los programas especiales de armamentos adeudados a la industria militar, y que para 2016 ascienden a la cantidad inicial de 1.606,50 millones de €.
  • Las partidas de gastos “plurianuales” por adquisición de armas, comprometidos en ejercicios anteriores y de pago obligatorio en 2016, que ascienden a 287,14 millones de €
  • La imputación de intereses de la deuda militar que se arrastra, 1.137,71 millones de €. De este modo obtenemos una cifra final de gasto militar para 2016 desmesurada, inmoral, inabordable: no menos de 30.928,86 millones de € (puede ser más porque en las estimaciones tendemos a usar criterios conservadores y restrictivos e incluso a contabilizar como cero partidas que sabemos que ocultan gasto militar, pero desconocemos su importe o nos resulta imposible su estimación).
Por ello el gasto militar oculto supone el 81,29 % del gasto militar real, nada menos que 25.372,72 millones de € que a los ojos de la sociedad no existen, a pesar de repercutir gravemente en nuestro nivel de vida, en la deuda ilegítima que nos obligan a pagar (en este caso con doble motivo porque es deuda para adquirir armas en beneficio de unos pocos y con ocultación y en perjuicio de todos) y en las posibilidades de usar el dinero público en bienes sociales en vez de en militarismo.

La opacidad deliberada del gasto militar español

En el informe de este año hemos definido, por primera vez, el Índice de Opacidad del gasto militar, que tiene en cuenta el porcentaje del gasto militar que se oculta con respecto al presupuesto militar con el que se compara. La opacidad del gasto militar ocurre en todos los estados, pero no tiene en todos la misma intensidad. Desde nuestro punto de vista es positivo aportar una escala que intente medir, aunque sólo sea aproximadamente el volumen de la opacidad del gasto militar.

Para el análisis de este cuadro, nótese que no nos referimos a asignaciones presupuestarias decididas social y democráticamente por la población, sino que nos estamos fijando en lo contrario: aumentos presupuestarios ocultos, opacos, y, por lo tanto, sin el necesario control parlamentario y social.

Pueden existir situaciones políticas, económicas y sociales sobrevenidas y urgentes que hagan que un cierto grado de opacidad en un gasto sea asumible, por un periodo corto: unos pocos presupuestos anuales.

Nos resultaría a todos más difícil aceptar una situación de opacidad presupuestaria, en cualquier partida, más continuada en el tiempo y de cuantía mayor. Este ocultamiento empezaría a ser poco aceptable porque implicaría que el gobierno estaría haciendo sus funciones de espaldas a la sociedad, engañando y sin dar verdaderas explicaciones democráticas. También significaría que el control parlamentario estaría muy mermado.

¿Qué pensarían los españoles y españolas si el grado de ocultamiento del gasto de cualquier ministerio fuese mayor del 50 %? Sería escandaloso. Posiblemente lo considerasen inaceptable porque implicaría que existe una muy baja o nula calidad democrática en el ejercicio del gobierno ya que ofrece unos presupuestos mentirosos con continuidad y en volúmenes de gasto importantes. Posiblemente algo en lo que habría que pedir explicaciones políticas y penales de manera urgente y tajante.

¿Puede ser imaginable que el grado de opacidad, de ocultamiento de un presupuesto determinado pasase del 100 %, y, sobre todo, que lo hiciese de manera continuada en el tiempo?

Pues esta es la realidad del Gasto Militar. Y no sólo en 2016, sino en cualquiera de los años precedentes. En 2016 se va a ocultar, al menos, el 437’55 % del G.M. del Estado Español. Un gasto que se caracteriza por:
  • Ausencia total de calidad democrática y de transparencia en la toma de decisiones tanto por el gobierno como por el parlamento.
  • Fallo total en el sistema de control parlamentario. Se evidencia que unos parlamentarios están en connivencia con los militares y con el gobierno militarista; y también es seguro que otros parlamentarios están haciendo dejación de funciones en sus labores de control de la actividad del gobierno en lo militar.
  • El sistema político que así obra deja claro a la ciudadanía que no existen garantías democráticas reales en los temas militares.
  • Esta situación deriva en un Estado crecientemente militarizado en todos sus aspectos políticos-económicos-sociales. Esta militarización del Estado se estaría realizando, eso sí, mediante una práctica política muy alejada de la vistosidad de un golpe de estado, por medios mucho más sofisticados y ladinos, pero con una efectividad igual.
  • El ejército actúa como un estado dentro del Estado que sólo vela por sus intereses. Conforma una casta altamente privilegiada y, a la vez, oculta a la crítica social por múltiples mecanismos políticos y económicos.
  • De ello se sigue que es necesaria una connivencia militares – élite política que podría tener un ejemplo máximo en un ministro (Morenés) y un secretario de Estado (Arguelles) que han usado las puertas giratorias con continuidad. A ellos se les podrían añadir otros ejemplos del PSOE para no ser parciales y para que se vea que el problema es generalizado.
  • El resultado aparenta una situación de Impunidad total del militarismo en sus aspectos políticos, e incluso penales porque sus intereses estarían favorecidos cotidianamente por la élite dirigente.
  • El engaño social es generalizado y para mantenerlo conviene mantener en la desinformación y la ignorancia a la sociedad, a lo que bien se prestan los medios “generadores” de opinión pública.
  • El despilfarro, el descontrol económico y político, y, muy posiblemente la corrupción sistémica en las cuestiones de defensa campan a sus anchas.
Nota:
[1] https://es.scribd.com/doc/311632330/Gasto-Militar-2016
Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?El-gasto-militar-espanol-ilegitimo

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