lunes, 8 de agosto de 2016

DOGMAS Y HEREJÍAS CAPITALISTAS


El dogma de mercado y las herejías que nunca llegan a convertirse en Blasfemias

Las críticas neoliberales al neoliberalismo

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06.07.2016

3. Las Herejías neoliberales, no son blasfemias (contra el neoliberalismo). Liminar

Pierre Bourdieu, tanto como José Carlos Mariátegui, han contribuido en la interpretación correcta del significado de la herejía, la crítica hereje. Esta rectificación es útil a la hora de dar cuenta de los cambios en el neoliberalismo y fundamental para interpretar su versión de nuevo cuño que se pretende consolidar hoy: 

(…) La herejía, la heterodoxia, como ruptura crít ica, que está́ a menudo ligada a la crisis, junto con la doxa, es la que obliga a los dominantes a salir de su silencio y les impone la obligación de producir el discurso defensivo de la ortodoxia, un pensamiento derecho y de derechas quetrata de restaurar un equivalente de la adhesio ́ n silenciosa de la doxa (…) la subversión herética afirma ser un retorno a los oriǵ enes, al espiŕ itu, a la verdad del juego, en contra de la banalización y degradación de que ha sido objeto [énfasis propio; las cursivas no pertenecen al texto] (Bourdieu 2002, 121-122). 

Así se entiende y se clarifica que la doxa del mercado, el neoliberalismo, existe en su versión orto-doxa: el fundamentalismo de mercado, dogmática que defiende a limine el libertinaje –hoy casi desahuciado, ¡por los mismos neoliberales!– pero, al mismo tiempo, se consolida una nueva versión: la hetero-doxa, donde el mercado es fundamental, defensora de las libertades “auténticas” de mercado, operación que pretende renovar la fe en el neoliberalismo y actualizarlo. 

Esa es la función para la cual está dispuesta la herejía (neoliberal) y las críticas herejes. Lo que se necesita, sin embargo, para superar estadoxa, son blasfemias. 

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Notas

§ Agradezco a Carolina Jiménez y Lucas Castiglioni quienes me suministraron distintas informaciones en torno a la controversia generada por el artículo de Ostry et alter (2016). 
1 Las referencias sobre el Financial Times, Rodrik y Klein fueron tomadas del artículo: “La crítica del FMI al neoliberalismo levanta polvareda” del blog Jaque al Neoliberalismo (visita del lunes 6 de junio de 2016).

2 Mientras que autores como Lazzarato (2013, 102) observan que el viraje neoliberal consiste en el “paso del ordoliberalismo al neoliberalismo norteamericano”, el tránsito al cual aquí aludimos recorre precisamente un itinerario inverso: desde las visiones ortodoxas (angloamericanas) hacia las heterodoxas (austroalemanas) del neoliberalismo. Además de registrar el desplazamiento de las prácticas discursivas en ese sentido (Fukuyama, Stiglitz, etc.), análisis recientes confirman nuestra interpretación (Mirowski 2013, 83-84). Por ejemplo, Blyth (2014, 203), explicando el ‘disputado presente’ en la idea de austeridad anota: 

“A partir del año 2003, otro rumbo tomó Argentina. Esencialmente, una política opuesta a las ‘recomendaciones’ del FMI… En el año 2015, los avatares de la política dieron la victoria electoral a Mauricio Macri y con ello vuelve a la arena el ideario neoliberal (…)” [énfasis propio] (IADE 2016, 2).

4 Esta sugerencia fue hecha hace poco por el fundador del Institute for International Economics (hoy: Peterson Institute), cuna del Consenso de Washington en 1989. A través de “recomendaciones de política” dispuestas ante el Congreso de los Estados Unidos, el Peterson Institute propuso cuál debería ser el “nuevo” papel del FMI en medio de la crisis, entre otros: 

5 “En la campaña se garantizó la continuidad del equipo de gobierno y las políticas económicas del antecesor Tabaré Vásquez. Para Mujica estas políticas se resumen en la idea de alcanzar un capitalismo en serio’ basado en el presupuesto de ‘sociedades decentes’ en lo económico para desarrollar al máximo las fuerzas productivas. Muchas veces ha manifestado que rechaza el consumismo pero asume que es el motor de la economía y el crecimiento” [énfasis propio] (Percy 2015).

6 Existen múltiples ejemplos. Exactamente hace un año, la edición de junio de 2015, Finance & Development, el FMI publica el artículo: “What’s capitalism” ( Jahan & Mahmud 2015), donde se acepta: “Puede que los mercados libres no sean perfectos pero son probablemente la mejor manera de organizar una economía”. 

7 Este cambio tiene poderosos efectos, por ejemplo, en el ámbito estructural y funcional de la (vieja) administración pública estatal (aparatos, organizaciones e instituciones). La idea de un Estado regulador viene siendo promocionada acríticamente desde los años 1970s bajo nociones como el Estado modesto (Crozier, 1992), el post-burocratismo (Barzelay & Armajani, 1998) de los 1980s-1990s y hoy, de la mano de teorías y fenómenos reformistas como la (NuevaGestión Pública (véase Bozeman 1998, 21). Estas expresiones son, en lo fundamental y como bien las ha calificado entre otros O. Guerrero (2004), el neoliberalismo en la “administración pública” contemporánea (véase Puello-Socarrás 2008b y Miroswski 2013, 87). 

8 Otro ejemplo sobre este tipo emergente de dispositivos e instrumentos de política pública son las Alianzas público-privadas que promueve el Grupo del Banco Mundial, a pesar que los balances técnicos, de política y político, muestran un éxito (o fracaso) relativo, por cierto bastante limitado, después de varios años de aplicación a nivel global (véase Engel, Fischer & Galetovic, 2014). 

9 Se trata de los fundamentos presentes en la definición que A. Müller-Armack le otorga a la Economía Social de Mercado en 1956 y en donde reconoce como cofundadores a W. Eucken, F.A. von Hayek y W. Röpke (éste último quien acuño por primera vez la voz: “neoliberalismo”). La cita es larga pero ilustrativa: 

“(…) Los representantes de la economía social de mercado comparten con el neoliberalismo la convicción de que el antiguo liberalismo, si bien reconoció correctamente la importancia funcional de la competencia, dejó de lado los problemas sociales y sociológicos. A diferencia del antiguo liberalismo, su finalidad no es la reinstauración de una economía de laissez faire; su objetivo es más bien una síntesis novedosa. Asimismo, el concepto de la economía social de mercado se diferencia de manera precisa de una política económica intervencionista que mezcle elementos de dirigismo centralizado con otros de economía de mercado, hasta llegar a un bloqueo mutuo de aquellos elementos contradictorios entre sí, interfiriendo con el redimiendo económico. La economía social de mercado es un ordenamiento global de economía de mercado, conformado concientemente [sic]. La competencia debe ser el principio fundamental de coordinación (…) De este modo se distingue al socialismo, el cual desea lograr la reforma social a través de un dirigismo centralizado… Por consiguiente se puede definir el concepto de economía social de mercado como una idea de ordenamiento económico que persigue el objetivo de combinar, sobre la base de una economía competitiva, la libre iniciativa con el avance social, asegurado a su vez por el rendimiento de la economía de mercado”. [énfasis propio] (Müller-Armack, 1956: 17). 

11 El académico tecnócrata colombiano, José Antonio Ocampo, uno de los ponentes de la conferencia fondomonetarista a la que hacemos mención y quien históricamente se ha identificado con las posturas heterodoxas del neoliberalismo, ofrece una buena noción sobre qué significa la “regulación”. Refiriéndose a la cuenta de capitales, indica que las regulaciones deben ser concebidas: “(…) as speed bumps rather than permanent restrictions… This is true for any prudential regulation. Authorities always have to see how the market is evolving and adjust regulations to make them more effective ” (Ocampo 2011, 5), es decir: “intervenciones” de ‘golpe’, de ‘topeteo’, nunca permanentes y siempre en función de los mercados. Oliver Blanchard inauguraba esta misma conferencia diciendo: “The crisis has clearly shown both the limits of marketsand the limits of government intervention...[énfasis propio], frase que refirma en qué consiste exactamente concepto de “regulación”.

12 Stiglitz (2012) insiste en good governance, “buena gobernanza”.

13 Después llevada al libro editado por Akerlof, Blanchard, Romer y, una vez más: Stiglitz titulado: What Have We Learned?: Macroeconomic Policy after the Crisis (véase Akerlof et alt 2014).

14 La lista resulta extensa, sin embargo, varios nombres llaman la atención por la frecuencia habitual en las conferencias fondomonetaristas y el rol que vienen jugando en las críticas neoliberales al neoliberalismo: John Williamson (relator del Consenso de Washington en 1989) y Adam Posen (ambos por el Instituto Peterson para la Economía Internacional), George Akerlof (Universidades de California y Berkeley, y FMI). 

15 Como Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn (2011) reforzaba esta idea: “Al formular un marco macroeconómico nuevo para un mundo nuevoel péndulo se desplazará —por lo menos un poco— del mercado hacia el Estado, y de un entorno relativamente simple hacia uno relativamente más complejo… también debe dedicar[se] más atención a la cohesión social” [énfasis propio].

16 “Repensar” el “nuevo marco” para la política macroeconómica debe interpretarse al interior del neoliberalismo fondomonetarista. Ello no implica que las ideas fundamentales hayan cambiado; únicamente se matizaron algunas líneas e instrumentos de política. Por ejemplo, la mal-llamada estabilización económica”, corazón de la estrategia neoliberal de desarrollo desde mediados de siglo y llevada a cabo en la época de lasreformas estructurales, continúa hoy intacta:

“(…) Yendo hacia adelante, el nivel de ajuste fiscal   requerido… será formidable (…) Las implicaciones de política para la próxima o próximas dos décadas es que, cuando las condiciones cíclicas lo permitan, es necesario un gran ajuste fiscal, y si el crecimiento económico se recupera rápidamente, éste debería ser utilizado para reducir sustancialmente las proporciones de deuda/PIB en vez de financiar incrementos en el gasto o recortes en los impuestos” [énfasis propio] (Blanchard et alt 2010).

José Francisco Puello-Socarrás, Escuela Superior de Administración Pública (ESAP).

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