EL ESTADO ISLÁMICO: ORÍGENES Y COMPOSICIÓN DE UN FRANKENSTEIN SECTARIO
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Rebelion
Information Clearing House
25.01.2016
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
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Gadafi fue
derrocado del poder en septiembre de 2011; cuatro años más tarde, Trípoli está
gobernado por las milicias de Misrata, Bengasi está bajo el control del Jalifa
Haftar, apoyado por la milicia de Zintan, y Sirte está bajo la soberanía
efectiva de los afiliados del Estado islámico en Libia. Ahora llevará décadas,
no años, restaurar siquiera una apariencia de estabilidad en Libia y Siria;
recordemos que la guerra de poder en Afganistán se libró originalmente en los
años 80 y hoy, 35 años después, Afganistán sigue estando en medio de la
anarquía perpetua, el desorden y la inexorable insurgencia talibán.
Por otra parte,
el informe desclasificado de Inteligencia de la Agencia de Defensa [1] de 2012,
que presagiaba la subida inminente de un principado salafista en el noreste de
Siria, no fue examinado y se pasó por alto, luego fue suprimido
deliberadamente, no sólo el informe, sino que ese punto de vista -en general,
que una guerra civil en Siria dará a luz a los islamistas radicales- fue
sofocado con fuerza en los círculos de formulación de políticas occidentales
bajo la presión de los lobbies sionistas. Las potencias occidentales eran
plenamente conscientes de las consecuencias de sus acciones en Siria pero mantuvieron
la política de financiamiento, capacitación, armamento y la legitimación
internacional de la llamada "oposición siria" para debilitar el
régimen sirio y neutralizar la amenaza que Hezbolá, en el cercano Líbano, había
planteado a la seguridad regional de Israel; un hecho que la comunidad de
defensa israelí se dio cuenta por primera vez durante la guerra del Líbano de
2006, durante el curso de la cual Hezbolá disparó cientos de cohetes contra el
norte de Israel. Esos fueron sólo cohetes no guiados, pero fue una llamada de
atención para los estrategas militares israelíes sobre lo que va a pasar si
Irán le pasa a Hezbollah, cuya área de operaciones se encuentra muy cerca de la
frontera norte de Israel, la tecnología de misiles guiados. El interés occidental
en la guerra civil siria trata principalmente de garantizar la seguridad
regional de Israel.
El sectarismo y el surgimiento del Estado Islámico
A diferencia de Al Qaeda, que es una organización terrorista antioccidental, el Estado islámico es básicamente un equipo sectario antichiíta. Por lo general, la designación de "terrorismo" entiende que implica una organización que tiene las intenciones y la capacidad de cometer actos terroristas en suelo occidental. Aunque el Estado Islámico ha cometido actos de terrorismo contra Occidente, como los ataques de París, de alto perfil, si nos fijamos en el patrón de sus actividades de sabotaje, especialmente en el Medio Oriente, por lo general, se dirigen a los chiítas musulmanes en Siria e Irak. Unos pocos actos de terrorismo que han cometido en los estados árabes del Golfo también se dirigieron contra los chiíes en la provincia oriental de Arabia Saudita y mezquitas chiítas en Yemen y Kuwait. Por otra parte, Al Qaeda Central es sólo un pequeño grupo de individuos árabes cuya fuerza se basa en unos pocos cientos, mientras que el Estado Islámico es una masa insurgente cuya fuerza reposa en decenas de miles de personas, sobre todo en Siria e Irak.
Más aún, las milicias pro-Assad de Siria se componen de milicianos locales, así como los combatientes extranjeros chiíes de Líbano, Irak, Irán e incluso los chiítas hazara de Afganistán. Y yihadistas sunitas de toda la región también han acudido en masa al campo de batalla sirio de la yihad durante los últimos cinco años. Una guerra suní-chiíta a gran escala ha estado sucediendo en Siria, Irak y Yemen, que, obviamente, tiene sus repercusiones en toda la región de Oriente Medio, donde los musulmanes sunitas y chiítas han convivido en relativa paz durante siglos. Pero las potencias neocoloniales convenientemente negarán toda responsabilidad simplemente afirmando que: "No es culpa nuestra, los musulmanes se están matando entre sí", una afirmación absurda hecha por el Gobierno de Bush durante los años de ocupación en Irak. Sin embargo, ¿si acaso EE.UU. no hubiera invadido Irak en 2003 por sus 140.000 millones de barriles de reservas probadas de petróleo, habrían llegado las cosas a un punto tal de crisis? Y los neoliberales culparán a las víctimas y señalarán con el dedo a la religión islámica y descontextualizarán algunos de sus versos yihadistas para justificar toda la violencia y el derramamiento de sangre sin entender nada sobre la política que subyace en la región detrás del conflicto entre sunitas y chiitas.
No obstante, después
de la participación de Rusia en Siria, cuando Rusia afirma que luchará contra
el Estado Islámico, la afirmación, al menos, tiene sentido. Pero, ¿cómo puede
E.E. U.U. declarar que luchará contra una fuerza que es, en primer lugar, un
obvio subproducto [2] de su propia política en la región? Vamos a resolver un
tema primero: en un principio hubo dos partes en la guerra civil de Siria, el
régimen sirio y la oposición siria; ¿qué parte luchó con el apoyo de Estados
Unidos desde el comienzo de la guerra civil de Siria en el año 2011 hasta junio
de 2014? Obviamente, apoyó a la oposición siria, ¿y cómo estaba compuesta la
así llamada "oposición siria?" Una pequeña fracción de ella estaba
compuesta por soldados sirios desertores con el nombre de Ejército Libre de
Siria, pero la gran mayoría habían sido jihadistas islámicos que fueron
generosamente financiados, entrenados, armados e internacionalmente legitimados
por la alianza de la OTAN con el Consejo de Cooperación del Golfo ( CCG).
El Estado
Islámico no es más que uno de los numerosos trajes yihadistas sirios, otros
son: el Frente al Nusra, Ahrar al-Sham, la brigada al-Tawhid, Jaysh al Islam
etc. La razón por la que EE.UU. se ha vuelto contra el Estado Islámico es que
todos las demás organizaciones yihadistas sólo tienen ambiciones locales que se
limitan a la lucha contra el régimen de Assad en Siria. Incluso el emir de al
Nusra, Abu Muhammad al Julani, ha asumido un compromiso público [3] con Al
Jazeera por pedido de sus clientes del Golfo que su organización no tiene la
intención de atacar objetivos en los países occidentales, después de lo cual
los medios de comunicación occidentales se han vuelto amistosos con él e
incluyeron en su lista de los llamados "islamistas moderados" una
franquicia oficial de al Qaeda central en Siria.
Todos los
grupos yihadistas sunitas que están operando en Siria son tan brutales como
ISIS, lo único que diferencia a ISIS del resto es que es más ideológico y de
mentalidad independiente y también incluye cientos de ciudadanos occidentales
en sus filas que más tarde pueden convertirse en un riesgo para la seguridad
nacional de los países occidentales. Este hecho explica la política ambivalente
de los EE.UU. hacia un monstruo que ha nutrido en Siria desde agosto 2011 hasta
junio 2014, cuando se convirtió en una amenaza para los intereses estratégicos
de los EE.UU. como el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK), rico en petróleo,
que controla el norte de Irak. Así, la "guerra contra el Estado
Islámico" liderada por Estados Unidos desde agosto 2014 tiene menos que
ver con la búsqueda de una pronta solución a la crisis siria o la amenaza que
ISIS plantea a Irak y Siria y está más acerca de la amenaza que ISIS plantea a
los países occidentales en el largo plazo, un hecho que ahora se ha hecho
evidente después de los ataques de noviembre de 2015 en París.
Según este
informe del New York Times [4], hay más de 30.000 combatientes
extranjeros en Siria de más de 100 países que luchan junto a los grupos
yihadistas suníes para derrocar al régimen sirio; 4.500 de esos yihadistas
extranjeros son de los países occidentales y Francia es el mayor contribuyente
europeo de yihadistas extranjeros con 1.800 combatientes, Gran Bretaña, en un
distante segundo lugar con 750, y el número de yihadistas estadounidenses
luchando en Siria es relativamente pequeño, de aproximadamente 250. Aunque el
informe afirma que la mayoría de los yihadistas extranjeros luchan por los
medios de comunicación del Estado Islámico, pero las empresas, al ser un
portavoz del oficialismo político occidental, tienen un interés personal en
singularizar selectivamente el Estado Islámico y dar carta blanca a todos los
otros grupos yihadistas suníes, declarados en línea con la política occidental
y con el objetivo de derrocar al régimen de Assad en Siria.
La razón por la
cual Siria e Irán han estado más dispuestos a formar una alianza con Rusia
contra los yihadistas suníes es que la "guerra contra el Estado
Islámico" liderada por Estados Unidos se limita sólo a ISIS, mientras que
todos los otros grupos yihadistas suníes están disfrutando de total impunidad y
la coalición contra ISIS también incluye los principales clientes de los
jihadistas sunitas como Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Turquía y Jordania. Pero
la ofensiva liderada por Rusia en coalición con los regímenes chiíes antes
mencionados ha sido más amplia contra todas las organizaciones de yihadistas
sunitas que son apenas una amenaza a los regímenes chiíes tanto como ISIS.
Por otra parte,
los medios corporativos occidentales están pregonando en estos días que el
régimen de Assad ha sido reacio a luchar contra ISIS. No sé a qué clase de
directrices responden estas teorías absurdas y contractuales, pero es un hecho
que los recursos militares del régimen de Assad eran escasos, por lo que su
prioridad ha sido la de defenderse en todas las densamente pobladas zonas
urbanas de Damasco y Homs hasta Hama, Idlib y Alepo y en toda la costa de
Latakia. Sin embargo, ¿alguien recuerda la ofensiva de Hasakah, del mes de
agosto de 2015, en la que el ejército sirio defendió con éxito Hasakah y luego
derrotó a ISIS en alianza con los kurdos sirios? Los medios corporativos nunca
te dirán sobre la alianza anterior que existía entre los kurdos sirios y el
régimen sirio contra la oposición siria.
El factor kurdo
en la guerra civil siria
Para entender
el factor kurdo en la ecuación de Siria e Irak, debemos tener en cuenta que hay
cuatro tipos distintos de kurdos: 1) los kurdos KDP de Irak dirigidos por Masud
Barzani; 2) los kurdos PUK de Irak liderados por Jalal Talabani; 3) los kurdos
del PKK de Turquía; y 4) los kurdos PYD / YPG de Siria. El primero de ellos, es
decir, los kurdos KDP dirigidos por Barzani de Irak han sido tradicionalmente
colaboradores imperialistas que han formado una alianza estratégica con los
EE.UU. e Israel desde los años 90, es decir, desde la primera guerra del Golfo.
El resto de los kurdos, sin embargo, han estado tradicionalmente en el campo
socialista anticolonial y esa es la razón por la que el PKK ha sido designado
como una organización terrorista por la OTAN. Entiéndase que Turquía tiene el
segundo ejército más grande de la OTAN y los separatistas kurdos del PKK son
los enemigos tradicionales del oficialismo turco.
A diferencia de
los kurdos dirigidos por Barzani de Irak, sin embargo, los kurdos del PYD / YPG
de Siria, ideológicamente afínes a los socialistas kurdos del PKK de Turquía,
habían formado inicialmente una alianza con Rusia pro régimen de Assad contra
los yihadistas suníes a cambio de limitada autonomía -la alianza antes
mencionada-, sin embargo, no fue sólo contra el Estado Islámico, sino contra
todos los grupos yihadistas sunitas que están operando en Siria, algunos de los
cuales han sido apoyados por la OTAN y países árabes del Golfo. No fue hasta el
año pasado, después de la declaración de guerra contra ISIS de EE.UU., que los
kurdos sirios cambiaron de bando y ahora son la pieza central de la política de
Estados Unidos para derrotar a ISIS en la región.
No se puede
culpar a los kurdos de esta perfidia porque están luchando por su derecho a la
libre determinación, pero una vez más las potencias occidentales han ejecutado
su test y han aprobado la política de divide y vencerás a la perfección en
Siria e Irak para ganar influencia y para cambiar el rumbo, a pesar del estrepitoso
fracaso de su política declarada para los tres primeros años de la guerra civil
siria, es decir, a partir de agosto de 2011 hasta agosto 2014.
Hasta agosto de
2014, la política declarada de Estados Unidos en Siria era de un cambio de
régimen y los kurdos sirios formaron una alianza defensiva con el régimen de
Assad contra los yihadistas suníes para defender las zonas semiutónomas de
mayoría kurda en el Kurdistán sirio; esa ecuación cambió, sin embargo, cuando
ISIS capturó Mosul, en junio de 2014 y también amenazó al aliado más firme de
EE.UU en la región, Masoud Barzani y su capital de Erbil, en el Kurdistán
iraquí, que es también el centro de operaciones de las grandes petroleras del
norte de Irak.
A partir de esa
situación, EE.UU. tomó un giro en U en su política en Siria y ahora el objetivo
declarado era "la guerra contra el Estado Islámico". Ese cambio de
política, a su vez, condujo a una reconfiguración de alianzas entre los actores
regionales y los kurdos sirios rompieron su acuerdo previo con el régimen de
Assad y formaron una nueva alianza con la OTAN contra el Estado Islámico. A
diferencia de su alianza defensiva anterior con el régimen sirio, que tenía
como objetivo proteger y defender las zonas de mayoría kurda en Siria del
ataque de los yihadistas suníes, esta nueva alianza kurda con la OTAN es más
agresiva y expansionista, y su consecuencia es obvia a partir de este informe
de Amnistía Internacional [5] sobre el desplazamiento forzado de los árabes y
el cambio demográfico de los kurdos sirios e iraquíes.
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