El activista Enric Duran, conocido
como Robin Banks, y su colectivo lanzan el Faircoin
La (fascinante)
historia de la criptomoneda alternativa que podría salvar a Grecia (y quizás al
mundo)
Rebelión
La Marea
03.08.2015
Enric Duran nos cita en un chat encriptado. El
activista conocido como Robin Banks todavía vive en la clandestinidad. “Para
sostenerme he tenido que hackear el sistema monetario, ¿verdad
que es original?”, dice.
“En los
primeros años de clandestinidad estuve probando el Bitcoin para gestionar
algunos de los aspectos de mi situación de forma segura”, explica Duran, que
explica que cuanto más aprendía más se daba cuenta del potencial que tenía una
“tecnología tan disruptiva”. De ahí nació la idea de hacer compatible la
independencia de los Estados y bancos que ofrecen las criptomonedas con los
valores de la “revolución integral”; que no es más -ni menos- que una propuesta
de sociedad post-capitalista de Duran y su colectivo basada en el
empoderamiento de la población en la toma de decisiones en todos los ámbitos de
la vida; es decir, en la economía, en la política, en la forma de sociedad, de
cultura, etc., al margen de los Estados y de forma asamblearia. No fue
hasta “abril de 2014 que se me ocurrió recuperar una criptomoneda que había
sido abandonada, el Faircoin, y utilizarla como herramienta para construir
una cooperativa abierta de carácter mundial, que bautizamos como Faircoop“,
continúa tecleando Duran. Desde entonces, con Thomas König, un programador
austriaco que enseguida se sumó al proyecto, este colectivo disperso de
activistas, hackers y agitadores varios se ha dedicado a desarrollar, testar e imaginar
todo lo que es posible al margen del mundo capitalista y de los Estados, bajo
un paraguas cooperativo y con una moneda virtual.
Cómo funciona el Faircoin (y el Bitcoin)
Las
criptomonedas son una unidad de valor que en lugar de estar ligada a un banco
central, o un bien tangible, como por ejemplo el oro, está ligada a un
algoritmo, una fórmula matemática que tiene un número determinado de
soluciones. Cada vez que un ordenador o un conjunto de ordenador
soluciona la fórmula se crea una unidad de valor, o sea un Bitcoin, en el caso de
la criptomoneda más famosa del mundo. Es como si un grupo de programadores
hubieran diseñado un juego. Las reglas del juego y el tablero están a la vista
de todas, ya que se trata de un programa de código abierto. Así todas las
participantes pueden evaluar que nadie hace trampas. Quienes resuelven el juego
ganan puntos o Bitcoins, esto se llama «mining» en inglés, o dedicarse a
la minería. Pero también puedes comprar criptomoneda con moneda corriente o te
la pueden regalar. El valor de la criptomoneda depende de la oferta y la
demanda, y no del dólar y de los tecnócratas neoliberales del Tesoro
estadounidense; cuanta más gente juega, más valor tiene.
La tabla o el
programa madre se llama Blockchain, que también podríamos decir que es un libro de contabilidad público y
abierto donde se pueden ver todos los movimientos peer-to-peer que
se hacen, por ejemplo, en Bitcoins. Es este tráfico lo que establece el valor
de la moneda respecto a las demás. Entre las ventajas concretamente del
Bitcoin, a pesar de que tiene una gran volatilidad porque es un mercado pequeño
y con relativamente poco dinero se puede alterar el precio de la moneda, sus
defensores dicen que es más difícil especular con él, o que cree una burbuja
porque tiene una tendencia matemática a crecer y más adelante a estabilizarse.
Pero sobre todo, el boom del Bitcoin viene del hecho de que
las transacciones son anónimas, independientes de gobiernos o bancos, y libres
de impuestos. Sus detractores señalan que el Bitcoin, y las criptomonedas en
general, presuntamente se utilizan masivamente para blanquear dinero y comprar
productos y servicios ilegales.
(Vídeo que no se ha podido insertar)
El Faircoin,
sin embargo, según Duran, va un paso más allá del Bitcoin. Se trata de cambiar
las reglas del juego. De entrada tiene un sistema de minería que no depende de
la potencia de tu ordenador y, por tanto, es más igualitario y más ecológico,
explican desde la Faircoop. Además, el colectivo está trabajando en un nuevo
algoritmo que recompensa la cooperación y no la competición individual,
puntualizan. También, explican los activistas, han creado cuatro fondos de financiación dentro
de la Faircoop que ayudarían a desarrollar las ideas libertarias de la
revolución integral a escala global, si la moneda tiene éxito. La idea de Duran
y sus compañeros es que o ganamos todos o no gana nadie. “La
Faircoop y el Faircoin son apuestas, todos los que participamos subimos en el
mismo tren, donde para que gane uno, tenemos que ganar todos. Es decir, el
éxito personal sólo llegará si llega el colectivo, y este éxito colectivo
provocará el éxito de muchos proyectos autónomos y personales “, aparece
escrito en la pantalla cuando Duran pulsa el intro.
Pero el hacker,
tras la pantalla, admite que es un proyecto aún con muchas preguntas por
responder. El Faircoin, de entrada, no puede evitar la especulación ni la
compra de armas o el blanqueo. “En una moneda descentralizada no
tenemos una herramienta de control en sentido fuerte”, escribe. “Lo que
tenemos son herramientas organizativas y comunicativas que promueven que el
Faircoin se utilice para cooperar, de forma solidaria, para construir una nueva
sociedad post-capitalista, y que beneficie a quienes lo quiera utilizar en esta
dirección; mientras que quienes buscan sólo la privacidad de la moneda ya
tienen el Bitcoin o el efectivo”, teclea rápidamente.
Utilizar
Faircoins es menos abstracto de lo que parece. La semana del 24 al 31 de julio
se celebró la Faircoin Week, que involucró a unas sesenta entidades esparcidas por todo el mundo. Muy
especialmente destacaron 11 colectivos en Grecia y 18 en España entre Cataluña,
Galicia y Valencia. Durante esta semana podías descargar gratuitamente 40
Faircoins, unos 2 euros, después de instalarte en el teléfono móvil o en el
ordenador una aplicación Wallet o cartera, y con estos comprar
productos justos en los establecimientos asociados. “Es difícil saber las
transacciones efectuadas porque no hay un contador que las sume y no todos los
movimientos que se pueden observar en el explorador son pagos reales. Pero está
claro que estamos en el inicio del uso del Faircoin como medio de pago y como
tal debe de haber movido esta semana algunas decenas de miles de Faircoins, lo
que equivale a unos pocos miles de euros”, relativiza Duran.
La presencia
del Faircoin en Grecia este verano está siendo importante gracias a que los
compañeros de Duran han organizado unos campamentos de verano en la isla griega
de Creta, del 15 de julio al 15 de agosto, para crear un tejido cooperativo con
colectivos locales, dar a conocer el uso del Faircoin y generar la autogestión
económica por la que apuestan desde la revolución integral, explican activistas
del campamento.
(Vídeo que no se ha podido insertar)
Enric Duran,
uno de los impulsores de FairCoop, la primera cooperativa mundial, explica
algunas claves del funcionamiento de la misma, y las implicaciones políticas de
adoptar un nuevo sistema económico sostenible y justo basado en la criptomoneda
FairCoin.
“El equipo de
la Faircoop ha provocado mucho debate y actividad en mi ciudad desde que
llegaron para celebrar los campamentos”, dice una participante griega. “Las
ideas revolucionarias que han traído, la energía y sus personalidades cálidas
son esenciales para ayudarnos a salir adelante. Lo peor de la situación
griega es que las promesas incumplidas de Syriza han supuesto la muerte de la
esperanza. Los dictados de la troika amenazan con llevar a la gente hacia
lo que parece inevitable, la pesadilla del fascismo”, sentencia.
Enric Duran se
hizo conocido en Cataluña después de que en 2008 hizo público que había robado
casi medio millón de euros a 39 bancos españoles en forma de pequeños créditos
que no pensaba volver. El dinero lo destinó a movimientos sociales. Después,
con un colectivo de activistas catalanes, fundaron la Cooperativa Integral Catalana,
que se trataba, de hecho, de llevar a la práctica las ideas de la llamada
revolución integral y era el embrión a escala catalana de la Faircoop.
Se trata de una red de cooperativas que alberga desde un restaurante a
viviendas o un centro de salud que funcionan fuera del capitalismo tanto como
pueden, por ejemplo, practicando la objeción fiscal. “Se trata de un proceso de
construcción de una práctica social autogestionaria al margen del control
estatal y del sistema capitalista”, termina Duran, que parece que resuma la
filosofía de su vida. A continuación, dice que tiene que irse, que le esperan
para coger un autobús.
“Adiós, un
abrazo”, y se cierra el chat.
[Artículo publicado en La Directa]
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