viernes, 26 de junio de 2015

CORRUPCIÓN, POLÍTICA Y 24-M



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24.06.2015


Los cinco artículos que aquí se ofrecen están vertebrados por la corrupción como necesidad estructural del capitalismo en su conjunto y del Estado español en concreto. Aun así, no siguen un orden lógico en su presentación, no responden a un índice temático que facilite la exposición de una teoría general sobre la corrupción. En realidad, cada artículo que aquí aparece viene a ser una especie de prefacio a otro artículo o ponencia anterior, publicado y a libre disposición en la Red, prefacio en el que se investiga muy brevemente sus relaciones con la corrupción.

Siguiendo el orden cronológico: el primer texto, que también hace de presentación de la serie, está escrito el 15 de abril de 2015 para relacionar siquiera rápidamente la corrupción en general con la crisis socioecológica, tema desarrollado en la ponencia Socialismo ecológico antiimperialista (II). El segundo es del 2 de mayo de 2015 y trata sobre la corrupción sindical, siendo una extensión del artículo 1º de Mayo entre la historia y el futuro. El tercero el del 13 de mayo y analiza la corrupción en el socialismo, a raíz del texto Origen y presente del socialismo. El cuarto es del 4 de junio y pretende hacer una crítica radical de la corrupción, refiriéndose al artículo Principio de radicalidad. Y el quinto es del 19 de junio y reflexiona sobre los efectos de la corrupción en el 24-M, según la ponencia El 24-M y la crisis internacional del nacionalismo español.

1).- La corrupcion como necesidad estructural (15/04/2015)

Una de las razones de ser de El Hurón es el hurgar en esos mundos oscuros a los que no se atreve a llegar la industria político-mediática, así que con este primer artículo abrimos una sección en la que intentaremos argumentar lógica e históricamente qué es la corrupción, cuál es su anclaje y función en el modo de producción capitalista que no sólo en el Estado español.

Como hemos dicho, la industria político-mediática no hurga con radicalidad en la razones materiales, sociales y culturales de la corrupción estructural de la sociedad española, pasividad que intenta camuflar al hacer de la llamada «lucha contra la corrupción» uno de sus apartados más rentables en lo económico. Es sabido que el morbo, la envía y el chismorreo de baja estofa, venden. Rentabilidad económica que puede traslucirse en rentabilidad política, aunque esta resulte ser menor de la esperada. Así lo sugieren la mayoría de análisis de los resultados electorales, al menos en el Estado español.

¿Por qué la lucha contra la corrupción ofrece tan limitado rédito político-electoral a los pocos partidos, grupos y colectivos que la investigan y denuncian? Porque el capitalismo español se ha formado históricamente sin la depuración de la podredumbre medieval realizada a sangre y fuego por una burguesía revolucionaria que, como sus hermana de clase, cortaba cuellos reales, aristocráticos y eclesiásticos, que expropiaba por la fuerza las inmensas propiedades de obispos y duques, que liquidaba el ejército e ilegalizaba la Santa Inquisición y la esclavitud, que desarrollaba un sistema judicial adecuado a los derechos burgueses, que avanzaba por primera vez en una política educativa y científica nunca antes existente, que racionalizaba el sistema de pesos, medidas y monedas, que reglamentaba la poca industria y el incoherente comercio, que…

Ninguna se estas necesarias conquistas democrático-burguesas se lograron de manera revolucionaria, vibrante y radical, como debiera ser para que arraigaran de manera irreversible en el subsuelo material y moral del débil capitalismo español. Algunas de ellas fueron desarrollándose parcial y lentamente no por la valentía burguesa sino por la negociación acobardada con las viejas clases dominantes, o incluso por gobiernos autoritarios y hasta dictaduras militares conscientes de que debían avanzar algo para no retroceder en todo hasta ser expulsados de su poder por los pueblos que malvivían en el Estado.

Iremos analizando la corrupción --las corrupciones-- en esta nueva sección, bien mediante artículos específicos, bien con presentaciones de artículos y textos que en apariencia poco o nada tienen que ver con esta característica histórica del capitalismo desde sus balbuceos, mostrando en esas presentaciones la presencia interna de la corrupción en tales textos.

Por ejemplo, una de las decisiones políticas que multiplicaron exponencialmente la corrupción española fue la Ley del Suelo de 1997 dictada por el PP y «mejorada» en 1998. Liberalizado el suelo no urbanizable el capital se lanzó como una hiena sobre ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autonómicos y otras estructuras administrativas, estatales o no, para arramplar con cuanta mayor cantidad de suelo posible. La mayoría de partidos políticos vieron en esas leyes medios de enriquecimiento masivo e instantáneo. Y como la codicia es un valor inherente a la ética burguesa, la corrupción se multiplicó al instante para obtener las máximas ganancias aunque fueran por métodos ilegales. El capital financiero-inmobiliario, el famoso «ladrillazo», se unió a las grandes corporaciones energéticas y del transporte, y a la industria del turismo, para forrarse en esta nueva California del oro, pero ahora del billete de 500 euros. Casi al instante, una masa incontrolable de dinero criminal, del narcocapitalismo y de las mafias, se sumó al festín romano de cemento y droga: fue el famoso «milagro español» de la era Aznar.

No hace falta decir que fue la tierra, la naturaleza aún protegida mal que bien hasta entonces al ser pública y no urbanizable, fue ella la que pagó los costos de la explosión inacabable de corrupciones, banquetes y cacerías orgiásticas de una minoría crápula que se apropió de bienes y recursos naturales, privatizándolos.


Pues bien, el texto que sigue puede servir para dos cosas unidas en la praxis: entender correctamente cómo es la lógica ciega e irracional de la acumulación ampliada del capitalismo que actúa en lo subterráneo de la vida económica y social según nos es presentada por la industria político-mediática; y saber por tanto cómo podemos luchar contra su depredación.

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