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ARTÍCULO PUBLICADO EN SEPTIEMBRE DE 2010
REPORTAJE:ESCÁNDALO ARMAMENTÍSTICO
¿Rescatar
a Grecia para seguir vendiéndole armas?
La fiscalía de Múnich investiga si
intermediarios alemanes corrompieron a políticos griegos en una venta de
submarinos, mientras Merkel aprobaba ayudas de 22.400 millones de euros
EL PAIS
Dos veces por semana durante todo el mes de agosto, unas 20 personas se
reunían en el Ministerio de Defensa griego. Altos cargos de la Marina griega,
juristas, asesores económicos y funcionarios del Estado, se sentaban junto a
directivos de la constructora de submarinos alemana Thyssenkrupp Marine Systems
(TKMS) y sus socios de Abu Dhabi Mar (ADM).
Las negociaciones, que todavía continúan, tienen por objeto establecer
cuándo y cómo pagará Grecia los millones de euros que debe por la compra de
submarinos alemanes, además de decidir el futuro del astillero griego de
Skaramanga, amenazado por la quiebra. Paradójicamente, las negociaciones tienen
que asegurar que Atenas firme un nuevo contrato para la compra de nuevos
submarinos. Todo esto en medio de la peor crisis económica de la historia del
país.
"Somos unos hipócritas. Prestamos dinero a Grecia
para que nos compre armas", denuncia el eurodiputado Cohn Bendit
El rearme griego se debe en parte a la especie de
peculiar guerra fría que mantiene con Turquía, según dice un experto
Los detalles de un negocio que dura ya varios años, la venta de armas de
Alemania a Grecia, han llegado a la opinión pública alemana en los últimos
meses. Mientras el Gobierno de Angela Merkel aprobaba ayudas de 22.400 millones
para contribuir al rescate de Grecia, los fiscales de Múnich comenzaban a
investigar a intermediarios alemanes que habrían pagado millones de euros a
políticos griegos para asegurarse la venta de submarinos. La investigación, que
empezó en mayo, se centra en un contrato entre Berlín y Atenas del año 2000 por
la compra de seis submarinos.
Pero la historia continúa. A pesar de la situación desoladora en que se
halla Grecia, Alemania (y en parte Francia) quieren seguir vendiéndole
armamento. Y Grecia parece dispuesta a comprarlo.
Con 133.000 soldados, Grecia tiene el mayor ejército de los países de la
OTAN en proporción a sus habitantes (11 millones). Alemania, poblada por 81
millones de personas, cuenta con 254.000 soldados. Ningún país de Europa
invierte tanto dinero per cápita en armas como Grecia. En la última década se
calcula que ha gastado 50.000 millones de euros en Defensa. Según un estudio
del instituto SIPRI de Estocolmo, Grecia ha sido el quinto mayor comprador de
armas en el mundo entre 2005 y 2009.
"Las empresas alemanas, francesas y estadounidenses ganan con estos
nuevos contratos con Grecia. Precisamente los Gobiernos de esos países, que en
el pasado mayo acudieron al rescate del país de la quiebra, argumentan que
tiene que ahorrar todo lo posible", denunciaba el pasado agosto una
investigación de Florian Hassel publicada en el diario alemán Welt am Sonntag.
"Existen diversas razones que explican por qué Grecia sigue comprando
armas, en este caso submarinos", explica Ottfried Nassauer, director del
Centro de Información Berlinés de Seguridad Transatlántica (BITS). "Por un
lado, es un problema de la vecindad con Turquía: por eso la Marina griega, que
en el pasado ha contado hasta con ocho submarinos, no quiere quedar por debajo
de cinco", explica.
Existen también razones históricas. Durante el período de la guerra fría,
tanto Atenas como Ankara obtenían sus armas como parte de la ayuda militar o
gracias a préstamos a largo plazo con intereses ventajosos. Pero tras la caída
del muro de Berlín, "Grecia y Turquía han continuado en una especie de
versión propia de la guerra fría", explica Nassauer. Solo ahora se percata
Grecia de que tiene que hacerse cargo de estos gastos.
Un estudio del BITS detalla los negocios de armas de los últimos 10 años y
ayuda a entender lo ocurrido. El astillero griego de Skaramanga es el más
grande del Mediterráneo. Sin embargo, viene registrando pérdidas desde los años
ochenta debido a que japoneses, chinos y coreanos producen a precios
inferiores. A finales de los años noventa trabajaban aquí 2.000 personas, y
varios miles más en tareas de transporte.
Para asegurar estos puestos de trabajo frente a la quiebra inminente,
Atenas cedió a una oferta de Howaldtswerke-Werft (HDW), una empresa de Kiel
subsidiaria de la alemana TKMSy socia de la también alemana MAN Ferrostaa. En
el trato, cerrado en el año 2000, Grecia se comprometía a comprar cuatro
submarinos por un valor de 1.850 millones, y los alemanes se comprometían a
rescatar el astillero. Como si no fuera suficiente, Atenas suscribió en mayo de
2002, con los mismos socios, otro contrato para renovar tres submarinos de un
modelo más antiguo, por un coste total de 985 millones de euros.
En la primavera de 2004, Bruselas amenazó con intervenir la política
dilapidadora de Grecia. La agencia estadística Eurostat informó al responsable
de Finanzas de la UE que Atenas había enmascarado durante años su déficit, en
particular debido a que entre 1997 y 2003 el país gastó en armas 9.000 millones
de euros más que antes. Muchas armas habían sido compradas gracias a créditos
internacionales y las deudas habían sido ocultadas.
A pesar del escándalo, Grecia siguió comprando armamento, aunque retrasó
los pagos. A finales de septiembre de 2009, TKMS anuló todos los contratos con
Grecia y declaró que ya no sería responsable del astillero helénico. El pasado
5 de noviembre, la empresa filial de Tyssenkrupp intentó demandar a Grecia ante
la Cámara de Comercio Internacional de París.
Mientras en diciembre pasado Grecia caminaba hacia la quiebra, empezaron a
circular especulaciones sobre un plan de rescate del país por parte del Fondo
Monetario Internacional o de la Unión Europea. Al final de cuentas, los que
tendrían que aportar más por su rescate serían Alemania y Francia; por eso, los
negocios de armas debían seguir sin detrimento.
El plan de rescate entrañaba una curiosa paradoja: obligaba a Grecia a ahorrar
en Defensa, pero al mismo tiempo le exigía respetar los contratos con las
empresas de armas. Este acuerdo fue denunciado por Daniel Cohn Bendit, diputado
de los Verdes en el Parlamento Europeo, en un discurso en Bruselas. "La
culpa de la corrupción política en Grecia es de todos", dijo Cohn Bendit a
gritos. "Tenemos que tomar una iniciativa para el desarme de Grecia y
Turquía (...) Somos unos hipócritas. En los últimos meses, Francia ha vendido
seis fragatas a Grecia por 2.500 millones de euros, y helicópteros por 400
millones; Alemania vendió a Grecia seis submarinos por un total de 1.000
millones de euros. Le prestamos dinero para que nos compre armas",
martilleó.
El problema, sin embargo, no es solo que un país tan endeudado siga
firmando contratos tan enormes con los mismos países que lo están rescatando.
El asunto es que contratos de esta magnitud dejan amplio margen a la
corrupción. Y es lo que, según los fiscales de Múnich, ha ocurrido con los
submarinos alemanes. "El mercado de armas es por sí mismo una incubadora
de corrupción, con enormes cantidades de dinero moviéndose y la necesidad de
mantener todo en secreto", explica Nick Witney, experto de Defensa en el
Consejo Europeo para las relaciones internacionales.
En ese contexto, la investigación que empezó en mayo pretende verificar si
una de las empresas que participaban en la construcción de los submarinos,
Ferrostaal AG, autorizó pagos de millones de euros a las autoridades griegas
con el fin de lograr las adjudicaciones. Según la fiscalía alemana, Ferrostaal
creó falsos contratos de asesores y consultores para encubrir que estaba
sobornando a "políticos y responsables de tomar decisiones". Aún no
hay acusaciones formales contra los directivos de Ferrostaal. Sin embargo,
varios ejecutivos han dimitido y la compañía se expone a pagar multas de hasta
120 millones de euros, si se demostrara su culpabilidad.
Las autoridades griegas están investigando paralelamente todos los
contratos de armas realizados por Atenas en los últimos 10 años, por un total
de 16.000 millones de euros, para establecer, entre otras cosas, si el país
pagó demasiado o aceptó contratos para armas que no necesitaba.
"El problema con los contratos de los submarinos es que es un acuerdo
antiguo. Fue firmado en 2000, antes de que Grecia tuviera los problemas
económicos actuales. Como todos los contratos, es muy difícil salir de él, y
los actores privados tienen todo el derecho a obtener su dinero", analiza
Christian Moelling, experto en armas del think tankalemán Stiftung
Wissenschaft und Politik (Fundación de Ciencia y Política).
Algo, sin embargo, queda
claro: no se trata de viejos problemas. A pesar de todo, Grecia continúa
comprando submarinos alemanes. El pasado 18 de marzo, los ministros de Defensa
y Finanzas griegos firmaron con TKMS y sus nuevos socios de Abu Dhabi Mar un
acuerdo base sobre el astillero de Skaramanga, que vincula otra vez viejas
deudas a nuevos submarinos. El contenido de este contrato ha sido publicado en Welt am Sonntag. En virtud de ese documento, Grecia no solo
aceptará todos los submarinos que ya han sido construidos, sino que se
compromete a comprar dos más, de la misma clase, por un importe de 1.000
millones de euros.
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