El resto del tintero: Susana Díaz reta a todos
La
presidenta de la Junta pone a prueba su liderazgo con un anticipo
electoral en marzo para salvar a su partido, frenar a Podemos y
rescatar lo que quedase de Izquierda Unida
JUAN
M. MARQUÉS PERALES
diariodesevilla.es
25.01.2015
BORGEN es una
sugerente serie danesa, un Ala Oeste de la Casa Blanca pero en el
país de Hamlet, donde la líder de los moderados, Birgitte Nyborg,
gana de modo sorpresivo la Presidencia. Una cuña entre
socialdemócratas y conservadores en forma de mujer,
arquetípicamente, femenina. Todo huele muy bien en Dinamarca, los
políticos van en bicicleta al Parlamento, apenas hay guardaespaldas
y dimiten si cargan 70.000 coronas de gastos particulares al erario
público. Pero como Maquiavelo es un espíritu universal, la serie
avanza como la seda entre corruptelas y ambiciones de políticos y de
periodistas. En las negociaciones previas a la formación del
Gobierno, Birgitte Nyborg muestra sus debilidades de mujer ante un
mundo monopolizado por machos. "Los hombres van de farol, algo
que no sabéis hacer las mujeres", le revela su marido. "Si
quieres ser el líder, debes sentarte en el sillón del conductor, no
en el del copiloto", le aconseja.
A
Susana Díaz, presidenta de la Junta, nadie le ha tenido que explicar
esto. José María Moriche, su esposo, tan alegre estos días con el
embarazo, sabe también de política, pero algo menos que la
presidenta. Con sus aciertos y defectos, sus lagunas y sus
experiencias, la presidenta andaluza es lo que, popularmente, se
define como una líder nata, y una líder asume sus propios riesgos.
Es capaz de arrastrar a toda una organización hacia el precipicio o
hacia la gloria. Si no se comprende esto -lo del liderazgo-, el
lector no alcanzará a hacerse una idea de las razones del adelanto
electoral en Andalucía y del ánimo que lo ha motivado.
Los
andaluces volverán a votar otro Domingo de Pasión, esta vez el 22
de marzo, para renovar su Parlamento autonómico. Contra el
pronóstico de los más sosegados, Susana Díaz ha decidido ser la
primera del país en enfrentarse a la furia, aún virtual, de
Podemos. Su líder, Pablo Iglesias, la retó la semana pasada en
Sevilla a discutir con él en un debate de televisión, su medio
natural, pero ella lo ha citado ante las urnas. En esencia, este
adelanto es un intento de Susana Díaz de salvar la hegemonía de la
izquierda que mantiene el PSOE desde la muerte de Franco, una
oportunidad arriesgada para mantener a su partido como la única
alternativa creíble a la derecha. Primero, en Andalucía y, después,
y si le sale bien, posiblemente en España, por eso el 22-M será
algo más que unas elecciones.
"Esto
es una locura". Para un antiguo dirigente del PSOE andaluz, el
anticipo electoral es un riesgo inasumible. Aun sin Izquierda Unida,
el Gobierno guarda algo de combustible en el depósito en forma de
Presupuesto de 2015. La reserva está llena. Susana Díaz podría
haber esperado a que se celebrasen las elecciones municipales del 24
de mayo; comprobar si Podemos entra en una nueva contradicción con
los pactos que se verá obligado a firmar en los ayuntamientos;
sentarse a observar qué sucede en las generales que Mariano Rajoy
convocará en otoño; medir de verdad al partido de Pablo Iglesias, y
convocar comicios cuando tocan, en marzo de 2016. Ésta es la tesis
que han sostenido en los últimos días los más prudentes en el
PSOE, los más experimentados, por así decirlo, que, aunque no sean
críticos con Susana Díaz, temen que esta pirueta acabe en un
fracaso global.
Pero
el fracaso, sostiene esta corriente, no es una derrota en las urnas
-los sondeos le son favorables-, sino un Parlamento andaluz
ingobernable, con cuatro fuerzas, PSOE, PP, IU y Podemos, sin
opciones de pactos. "Ganaremos, pero lo que nos queda es
inestabilidad e ingobernabilidad, y una comisión de investigación,
explica un parlamentario autonómico. El portavoz de IU en el
Parlamento, José Antonio Castro, consciente de esto último, atizó
este temor el miércoles pasado con una comparación certera. Dijo:
"Si alguien me echa de un piso que compartimos, de malas maneras
y sin una justificación objetiva, ¿me va a pedir al día siguiente
que alquilemos otro piso juntos?". ¿Quién pactará con el PSOE
al día siguiente del 22-M? Por ello, Castro alertó de un "ciclo
de inestabilidad" nunca visto en décadas, ni en Andalucía ni
en España.
Ésa
es una posición, pero la reinante en el PSOE andaluz es otra. "¿Por
qué no le veis al revés? ¿Cómo vamos a estar dentro de un año?
Fíjate lo que te digo, Susana Díaz es la única del PSOE, pero del
PSOE en España, que es capaz de parar la ascensión de Podemos. Se
presenta en Andalucía para frenar a Podemos, y además de IU es que
no se fía". Quien habla es uno de los colaboradores más
cercanos de la presidenta andaluza. Díaz ha decidido retar a todos,
es el símil de Borgen: el piloto que ha decido tomar el camino más
difícil, con curvas, sin asfaltado e, incluso, con francotiradores
apostados en las cunetas ante la certeza de que más tarde, aunque
vaya por la autovía, los chuzos romperán los parabrisas.
Éste
será el panorama. Apenas restan dos meses para las elecciones. A
mediados de febrero, los partidos deberán presentar las
candidaturas. Podemos llega tarde, tendrá que acelerar sus plazos
porque no es hasta el 14 de febrero cuando tiene previsto elegir a su
secretario general, que con grandes posibilidades será la
eurodiputada gaditana Teresa Rodríguez. Debe elegirla, celebrar
primarias para nombrarla candidata a la Junta y confeccionar las
listas. Pero es que, además, Podemos está más débil en Andalucía
que en el resto del país. Y ello por dos factores: por el efecto
Susana -es la dirigente más valorada, según el último Barómetro
Joly, la única que logra un aprobado- y por IU, que en Andalucía
todavía le juega un espacio a los de Pablo Iglesias. De otra parte,
esta convocatoria ha cogido muy despistado al PP. Su líder, Juan
Manuel Moreno Bonilla, está en fase de rodaje y su partido aún no
se ha beneficiado de los primeros indicios de la salida de la crisis.
2015 va ser un buen año económico, Rajoy agotará hasta el extremo
su legislatura, y un supuesto beneficio electoral también podría
filtrarse hacia Andalucía.
Es
decir, que algunos en el PSOE califican de "locura" lo que
para otros y para Susana Díaz es una oportunidad electoral. Después
de las municipales, que se prevén muy malas para el PSOE, este
partido entrará en crisis, Podemos quizás pueda gobernar en algunas
comunidades y, tras las generales, Pablo Iglesias tendrá la fuerza
de un gran grupo parlamentario en el Congreso y en el Senado. El
PSOE, quizás, sea la tercera fuerza. Y éste es el escenario que
quieren conjurar los colaboradores de Susana Díaz.
Durante
meses, en San Telmo, la sede de la Presidencia de la Junta, se estuvo
barajando la convocatoria de elecciones anticipadas. Susana Díaz
quería gobernar en solitario, pero sobre todo necesita legitimarse
ante las urnas. Ella fue elegida, tras la dimisión del José Antonio
Griñán, con los votos de IU y del PSOE en el Parlamento andaluz.
Antes de las elecciones europeas, tuvo el encontronazo de la Corrala
de la Utopía con sus socios de IU. Pensó romper y convocar, pero no
pudo por la cercanía de las elecciones europeas. A finales del año
pasado, creyó que IU le pondría problemas para aprobar el
Presupuesto de 2015, pero los socios se portaron bien, aunque, al
final, presentaron una batería de enmiendas al anteproyecto que
había salido del Consejo de Gobierno.
Ésa
fue la primera señal. "Hay un Gobierno hasta octubre y otro
después, cuando se puso en marcha la estrategia de convergencia de
Alberto Garzón con Podemos", comenta uno de los miembros
socialistas del comité de enlace con IU. Por la federación estaban
Antonio Maíllo; el portavoz, José Antonio Castro, y el
vicepresidente, Diego Valderas. Por parte del PSOE, el número dos,
Juan Cornejo; el consejero de Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, y
el portavoz, Mario Jiménez. Como en el seno del Gobierno, las
relaciones personales han sido buenas. No obstante, hasta la elección
de Antonio Maíllo como coordinador, Valderas y sus consejeros habían
tenido un trato con la presidenta donde ésta guardó su jerarquía.
Un miembro de IU, que ha participado en reuniones con ella, relató
cómo a veces los hacía esperar a las puertas de su despacho antes
de una reunión. A Maíllo esto no le gustó, la respetaba como
presidenta, pero ambos eran líderes de dos partidos. La relación
entre ambos se estropeó. Y bastante. El trato personal cuenta en
política, y Susana Díaz alineó a Maíllo con el protolíder de IU,
Alberto Garzón.
Es
cierto que Susana Díaz necesitaba construir un relato para convocar
elecciones anticipadas, pero también que IU se lo ha ido escribiendo
desde diciembre. La presidenta explicó el viernes pasado a Maíllo
que su Gobierno había quedado "en precario" y ella,
"interina" a consecuencia del referéndum.
IU
convocó el mes pasado una asamblea, que llamó de evaluación, para
analizar el pacto de Gobierno. De allí salió que en junio, si no se
aprobaban cinco compromisos del pacto, se celebraría un referéndum
entre sus bases para decidir si se seguía en el Ejecutivo. De algún
modo, IU le puso un traje de interinidad al pacto.
Susana
Díaz creyó que esa asamblea concluiría sin problemas, pero además
interpretó que Maíllo quería entrar en su Gobierno. Sea cierto o
no, el caso es que IU defendió el derecho de la dirección a entrar
en el Ejecutivo andaluz. Otro punto de discordia, innecesario,
gratuito, pero revelador de que algo pasaba. A principios de enero,
sin que nadie se acordara ya, Diego Valderas, el vicepresidente de
IU, rescató un viaje a los campamentos saharauis de Tinduf al que la
presidenta se oponía. "Era un asunto zanjado", se comentó
en su día desde San Telmo. Para culminar el desencuentro, el
diputado Alberto Garzón arremetió contra la presidenta y tildó de
"indecencia" haber relacionado el viaje al Sahara con un
conflicto internacional. "¿Qué hago yo ahora?", preguntó
la presidenta a uno de sus colaboradores después de oír a Garzón.
"¿Qué hago yo ahora?", repetía Díaz en una pregunta
retórica.
Los
negociadores del PSOE pidieron a IU lo imposible: que convocase de
nuevo a la asamblea, la misma de diciembre, y rectificase el
referéndum. Se lo pidió a Antonio Maíllo uno de los negociadores
el pasado lunes en el Parlamento. "¿Cómo voy a hacer yo eso?",
respondió.
Así
que, entre los motivos objetivos de IU y las ganas ciertas del PSOE,
Susana Díaz encontró el hueco preciso para la convocatoria
electoral. "Maíllo decía que Valderas era muy débil con la
presidenta, y que él iba a embridar al PSOE, pues ya lo ha
embridado", explica uno de estos negociadores. La posición de
IU la resumió, claramente, Maíllo en una reunión con sus
coordinadores provinciales: esto no es un adelanto electoral, sino
"una ruptura unilateral" del pacto.
En
el PSOE sonríen. Sea por su reciente y buscado embarazo, por
desembarazarse de IU o por los sondeos que conoce, la presidenta luce
su mejor cara, sus colaboradores están contentos e, incluso, uno de
ellos, un tanto socarrón, se pregunta: "Lo que no comprendo es
cómo no lo ven en IU, si ellos son los que más tendrían que
ganar".
A
la vuelta del 22 de marzo, Susana Díaz quiere gobernar en solitario.
La maniobra es arriesgada, pero si la conductora sobrevive y el coche
aguanta, es posible que desee seguir avanzando. ¿Hasta dónde? Las
urnas la legitimarán para cruzar el Rubicón de Despeñaperros si el
PSOE se hunde a lo largo de 2015. El riesgo es tremendo. Un
colaborador cercano certifica: "Envía a su ejército a la
guerra, pero ella se pone por delante".
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