El Análisis de... Fernando de Silva
¿Más de lo mismo?
Susana Díaz al
descubierto: triunfa con su delfín Pedro Sánchez, y con el apoyo del aparato
del partido
ELPLURAL.COM
17/07/2014
Muchos militantes socialistas nacen,
crecen y se hacen profesionales de la política dentro del propio partido, sin
haber vivido ni sufrido la realidad social que dicen conocer, por mucho que su
padre haya sido fontanero. Se asemeja a un seminario, o a un convento, en donde
los curas y las monjas se aíslan durante años para recibir el adoctrinamiento
adecuado, que les hará defender de por vida, y sin complejos, la religión que
profesan. El Opus Dei hace lo mismo, pero con otro estilo y finalidad. Pero en
el fondo todo es igual o parecido, aunque las intenciones sean distintas.
A sus 40 años de edad Susana Díaz se
postula como la líder socialista del futuro, y su mayor mérito ha sido haberse
convertido en la presidenta de la comunidad andaluza, pero no en unas urnas y por
elección popular, sino por designación de su antecesor, que se vio obligado a
dimitir al estar presuntamente implicado en el caso de los ERE, uno de los
mayores casos de corrupción de nuestro país, y que aún está en fase de
investigación. Puede que la jueza Alaya se haya extralimitado en sus funciones,
pero nadie duda que Griñán dejó su puesto para descontaminar al gobierno
andaluz del proceso penal.
Susana Díaz no sabe idiomas, ni le
preocupa; dejó inicialmente su carrera de derecho para medrar en el PSOE, y le
es indiferente; nunca ha tenido ninguna profesión que no fuese la política, ni
cotizado como trabajadora por cuenta ajena, pero eso carece de relevancia, al
menos para ella. En definitiva considera que la política es una profesión
rentable y segura, alejada de las inclemencias que sufren actualmente los
contratos de trabajo, y no una vocación temporal y con fecha de caducidad. Por
lo que su curriculum es incompatible con una verdadera renovación del partido
socialista.
Cuando recientemente decidió no
postularse para secretaria general del PSOE, algunos pensaron que lo hacía por
prudencia y al no haber llegado su momento; y muchos la creyeron. Pero nos
engañó a todos: en un tiempo récord transformó a Pedro Sánchez en su delfín, y
lo convirtió en Secretario General gracias al apoyo de los militantes
andaluces. Su objetivo no era otro que preparar el terreno para presentarse a
las primarias como candidata socialista a las próximas elecciones generales,
con el apoyo del aparato del partido. Y puede que lo consiga.
La renovación de un partido no se hace
con caras nuevas y sin arrugas, sino con personas preparadas de verdad que
traigan debajo del brazo un nuevo ideario que poner en práctica, que respete
los principios ideológicos del socialismo; y, eso sí, acompañado de un
arrepentimiento profundo y sincero de todos los errores cometidos en los
últimos años.
Curiosamente el mismo día en que se
celebraban las elecciones para elegir al nuevo Secretario General del PSOE,
Susana Díaz se subía al carro de las descalificaciones, y en un gesto de
inmadurez política, aterrorizada por los resultados que dan las encuestas a la
nueva formación política, y utilizando similar argumentario al de la derecha
más recalcitrante de este país, afirmaba que “Podemos nos llevaría al
aislamiento internacional, al corralito y a la inflación venezolana”. No se
está enterando de nada: Podemos no es una formación política que alguien se
haya inventado porque sí; surge del descontento, de la traición del partido
socialista a los principios básicos de la izquierda, y de la indignación de
muchos españoles, que han comprobado cómo el PSOE se aliaba con el PP para
priorizar el pago de la deuda, a costa de brutales reformas en sanidad,
educación y derechos sociales.
La bicefalia en el partido socialista es
cuestión de meses. Nada peor en un partido cuando no se sabe quién manda, o
cuando quien lo hace de verdad mueve sus hilos entre bambalinas. Le deseo lo
mejor a Pedro Sánchez, pero me temo que sucederá lo peor, y tendrá razón Felipe
González cuando pronosticó que el triunfador sería un secretario general
efímero, o sin mando de verdad, que para el caso es lo mismo.
Los socialistas deberían de preguntarse
quién manda de verdad en el seno de su partido. Porque el hecho de que Pedro
Sánchez cambie de criterio y decida modificar la fecha de las primarias cuando
aún no habían pasado 24 horas desde su elección, y lo haga tras reunirse con
Susana Díaz, dice muy poco en su favor.
Hacer políticas de izquierdas no es
pronunciar frases grandilocuentes, sino adquirir compromisos en coherencia con
sus convicciones, por lo que sería muy útil ponerles a prueba. Tanto Susana
Díaz como Pedro Sánchez han manifestado en público, aunque con la boca pequeña,
que estaban disconformes con la modificación del art. 135 de la Constitución,
en aquel pacto vergonzante que unió al PSOE y al PP para modificar en 72 horas
nuestra Carta Magna, y así permitir que se priorizase el pago de la deuda,
aunque fuese a costa de no atender las necesidades básicas de los ciudadanos. ¿Estarían
dispuestos a proponer una nueva reforma del art. 135 de la Constitución, para
dejarlo como estaba? ¿No?, pues eso, más de lo mismo. Y que no se extrañen
cuando escuchen que PP y PSOE son la misma cosa; se lo han ganado a pulso.
Fernando de Silva es abogado y autor del blog SInLaVeniA
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