Arturo Fernández
Público.es
Doy por reproducido parcialmente el artículo publicado en enero de 2013:
Es periodística y políticamente obligatorio recordar de modo neutral
el índice de importantísimos avances instaurados durante la II
República:
1. La promulgación y puesta en vigor de la primera
Constitución democrática en España.
2. La asunción del poder de un
Gobierno provisional de primer orden.
3. El sensible aumento del número
de escuelas y de maestros y, nótese, maestras.
4. Una reforma agraria
lógica y no arbitraria ni demagógica.
5. Luchar por la elevación del
nivel cultural de los españoles.
6. Separación absoluta entre el Estado y
la Iglesia.
7. Ley de divorcio por primera vez en España.
8. La
creación del Cuerpo de la Guardia de Asalto (más tarde Policía Armada)
con intención no represiva, como era la Guardia Civil, sino defensiva.
9. Reducción del personal del Ejército sin provocar traumas personales.
10. Plan de Obras Públicas, que posteriormente se apropió el franquismo,
como por ejemplo el trasvase Tajo-Segura, Plan de pantanos en las
Confederaciones Hidrográficas del Duero y Ebro, la carretera de alta
ingeniería de Granada a Sierra Nevada.
11. Establecimiento por primera
vez en España del Impuesto de Declaración de la Renta.
12. Intentar la
vertebración de España a través de la aprobación de Estatutos de
Autonomía (el catalán en su totalidad y puesto en práctica, el vasco ya
durante la guerra civil, y el gallego, que no dejó de ser un proyecto a
realizarse). Todo un alarde y muestrario de justicia y modernización de
España, alejándose de monarquías absolutas, golpes militares, y retraso
secular. Negar esto es caer en la ruindad.
Desgraciadamente varias causas entorpecieron y bombardearon la buena marcha del nuevo sistema político:
1. Las graves y egoístas disensiones
entre los partidos políticos, todos, la CEDA de Gil Robles, las
desavenencias entre las varias tendencias del PSOE, el Partido Comunista
y su pretensión de establecer la dictadura del proletariado,
Anarquistas al completo, y los demás partidos claramente minoritarios
como Falange o los Tradicionalistas.
2. La rotunda y decisiva oposición y
contraactividad de la Iglesia Católica.
3. El Gran Capital y su
implacable presión económica.
4. La incultura absoluta de una mayoría
importante de los españoles.
5. El ambiente totalitario que existía en
Europa. Naturalmente todo esto llevó a la desestabilización y
preparación del golpe militar.
No existe, en mi criterio, un ansia republicana mayoritaria en la sociedad española, y los intentos bienintencionados en tal sentido son más románticos que prácticos y explicativos de las ventajas políticas de un regreso republicano. Las posibilidades de retorno de la República en la actualidad se reparten, en mi opinión, al 50% con la pervivencia de la Monarquía, pero crecerán notablemente con el transcurso del tiempo, no sé si mucho. La Familia Real no está a la altura exigible de las circunstancias; su conducta debe ser nítida y ejemplar, cosa que no está ocurriendo. Hasta en la sucesión de las mujeres al trono el Rey no está poniendo el empeño necesario para impulsarla, y si no cuida su imagen, inevitablemente llegará la República.
Nunca nada es inocente. Siempre todo es espurio e interesado en mayor o menor medida. La II República pecó y la hicieron pecar. Y es que la triste historia de España resulta extraordinariamente difícil de encarrilar. Pero es el único intento de que la vida sea una bella probabilidad.
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