Unespiaenelcongreso
23 abril 2014
Para quien no haya podido seguir en directo la segunda jornada del juicio contra el magistrado Elpidio Silva –acusado de prevaricación por encarcelar al banquero Miguel Blesa (Bankia y Caja Madrid)–y
solo se informe por una buena parte de la prensa digital o de papel o
por las televisiones o radios, no podrá salir de su asombro: el culpable
es el juez y la víctima el banquero. ¿El mundo al revés? Esta es la
crónica de una manipulación anunciada que jamás se podrá leer en España
-donde aún imperan la censura y las directrices políticas –que
jocosamente los periodistas llaman resignadamente “doctrina”– en unos medios de comunicación
arruinados y sostenidos por la publicidad del Gobierno y los créditos
bancarios irrecuperables– y que tendrá su continuidad hasta el próximo
lunes.
La segunda sesión del juicio al magistrado Elpidio Silva, candidato del Movimiento RED que encarceló al banquero Miguel Blesa,
responsable de la quiebra de Bankia, del fraude de las preferentes y de
uno de los agujeros financieros más profundos de la Unión Europea, fue
lo único que no defraudó: retransmitido por “streaming” desde
Eldiario.es y a pesar de las interferencias, interrupciones y
deficiencias del sistema de audio de la sala, cientos de miles de ciudadanos pudieron comprobar con sus propios ojos la pantomima: los jueces Arturo Beltrán y María Tardón, el fiscal Manuel Moix y los abogados de Miguel Blesa y de Díaz Ferrán (presidente de los empresarios hoy en la cárcel por estafa) encabezados por Carlos Aguilar,
la emprendieron contra un juez acusado de prevaricación que además
carecía de abogado y solo podía hablar cuando interrumpía la farsa.
Ciudadanos expulsados del juicio, protestas en la calle contra Blesa
y gritos en favor del juez, pero una buena parte de los periodistas
españoles alineados contra el magistrado que osó encarcelar al símbolo
de la corrupción en España. Parecía una consigna emanada desde el
régimen, pues todos los partidos guardan un sospechoso silencio ante el
atropello judicial, salvo “Podemos” de Pablo Iglesias, y la Izquierda Unida de Cayo Lara.
Ante observadores internacionales del Parlamento Europeo reclamados por Elpidio Silva y su abogado Cándido Conde Pumpido,
el espectáculo de como se pretende degradar a un magistrado que tuvo la
osadía de encarcelar a un banquero corrupto en España, registró este
miércoles un reguero de sorpresas:
Una magistrada (María Tardón) fue denunciada por el
periódico Infolibre por haber pertenecido a la Asamblea de Caja Madrid
(la que aprueba las cuentas del banco), además de desvelar que fue
teniente de alcalde de Madrid con el PP; un investigador de la Guardia Civil denunció que “alguien” (solo es posible que fuera del Ministerio del Interior) le sopló a Blesa que su teléfono estaba intervenido,
el acusado (Elpidio Silva) no podía nombrar nuevo abogado ni declarar o
preguntar a nadie si no lo hacía interrumpiendo. Y aún así, muchos
periodistas se pusieron en contra suya al emitir sus crónicas,
reprochándole esa actitud, como puede comprobarse en varios de los
titulares registrados al término de la sesión (13.30 horas). “Era lógico que estuvieran interceptadas mis comunicaciones”, se justificó sin rubor Blesa cuando le preguntaron por el “soplo” de sus “pinchazos” telefónicos.
Fueron los agentes de la Guardia Civil quienes corroboraron que
fueron ellos quienes indicaron al juez Silva que habían descubierto
indicios de criminalidad en la compra del City National Bank of Florida y en el crédito que Blesa le concedió a su amigo el empresario Díaz Ferrán y que nunca devolvió (22,5 millones de euros). Elpidio Silva
solo pudo decir, frente al magistrado Beltrán que le impedía hablar,
que el testimonio del sargento de la benemérita que investigó el “caso
Blesa” tenía un gran valor aunque al banquero y a sus abogados “no les
gusta lo que manifiesta porque dice la verdad”. La pantomima de juicio,
que Elpidio Silva ha denunciado por su manifiesta nulidad procesal, llegó al extremo que su abogado, Cándido Conde Pumpido, imploró salir de la sala porque estaba “entre la espada y la pared”: Silva pidió apartarlo del proceso por las “presiones” y “amenazas” sufridas y el presidente de la sala, Arturo Beltrán, le obligaba a quedarse y defenderlo sin su consentimiento.
También los espectadores y el público asistente pudieron comprobar el “pasteleo” entre el fiscal Manuel Moix, el banquero Miguel Blesa y sus abogados, hasta el punto que Elpidio Silva
rogó que el representante público “deje de guiar al testigo” Blesa con
sus inocentes preguntas que le servían en bandeja las cómodas
respuestas, como los cortesanos hacían con el manirroto rey Fernando VII
cuando jugaba al billar. El banquero, por su parte, no se recataba en leer una “chuleta” cuando era preguntado por cuestiones que probablemente sabía de antemano.
El magistrado Beltrán expulsó además de la sala a una preferentista a la que multó además con 100 euros. “¡Pero si no tengo ni para comer!”, señalaba la pobre señora, a la que el banco de Blesa había estafado sus ahorros. “¡Esto es insólito en un tribunal español!” alegó Elpidio Silva, mientras el fiscal Moix se reía y le acusaba de “demagogia” y el abogado de Blesa, Carlos Aguilar, imputado también en otras causas judiciales, se mofaba del juez y le llamaba “individuo”.
El servilismo del fiscal Manuel Moix hacia Blesa llegó incluso a la hilaridad al sugerirle, mediante una pregunta, que debía pedir “daños y perjuicios” contra Elpidio Silva,
lo que desencadenó entonces la airada protesta del público, expulsado
ya en bloque. Lo mismo ocurrió cuando el banquero dijo que Elpidio Silva había destruido su “prestigio” público, privado y familiar, “que lo tenía” antes de la quiebra del banco. En su descargo, Blesa
dijo que no había participado en ninguna operación de venta de armas,
aunque uno de los correos electrónicos, que también los magistrados se
niegan a incorporar a la causa, desvela que medió en esa operación junto
a su amigo José María Aznar, el político que lo nombró. Esta fue la unica sorna que se permitió el juez encausado:
“Yo no le acusé nunca de eso, pero sin duda que si él lo dice y
alguien pudiera algún día preguntarle, podría aclararnos la cuestión”,
pues la pareja Blesa-Aznar, según los correos electrónicos, llegó a
intentar burlar el embargo de armas norteamericano y de Naciones Unidas a
países en guerra civil. Según el diario ‘Infolibre’, Blesa
le buscó un contrato como comisionista de una empresa que vendía
armamento. La empresa EINSA, que tenía como uno de sus principales
objetivos vender aviones de combate a Venezuela, había intentado que Aznar abriera mercado en Libia y Argelia. El responsable de la empresa armamentística contaba a Blesa sus avances con Aznar.
Entre los periodistas-columnistas o tertulianos cuesta encontrar en España uno que no ataque al juez Silva y como muestra un botón: desde los cercanos al PSOE, Fernando Garea y Anabel Díez (El País) que lo hacen desde Cuatro TV y TVE, o la presentadora de Antena 3, Susana Griso, que pidió “un examen psiquiátrico” no para Blesa sino para Elpidio Silva, hasta los cercanos al PP, Alfonso Rojo desde 13 TV y Federico Quevedo, ex jefe de prensa del banquero Olivas (también acusado de corrupción) y del político valenciano Eduardo Zaplana (hoy en Telefónica con sueldo millonario). Y es que todos temen que Silva triunfe en las elecciones del 25-M:
“Gente aparentemente mucho más informada se pone del lado de un
personaje absolutamente pagado de sí mismo y totalmente carente de
cualquier sentido de la moral, la ética o del propio sentido común,
entregado a la causa del populismo rancio y casposo, y un ejemplo más de
eso que alguna vez he llamado la política friki, cuyo máximo exponente
es Miguel Ángel Revilla. Tal para cual. Flaco favor le
están haciendo quienes se precian de darles cancha a estos monos de
feria sobre el futuro de un sistema democrático que necesita más que
nunca todo lo contrario a la política basura que practican” dice Quevedo.
“Los políticos que tenemos son los que nos han llevado a donde
estamos. Y es verdad, no voy a negarlo, sería absurdo. Pero de ellos
depende también corregir el rumbo torcido que han cogido estos años
atrás. La política no es un espectáculo de prime time, es algo mucho más
serio que todo eso, y aun comprendiendo las razones de los ciudadanos
para sentirse en muchos casos engañados y estafados por los políticos,
nuestra obligación como defensores del sistema y creyentes en el Estado
de derecho es defender la nobleza de esa profesión a pesar de las muchas
veces que incluso a nosotros mismos nos producen repugnancia algunos
comportamientos. Pero ¿de verdad alguien se puede creer que va a venir
un Elpidio Silva, o un Miguel Ángel Revilla, a enderezar todo lo que está torcido?”
“Si de verdad cayera en sus manos el sistema, acabaría por pudrirse
completamente, y ellos serían los príncipes de la corrupción y el
caradurismo que imperan en regímenes como los que ellos admiran o como
los que admiran otros personajes, quizás más intelectuales en
apariencia, pero igual de frikis como Pablo Iglesias y la corte que le acompaña en Podemos, producto también todos ellos de la misma carnaza televisiva que nos ofrecen determinados programas. Elpidio Silva
es lo que vimos ayer: un juez arrinconado que reniega del sistema
cuando el sistema aplica los principios elementales de la ley y el
Estado de derecho contra él. Ya lo hizo antaño el juez Garzón, otro personaje de la misma catadura moral que Silva. Figuras como las de Silva, o Revilla, o el alcalde de Marinaleda, o el barbas de Beiras, o Iglesias representan
lo peor del sistema en el sentido de que son el producto de su propia
degradación… Nacen –por decirlo de otra manera– de la podredumbre que el
sistema ha generado durante estos años, pero precisamente por eso en
ellos es en las últimas manos en las que debe caer este, por muy enfermo
que esté”
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