HAY PSICÓPATAS EN LA POLÍTICA, LA BANCA Y EL MUNDO EMPRESARIAL
LA INFINITAESPIRAL.COM
11 de diciembre de 2012
Los psicópatas son individuos patológicamente
satisfechos consigo mismos y con una ambición sin límites
que les lanza en busca de riqueza y poder
sin importarles los perjuicios que puedan ocasionar con su desprecio
hacia las propiedades y los sentimientos de los demás mientras ellos no
sienten culpa o remordimiento alguno.
Aunque es corriente identificar a los psicópatas con los asesinos en serie, la inmensa mayoría de los psicópatas nunca matan (al menos directamente) ni están recluidos en la cárcel o en instituciones psiquiátricas ya que viven integrados en la sociedad sin despertar sospechas sobre su condición; interpretan un papel de individuos encantadores, inteligentes y seductores y fingen una empatía que no sienten mientras ejercen su poder a costa de infligir daño a los demás.
Sistema capitalista y
psicópatas
El
rasgo distintivo de los psicópatas es no sentir nada por los demás, pero saber
fingirlo. Y por desgracia, el sistema capitalista en el que vivimos
inmersos, tiende a recompensar a estos seres perversos con poder y dinero a permitirles pasar desapercibidos bajo un aura emprendedora de falsa empatía que les catapulta al éxito en ámbitos como
la banca, el mundo empresarial y también en la política.
Así planteado, los psicópatas más peligrosos no serían los ‘serial
killers’ que aparecen en las películas y en las series de televisión como ‘Dexter’ sino otro tipo de ‘asesinos’
inteligentes y triunfadores a quienes les encanta desenvolverse en la política y en los negocios. Muchos de ellos son protagonistas de grandes
escándalos financieros que han sido –y siguen siendo– noticia en nuestra
podrida sociedad y que sin duda el lector tendrá ahora en su mente.
Psicópatas de cuello blanco
Psicópatas
de cuello blanco son quienes desde, sus cargos políticos, se enriquecen a
costa del
dinero público y también aquellos que desde bancos y empresas engañan y
roban, sin escrúpulos ni remordimientos, a miles de pequeños ahorradores
a los que llegan a incitar al suicidio tras arruinarlos o
desahuciarlos de sus vivienda.
A estos
psicópatas les encanta encandilar a las masas, vociferar en mítines,
pontificar normas éticas (que ellos incumplen) en tertulias televisivas y
lanzar vacuos
y pomposos discursos en los consejos de administración de las empresas que
presiden.
Son seres perversos que muestran una pasmosa serenidad en sus actuaciones.
Seductores y divertidos en sus relaciones sociales, nunca aburren, contagian dinamismo y actúan impulsivamente, a
ráfagas, siempre en su propio interés y sin pensar a largo plazo en las
consecuencias de sus irreflexivas actuaciones.
Los políticos psicópatas
Políticos psicópatas son unos presuntos servidores públicos
que trabajan única y exclusivamente para sí mismos, a pesar de que
digan lo contrario y se aferran patológicamente al poder, tanto que les
cuesta delegar y les es
casi imposible dimitir cuando son descubiertos en una ilegalidad.
A diferencia de un político normal (que suele saber
cuando le llega el momento de abandonar su cargo), los políticos
psicópatas repiten en su puesto tantas veces como les es posible. Les gusta rodearse de aduladores y colaboradores mediocres y maleables y son propensos a insultar a sus rivales
así como a buscar –cuando no crear– conflictos para erigirse en mesiánicos salvadores.
El político psicópata carece de esa habilidad
emocional llamada empatía —la capacidad de saber ponerse en el en lugar de los demás—
pero finge poseerla.
Vive en la creencia de que todo (personas incluidas) tiene que estar a su servicio, pierde los papeles si se frustran sus planes y es justo entonces cuando puede cometer errores de los que nunca llega a aprender.
Vive en la creencia de que todo (personas incluidas) tiene que estar a su servicio, pierde los papeles si se frustran sus planes y es justo entonces cuando puede cometer errores de los que nunca llega a aprender.
Los políticos
psicópatas y los ‘serial killer’ que mencionábamos al principio
comparten
en sus perfiles psicológicos rasgos de anteposición del fin a los
medios, incapacidad para el arrepentimiento y el remordimiento,
arrogancia y propensión a tomar de sin margen
para la reflexión o la duda.
Los libros de historia están llenos de políticos que se ajustan a estas características (Stalin,
Hitler, Pinochet, Somoza…) y nos informan de que en ciertos momento de crisis
social, política y económica como los que actualmente atravesamos, es posible
que algunos políticos psicópatas con un alto grado de perversidad, aprovechen las aguas
revueltas para intentar acceder al poder después de que otros psicópatas, de menor relevancia
(pero idéntico modus operandi), les hayan allanado el terreno desde la banca, el
mundo empresarial y, como no, también desde la política.
Hay que mantenerse alerta ya que el mejor modo de acabar con estos monstruos es aprender
a no elegirlos, pues una vez acceden al poder suele ocurrir que solo un
psicópata de su talla o una guerra consiguen hacerles frente.
Alberto Soler Montagud
https://twitter.com/TitanSoler
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