(Vicenç Navarro)
Vicenç Navarro escribe libros. José María Aznar también escribe libros. La diferencia es que mientras Vicenç Navarro se los escribe él a José María Aznar se los tienen que escribir.
Vicenç Navarro es autor de veintiocho libros traducidos a varios idiomas, y es uno de los científicos sociales españoles más citado en la literatura científica internacional. Es politólogo y economista, Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universidad Fabra de Barcelona y h asido catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona y de la Complutense de Madrid. Exiliado por motivos políticos (¡vaya por Dios, con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho!) es y ha sido Profesor de Políticas Públicas de la The Johns Hopkins University de EEUU durante 40 años. Es decir, que cuando menos a Vicenç Navarro no hay que suponerle que sabe nada de los que dice, sino que hay que darlo por cierto, a diferencia de José María Aznar que, salvo que uno tenga gana de que lo hagan reír o, de llorar, según los casos, hay que ponerse corchos en los oídos para no escuchar la sarta de simplezas y tonterías sin cabeza (y sin gracia) de lo que dice, o bien, cerrar los ojos, caso de no quererlo ver en televisión borrachuzo como una cuba, proponiendo a los españoles que desobedezcan las normas de tráfico.
El último libro de Vicenç Navarro, conjuntamente con el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Juan Torres López y el Licenciado en Economía Alberto Garzón Espinosa, “Hay Alternativas”, en el que se hace una análisis objetivo, basado en hechos, de la situación socio-económica actual (de este zancocheo palabrero que han dado en llamar crisis) y en base a ese análisis realizado se proponen soluciones de verdad, en contraposición a las denominadas soluciones (que no lo son, como ya se puede demostrar) que proponen todos los estamentos oficiales apoyados por los denominados grandes medios de comunicación, que lo que verdaderamente hacen es despistar y confundir para poder engañar a la opinión pública (a mi esto de que exista opinión pública me parece mas bien una mentirijilla de bien quedar. Yo pienso que hay creencia pública en vez de opinión), no ha querido ser publicado por la Editorial Aguilar, secuestrada por el gran capital que actúa como su propietario legal, igual que otro artículo de Vicenç Navarro, que remitido a los denominados medios de comunicación tampoco se lo quisieron publicar. Prefieren publicarle artículos a Felipe González, del que al menos yo estoy esperando a ver si tiene una sola idea que se le pueda atribuir como cosa personal, y a Vargas Llosa, que de escritor, bien, sea, admito barco como animal de compañía, pero que de analista político y económico objetivo, ¡miau!. Déjenme de tonterías, por favor, que no está el horno para bollos.
Al libro “Hay Alternativas” (que los poderes establecidos no han querido publicarlo) no dudaría yo en recomendarlo como lectura obligatoria desde la enseñanza primaria hasta la jubilación, para que el joven escolar hijo de trabajadores vaya tomando conciencia de que como la política y la economía sigan en las manos que está y continué con los sucesores de los que hoy están en los diferentes poderes, su porvenir pueden verlo en una película en blanco y negro de los años 50 del siglo pasado de cualquier país tercer mundista de la época, se le pueden hace algunas críticas (yo ya he empezado y pienso continuar haciéndolas cuando tenga algo más de tiempo).
Sin embargo, y a pesar de la aseveración anterior, a dicho libro se le pueden y se le deben hacer críticas (yo he empezado y pienso continuar en cuanto disponga de algo más de tiempo, porque yo además de estudiar, leer y escribir, tengo que trabajar, que es lo que hay que hacer, en vez de robar o de vivir de la castaña pilonga).
Y al margen ahora de las críticas o no que puedan serle hechas, hay en el libro datos incuestionables que, si en vez de ser creyentes del sistema y de la democracia, existiera una incipiente opinión pública con un mínimo sentido de la dignidad personal, exigiríamos como un simple deber de ciudadanos no entontecidos (ni creyentes) que Emilio Botín, presidente del Banco de Santander fuera juzgado como cualquier ladrón de gallinas por el siguiente dato que aparece en el mencionado libro:
Entre 1988 y 1989 el Banco de Santander manejó cerca de medio BILLON de pesetas (500.000.000.000) de dinero negro (prostitución, drogas, tráfico de armas otras actividades ilegales quizás?)… El Banco de Santander entregó al fisco información falsa sobre 9.566 operaciones formalizadas que representaban 145.120 millones de pesetas (145.120.000.000)… declarando como titulares personas muertas; emigrantes no residentes en España; ancianos desvalidos; trabajadores en paro; familiares de empleados del banco y antiguos clientes que ya no tenían relación con el banco.
A Emilio Botín el fiscal le pedía 170 años de cárcel (yo con que cumpla los 70 me conformo), pero la cosa quedó en nada.
Sin aclara este asunto, que a mi por otra parte me parece claro, nadie esta autorizado a quitarle un céntimo del sueldo a ningún trabajador, y si se lo quita (que ya se lo han quitado y Rajoy prepara otros quites) es un ladrón y colaborador de alteración del orden público que necesitará ser juzgado. Eso si, cuando despertemos y hagamos que las leyes estén para proteger al que trabaja contra el ladrón que le roba.
Vicenç Navarro escribe libros. José María Aznar también escribe libros. La diferencia es que mientras Vicenç Navarro se los escribe él a José María Aznar se los tienen que escribir.
Vicenç Navarro es autor de veintiocho libros traducidos a varios idiomas, y es uno de los científicos sociales españoles más citado en la literatura científica internacional. Es politólogo y economista, Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universidad Fabra de Barcelona y h asido catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona y de la Complutense de Madrid. Exiliado por motivos políticos (¡vaya por Dios, con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho!) es y ha sido Profesor de Políticas Públicas de la The Johns Hopkins University de EEUU durante 40 años. Es decir, que cuando menos a Vicenç Navarro no hay que suponerle que sabe nada de los que dice, sino que hay que darlo por cierto, a diferencia de José María Aznar que, salvo que uno tenga gana de que lo hagan reír o, de llorar, según los casos, hay que ponerse corchos en los oídos para no escuchar la sarta de simplezas y tonterías sin cabeza (y sin gracia) de lo que dice, o bien, cerrar los ojos, caso de no quererlo ver en televisión borrachuzo como una cuba, proponiendo a los españoles que desobedezcan las normas de tráfico.
El último libro de Vicenç Navarro, conjuntamente con el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Juan Torres López y el Licenciado en Economía Alberto Garzón Espinosa, “Hay Alternativas”, en el que se hace una análisis objetivo, basado en hechos, de la situación socio-económica actual (de este zancocheo palabrero que han dado en llamar crisis) y en base a ese análisis realizado se proponen soluciones de verdad, en contraposición a las denominadas soluciones (que no lo son, como ya se puede demostrar) que proponen todos los estamentos oficiales apoyados por los denominados grandes medios de comunicación, que lo que verdaderamente hacen es despistar y confundir para poder engañar a la opinión pública (a mi esto de que exista opinión pública me parece mas bien una mentirijilla de bien quedar. Yo pienso que hay creencia pública en vez de opinión), no ha querido ser publicado por la Editorial Aguilar, secuestrada por el gran capital que actúa como su propietario legal, igual que otro artículo de Vicenç Navarro, que remitido a los denominados medios de comunicación tampoco se lo quisieron publicar. Prefieren publicarle artículos a Felipe González, del que al menos yo estoy esperando a ver si tiene una sola idea que se le pueda atribuir como cosa personal, y a Vargas Llosa, que de escritor, bien, sea, admito barco como animal de compañía, pero que de analista político y económico objetivo, ¡miau!. Déjenme de tonterías, por favor, que no está el horno para bollos.
Al libro “Hay Alternativas” (que los poderes establecidos no han querido publicarlo) no dudaría yo en recomendarlo como lectura obligatoria desde la enseñanza primaria hasta la jubilación, para que el joven escolar hijo de trabajadores vaya tomando conciencia de que como la política y la economía sigan en las manos que está y continué con los sucesores de los que hoy están en los diferentes poderes, su porvenir pueden verlo en una película en blanco y negro de los años 50 del siglo pasado de cualquier país tercer mundista de la época, se le pueden hace algunas críticas (yo ya he empezado y pienso continuar haciéndolas cuando tenga algo más de tiempo).
Sin embargo, y a pesar de la aseveración anterior, a dicho libro se le pueden y se le deben hacer críticas (yo he empezado y pienso continuar en cuanto disponga de algo más de tiempo, porque yo además de estudiar, leer y escribir, tengo que trabajar, que es lo que hay que hacer, en vez de robar o de vivir de la castaña pilonga).
Y al margen ahora de las críticas o no que puedan serle hechas, hay en el libro datos incuestionables que, si en vez de ser creyentes del sistema y de la democracia, existiera una incipiente opinión pública con un mínimo sentido de la dignidad personal, exigiríamos como un simple deber de ciudadanos no entontecidos (ni creyentes) que Emilio Botín, presidente del Banco de Santander fuera juzgado como cualquier ladrón de gallinas por el siguiente dato que aparece en el mencionado libro:
Entre 1988 y 1989 el Banco de Santander manejó cerca de medio BILLON de pesetas (500.000.000.000) de dinero negro (prostitución, drogas, tráfico de armas otras actividades ilegales quizás?)… El Banco de Santander entregó al fisco información falsa sobre 9.566 operaciones formalizadas que representaban 145.120 millones de pesetas (145.120.000.000)… declarando como titulares personas muertas; emigrantes no residentes en España; ancianos desvalidos; trabajadores en paro; familiares de empleados del banco y antiguos clientes que ya no tenían relación con el banco.
A Emilio Botín el fiscal le pedía 170 años de cárcel (yo con que cumpla los 70 me conformo), pero la cosa quedó en nada.
Sin aclara este asunto, que a mi por otra parte me parece claro, nadie esta autorizado a quitarle un céntimo del sueldo a ningún trabajador, y si se lo quita (que ya se lo han quitado y Rajoy prepara otros quites) es un ladrón y colaborador de alteración del orden público que necesitará ser juzgado. Eso si, cuando despertemos y hagamos que las leyes estén para proteger al que trabaja contra el ladrón que le roba.
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