El Principe, hombre real, atento al sentir de la gente que a él y a su familia, además de mantenerlo, le brindan todas las posibilidades de que su fortuna suba plan espuma cervecera: sube que te sube, hace gala de su real cinismo, y entrándole por una oreja lo que un grupo de jóvenes dicen contra él mismo y su familia, y saliéndole por la otra oreja, de las dos que tiene, levanta la mano en plan campechano, campechanía que le llega vía progenitor, para saludar a los que le están diciendo menos bonito de todo..., no te digo.
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