(En la cama, el joven tunecino de 17 años, AYUB ALHAMMI, estudiante (y vendedor ambulante sin licencia) que fue expulsado de su Centro de estudios durante 15 días por organizar un grupo de apoyo a las manifestaciones que se estaban produciendo en Túnez, y que por defender sus derechos se quemó vivo con gasolina (el tercer joven que se quemaba) el 16 de Diciembre pasado, muriendo a consecuencia de las mismas el 7 de Enero, es observado con las manos cruzadas, tan Pancho, por el HIJOPUTA Zine el Abidine Ben Ali, todavía presidente del gobierno de Túnez, antes de salir corriendo con el rabo entre las patas por la presión social que los tunecinos hacían en la calle, llevándose tonelada y media de oro como certificado del último robo directo al pueblo de Túnez)
Lo primero que les está pasando a los islamistas es que nosotros tenemos un sistema político basado en la práctica en el bipartidismo al que hemos tomado como natural y universal, y que por diferentes razones, incluida la corrupción económica, política y sindical, nos ha llevado al alejamiento, a la indiferencia y a la indigencia intelectual con respecto de los asuntos públicos que hemos acabado dejando en manos de los políticos y en sus alternos financieros y sindicalistas (en concreto, cúpula dirigente de UGT y CCOO), a la vez que nos inculca el simplismo mental y la unilateralidad (Ortega y Gasset a este simplismo mental y unilateralidad lo denominaba fascismo, del que no nos hayamos demasiado lejos de dejar que las cosas discurran por el camino que van).
A esta situación hemos llegado y se está manteniendo gracias a los denominados grandes medios de comunicación que, perteneciendo a grandes grupos de capitales, los que a su vez chantajean e imponen a los distintos gobiernos (islamistas y no islamistas, orientales y occidentales) las políticas a seguir para concentrar y acumular cada vez más capitales y poder, lejos de proporcionar información objetiva y veraz de lo que acontece a todos los niveles y que nos pudiera servir al ciudadano medio como instrumento de conocimiento efectivo de la realidad, para podernos posicionar políticamente en función de nuestros intereses inmediatos y mediatos, se limitan a ordenar, dosificar y condicionar a la opinión pública, ocultando y tergiversando la información verdadera en función de los intereses de sus verdaderos amos: los grandes grupos de capital. Y de esta manera nos transforman en seres miedosos y viscerales en vez de seres racionales.
Lo que les pasa a los “islamistas”, exacta, básica y fundamentalmente, es lo mismo que a nosotros, que sus respectivos gobiernos practican una política de ficción en la que los hechos van por un lado: al servicio de los grandes capitales, de los que ellos participan de una u otra manera y contra los intereses de la inmensa mayoría de la sociedad.
Lo que nos pasa a nosotros y no a los “islamistas” por las razones aludidas, es que desconocemos que el sistema de reparto de la riqueza social que ellos tienen es el mismo, salvo las diferencias culturales, que el que nosotros tenemos y que ha sido fomentado y mantenido por los mismo que a nosotros nos imponen los recortes en nuestros derechos sociales y bajada de salarios: Unión Europea, Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo, entre otros, cuando el presidente del banco BBVV cobra al años mas de 5.000.000 de euros (cinco millones).como cantidad fija
Lo que les pasa a los “islamistas” es que primero tenemos que saber nosotros que nos pasa para empezarles a decir a nuestros gobiernos que tienen que seguir el mismo camino que el gobierno de Túnez (echado a la mierda por la presión social de los tunecinos) y el de Egipto, que va a se echado a la mierda también por la presión social de los egipcios, de manera que lleguemos encontrarnos los “islamistas” y no “islamistas” en el camino para la construcción de un mundo más justo que hoy es posible, porque las condiciones materiales objetivas para ello están dadas, sólo hay que cambiar las condiciones políticas.
¿Y cómo se hace eso? Pues por ahí tenemos que empezar, por comenzar hablando con nuestro vecino a ver qué podemos hacer.
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