Rebelión.
Traducido para Rebelión por Sebastián Risau
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=37814 1 of 14 26/9/2006 07:51
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Introducción
Este artículo está basado mayormente en una serie de reuniones con trabajadores, campesinos, organizadores y activistas de izquierda en las que participé durante el verano de 2004, junto a Alex Day y a otro estudiante de Asuntos Chinos. Es parte de un artículo más largo que será publicado como un informe especial por el Instituto Oakland. Las reuniones tuvieron lugar principalmente en Beijing y sus alrededores, así como en la provincia Jilin en el noreste y en las ciudades de Zhengzhou y Kaifeng en la provincia de Henan, en el centro de China. Los testimonios revelan de forma muy completa los efectos de las transformaciones masivas que han ocurrido en las tres
décadas que siguieron a la muerte de Mao Tse Tung, como el desmantelamiento de las políticas socialistas revolucionarias ejecutadas bajo su liderazgo y la vuelta a la vía capitalista , que dejan a las clases trabajadoras en una situación cada vez más precaria. Se está produciendo una creciente polarización, en una sociedad que estaba entre las más igualitarias, entre los ricos en el tope y las cada vez más pobladas filas de y campesinos cuyas condiciones de vida empeoran día a día. Un ejemplo de esto es la lista mundial de multimillonarios de 2006 de la revista Fortune, que incluye a siete en China y uno en Hong Kong. Aunque su fortuna es pequeña comparada con la de sus pares en EE.UU y otras partes, representan la emergencia de un capitalismo chino plenamente desarrollado. La corrupción rampante une a las autoridades del partido y del estado y a los directores de las empresas con los nuevos empresarios privados, en una red de alianzas que está enriqueciendo a una floreciente clase capitalista mientras que las clases trabajadoras son explotadas en formas que no se veían desde hace más de medio siglo.
Los trabajadores con los que hablamos son algunos de las decenas de millones que han sido despedidos de sus antiguos empleos en las empresas estatales (que llegaron a ser los pilares de la economía) perdiendo así todas las formas de seguridad social que eran parte de sus unidades de trabajo: alojamiento, educación, sistemas de salud y pensiones, entre otras cosas. A medida que estas empresas estatales han sido convertidas en corporaciones cuyo único objetivo es la ganancia, ya sea vendiéndolas directamente a inversores privados o semi privatizadas por administradores y autoridades del partido y el Estado, la corrupción se ha vuelto algo corriente.
Los campesinos con los que nos encontramos estaban haciendo grandes esfuerzos para lidiar con los efectos a largo plazo de la disolución forzada de las comunas rurales y el sistema de responsabilidad familiar, en el que cada familia recibe, mediante un contrato con el poblado, una parcela de tierra para cultivar. Con la apertura del país al mercado global, la venta de tierras por parte de funcionarios locales a constructores sin una compensación adecuada a los pobladores, y la rampante devastación de las áreas rurales, esta política ha dejado a cientos de millones de personas luchando para encontrar alguna forma de ganarse la vida, y simultáneamente les ha quitado el soporte social colectivo con el que contaban. Más de 100 millones de ellos han pasado a formar parte de la masiva migración a las ciudades buscando trabajo en la construcción, en las fábricas dedicadas a la exportación, o incluso en los trabajos más sucios y peligrosos; en los que
carecen de los derechos más básicos. Para muchos migrantes las condiciones de vida se están deteriorando rápidamente a medida que se asientan de forma semipermanente en las ciudades, y a medida que envejecen y los problemas de salud aumentan.
Pero las clases trabajadoras chinas no han permanecido pasivas frente al deterioro de su condición y a la pérdida de los derechos adquiridos a lo largo de décadas mediante luchas y sacrificios en la revolución socialista. Rebelión.
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Este artículo está basado mayormente en una serie de reuniones con trabajadores, campesinos, organizadores y activistas de izquierda en las que participé durante el verano de 2004, junto a Alex Day y a otro estudiante de Asuntos Chinos. Es parte de un artículo más largo que será publicado como un informe especial por el Instituto Oakland. Las reuniones tuvieron lugar principalmente en Beijing y sus alrededores, así como en la provincia Jilin en el noreste y en las ciudades de Zhengzhou y Kaifeng en la provincia de Henan, en el centro de China. Los testimonios revelan de forma muy completa los efectos de las transformaciones masivas que han ocurrido en las tres
décadas que siguieron a la muerte de Mao Tse Tung, como el desmantelamiento de las políticas socialistas revolucionarias ejecutadas bajo su liderazgo y la vuelta a la vía capitalista , que dejan a las clases trabajadoras en una situación cada vez más precaria. Se está produciendo una creciente polarización, en una sociedad que estaba entre las más igualitarias, entre los ricos en el tope y las cada vez más pobladas filas de y campesinos cuyas condiciones de vida empeoran día a día. Un ejemplo de esto es la lista mundial de multimillonarios de 2006 de la revista Fortune, que incluye a siete en China y uno en Hong Kong. Aunque su fortuna es pequeña comparada con la de sus pares en EE.UU y otras partes, representan la emergencia de un capitalismo chino plenamente desarrollado. La corrupción rampante une a las autoridades del partido y del estado y a los directores de las empresas con los nuevos empresarios privados, en una red de alianzas que está enriqueciendo a una floreciente clase capitalista mientras que las clases trabajadoras son explotadas en formas que no se veían desde hace más de medio siglo.
Los trabajadores con los que hablamos son algunos de las decenas de millones que han sido despedidos de sus antiguos empleos en las empresas estatales (que llegaron a ser los pilares de la economía) perdiendo así todas las formas de seguridad social que eran parte de sus unidades de trabajo: alojamiento, educación, sistemas de salud y pensiones, entre otras cosas. A medida que estas empresas estatales han sido convertidas en corporaciones cuyo único objetivo es la ganancia, ya sea vendiéndolas directamente a inversores privados o semi privatizadas por administradores y autoridades del partido y el Estado, la corrupción se ha vuelto algo corriente.
Los campesinos con los que nos encontramos estaban haciendo grandes esfuerzos para lidiar con los efectos a largo plazo de la disolución forzada de las comunas rurales y el sistema de responsabilidad familiar, en el que cada familia recibe, mediante un contrato con el poblado, una parcela de tierra para cultivar. Con la apertura del país al mercado global, la venta de tierras por parte de funcionarios locales a constructores sin una compensación adecuada a los pobladores, y la rampante devastación de las áreas rurales, esta política ha dejado a cientos de millones de personas luchando para encontrar alguna forma de ganarse la vida, y simultáneamente les ha quitado el soporte social colectivo con el que contaban. Más de 100 millones de ellos han pasado a formar parte de la masiva migración a las ciudades buscando trabajo en la construcción, en las fábricas dedicadas a la exportación, o incluso en los trabajos más sucios y peligrosos; en los que
carecen de los derechos más básicos. Para muchos migrantes las condiciones de vida se están deteriorando rápidamente a medida que se asientan de forma semipermanente en las ciudades, y a medida que envejecen y los problemas de salud aumentan.
Pero las clases trabajadoras chinas no han permanecido pasivas frente al deterioro de su condición y a la pérdida de los derechos adquiridos a lo largo de décadas mediante luchas y sacrificios en la revolución socialista. Rebelión.
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