sábado, 9 de octubre de 2010

ES UN CRIMEN

(Congreso de los Diputados, donde se reunen los "representantes" del pueblo para legislar contra los intereses del pueblo, para lo que nadie los ha elegido, pero que no legislan para que los hijos de puta ricos que se llevan los dineros a los paraisos fiscales y los devuelvan, con lo que se podria arreglar la crisis, que sí es lo que quiere el pueblo)

Quitarle a una persona parte de lo que durante toda su vida ha estado ahorrando para asegurarse un vejez con un mínimo de dignidad es sencillamente un crimen.
Si ese crimen se comete en base a una ley o a un conjunto de leyes y además goza del respaldo coactivo del Estado, sigue siendo sencillamente un crimen, y por ello esa ley o conjunto de leyes y ese Estado hay que derogarlos porque no sirven al bienestar general de las personas, y quienes apoyan esas leyes y ese Estado, de una u otra manera son unos criminales de una u otra manera.
Ante un acto criminal no hay que quemar los contenedores de la calle ni romper los escaparates de las tiendas, hay que denunciar al criminal o a los criminales. Ni siquiera tenemos que clamar al cielo para que paguen sus crímenes, porque el cielo no se mete en estas cosas y porque no lo van a pagar en tanto en cuanto que si los cometen es porque disponen de todos los poderes: el económico, el político y el ideológico, y de nuestra apatía y alejamiento de la cosa pública que ellos tan bien saben fomentar y propagar.
Un crimen es, revestido de legalidad, legitimidad y leches en vinagre, la reforma laboral (atraco del gobierno en nombre y para los bancos a las clases trabajadoras) que nos van a imponer por mandato del seño capital, y unos criminales quienes colaboren en ese crimen.
La mejor manera de comenzar la denuncia contra esos criminales es la de su desautorización moral mediante la toma de conciencia de la situación en la que nos encontramos, es decir, empezar a tener un conocimiento claro, profundo y objetivo, del papel que desempeñamos en la vida y en la historia los trabajadores, hasta tanto podamos crear una sociedad, no en la que lo criminales paguen sus crímenes, sino en la que no se puedan cometer crímenes.
¡Y claro que es utopía! (luego, posible). Para Aristóteles la existencia del ordenador era impensable, mucho más que imposible (hoy, absolutamente normal).
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