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(Ministro de Fomento, Pepe Blanco, gesticula que te gesticula)
Pepe Blanco, que no nos podemos confundir, no es socialista, chupa y requetechupa de los presupuestos generales del Estado por pertenecer al PSOE, que tampoco es socialista. Pero Pepe Blanco no es socialista y anda estos días como puta por rastrojo, perdón, se me fue el bolígrafo, anda estos días tal que mastín tras el rastro que van dejando los controladores aéreos por una especie de “huelga” encubierta que han preparado valiéndose de una argucia legal, la baja médica.
Papillo el mastín, y no me duelen prendas decirlo: si no es socialista, tampoco es un lince, lo reconozco. Pero de lince nada de nada, lo que yo les diga. Porque de haber sido siquiera fuera un lince medio paralítico cerebral: tuerto del ojo derecho; cojo y sordo de pata y oreja derecha respectivamente (lo siento mucho, aquí todo va por la derecha); con medio rabo y más pa`yá que pa`ká, se habría dado cuenta, jomío de mi corazón, que el problema de los controladores no es que ahora cobren mucho, cosa que han hecho siempre, sino que el antecedente más inmediato de que los susodichos pintas controladores cobren mucho, arranca del año 1.990 (¡Vaya por Dios, Aznar!) que es cuando se crea la empresa pública AENA, de la que dependen los controladores, pero que ya dependían desde el año 1.990, que habría sido el momento de ponerles las peras a cuarto.
Claro que, a lo peor Aznar no es tan zoquete como yo pienso, y copiando lo que hizo Felipe González creando una gran corporación bancaria estatal, Argentaria, para luego decirle a la banca privada: “que ahí tenéis el negoción de la banca publica sin que os cueste un duro, desgraciaos”, y en viendo esto Aznar, se dijera: “¡coño, yo como este (el Felipe), me arreuno (por favor, no me saquen peros en la forma de cómo escribo, que es que en privado se habla mu malamente), me arrejunto a una mano todo el negocio (que será) de los miles de millones que supone la explotación de todo el zancocho de la aviación que ahora se queda su auténtico dueño (de momento) el Estado, que luego ya meteré yo el cazo en saco público para eso del que reparte, reparte y se queda con la mejor parte (a esto del robo al patrimonio público, disminuyendo las posibilidades reales para que todos puedan vivir mejor, queda mucho más bonito si se le llama privatización, lo reconozco, que no sea por no reconocer)”
Pero, todo tiene algún pero, reconózcanlo conmigo, no se me vuelvan a estas alturas unos inreconozcones, Aznar, colita de león en vez de cabecita de ratón, o sumiso de Bush, como prefieran, perdió las elecciones él solito, y no pudo llevar a cabo el negoción de la privatización de AENA. Pero por esto no se me vayan a inquietar tampoco, que si no la hizo el PP, aquí está en carne mortal el PSOE (que también empieza por p) para hacerla. Y a este propósito de volver a saquear las arcas públicas es a lo que responde el mastineo del ministro de Fomento no socialista, Pepe Blanco, que pertenece al PSOE, que tampoco es socialista.
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Papillo el mastín, y no me duelen prendas decirlo: si no es socialista, tampoco es un lince, lo reconozco. Pero de lince nada de nada, lo que yo les diga. Porque de haber sido siquiera fuera un lince medio paralítico cerebral: tuerto del ojo derecho; cojo y sordo de pata y oreja derecha respectivamente (lo siento mucho, aquí todo va por la derecha); con medio rabo y más pa`yá que pa`ká, se habría dado cuenta, jomío de mi corazón, que el problema de los controladores no es que ahora cobren mucho, cosa que han hecho siempre, sino que el antecedente más inmediato de que los susodichos pintas controladores cobren mucho, arranca del año 1.990 (¡Vaya por Dios, Aznar!) que es cuando se crea la empresa pública AENA, de la que dependen los controladores, pero que ya dependían desde el año 1.990, que habría sido el momento de ponerles las peras a cuarto.
Claro que, a lo peor Aznar no es tan zoquete como yo pienso, y copiando lo que hizo Felipe González creando una gran corporación bancaria estatal, Argentaria, para luego decirle a la banca privada: “que ahí tenéis el negoción de la banca publica sin que os cueste un duro, desgraciaos”, y en viendo esto Aznar, se dijera: “¡coño, yo como este (el Felipe), me arreuno (por favor, no me saquen peros en la forma de cómo escribo, que es que en privado se habla mu malamente), me arrejunto a una mano todo el negocio (que será) de los miles de millones que supone la explotación de todo el zancocho de la aviación que ahora se queda su auténtico dueño (de momento) el Estado, que luego ya meteré yo el cazo en saco público para eso del que reparte, reparte y se queda con la mejor parte (a esto del robo al patrimonio público, disminuyendo las posibilidades reales para que todos puedan vivir mejor, queda mucho más bonito si se le llama privatización, lo reconozco, que no sea por no reconocer)”
Pero, todo tiene algún pero, reconózcanlo conmigo, no se me vuelvan a estas alturas unos inreconozcones, Aznar, colita de león en vez de cabecita de ratón, o sumiso de Bush, como prefieran, perdió las elecciones él solito, y no pudo llevar a cabo el negoción de la privatización de AENA. Pero por esto no se me vayan a inquietar tampoco, que si no la hizo el PP, aquí está en carne mortal el PSOE (que también empieza por p) para hacerla. Y a este propósito de volver a saquear las arcas públicas es a lo que responde el mastineo del ministro de Fomento no socialista, Pepe Blanco, que pertenece al PSOE, que tampoco es socialista.
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