sábado, 10 de octubre de 2009

LUBRICACIÓN A OPEL EN FIGUERUELAS

(El ministro de Industria, Miguel Sebastian, en Berlín, en su función de lubricador Opel-Magda)

El proceso a través del cual Magda pretende apropiarse de la Opel en Figueruelas chirría. La multitudinaria manifestación habida en Zaragoza, más de cuarenta mil manifestantes, contra el anuncio del despido de la planta de 1.700 trabajadores y las permanentes quejas y protestas de sus trabajadores parecían cuestionar el hecho de que la banca rusa (Magda), que alguien ya ha calificado como mafiosa, se hiciera propietaria de Opel.
La posibilidad de nacionalizar Opel, en vez de dar dinero a ninguna multinacional para que con ese dinero la compre, no la ha planteado nadie, de modo que la única posibilidad real de que la multinacional del automóvil Opel siga en Figueruelas es “regalársela” a Magda bajo el aparente manto de una compra-venta, y este paripé del regalo en forma de venta a Magda necesita ser presentado a la opinión pública debidamente, que para eso estamos en la era de la comunicación, y mediante la palabra, hablada o escrita debidamente tratada se puede “conseguir” cualquier cosa, por ejemplo, hacerme aparecer a mi como santa Teresita de Jesús de compras en el mercado y al paso alegre de la paz, gorrito azul incluido.
Cuando todo este bochinche parece que podría llegar a estancarse, aparece el ministro de Industria, con la aparente fortaleza de dar un puñetazo en la mesa, diciendo: ¡Quietos, ni un euro a Magda si antes no dice que quiere hacer con la planta de Opel en Figueruelas!
Y es que según el ministro de Industria no ha habido buena comunicación entre Magda, el gobierno del Estado, los trabajadores de la planta de Opel y el gobierno de Aragón. Tontitos míos, pobrecitos, los de Magna, que ni siquiera saben decir que quieren hacer.
Así, pues, llega el ministro para mejorar la comunicación (hasta este punto todos tontos: trabajadores, sindicatos, gobiernos de Aragón y del Estado, y Magna. Nadie sabía decir lo que quería).
Si Magda hubiera dicho que durante cinco o diez años las dos líneas fundamentales de producción en Figueruelas se mantenían, los trabajadores habrían sabido hacer los correspondientes sacrificios laborales: más paro, peores condiciones laborales y menos salarios.
El asunto queda claro y con poca o ninguna discusión. Magda se compromete a lo que se le diga y que resulte aceptable a la opinión pública, al fin y al cabo, a Magda nadie le va a poder exigir el cumplimiento de sus compromisos, y contra este compromiso de la multinacional que nadie le podrá hacer cumplir, el gobierno del Estado pone a su disposición los fondos públicos que necesite (fondos públicos que podrían ser invertidos en otros sectores para fomentar el desarrollo económico –no sólo crecimiento económico- que necesita Aragón para dejar de estar en manos de una multinacional) y los sindicatos, fundamentalmente los mayoritarios, UGTE y CCOO cumpliendo su función de correa de transmisión de los intereses de la multinacional, convencen a los trabajadores de que en vez de despedir a los 1.700 trabajadores que quería inicialmente Magda, sólo se despedirán a 1.632, hasta que la señora feudala Magna desee y mande otra cosa, que para eso estamos, para servir a nuestra señora feudala.
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