El
largo verano del 23
Publicado el 6 de octubre de 2023 /
Por Alejandro
Floría Cortés / KAOSENLARED
Si las campañas electorales
del 28M y del 23J en España destacaron por
una profunda pobreza intelectual y política, el circo sin pan que
las ha sucedido con las búsquedas de apoyos para las posibles investiduras
avala que siempre es posible alcanzar las más altas cotas de miseria. Una
miseria multidimensional que parece no tener un límite y el cual, de existir,
debe de ser ajeno a las instituciones y al sistema de representación, pero que,
por lo pronto, ni está, ni se le intuye, ni se le espera. En esta degradación
asintótica hacia el infinito, los problemas a los que atiende la clase politíca
ocupan su tiempo, en misteriosas proporciones, entre sus egotismos y
los intereses privados.
Políticos que se niegan el
saludo, que se dan palmaditas en la cara, que se ponen pinganillos, que sacan
de quicio todo lo que se diga, haga y ponga a su alcance provocan adhesiones,
en uno u otro sentido, en el formato del hooliganismo asnal
más rancio y acrítico. Los medios de comunicación juegan un papel
imprescindible en este sentido porque esto es un increíble disipador de energía
política. Ahora que incluso Feijóo quiere ser progresista, todo está
impregnado de identidad y de emoción, el ciudadano inoculado
con el democratismo, ha devenido, por fin, en el
perfecto posmo-lelo. Se culmina un nuevo nivel
de separación que se disuelve en unas redes sociales que
no son colectivos y que, ¡oh, sorpresa!, siempre te
devuelven, especularmente, lo que quieres. Se trata, sí, de
separarlo todo y de generar la ilusión de completitud a partir de la mera
autopercepción y en la más absoluta des-memoria. Divide… et Impera.
No recuerdo que haya habido
algún partido político que haya puesto como condición primera e
irrenunciable para otorgar sus votos en una sesión de investidura
la solución para los 2,6 millones de niños y adolescentes, el 32,2 % de la
población infantil en España, que está en riesgo de pobreza y exclusión
social [1]. ¿Se le ocurre acaso a alguien una condición
más urgente o comparable a esta (lo que la convertiría en adicional a la
misma)?, ¿alcanzar, acaso, el 2% del PIB en Defensa como pide la OTAN?
¿o, directamente, socializar cualquier pérdida de intereses privados
(farmacéuticas, banca, renovables, armamento,…)? Por atroz que pueda resultar,
qué duda cabe que está dramáticamente extendido el pensamiento de que ciertos
sufrimientos de los otros son bien merecidos, fruto de
aspectos y argumentos tan peregrinos como desconectados. Detrás de cada pero (patatas) suele
haber, también,una ignorancia vanidosa y un miedo atávico bien
inducidos.
Mucho podría cambiar en
poco tiempo a través de la educación si no fuera porque
se encuentra secuestrada por dos caras de la misma moneda que se acusan mutua y
convenientemente de adoctrinamiento. Cualquier persona de
cierta edad podrá reconocer tal cosa en los libros de sus hijos, en uno u otro
sentido, y también la recordará y la re-conocerá en los propios. Pero si
abogásemos por una educación centrada en las personas y en la
preservación del medio ambiente, en la que predominasen valores
de cooperación y apoyo mutuo frente
a los de competencia e individualismo no me cabe la menor duda de que seríamos
acusados de adoctrinamiento tanto por derecha como por
izquierda, una vez que ambas asumieran su más absoluta falta de
protagonismo.
Y es que un objetivo tan
rotundo y tan simple en su formulación ya ha sido cooptado porque su implantación
real, apunta necesariamente a conceptos inaceptables para el estado
actual de las cosas, para ese BAU que mata, como pueden
ser la preservación de las necesidades básicas de las personas (sanidad,
cuidados, educación, alimento, vivienda, energía,…) sin admitir el
lucro en ellas y orientar y estructurar, mucho más localmente, la economía (y
el empleo) hacia las mismas. Eso implica, entre otras muchas
cosas, otros patrones de consumo, otras relaciones comerciales, otros
parámetros financieros y económicos, una re-potenciación de los oficios, una
simplificación técnica que nos devuelva una mayor robustez frente a una cínica
obsolescencia programada… Pero, vaya,… ¿cómo puede sonar tan
subversivo ocuparse de verdad de las personas y del planeta?
Ciertos palmeros tuiteros
del futuro segundo gobierno más progresista de la historia, y que a estas
alturas se les va a hacer bien de rogar, encuentran, no obstante, a un actor
disruptivo, casi revolucionario, en un Joe Biden que se
fotografía con los sindicatos en huelga. Es mismo Biden, sí, que envía armas a
los nazis de Ucrania, o a cualquier facción terrorista en África, que tiene un
problema de salud pública salvaje con cien mil muertos anuales por sobredosis,
que sigue imponiendo mandatos COVID sin ningún criterio científico… A veces es
difícil saber si estas cuentas son parodias, pero cuando retuitean a Errejón,
a Emilio Santiago Muiño o al mismo POTUS y
aconsejan asertividad con baboso paternalismo al SUMAR más
pusilánime, se despejan las dudas: se creen lo que están diciendo y
creen combatir en una guerra cultural. O acaso sólo quieren que el
lector lo crea. Me temo que aquellos bienintencionados que fueron a votar con
la pinza en la nariz para tratar de frenar a un supuesto fascismo que, bien
mimetizado, ya lo impregna todo, deben sufrir un profundo
trauma en la pituitaria amarilla.
Ahora que es casi imposible
distinguir entre derecha e izquierda,
ni entre sus patéticos subconjuntos disjuntos, si es que alguna vez se pudo, se
promueven nuevos falsos conflictos tratando de confundir lo que se cuestiona
con el modo en que se hace. Negacionismo y conspiranoia son
enormes sacos sin fondo a los que los guardianes de la moral te pueden empujar
sin escrúpulos científicos. El pensamiento crítico y libre es molesto, y no
digamos el (revelador) pensamiento sistémico que tanto alcanza, pues suponen un
tiempo y un esfuerzo que son más rentables si se mercantilizan. El pensamiento
único traviste y se presenta como la confortable píldora del consenso. Son
tiempos interesantes en los que enunciar ciertas palabras va a ser de todo,
menos popular, siempre que seamos capaces de mirar más allá de las
distracciones dirigidas. El verano se está haciendo largo,…
Alejandro Floría Cortés
[1] La carencia material
severa en niños, niñas y adolescentes alcanza cifras históricas en España
(05/07/2023) https://www.plataformadeinfancia.org/la-carencia-material-severa-en-ninos-ninas-y-adolescentes-alcanza-cifras-historicas-en-espana/
Imagen de portada: Reloj,
el tiempo no pasa – Flickr | Detalles de
la licencia – Autor: morpheus17pro
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