El comunista debe desmontar las falsificaciones reaccionarias sobre la historia nacional mientras rescata sus tradiciones revolucionarias
DIARIO OCTUBRE
Publicado porBitácora
Marxista-Leninista
15.09.2020
No
debemos menospreciar, en modo alguno, esta fuerza del contagio ideológico del
fascismo. Al contrario, debemos librar por nuestra parte una amplia lucha
ideológica, basada en una argumentación clara y popular y en un método certero
a la hora de abordar lo peculiar en la psicología nacional de las masas del
pueblo.
Los
fascistas resuelven la historia de cada pueblo, para presentarse como herederos
y continuadores de todo lo que hay de elevado y heroico en su pasado, y
explotan todo lo que humilla y ofende a los sentimientos nacionales del pueblo,
como arma contra los enemigos del fascismo. En Alemania se publican centenares
de libros que no persiguen otro fin que el de falsear la historia del pueblo
alemán sobre una pauta fascista.
Los
flamantes historiadores nacionalsocialistas se esfuerzan en presentar la
historia de Alemania, como si, bajo el imperativo de una «ley histórica», un
hilo conductor marcara, a los largo de 2.000 años, la trayectoria del
desarrollo que ha determinado la aparición en la escena de la historia del
«salvador nacional», del «Mesías» del pueblo alemán, el célebre cabo de
progenie austriaca. Todos los grandes hombres del pueblo alemán en épocas
pasadas se presentan en estos libros como fascistas, y todos los grandes
movimientos campesinos, como precursores directos del movimiento fascista.
Benito
Mussolini se esfuerza obstinadamente en sacar partido de la figura heroica de
Giuseppe Garibaldi. Los fascistas franceses tremolan a Juana de Arco como su
heroína. Los fascistas estadounidenses apelan a las tradiciones de la guerra de
la independencia americana, a las tradiciones de George Washington y de Abraham
Lincoln. Los fascistas búlgaros explotan el movimiento de liberación nacional
de la década del 70 del siglo pasado y a los héroes populares tan queridos de
este movimiento, como Vasil Levski, Stefan Karadsha, etc.
Los
comunistas que creen que todo esto no tiene nada que ver con la causa obrera y
no hacen nada, ni lo más mínimo, para esclarecer ante las masas trabajadoras el
pasado de su propio pueblo con toda fidelidad histórica y el verdadero sentido
marxista-leninista-stalinista para entroncar la lucha actual con las
tradiciones revolucionarias de su pasado, esos comunistas entregan voluntariamente
a los falsificadores fascistas todo lo que hay de valioso en el pasado
histórico de la nación, para que engañen a las masas del pueblo.
¡No,
camaradas! A nosotros nos afectan todos los problemas importantes, no sólo del
presente y del futuro, sino también los que forman parte del pasado de nuestro
propio pueblo, pues nosotros, los comunistas, no practicamos la política
mezquina de los intereses gremiales de los obreros. Nosotros no somos los
funcionarios limitados de las tradeuniones, ni tampoco los dirigentes de los
gremios medievales de artesanos y oficiales. Somos los representantes de los
intereses de clase de la más importante y grande de las clases de la sociedad
moderna, de la clase obrera, que tiene por misión emancipar a la humanidad de
los tormentos del sistema capitalista, clase, que ya ha abatido el yugo del
capitalismo y es la clase gobernante en una sexta parte del planeta. Nosotros
defendemos los intereses vitales de todos los sectores trabajadores explotados,
es decir, de la mayoría del pueblo de todos los países capitalistas.
Nosotros,
los comunistas, somos, por principio, enemigos irreconciliables del
nacionalismo burgués, en todas sus formas y variedades. Pero no somos
partidarios del nihilismo nacional, ni podemos actuar jamás como tales. La
misión de educar a los obreros y a los trabajadores en el espíritu del
internacionalismo proletario es una de las tareas fundamentales de todos los
partidos comunistas. Pero, el que piense, que esto le permite, e incluso, le
obliga a escupir en la cara a todos los sentimientos nacionales de las amplias
masas trabajadoras, está muy lejos del verdadero bolchevismo y no ha
comprendido nada de las enseñanzas de Lenin y Stalin sobre la cuestión nacional
(Aplausos)». (Georgi Dimitrov; La clase obrera contra el fascismo; Informe en el VIIº
Congreso de la Internacional Comunista, 2 de agosto de 1935)
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