LO QUE PASA EN UCRANIA
10-03-2014
Para
entender buena parte del conflicto de Ucrania basta con responder a tres
preguntas de las muchas que podrían formularse: ¿Hubo golpe de Estado en Kiev?
¿Es neonazi el actual gobierno de Ucrania? ¿Quién disparó a mansalva en Maidán?
Para que se orienten se les da unos pocos datos, fácilmente verificables.
La primera se responde si se conoce que el 21 de
febrero hubo un acuerdo entre el gobierno y la oposición, por el que se
adelantaban las elecciones del 2015; se retornaba a la Constitución de 1992, que
era parlamentaria y no presidencialista; se liberaba a todos los presos de
Maidán, independientemente del delito cometido; se establecía un gobierno de
unidad nacional en el que participaban sin distinción todos los sectores de la
sociedad ucraniana. Para el estricto cumplimiento de este acuerdo sirvieron de
garantes la UE y Rusia, pese a lo cual la oposición de ultraderecha, sin
respetar la Constitución ni los puntos acordados, se tomó el poder al día
siguiente. A este gobierno de mojiganga es el que la UE y los EEUU exigen que
Rusia reconozca.
Para responder a la segunda hay que ver la violencia y
la estulticia con la que actúan en Kiev los activistas de Maidán, estas bandas
fueron fogueadas durante largos años en combates en Irak, Afganistán,
Chechenia, Libia, Yugoslavia y Siria, donde asesinaron salvajemente a quienes
consideraron sus enemigos; escuchar como defienden y propagan ideas
chovinistas, antisemitas, antipolacas, antirusas; observar que insignias y
símbolos nazis porta esta generación diabólica; ver los saludos hitlerianos que
realizan muchos miembros del actual cofradía en el poder; analizar por qué
razón estas hordas salvajes profanan y destruyen los monumentos históricos
levantados a patriotas ucranianos, al mismo tiempo que rinden culto y veneran a
los que colaboraron con los nazis en los asesinatos de millones de ciudadanos
soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial. La extrema derecha ucraniana fue
financiada con los 5.000 millones de dólares que, según Victoria Nuland,
invirtieron los EEUU en desarrollar valores democrático en Ucrania.
El rabino Reuven Azman aconseja a los judíos abandonar
la capital e incluso el país. “No quiero tentar al destino”, dice. Sabe que en
Babi Yar, barranco cercano a Kiev, comenzó el holocausto judío. Si todo esto no
hace neonazis a los miembros del actual gobierno de Ucrania, entonces ¿qué son?
Para responder a la última, hay que escuchar la
conversación entre Ashton, Ministra de Relaciones Exteriores de UE, y Paet, su
homólogo de Estonia. Ellos reconocen que esos asesinatos a sangre fría fueron
hechos por mercenarios contratados por sectores actualmente en el gobierno de
Kiev, que aúpa estos crímenes y por esta razón se niega investigarlos. Existen
testimonios de personas presentes en el lugar de los hechos que certifican que
todos los disparos, además de certeros, eran del mismo calibre y que se asesinó
tanto a manifestantes como a la guardia que defendía los lugares públicos. Pero
los miembros de la UE y los EEUU no quieren ni discutir de este asunto con
Rusia.
Los francotiradores son puestos al alcance de
cualquier régimen represivo y son parte de los eventos ocultos que se repiten
en estos escenarios macabros. Así pasó en Libia cuando derrocaron a Gadafi, en
Moscú cuando Boris Yeltsin dio el golpe de Estado que le permitió apoderarse de
Rusia y disolver la URSS. Ahora, a pesar de las numerosas filmaciones y
testimonios de presentes que demuestran lo contrario, Kiev y la mal llamada
prensa libre sostienen que quienes dispararon fueron los guardias, llamados
Berkut, pese a que Yanucovich nunca los armó y que a ellos les arrancaron los
ojos, los mutilaron sin misericordia y fueron quemados vivos con bombas
molotov.
También sirve de ayuda la opinión de Jack F. Matlock
Jr, ex Embajador de los EEUU en Moscú, 1987–1991. Matlock posee una exquisita
cultura y sus conocimientos sobre historia, literatura y música rusa es
superior al de muchos rusos. Él, con toda justicia, podría ser novelado como
“El americano consciente”, porque a diferencia del americano impasible,
personaje de la novela homónima de Graham Greene, en la que se critica
duramente el intervencionismo estadounidense en el sudeste asiático, es un ser
lleno de amor a la humanidad, interesado en comprender las diferentes culturas.
Según Matlock, “los rusos podrían con toda razón
asegurar que a los norteamericanos sólo les interesa la integridad territorial
cuando la misma responde a sus intereses y que si les conviene, la ignoran. Los
archivos de los gobiernos americanos muestran que ellos ignoraron cualquier
integridad territorial cuando les convenía. Eso hicieron cuando en alianza con
la OTAN destruyeron la integridad territorial de Serbia y crearon Kosovo”. Esto
se hizo en el mismo corazón histórico del nacimiento de Serbia y no contaron
para nada con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.
La investigación “Tratamiento inhumano de la gente y
tráfico ilegal de órganos humanos en Kosovo”, iniciada por Dick Marty, relator
especial de derechos humanos de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de
Europa, según revela The Guardian, acusa al primer ministro kosovar,
Hashim Thaçi, de ser “jefe de un grupo albano ‘similar a la mafia’ responsable
del contrabando de armas, drogas y órganos humanos en Europa”.
“Con respecto a ignorar la soberanía de los países del
mundo, dice Matlock, Rusia puede recordarles los miles de muertos que produjo
la agresión a Panamá”. George Bush, el viejo, explicó la agresión a Panamá como
“la guerra en el marco de la lucha contra el narcotráfico, para defender a la
democracia americana”; realmente la invasión fue para controlar el Canal de
Panamá y entronizar en ese país gobiernos sumisos como el actual. La Asamblea
General de la ONU condenó esta agresión, y allí terminó todo.
Sostiene Matlock, la operación llamada Explosión de
Ira, hasta ahora no condenada por nadie, fue hecha con el pretexto de combatir
el virus del marxismo y “la necesidad imperiosa de proteger a los estudiantes
norteamericanos de Grenada, que nunca fueron amenazados por nadie”. Sobre
Grenada, posteriormente en sus memorias, Reagan dijo: “No podíamos permitir que
el síndrome de Viet Nam colgase eternamente sobre la nación y nos impidiera
defender los legales intereses de la seguridad nacional. Por eso, nosotros no esperamos
ni pedimos autorización a nadie y actuamos como creímos necesario”. Si así
pretendían superar esa frustración, lo que lograron fue una gran vergüenza
mundial, ya que cualquiera puede establecer una comparación entre la diminuta
isla de Grenada con el poderoso imperio de los EEUU.
Continúa Matlock: “La invasión a Irak realizada con el
pretexto de eliminar las inexistentes armas de destrucción masiva de Sadam
Husein”, al que previamente utilizaron en la guerra contra Irán y al que para
ello entregaron armas químicas. Luego lo traicionaron cuando vieron que él no
podía ganar esa guerra, entonces le vendieron armas a Irán y con las ganancias
financiaron a los contras en la intervención armada en Nicaragua. El único
chivo expiatorio fue el coronel Oliver North, que aparentemente dirigió la
operación llamada Irán-Contras. “El asesinato con ayuda de los drones, de
cientos de inocentes en múltiples países”, método que se utiliza a pesar de las
protestas de los gobiernos de los lugares bombardeados, y con el que se elimina
incluso a ciudadanos de los EEUU, que no han sido condenados por ningún
tribunal de ese país. “En otras palabras, concluye Matlock, dictar lecciones de
respeto a la integridad territorial puede ser vista por el mundo como la
pretensión de los EEUU a tener un derecho especial, que los demás países no
poseen”. Sobre estas declaraciones, hechas por alguien que tiene conocimiento
de causa, la gran prensa mundial guarda silencio.
Según el subdirector del Instituto Estados
Unidos-Canadá, Pavel Zolotariev: “Cuando terminó la Guerra Fría, el diapasón de
las posibles medidas se amplió, entonces las operaciones para el mantenimiento
de la paz se volvieron ocultas, como sucedió en los Balcanes, esto y las
operaciones contra la posesión de armas atómicas, como las hechas en Irak;
también está Afganistán y la guerra contra el terrorismo. De manera que en la
actualidad, la amplitud de esta medidas es mucho mas grande, pero el fin es uno
sólo, la ampliación de los intereses nacionales de los EEUU que, como regla
general, son situados por encima del derecho internacional, y así actúan
siempre en forma activa”.
Todas estas operaciones se basan en la más cínicas
mentiras, que incluso llegan al más alto nivel, como cuando el entonces
Secretario de Estado de los EEUU, Colin Powell, blandía en la ONU unos
diminutos tubos con los que demostraba la existencia de armas biológicas, para
así justificar la guerra contra Irak, cuando en realidad intentaban controlar
un países rico en petróleo. Entonces se dio el absurdo de que a pesar de que el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no autorizara la intervención
armada y que ni siquiera Francia y Alemania, los más cercanos aliados de los
EEUU, aprobaran esta aventura bélica, los EEUU se metieron en un berenjenal del
que hasta ahora salen.
Luego vino Libia, donde actualmente reina el caos y
cuyo nivel de vida, que fue el más alto del África, anda por los suelos; más
tarde agredieron a Siria, donde armaron e introdujeron mercenarios de todos los
confines del planeta y como aún así no lograron su objetivo estuvieron al punto
de intervenir directamente. Pero una mal entendida retórica del actual
Secretario de Estado, Jonh Kerry, y una oportuna jugada del ajedrez político de
su homólogo ruso, Lavrov, evitaron una nueva tragedia.
Ahora, los EEUU trasladaron los líos a Ucrania. La
pregunta pertinente es ¿cuál es la línea roja que Rusia no puede admitir? Todo
menos que la OTAN se tome Crimea, meta que los EEUU no ocultan y a la que
pretenden arrastrar a sus socios europeos. Pero juegan con fuego al apoyar el
levantamiento de Maidán, y pueden arder en él, porque el gobierno del mojiganga
de Kiev puede nombrar al que guste para el puesto que se le antoje, pero los
que tienen los garrotes y las kaláshnikov son los fascistas que ya usaron la
violencia para conseguir sus objetivos y no van a malograr sus fines cediendo
gratis el poder a los oligarcas de turno. Según ellos, llegaron para quedarse,
y así van a actuar.
A buena hora que en Crimea a los fascistas ucranianos
les salió el tiro por la culata y gracias a los grupos de autodefensa
crimeanos, al gobierno espurio de Ucrania le falló el plan de primero
apoderarse de Kiev para luego tomar la península y arrojar la flota rusa de
Sebastópol, tal como pide a gritos Yulia Timoshenko.
El próximo domingo se efectuará el referéndum que
posibilitará la reincorporación a Rusia de la República Autónoma de Crimea,
cuya importancia estratégica radica en que en Sebastópol está la principal base
de la flota rusa en el Mar Negro. Históricamente, Crimea pertenece a Rusia y
así hubiera seguido sin discusión de no ser por el malhadado regalo hecho a
Ucrania por Nikita Kruchev en 1954. No se sabe por qué lo hizo, pero lo cierto
es que en 1992 en uno de los últimos decretos del Sóviet Supremo de la URSS se
anuló esta sin sentido dádiva secesionista, pero Kiev insistió en mantenerla
bajo su control y tutela administrativa, en un intento por alejarla de Rusia.
En 1994, en las primeras elecciones libres celebradas
en Crimea, fue electo presidente Yuri Meshkov, quien restauró la Carta Magna
del 1992 y con el apoyo del parlamento de Crimea aprobó la reunificación con
Rusia. Las tensiones entre el gobierno de Crimea y Kiev provocaron la abolición
de la presidencia de Crimea y, desde 1995, el control total de Ucrania para
esta región. Finalmente, el presidente ucraniano Leonid Kuchma ahogó las
aspiraciones de autonomía del pueblo peninsular, al que puso bajo la égida
estricta de Kiev; incluso así, en la inmensa mayoría de la población de Crimea
nunca se diluyó el deseo de independencia o del retorno a Rusia.
Por todas estas razones y después de Maidán, el
presidente del Parlamento de Crimea, Vladímir Konstantínov, dice que si Kiev
cambia sus autoridades podría dialogar con ellas, pues “el actual Gobierno
carece de legitimidad, se ha instalado en el poder gracias a pistolas, navajas
y bates”, y que “no habrá diálogo alguno con Ucrania hasta que se vayan estas
autoridades. Si se celebran elecciones limpias y transparentes, entonces la
República Autónoma de Crimea dialogará con el Gobierno legítimo de Ucrania. La
permanencia de Crimea en este campo político amenaza a sus ciudadanos no solo
con humillaciones y discriminación cultural y étnica sino también con
exterminio físico”. La Ucrania postsoviética “ha dejado de existir” y “se ha
sumido en el caos y en las arbitrariedades”, por eso llama a votar el próximo
16 de marzo por el ingreso de Crimea a Rusia, por tratarse de “una oportunidad
histórica de volver a casa sin mudarse”.
Esperemos que luego de esta votación prime la cordura
de todos los actores de este drama terrorífico sino, como se dijo en un
artículo anterior, “nos vemos en el más allá”.
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