Hay
consenso entre los “pronosticadores” de que economía mundial tendrá una fuerte
caída del PIB real y muchas economías importantes este año entrarán en
recesión. Esto puede acarrear terribles consecuencias para el nivel de vida de
muchísima gente.
Pronóstico 2023: caída inminente
El Viejo Topo
22 enero, 2023
Al final de
cada año, intento hacer un pronóstico de lo que sucederá en la economía mundial
el siguiente año. Por supuesto, los pronósticos tienen en errores dadas las
muchas variables involucradas que mueven a las economías. Pese a que los
pronósticos meteorológicos son difíciles de hacer y los meteorólogos se ocupan
de eventos físicos y no de acciones humanas ( al menos no directamente) hoy en
día las previsiones con hasta tres días de antelación son bastante precisas.
embargo. Incluso los pronósticos del cambio climático a más largo plazo se han
visto confirmadas en las últimas décadas. Entonces, si consideramos que la
economía es una ciencia (aunque una ciencia social), hacer predicciones es
parte de probar teorías y evidencias, esta vez en el campo de la economía.
¿Cómo resultaron las predicciones que hice el año pasado para
2022?
En 202, se
esperaba que la economía mundial creciera alrededor del 3,5 a 4,0% y esto era
una desaceleración significativa en comparación con 2021 (un 25% menos en ese
índice). En realidad, 2022 parece ser peor que aquel pronóstico de consenso,
habrá solo un crecimiento de un 3.2%.
Se esperaba que
las economías capitalistas avanzadas crecieran cerca del 4%; ahora parece que
estas economías sólo lograrán el 2,4%. Se esperaba que las llamadas economías
emergentes lograran un aumento promedio del 4% –fue una aproximación demasiado
optimista– el resultado más probable es de 3,7%. Como resultado, a las
principales economías les fue mucho peor que en 2021, y peor que las
previsiones de consenso. De hecho, la caída del crecimiento en 2022 en
comparación con 2021 fue una de las más profundas registradas.
Mi propio
pronóstico de crecimiento del PIB real para 2022 también fue demasiado alto.
Pero, al menos reconocí la razones del por qué hubo tal retroceso económico.
Sostuve que el gasto fiscal de los gobiernos y las enormes inyecciones de
dinero crediticio por parte de los bancos centrales, se dio por
terminado ante la fiebre del consumo acumulado ocurrido después de la
pandemia.
Como sabemos, a
mediados de 2022, los bancos centrales al aumentar las tasas de interés agrandaron
drásticamente el costo de los préstamos para consumidores y empresas. Pasaron
bruscamente de la flexibilización monetaria (QE) al endurecimiento crediticio
(QT). La transición fue rápida y pronunciada debido al rápido aumento de la
inflación de bienes, servicios y materias primas a nivel mundial.
He discutido
las razones del pico inflacionario y la reacción de los bancos centrales en
muchas publicaciones. Las economías débiles de baja productividad, los bloqueos
de la cadena de suministro global por el COVID y la crisis energética,
potenciada por el conflicto entre Rusia y Ucrania, fueron los impulsores de la
inflación, no lo ha sido ni una ‘demanda excesiva’, como argumentaron los
keynesianos; ni demasiado ‘dinero barato’, como argumentaban los monetaristas.
Como resultado, los bancos centrales han sido impotentes para detener la
inflación, pero han destruido ingresos, elevado los costos de la deuda e
intensificado así la probabilidad de una caída total en las principales
economías en 2023.
De hecho, el
año pasado se esperaba que llegara una crisis de deuda global: “Tal era el
tamaño de la deuda corporativa y la gran cantidad de las llamadas empresas
zombis que estas ni siquiera estaban obteniendo suficientes ganancias para
cubrir el servicio de sus deudas y podría producirse un colapso financiero”( a
pesar de tasas de interés muy bajas en ese momento).
Eso no ha
sucedido todavía en las economías capitalistas avanzadas, en parte debido a que
la inflación ha reducido la carga ‘real’ de los costos del endeudamiento. La
relación deuda/PIB global alcanzará el 352 % para fines de 2022, según el
último Monitor de Deuda Global del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF)
con sede en Washington. Eso incluye la deuda del sector financiero,
generalmente adeudada dentro del sector. Exceptuando este dato, la deuda global
supera el 250% del PIB mundial según el BIS.
Pero, como
pronostiqué, las llamadas economías emergentes se enfrentan a una gran crisis
crediticia, con impagos de deuda que ya están ocurriendo en Sri Lanka, Zambia,
Ghana y en países como Egipto y Pakistán, que están al borde de la insolvencia.
El dólar, muy fuerte en 2022, ha hecho que el servicio de la deuda en dólares
para muchos de los países pobres sea prácticamente imposible de pagar.
Según el BIS,
hay unos 65 billones de dólares de deuda en dólares de entidades no bancarias
en economías emergentes. Alrededor de la mitad de las economías de bajos
ingresos (LIEs) ahora están en peligro de incumplimiento de pago. La deuda de
los ‘mercados emergentes’ con respecto al PIB ha aumentado del 40 % al 60 %.
Hay poco margen para aumentar el gasto público y aliviar el golpe.
Según un
informe del Banco Mundial este año se espera que los países más pobres del
mundo paguen un 35% más en intereses para cubrir los costos adicionales
provocados por la pandemia y el aumento en el precio de las importaciones de
alimentos.
América Latina
enfrenta una ‘crisis prolongada’ tras la pandemia del COVID. Un informe de la
ONU advierte que casi el 45 por ciento de los jóvenes de América Latina y el
Caribe viven por debajo del nivel de pobreza. El informe de la CEPAL encontró
que 56,5 millones de personas en la región se vieron afectadas por el hambre.
Se estima que el 45,4 por ciento de las personas de 18 años o menos en América
Latina viven en la pobreza. Comparemos este drama con las enormes ganancias
obtenidas por los productores de energía en 2022. Las ganancias de las siete
empresas petroleras más grandes se dispararon a casi $ 175 mil millones.
Dije en mi
pronóstico que “este el 2022 podría ser el de un colapso financiero o al menos
el de una corrección severa en el mercado de valores y en el precio de los
bonos, en la medida que aumentaran las tasas de interés, lo que eventualmente
llevaría a un sector de empresas zombis a la bancarrota”. Bueno,
todavía no se ha producido el colapso ni las quiebras, pero hemos tenido una
severa corrección en los mercados financieros. Los mercados de acciones y bonos
de las principales economías se han desplomado en línea con la fuerte reducción
del crecimiento y el aumento de las tasas de interés.
Hubo dos bajas
notables por el endurecimiento del crédito y la liquidez: la muerte de las
criptomonedas, y la fuerte caída de las acciones de los “dioses” de la
especulación «tecnológica» como Tesla y Meta. 2022 ha sido el año de la
criptocatástrofe. Más de $ 2 billones en valor teórico se han desvanecido en el
aire a medida que la capitalización total del mercado de tokens criptográficos
se ha desplomado un 70 por ciento desde su punto máximo en noviembre de 2021.
La locura de
las criptomonedas tipo Ponzi ha quedado al descubierto. Su desastre comenzó con
el escándalo de Tether y terminó con el arresto, con cargos criminales, de Sam
Bankman-Fried, el jefe supremo del imperio FTX. La especulación es inherente al
capitalismo, pero aumenta, como otras actividades financieras, en épocas de
malestar económico y crisis, es decir, cuando cae la rentabilidad en los
sectores productivos y el capital emigra a sectores improductivos y financieros
donde la tasa de ganancia es mayor. Esta es la razón del surgimiento y del auge
del criptomercado. Lo que ahora muestra la caída de este mercado es lo
que sucede cuando los inversores comienzan a esperar una caída en las ganancias
debido a una desaceleración inminente e incluso una recesión en la economía
‘real’.
Y luego está
Tesla y su cabeza monstruosa, Elon Musk. El aumento del precio de las acciones
de este aparentemente líder mundial en autos eléctricos convirtió a Musk en el
multimillonario más rico del mundo. Pero su tensa compra de Twitter y la
importante caída en la producción y ventas de Tesla han destruido casi la mitad
de su riqueza sobre el papel. Tesla valía 1,2 billones de dólares en
capitalización de mercado a principios de 2002, ahora el valor de Tesla ha
caído a 400.000 millones de dólares, una caída equivalente a la capitalización
de mercado de más de 80 de las empresas del índice S&P 500.
En mi
pronóstico para 2022, calculé que “es probable que las altas tasas de inflación
actuales sean ‘transitorias’ porque durante 2022 el crecimiento de la
producción, la inversión y la productividad probablemente comenzará a
retroceder a tasas de una ‘larga depresión’. Eso puede significar que la
inflación también disminuirá, aunque seguirá siendo más alta que antes de la
pandemia”. Esto fue escrito antes de que realmente comenzara la crisis
energética y comenzara el conflicto en Ucrania. Por lo tanto, las tasas de
inflación no disminuyeron en 2022 y, por el contrario, continuaron aumentando
hasta alcanzar niveles máximos en noviembre.
Pero las tasas
generales de inflación ahora están comenzando a caer, a medida que disminuye el
precio de la energía y los alimentos (aunque se mantienen en máximos
históricos). Habiendo alcanzado más del 7 % como promedio en 2022, la inflación
mundial podría reducirse a menos del 5 % en 2023, si bien aún es mucho más alta
que el promedio del 3 % en la década de 2010. En ese sentido, la alta inflación
resultará ‘transitoria’ en 2023 (pero, más alta que antes de la pandemia),
aunque solo sea porque la economía mundial se dirige a una nueva recesión sólo
tres años después de la recesión pandémica, que fue la más profunda en la
historia del capitalismo (¡unos 200 años!).
Nunca se había esperado tanto una recesión inminente.
Tal vez esto no
sucederá, ¡dado el historial de los principales pronosticadores económicos!
Pero esta vez el consenso parece estar en lo correcto. Claro, hay algunos
pronosticadores en los EE. UU. que continúan afirmando que esta economía con un
mercado laboral ajustado, la desaceleración de la inflación y el dólar fuerte
evitarán una caída. Pero eso no es lo que piensan todas las agencias de
pronóstico internacionales.
Tomemos el FMI
primero. El Fondo calcula que el crecimiento del PIB real mundial será
solo del 2,7% en 2023. Oficialmente, eso no es una recesión, «pero se sentirá
como tal». El crecimiento de EE. UU. se desacelerará al 1%; el Reino Unido,
junto con la Eurozona, al 05% , mientras que Alemania entrará en recesión al
-0,3%. «Las perspectivas siguen siendo inusualmente a la baja». Y esto que la
previsión del FMI es la más optimista.
La OCDE estima
que el crecimiento global se desacelerará a 2,2% el próximo año. “La
economía mundial se enfrenta a importantes desafíos. El crecimiento ha perdido
impulso, la alta inflación se ha extendido a todos los países y a todos los
productos y está demostrando ser persistente. Los análisis están inclinados a
la baja”. Luego, la UNCTAD, en su último informe sobre Comercio y Desarrollo,
también proyecta que el crecimiento económico mundial caerá al 2,2 % en 2023.
“La desaceleración mundial dejaría el PIB real aún por debajo de su tendencia
previa a la pandemia, lo que le costaría al mundo más de $17 billones, cerca
del 20 % de los ingresos mundiales”.
La Organización
Mundial del Comercio (OMC) se une a las demás agencias internacionales para
pronosticar una recesión global. “Se prevé que el comercio mundial de
bienes se desacelere bruscamente el próximo año bajo el peso de los altos
precios de la energía, el aumento de las tasas de interés y los obstáculos
relacionados con la guerra, lo que aumenta el riesgo de una recesión mundial”.
El pronóstico de la OMC para en 2023 es del 2,3% y advierte una
desaceleración aún mayor si los bancos centrales aumentan las tasas de interés
demasiado en sus esfuerzos por controlar la alta inflación.
En el sector
privado el Instituto Peterson pronostica una recesión para la Eurozona, los EE.
UU., el Reino Unido y Brasil, con un crecimiento económico mundial cayendo a un
mínimo del 1,8%. Y el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), un organismo
de investigación financiado por las principales instituciones financieras
internacionales, pronostica una caída aún más profunda. “Pronosticamos
una recesión global en 2023. El próximo año el crecimiento global será solo de
+1,3 %. Eso es tan débil como en 2009, cuando el crecimiento general fue menor
(+0,6 %), pero el remanente fue de -0,7 %. Otra “Gran Recesión”.
Por lo tanto,
parece que la mayoría de las principales agencias internacionales están de
acuerdo: se avecina una caída. Sin embargo, algunos economistas convencionales
descartan este pronóstico con el argumento de que la economía mundial seguirá
creciendo en 2023. “Mientras que la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos y el Fondo Monetario Internacional esperan que el
crecimiento global se desplome entre un 2,2 y un 2,7% en 2023 , desde el
6,1% en 2021, nuestros cálculos dejan a la economía mundial con pocas
probabilidades de contraerse durante trimestres consecutivos”. ( Jeffrey
Frankel ).
Sin embargo,
Mr. Fankel no debería olvidar que si el PIB real mundial crece alrededor del 2
% el próximo año la tasa de crecimiento será tan baja como en la Gran Recesión
de 2008-9.
¿Puede Estados Unidos escapar a una recesión?
En diciembre,
la actividad empresarial se estaba contrayendo al ritmo más rápido desde la
pandemia . El PMI compuesto que analiza la actividad empresarial cayó a 44,6 en
diciembre desde 46,4 en noviembre. Ojo, cualquier valor por debajo de 50
significa contracción y cuanto más bajo sea, más rápida es la caída. Esta es
una señal clara de que la economía estadounidense se dirige a una caída. Los
economistas de JP Morgan informan que la producción manufacturera cayó en
noviembre «a un nivel rara vez visto fuera de las recesiones». Esto apunta a un
aterrizaje forzoso de la producción fabril mundial en 2023.
El BCE ahora
reconoce que la economía de la eurozona ya está en recesión, con una
contracción de la producción para el último trimestre de 2022 y para el primer
trimestre de 2023. Pero espera que la recesión sea «relativamente breve y
superficial». Incluso si este fuera el caso yo lo dudo. Se anticipa que
el crecimiento del PIB real de la zona euro sea de solo el 0,5% el próximo año
y el crecimiento se mantendrá por debajo del 2% anual en el futuro previsible.
Si las principales
economías entran en una recesión total en 2023 o simplemente la evitan, es sólo
un tema de discusión para los economistas. De cualquier manera, la salud de la
economía hoy tiene consecuencias nefastas para los medios de subsistencia de
millones en el Norte Global y los miles de millones en el Sur Global.
The Financial
Times del Reino Unido lo resumió así:
“A medida
que nos acercamos al final del año, es difícil argumentar que 2022 ha sido
bueno para los trabajadores. La escasez de mano de obra ha persistido y el
crecimiento de los salarios ha repuntado con bastante fuerza en algunos países
como Estados Unidos y el Reino Unido. Pero los salarios NO se han mantenido al
ritmo del aumento de los precios. Como resultado, los salarios globales cayeron
en términos reales este año según la Organización Internacional del Trabajo
(por primera vez desde que comenzaron los registros). La participación laboral
en el ingreso global también ha disminuido, según los cálculos de la OIT, ya
que el crecimiento de la productividad superó el crecimiento de los salarios
por el mayor margen desde 1999. En el Reino Unido, una década de crecimiento
salarial estancado antes de la pandemia ahora será seguida por una caída más
pronunciada en los niveles de vida de los hogares en seis décadas, según las
previsiones oficiales”.
En los EE. UU.,
la disminución promedio de los salarios reales fue de poco más del 2 por ciento
interanual en el tercer trimestre de 2022. En Europa, Alemania y España
experimentaron caídas aún más pronunciadas en el poder adquisitivo, con una
caída de los ingresos reales de poco más del 4 y 5 por ciento, a nivel
nacional. Los salarios reales en la eurozona han caído un 8 % desde el final de
la pandemia en 2020. En Alemania, los ingresos reales se han desplomado un 5,7
% en el último año, la mayor pérdida de salarios reales desde que comenzaron
las estadísticas.
La pregunta que
debemos hacer es por qué las principales economías están cayendo nuevamente en
una nueva depresión después de tan poco tiempo desde la caída de COVID. En
artículos anteriores he destacado dos factores (dos hojas de ‘tijera’ que están
a punto de cerrarse y recortar producción e inversión). Los dos factores son la
desaceleración e incluso la caída de las ganancias y el aumento del costo del
servicio de la deuda en niveles récord.
Los salarios no son los responsables de la inflación
Como he
mostrado antes en publicaciones anteriores con cierto detalle, contrariamente a
las afirmaciones de los principales políticos, gobernadores de bancos centrales
y economistas, no existe una espiral de ‘salarios-precios’. Los salarios no
están elevando los precios. De hecho, son las ganancias las que han aumentado
considerablemente desde la pandemia. Pero a medida que nos acercamos a fines de
2022, el bajo crecimiento de la productividad, los precios aún crecientes –de
materias primas y componentes– y el aumento de los costos laborales unitarios
están afectando los márgenes de ganancias. La caída de los márgenes de ganancia
conducirá eventualmente a una menor rentabilidad e incluso a una disminución de
la masa de ganancias. Y la caída de las ganancias es la fórmula para una
eventual caída de la inversión y la producción.
El crecimiento
de la productividad sigue cayendo en EE.UU. El tercer trimestre de 2022 experimentó
una caída interanual del -1,4 %, lo que supuso tres trimestres consecutivos de
descenso interanual, el primero de este tipo desde la profunda caída de 1982.
Entonces, aunque los salarios están aumentando poco más del 3 % en comparación
con la inflación de más del 8 %, la caída de la productividad está comenzando a
reducir las ganancias de las empresas, ya que los costos laborales por unidad
de producción aumentaron más del 6% interanual.
En los Estados
Unidos las ganancias corporativas cayeron en el tercer trimestre de 2022, según
los últimos datos publicados. Los beneficios totales cayeron un 1,1% respecto
al trimestre anterior. De hecho, los beneficios de las empresas no financieras
cayeron casi un 7% en el trimestre. Los beneficios de las empresas no
financieras se han desacelerado hasta el 6,4% interanual.
La contracción
de las ganancias ha comenzado ya que los salarios, los precios de importación y
el costo de los intereses ahora está aumentando más rápido que los precios de
venta. Los márgenes de ganancia (por unidad de producción) han tocado techo (a
un nivel alto) y los costos unitarios no laborales y los costos salariales por
unidad están aumentando a medida que la productividad se estanca. La bonanza de
ganancias pospandemia ha terminado.
Esta es una de
las hojas de “la tijera de la depresión”. La otra cuchilla es el aumento del
costo de los préstamos. Muchas corporaciones están cargadas de deudas y se
encaminan hacia problemas a medida que aumentan los costos de endeudamiento y
los bancos reducen la liquidez. En efecto, un gran número de las ‘empresas
zombis’ no obtienen suficientes beneficios para cubrir ni siquiera sus
compromisos de servicio de la deuda; y los “ángeles caídos”, aquellas
empresas que se han endeudado demasiado para invertir en activos de riesgo
ahora se enfrentan a un “reventón”. Tal vez las quiebras que se pospusieron en
2022 surgirán este 2023.
Si bien los
bancos centrales y los gobiernos son reacios a admitir que se avecina una
recesión, los inversores financieros no son tan optimistas. Otra señal fuerte y
confiable de una recesión inminente ha sido la llamada curva de ‘rendimiento de
bonos invertidos’. Una curva de rendimiento de “bonos invertidos” es cuando su
rendimiento a largo plazo (10 años) es más bajo que las tasas de interés a
corto plazo (3 meses o 1 año). Actualmente, la curva de rendimiento de los
bonos estadounidenses está muy, muy invertida, lo que realmente predice una
recesión. Las otras cuatro veces que esta curva se rompió por debajo de la
línea cero, en poco tiempo se produjo una recesión.
Entonces,
parece que el consenso entre los “pronosticadores” puede resultar correcto y la
economía mundial tendrá una fuerte caída del PIB real y muchas economías
importantes entrarán en recesión. Esto puede ocurrir con terribles
consecuencias para el nivel de vida de muchísima gente. Después de ‘la crisis
del costo de la vida’ vendrá la crisis de la vida.
Fuente: Observatorio de la crisis.
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