sábado, 24 de diciembre de 2022

V Congreso del NPA. Una puerta abierta a la esperanza [Francia]

 

V Congreso del NPA. Una puerta abierta a la esperanza [Francia]

 

JOSU EGIREUN

VientoSur

18 DICIEMBRE 2022



Haciendo balance del IV congreso del NPA en 2018, León Cremieux escribía en esta misma web lo siguiente: “El IV Congreso del NPA ha finalizado dejando una situación abierta y, a la vez, cerrada. Los próximos meses dirán en qué sentido se evoluciona”. En aquel congreso la plataforma mayoritaria, con el 49,72% de los votos quedó a un palmo de la obtener la mayoría y la falta de ese 0,28% de los votos se convirtió en un verdadero calvario para poder mantener vivo el partido.

 

A pesar que del resto de las 6 plataformas que se presentaron en aquel congreso la más fuerte se situaba en el 17%, la minoría mayoritaria que tenía la responsabilidad de sacar el partido adelante se ha visto confrontada durante todos estos años a una dinámica fraccional donde el resto de corrientes, sin acuerdo político entre ellas para ofrecer una alternativa a la mayoría, se unía para bloquear la orientación política de ésta. Y no solo eso, sino que, con el tiempo, cada fracción ha ido consolidando una estructura propia, autónoma de la estructura natural del NPA, con el objetivo de convertir el NPA en un frente de fracciones (o minipartidos) en colisión total con lo que fue el proyecto original del NPA.

En ese contexto, durante estos casi cinco años el NPA ha podido transitar mal que bien, con una dirección que, a pesar de los obstáculos, ha logrado mantener vivo al partido, garantizar su aparición pública, la intervención sectorial y la participación en dinámicas unitarias y en las campañas electorales (cuya orientación se define siempre en una Conferencia Nacional, donde la dirección lograba siempre la mayoría). En la última (26-27 de junio de 2021), la salida de la fracción CCR-Revolución Permanente, modificó un tanto la situación, dando más margen de maniobra a la dirección, lo que permitió desarrollar una campaña con una identidad radical y unitaria que, si bien no se tradujo en votos, logró atraer la simpatía en sectores amplios de activistas que de cara a las legislativas demandaban a la FI priorizar un acuerdo con el NPA en lugar de con el Partido Socialista. Una simpatía que se tradujo también en una afluencia de nuevos militantes.

Así pues, tras el IV congreso la situación quedaba abierta, es cierto, pero estaba muy lastrada por la dinámica sectaria de las distintas fracciones internas, en competencia permanente con la mayoría del NPA, bloqueando el debate y la reflexión política y minando la dinámica del partido (con tesorerías, páginas web y estructuras propias, así como apariciones públicas en manifestaciones diferenciadas del NPA…  aunque, siempre utilizando el estandarte del NPA, etc.).

De ahí que, de cara a este congreso, además de la orientación política, el problema fundamental que se le planteaba al NPA era salir del atolladero al que le conducían las distintas fracciones: romper con una dinámica fraccional, que las distintas corrientes justificaban en nombre de la pluralidad y la  democracia interna, y recuperar el proyecto inicial del NPA. Una tarea nada fácil en un partido donde el respeto a la pluralidad y la democracia interna forma parte de su ADN. Y porque, para buena parte de la militancia y de quienes apoyaban la Plataforma B resultaba inconcebible la posibilidad de excluir a nadie por divergencias políticas. De ahí que la mayoría optó por aguantar hasta el punto crítico del congreso con el fin de que el conjunto de delegados y delegadas pudiera apreciar in situ la gravedad de la fractura interna y la imposibilidad de continuar junto a las fracciones integradas en la Plataforma C.

 

¿Cómo poner fin a esta situación?
La  mayoría de la dirección saliente (Plataforma B (Chrisitine Poupin, Philippe Poutou, Pauline  Salinge y Olivier Besancenot) : 48,5% de votos) planteó desde el documento inicial que más allá de la orientación política, para seguir en el mismo colectivo era preciso ponerse de acuerdo en el tipo de partido a construir y las normas de funcionamiento; en una palabra, poner fin al reino de taifas en el que se había convertido el partido, que el texto de la plataforma resumía de este modo:

 

[Construir] Un partido útil a sus militantes y a la clase explotada debe ser un lugar de elaboración, de balance de experiencias comunes, un intelectual colectivo capaz de desarrollar análisis y construir intervenciones en fase con la dinámica real de la lucha de clases.

Necesitamos una herramienta política capaz de elaborar, de reflexionar libremente, necesitamos flexibilidad táctica, experimentación, pero también la puesta en común de nuestras experiencias para aprender de ellas colectivamente.

Debemos resistir la tentación de preservar el aparato como un fin en sí mismo, ya que es ilusorio pensar que el NPA pueda seguir existiendo como hasta ahora.

Sin un cambio radical, puede morir poco a poco, desmoralizando a unos, haciendo creer a otros que están dando pequeños pasos en el camino hacia la constitución de un partido revolucionario.

De hecho, las fracciones empujan hacia el aislamiento sectario e identitario, viendo en las demás organizaciones no revolucionarias del mundo obrero sólo adversarios políticos a los que combatir en todo momento y lugar, y extendiendo esta visión a los desacuerdos internos. Cualquier intento de actualizar nuestros logros programáticos para responder a las nuevas cuestiones se tacha así de reformismo o incluso de traición.

Las cuestiones organizativas son una concentración de opciones políticas. Debemos darnos cuenta de que la existencia de fracciones permanentes es en realidad la yuxtaposición de distintas organizaciones con proyectos políticos diferentes e incluso contradictorios.

Por lo tanto, permanecer en una única organización es puramente artificial. Hay que actuar sobre esta separación que ya existe de hecho, o poner en marcha medidas capaces de reconstituir un verdadero partido. La naturaleza de estas medidas puede discutirse en el congreso; no son medidas administrativas, sino un acuerdo político para establecer un cierto nivel de democracia centralizada que autoriza un derecho de tendencia y un derecho de fracción, pero limita las estructuras organizativas que compiten con las del NPA y la expresión pública sistemática de los micropartidos que sólo pertenecen al NPA cuando utilizan su logotipo.

No se trata de una posición de principio (no nos oponemos al derecho de las fracciones) sino de restablecer un funcionamiento basado en el centralismo democrático, de tomar nota del estado de degradación de las relaciones militantes y de las divergencias, en estos momentos inamovibles, de las orientaciones llevadas a cabo por las fracciones de manera que compitan con las del partido.

Sin duda, esta voluntad firme de recuperar una situación de normalidad en el partido, ya anunciada durante la universidad de verano del NPA, fue lo que llevó al resto de las fracciones, salvo a minoritaria la plataforma A (6,1%), a plantear una oposición conjunta agrupándose en la Plataforma C (45,6% de votos, cuyas figuras más representativas son Gaël Quirantes y Damien Scali) con el fin de intentar forzar una relación de fuerzas que bloqueara la situación en el congreso y, de ese modo, imponer que se siguiera como hasta ahora. Posibilidad que la Plataforma B descartaba en cualquier tipo de circunstancias.

Por ello, ante la probabilidad de la ruptura, un comité del NPA, el de Tarn, planteó crear una comisión mixta con el fin de llegar a un acuerdo entre todas las plataformas sobre los criterios que deberían regir la vida del NPA. En las cinco reuniones que se realizaron, las distintas fracciones que componían la plataforma C no renunciaron en ningún momento a seguir actuando como micro partidos independientes en el seno del NPA.

En vista de ello, el segundo día del congreso, tras un debate plagado de acusaciones, mentiras y una violencia verbal inaudita por parte de las fracciones hacia la mayoría en el debate sobre la situación política y sobre el modelo de partido, antes de entrar en las votaciones, la Plataforma B solicitó una pausa para tomar en asamblea una decisión sobre la situación crítica del congreso y el futuro del mismo. La conclusión, una resolución adoptada por 100 de los 102 delegados (1 abstención y un no voto), fue constatar de que en esas condiciones no era posible continuar en la misma organización con la Plataforma C, lo que se comunicó a las otras dos Plataformas que, por su parte, continuaban el congreso en reuniones separadas. En resumen, la resolución dice lo siguiente;

Dado que la ficción de una organización política común se está desmoronando, es hora de concluir, con la adopción de este texto, que somos organizaciones separadas. Esto significa que, tras este congreso, ya no estaremos organizados juntos en el seno del NPA, aunque tengamos que cohabitar de forma transitoria durante algún tiempo. En consecuencia, no elegiremos una dirección común con la Plataforma C en este congreso. Queremos seguir dialogando con los camaradas que quieren mantener vivo el NPA como organización viva y democrática, sin las permanentes "fracciones" públicas.

Vamos a continuar nuestras vidas por separado: por un lado, quienes han mantenido vivo el NPA durante años, sus campañas -sobre todo presidenciales-, sus órganos democráticos, su expresión, la coordinación de sus actividades, su librería; por otro, fracciones que ya tienen su propia vida y discrepan del proyecto que presidió la fundación del NPA (aunque pretendan utilizar su logotipo).

Consideramos que encarnamos la continuidad de una corriente política, por un anticapitalismo que articula la defensa de las ideas revolucionarias y la necesidad de construir la unidad de nuestra clase. Es esta corriente la que ha llevado a la LCR, y luego al NPA, a convertirse en un partido establecido y reconocido en el panorama político nacional y local. No podemos desaprovechar este logro, y reivindicamos su nombre y su bandera (Resolución: "Acter la séparation, continuer le NPA. Construire une organisation utile à notre camp")

Con ello, se puso punto y aparte a una situación insostenible para el NPA en un contexto de crisis social social, política, democrática, medioambiental... aguda, de deriva autoritaria del régimen político y de una ola reaccionaria y xenófoba en ascenso cristalizada en el avance electoral de la extrema derecha que plantean más que nunca la urgencia de construir una alternativa revolucionaria desde la perspectiva de recomponer el tejido social y organizativo de los sectores populares, de las organizaciones de masas y de la izquierda mediante una política unitaria que permita revertir la desfavorable relación de fuerzas actual. Una política totalmente opuesta a la autoafirmación identitaria y sectaria propuesta por la Plataforma C.

Las divergencias políticas de fondo
El núcleo de las divergencias políticas de la Plataforma B con la Plataforma C en ese congreso se puede resumir en dos planos. El primero la comprensión de la crisis. Mientras que para la Plataforma B la crisis se da en una situación desventajosa -de relación de fuerzas desfavorable- para los sectores populares y puede conducir al peor de los escenarios posibles, para la Plataforma C, la crisis en la que está inmerso el sistema capitalista [los factores objetivos] “podrían converger y desembocar en verdaderas revoluciones sociales”.

 

De ahí que, en lo que tiene que ver con las tareas, para la Plataforma B la tarea fundamental consiste en trabajar por recomponer las estructuras del movimiento obrero, asociativo, feminista, LGBTI, medioambiental, etc.; y hacerlo con una política independiente y unitaria tanto con las organizaciones de masas como las fuerzas políticas de izquierda, mientras que para la Plataforma C, lograr que la cólera que provoca la crisis en los sectores populares se convierta en conciencia política, el camino en impulsar campañas políticas del partido para poner en movimiento a nuestra clase, impulsando la construcción de un frente de revolucionarios agrupados en torno a un proyecto de denuncia identitaria y dogmática del reformismo.

Más allá de eso, las divergencias con la la Plataforma C abarcan desde la política internacional (denunciando la campaña unitaria de solidaridad con la resistencia ucraniana que bajo el lema Fuera las tropas de Putin de Ucrania, se manifestó el 10 de diciembre en Paris[1]), hasta la decisión de participar en las estructuras de base unitarias heredadas de las elecciones legislativas: Nupes, hasta la construcción de los movimientos sociales como el feminista, el ecologista o LGBTI; pero sobre todo conviene dejar claro que frente a la cantinela, no por mil veces repetida menos falsa e ignominiosa, la política unitaria en relación a la Nupes no representa en ningún caso -como quedó probado durante las discusiones para un acuerdo electoral de cara a las legislativas- plantearse, ni a corto ni a largo plazo, la disolución del NPA en la Nupes, sino todo lo contrario: partir del convencimiento de que estas estructuras pueden evolucionar en la buena dirección y no caer presa de los vaivenes e intereses electorales de la France Insoumise, cuanto más reconocimiento obtenga en ellas la actividad militantes del NPA.

 

Hacia adelante
Como señala la resolución citada más arriba, durante un tiempo y hasta que se resuelva la separación, en el NPA van a convivir dos sectores separados. La Plataforma B concluyó el congreso en solitario y aprobó tanto los documentos de orientación como las distintas mociones presentadas al congreso, eligiendo una nueva dirección que incluye 19 nuevos miembros (45%) y 24 mujeres (56%), con cuatro portavocías (Christine Poupin, Pauline Salingue, Philippe Poutou y Olivier Besancenot), garantizando la web y las publicaciones del NPA y con el anuncio de un mitin en Paris para el 17 de enero. La Plataforma C continuó con su soflama sectaria y una amplia campaña de difamación. Queda por ver si una vez desaparecido el cascarón común del que se alimentaban las distintas fracciones congregadas en la misma serán capaces de convivir con las reglas de juego que todas ellas querían imponer al NPA.

 

Probablemente, y a corto plazo, a partir de ahora asistiremos a dos procesos. Por una parte, a lo que den las conversaciones sobre la separación con la Plataforma C y la actitud que adopte la Plataforma A (que en principio es proclive a continuar en el NPA con la Plataforma B); por otra parte, el congreso es punto de partida -no la conclusión- de un proceso de separación con las corrientes-fracciones-grupos. Dependiendo de las realidades locales, cada cual deberá elegir si, a nivel de su respectivo comité o localidad, se puede seguir trabajando -o incluso reuniéndose- con los camaradas que habiendo votado a favor de la Plataforma C no forman parte de los sectores organizados en los grupos-fracciones- actuales que la integran. Por lo que se conoce, ya hay algunos comités en los que militantes que apoyaron plataformas diferentes de cara al congreso han decidido que seguirán juntos.

Pero más allá de cómo se resuelva la situación a nivel interno, la importancia del congreso está en que el poner fin a las dinámicas fraccionales  le da al NPA un nuevo aliento para  hacer frente a la  situación política actual.

Una situación política compleja en las que la ofensiva en toda regla del gobierno Macron (con la reforma de pensiones como bandera), pero también con una extrema derecha violenta cada vez más activa, como se ha visto en este mes de diciembre , exige estar libre de ataduras internas para poder actuar con capacidad de iniciativa.

 

El punto y aparte que marca este congreso en la historia del NPA, llega además en un momento político en el que el terreno en la izquierda francesa se mueve y exige dosis de reflexión política, flexibilidad táctica y capacidad de interlocución con el resto de fuerzas políticas. Sin duda, en las próximas semanas y meses, el NPA deberá retomar en un ambiente más sereno y constructivo los debates sobre aspectos de estrategia, táctica y construcción de partido que debido a la necesidad de responder a la presión fraccional era imposible desarrollar hasta ahora. Más en un contexto en el que el campo de la izquierda está en mutación continua, como lo puso de manifiesto la campaña electoral presidencial y, sobre todo de las elecciones legislativas con la creación de la Nupes y la pérdida de hegemonía del socialiberalismo en esa coalición.

El éxito electoral de la Nupes supuso también la emergencia de nuevos sectores a la política que siguen militando de forma unitaria y abierta en los grupos locales de la Nupes, aún cuando la realidad de los mismos sea desigual según localidades y el peso de las fuerzas políticas en ellos, sin que, por otra parte, hasta el presente se pueda hablar de una Nupes organizada y coordinada a nivel nacional.  El desarrollo de estos colectivos es autónomo allí donde existen y se desarrollan de forma autónoma. En todo caso, constituyen espacio en el que integrarse, compartir espacio y desarrollar iniciativas unitarias y debates contradictorios junto a las y los militantes (de  partidos o sin partido) que se integran en el mismo.

Por otra, nada es estable en ningún partido. Si bien con particularidades propias, todas las aguas bajan revueltas: tanto en el PCF (partido en dos de cara al próximo congreso), como en la FI (en pleno conflicto tras la elección[2] de la nueva dirección en la que la exclusión de figuras como Clémentine Autin, Alexis Corbière, François Ruffin o Éric Coquerel, no ha dejado indiferente a nadie y a la posición tibia de la dirección ante la un miembro de la misma -que hasta hacerse públicas las agresiones aparecía como la solución de recambio a Mélenchon- condenado por agresiones contra su compañera  y que ya ha provocado dimisiones colectivas en la FI). En lo que respecta al PS, queda por ver cómo concluirá el congreso del PS (27-29 de enero), con dos alternativas de recambio frente a la dirección  actual, y cómo afectará todo ello a la Nupes.

 

Para terminar, a partir de enero la cuestión social va a estar en el centro de la agenda. La anunciada reforma de las pensiones de Macron (que debía de haberse anunciado el 15 de diciembre y que tras el acuerdo unitario de todos los sindicatos para movilizarse a partir de enero, ha llevado a que la fecha de presentación se haya retrasado all 10 de enero), junto al deterioro sin freno de los servicios públicos (enseñanza, hospitales, transportes ) y las condiciones de trabajo en los mismos, por no hablar de la carestía de la vida o las restricciones energéticas que se anuncian, definen una situación política en la que para evitar que el malestar social que se acumula termine en las ascuas de la extrema derecha, la izquierda social y política está obligada a impulsar iniciativas unitarias contra Macron y su mundo. Es en ese terreno, donde el NPA tiene que demostrar su utilidad y sin duda su futuro se juega ahí. Tras este V congreso, se abre la puerta a la esperanza en el NPA.

Josu Egireun, miembro de la redacción-web de viento sur, militante del NPA.

 

Notas:

 

[1] Union des Ukrainiens de France - Russie Liberté - Socialistes russes contre la guerre - Association des Géorgiens en France - Géorgie vue de France - Collectif pour une Syrie libre et démocratique CPSLD - Coordination des Syriens de France - CSDH Iran - A Manca - Assemblée européenne des citoyens – Association autogestion - Aplutsoc - ATTAC France - Cedetim - Club Politique Bastille - Confédération générale du travail (CGT) - Coopératives Longo Maï – Éditions Syllepse - Émancipation Lyon 69 - Ensemble ! - Europe Écologie Les Verts (EELV) - Entre les lignes entre les mots - Fondation Copernic - Forum civique européen – Fédération syndicale unitaire (FSU) - Gauche démocratique et sociale - Gauche écosocialiste - Ligue des droits de l'Homme (LDH) - L’Insurgé - Les Humanités - Mémorial 98 - Mouvement national lycéen (MNL) - Nouveau Parti anticapitaliste (NPA) - Pour l'Ukraine, pour leur liberté et la nôtre - Pour une écologie populaire & sociale (PEPS) - Régions et peuples solidaires (RPS) - Rejoignons- nous - Réseau syndical international de solidarité et de luttes – RESU France (Réseau européen de - solidarité avec l’Ukraine)- Réseau Penser l’émancipation - Union syndicale Solidaires

 

[2] Mediante una asamblea representativa de 160 personas de la FI, de la que casi nadie tenía conocimiento y en la que  en la que participó el núcleo duro de la FI y el resto estaba compuesto por personas elegidas mediante sorteo. Todo un esperpento de democracia interna, que ha llevado a Ruffin preguntarse si es ese el modelo democrático para la VI República que defiende la France Insoumise

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