La ruptura de la Unión Europea
DIARIO
OCTUBRE / julio 23, 2022
Desde los confinamientos el mercado mundial viene dando signos de fragmentación, e incluso en Europa la cohesión entre los 27 miembros de la Unión Europea deja mucho que desear, tanto en el sector financiero como en el industrial.
La
Comisión Europea intenta encontrar una respuesta unificada para preparar al
continente para un invierno sin gas ruso pero, como venimos anunciando, algunos
Estados miembros se niegan a ayudar a los más afectados por la interrupción del
suministro de gas ruso y otros, como Hungría, prefieren recurrir a Rusia antes
que ceder ante Bruselas.
Algunos
países, como Alemania, están muy expuestos a la caída de los suministros de
Moscú y llaman a la solidaridad, mientras otros se niegan a ello. “A diferencia
de otros, España no ha vivido por encima de sus posibilidades en materia de
energía”, dijo Teresa Ribera, ministra de Transición Energética, en referencia
a la forma en que Berlín, en particular, hizo pagar a varios países del sur por
haber “vivido por encima de sus posibilidades” en 2008.
Junto
con Grecia y Portugal, Madrid rechaza el llamamiento a la reducción del consumo
energético de la Comisión Europea para ayudar a los países más afectados por la
crisis. “No podemos hacer un sacrificio desproporcionado sobre el que ni
siquiera se nos ha pedido opinión”, dijo Teresa Ribera.
En
una entrevista concedida al diario Público, el Secretario de Estado de Medio
Ambiente y Energía de Portugal, Joao Galamba, afirmó que el gobierno “no
aceptará” una propuesta que calificó de “insostenible” y “desproporcionada”.
La
exposición al gas ruso de España y Portugal es muy baja. Han invertido mucho en
energías renovables en los últimos años y tienen una gran capacidad de
almacenamiento y regasificación de gas licuado transportado por barco. Su
situación es diferente a la del norte de Europa. “Seremos solidarios, pero la
solidaridad también significa que no haremos pagar a los portugueses para
compensar el retraso de otros cuando podrían, como nosotros, haber invertido en
renovables”, dijo hace unos días el primer ministro portugués, Antonio Costa.
Según
Bruselas el ahorro energético permitiría ahorrar unos 45.000 millones de metros
cúbicos de gas, una cantidad equivalente a la que faltaría si Rusia cortara
completamente el flujo y en caso de un invierno especialmente frío. En estas
condiciones, “las medidas unilaterales no conducen a nada efectivo y corren el
riesgo de afectar a toda la seguridad energética del mercado único”, advirtió
Frans Timmermans, responsable medioambiental de la Comisión Europea.
“Todos
los Estados miembros sufrirán las consecuencias de una perturbación del mercado
único. Por eso es importante que todos los Estados miembros contribuyan ahora
al ahorro y al almacenamiento y estén dispuestos a compartir el gas con otros
vecinos en caso de interrupción. La solidaridad energética es un principio
fundamental de nuestro tratado”, añadió Ursula von der Leyen, presidenta de la
Comisión Europea.
En
caso de escasez grave en las próximas semanas o meses, la Comisión Europea hará
obligatoria la reducción del 15 por cien, una medida que sería rechazada por
una mayoría cualificada de Estados miembros.
Las
sanciones económicas han tenido un efecto contraproducente en Hungría, que se
ha acercado a Rusia tanto como se ha alejado de Bruselas. Hungría importa el 80
por cien de su gas de Rusia y se beneficia de precios favorables.
Es
una gran paradoja, muy difícil de justificar: mientras Bruselas teme que Rusia
corte el grifo, el ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto, ha
viajado a Moscú para discutir nuevas entregas de gas.
Bruselas
hace llamamientos a la unidad europea porque tal unidad se empieza a
desmoronar. Sin embargo, siempre ha tenido y sigue teniendo otra opción: abrir
el grifo del Nord Stream 2, cuya apertura lleva paralizada desde antes de la
Guerra de Ucrania.
FUENTE: mpr21.info
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