La guerra en Ucrania dispara
el precio del gas y el petróleo y agrava la crisis energética
Por Martín
Cúneo
Rebelion / España
| 25/02/2022 |
Fuentes: El
salto [Imagen: SANCHO R. SOMALO]
El crudo supera los 100 dólares y el precio del gas aumenta un 60%. EE UU
aprovecha la situación para hacerse con el mercado del gas europeo. La crisis
energética amenaza con golpear con más fuerza los hogares ante la inacción del
Gobierno español.
La escalada del
conflicto entre Rusia y Ucrania ha disparado el precio de la energía. El precio
del petróleo ha superado el límite psicológico de los 100 dólares por barril,
el valor máximo desde hace ocho años, y amenaza con llegar en poco tiempo a 125
dólares, según pronostica The Financial Times. Por la mañana de este jueves, a
medida que se difundían las primeras imágenes del ataque ruso a instalaciones
militares de Ucrania, el precio del crudo alcanzaba valores que no se veían
desde 2014, precisamente cuando Rusia se anexionó Crimea. Según este periódico
económico, todo indica que el precio seguirá subiendo por la “capacidad
limitada” de los grandes productores para aumentar el suministro y de
reaccionar a interrupciones no previstas.
Rusia es el
tercer mayor productor de petróleo del mundo y aporta a la UE el 40% del crudo
que consume, aunque no todos los países son igual de dependientes del gigante
euroasiático: Alemania importa hasta dos terceras partes de su petróleo de
Rusia, mientras que en España esa cifra apenas llega al 5%. Los temores a
posibles cortes de suministro se han sumado a las alertas sobre la falta de
inversión que ha limitado la capacidad de los productores de petróleo y de gas
para aumentar la producción, “dejando al mundo con pocas opciones para bajar
los precios de la energía” ante emergencias como esta.
Según The
Financial Times la falta de inversión en el sector petrolero ha
limitado la capacidad de los productores de petróleo y de gas para aumentar la
extracción, “dejando al mundo con pocas opciones para bajar los precios de la
energía” ante emergencias como esta
También el precio
del gas ha continuado su escalada después de un año en el que ha batido todos
sus récords. Rusia suministra el 25% del gas natural consumido en Europa,
especialmente en los países del centro y el este del subcontinente, y a través
de Ucrania pasa buena parte de las exportaciones de este combustible hacia el
oeste, dos circunstancias que hacen temer a los mercados problemas de
suministro.
Estas
incertidumbres han provocado que el gas de referencia en Europa aumente su
precio en un 60% en apenas unas horas hasta llegar a los 125 euros por
megavatio hora, siete veces más que hace un año. Mientras, el gas
estadounidense, producido a través del fracking y que exporta
en barcos metaneros, subió un 6%, una opción que las principales economías
europeas barajan como principal alternativa para sustituir el gas ruso.
De hecho, los
conflictos con tres de los principales suministradores de gas de Europa —Rusia,
Argelia y Libia— han hecho que la demanda de gas licuado transportado en buques
metaneros creciera exponencialmente. A principios de febrero, Enagás informaba
de un hecho histórico: por primera en 30 años, Argelia dejaba de ser el primer
suministrador de gas de España, un puesto que ha ocupado Estados Unidos, que
actualmente sirve el 34,6% del gas consumido en el país. Hace un año, el gas
licuado que llegaba en barcos suponía el 33,3%. Hoy supone el 54,6%, según
Enagás, y el principal beneficiado es la industria del fracking de
Estados Unidos.
Pero no todos
los países europeos tienen la diversificación de fuentes energéticas de la que
goza España. Alemania, obtiene el 55% de su gas natural de Rusia y si el
gasoducto Nord Stream 2 ya estuviera funcionando esa dependencia subiría al
70%.
A principios de
febrero Enagás informaba de un hecho histórico: por primera en 30 años, Argelia
dejaba de ser el primer suministrador de gas de España, un puesto que ha
ocupado EE UU, que actualmente sirve el 34,6% del gas consumido en el país a
través de buques metaneros
A pesar de que
el presidente ruso, Vladimir Putin, ha afirmado en numerosas ocasiones que no
cerrará el grifo del gas ni del crudo, los mercados recelan de la posibilidad
de que utilice esta carta de negociación para conseguir sus objetivos
estratégicos.
El alcance de
las sanciones, que podrían incluir objetivos de la industria petrolera o
gasística de Rusia, es otra de las incertidumbres que hacen subir los precios
de la energía. Días antes del ataque, como respuesta al reconocimiento de la
independencia de Donetsk y Lugansk, Alemania suspendió la aprobación del gasoducto
Nord Stream 2, terminado en septiembre, pero que todavía no contaba con la
autorización para entrar a funcionar y desplegar su capacidad para suministrar
gas a 26 millones de hogares en Europa. El Nord Stream 2 es una segunda tubería
de un gasoducto que atraviesa el mar Báltico a través de 1.200 km desde cerca
de San Petersburgo hasta la costa alemana.
La dependencia
del gas y el petróleo ruso ha sido visto por muchos sectores, y no solo
ecologistas, como una oportunidad para la Unión Europea, especialmente para
Alemania para acelerar la transición energética hacia las energías renovables,
de donde hoy obtiene el 44% de la energía que consume la principal potencia
europea. Así lo afirmaba el diputado de Unidas Podemos y activista ecologista
Juan López de Uralde: “Las energías renovables no solo son limpias, son también
el único antídoto efectivo para romper definitivamente la dependencia
energética exterior. Frente a la guerra de Ucrania, más renovables”.
El conflicto en
Ucrania amenaza con agravar un alza de los precios que ya se ha trasladado de
la electricidad a otros productos básicos de la canasta familiar, como el
aceite de oliva, la carne, el pan, las harinas, la leche, los cereales o la
fruta fresca
El alcance de
las sanciones y los posibles cortes de suministro determinarán hasta dónde
llegará esta nueva espiral alcista de los precios de la energía, cuyo impacto
en la inflación de las economías de medio mundo es seguida de cerca por los
responsables políticos y está impactando en el poder adquisitivo de la
población y en la conflictividad social.
Impactos en el día a día
El aumento de
los precios del gas, la gasolina y el diésel se ha trasladado a toda la
economía y amenaza con hacerlo aún más con la escalada bélica en Ucrania. En
España, enero terminó con un alza de los precios interanual del 6,1%, con un
aumento del precio de la electricidad del 46% con respecto a hace un año,
cuando los precios ya estaban inflados por el temporal Filomena. Aunque la
cifra del IPC está por debajo del 6,5% de diciembre, el conflicto en Ucrania
puede agravar un alza de los precios que ya se ha trasladado a productos
básicos de la canasta familiar, como el aceite de oliva —que cuesta un 30% más
que hace un año—, la carne, el pan, las harinas, la leche, los cereales o la
fruta fresca, todos ellos con aumentos de entre el 5% y el 8%.
Las
consecuencias en la pobreza energética de millones de personas y la falta de
medidas efectivas del Gobierno para hacer frente a un aumento del precio de la
electricidad —que con los recientes acontecimientos solo puede subir— ha sido
el centro de la campaña lanzada por decenas de colectivos sociales
recientemente. Organizaciones sindicales, sociales y ecologistas se sumaron a
la Semana contra la Pobreza Energética para
exigir una tarifa social que “garantice el derecho a una energía limpia para
las personas más vulnerables”, la prohibición de cortes de suministros básicos
y medidas contra el poder de los oligopolios energéticos.
Mientras, este
22 de febrero, el PSOE sumaba sus votos a los de PP, Vox y Ciudadanos para
tumbar en el Congreso la propuesta de Unidas Podemos de crear una empresa
pública de energía alimentada de las concesiones hidroeléctricas caducadas o
que fueran caducando. La iniciativa era para el portavoz de UP, Pablo
Echenique, “puro sentido común” para acabar con el “oligopolio mafioso” de las
compañías eléctricas. Para los morados, esta empresa era una oportunidad de
“bajar la factura de la luz” y que el Estado capitanee la transición energética
con fuentes renovables.
El PSOE votó
esta semana con el PP, Vox y Cs en contra de una empresa pública de energía.
Perdida una nueva oportunidad de disputar el poder de las eléctricas, los
beneficios de Endesa, Iberdrola y Naturgy ascendieron a 6.534 millones de euros
en 2021
Perdida una
nueva oportunidad de disputar los privilegios de las empresas eléctricas en
España, los beneficios de este oligopolio aumentan tanto como el precio de la
electricidad. En el último año las tres grandes compañías españolas —Endesa,
Iberdrola y Naturgy— ganaron 6.534 millones de euros, la segunda cifra más alta
en diez años, según denuncia la organización de consumidores Facua. Unos datos
directamente relacionados, indican, con la incapacidad del Gobierno de
coalición de lanzar medidas eficientes para detener “la desorbitada escalada
del precio de la electricidad” en un año que ha tenido la luz más cara de la
historia. “Las insuficientes medidas del Gobierno han contribuido a que el
oligopolio eléctrico esté sumando enormes beneficios en un momento de crisis
para muchas familias, que se están viendo imposibilitadas para hacer frente a
las facturas”, critican.
Hasta que no
haya cambios estructurales, el sistema marginalista que marca el precio de la
electricidad en España y buena parte de Europa seguirá permitiendo que sea el
gas, la energía más cara, la que marque el precio de todas las fuentes
energéticas, independientemente de sus costes de producción y transporte. Y eso
a pesar de que solo el 17,2% de la electricidad consumida en España tiene su origen en el gas natural. Con una
guerra en Ucrania, el coste de la energía solo puede subir, así como la factura
de la luz y los beneficios caídos del cielo de las grandes eléctricas, que han
conseguido hasta ahora salir intactos de su propia escaramuza con el Gobierno.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/guerra-en-ucrania/dispara-precio-gas-petroleo-agrava-crisis-energetica
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