El Coronavirus muestra la naturaleza de clase del
Estado.
MURCIA
Hoy, 25 de
marzo de 2020, España se ha convertido en el segundo país del mundo (solo
superado por Italia) en número de muertes por coronavirus. Ya son
3.434 muertes (¡y subiendo!) cuya responsabilidad cae directamente en la
catastrófica y bochornosa gestión de la crisis por parte del gobierno de
“izquierdas”, que no duda en sacrificar miles de vidas para no detener el
quebrado sistema de producción capitalista, a sabiendas de que la inmensa
mayoría de muertes serán de personas de clase trabajadora, en especial nuestros
mayores.
En el caso de
la Región de Murcia, la cuenta oficial del Gobierno de España destinada a
informar sobre Salud Pública no se avergüenza en reportar la más que
cuestionable cifra de 477 casos confirmados en nuestra Región. Por supuesto,
los números que verdaderamente se barajan son totalmente distintos. Si
atendemos a las cifras que se estiman desde el seguimiento telefónico médico,
se calcula que habría más de 7.500 casos posibles y casi 8.000 personas en
contacto estrecho. Un ejemplo de que el gobierno no sólo no duda en mandar a
miles de trabajadores a sus puestos de trabajo, donde están en continúo
contacto con cientos de compañeros y sin el material y espacios adecuados para
evitar la propagación de la pandemia, sino que además miente descaradamente a
esos miles de trabajadores que se están jugando el pellejo. Esto, lejos de ser
sorprendente, es lo único que podemos esperar de un sistema como el capitalismo
que se sustenta en la explotación de una minoría de privilegiados sobre una
inmensa mayoría de población que se encuentra explotada y esclavizada mediante
el trabajo asalariado.
Pese a que la
riqueza del Estado procede de la extracción del plusvalor que genera la fuerza
de trabajo del proletariado, desde el Gobierno (recordemos) de “izquierdas” no
dudan en sacrificar miles de vidas en la vorágine capitalista, además de
observarse otro componente de clase en quién puede o no hacerse el test. ¿No es
raro que tantos políticos y burgueses hayan sido noticia estos días por haber
dado positivo? ¿Y qué pasa con los trabajadores? Según la Conserjería de
Sanidad, para nosotros, los trabajadores, no hay tests suficientes y no se
puede saber si esas personas que llaman alarmadas con síntomas son portadores o
no del virus. No es que no puedan saberlo, es que no les importa lo más mínimo
el número de vidas de trabajadores que vayan a ser sacrificadas en aras de
salvar su moribundo sistema económico, que está quebrado a nivel mundial. Unas
pruebas rápidas podrían detectar la presencia del virus en el organismo de una
persona en apenas media hora.
A la mentira
descarada de las cifras oficiales se une que la Consejería de Salud está
llevando a cabo una política de no dar datos oficiales de casos positivos por
municipios. Esa falta de información se complementa con la labor de los medios
de manipulación de masas, máquinas de propaganda que trabajan sin descanso para
que la población normalice y vaya asumiendo la nueva realidad que el Estado
capitalista nos quiere imponer. Una acción que tiene un objetivo muy claro: la
labor ideológica de los medios de comunicación es la de insuflar un patético
sentimiento de unidad nacional, esta vez, contra el virus. El coronavirus es el
nuevo enemigo al que hay que combatir, cómo no, unidos. Que los explotados
deban “unirse” con sus explotadores supone ideológicamente la sustitución de la
lucha de clases del marxismo por la armonía de clases del fascismo, el emplear
el nacionalismo como la piedra angular del entramado ideológico de la
burguesía, que tiende inexorablemente hacia la reacción. El Estado español
trata de hacernos partícipes a los trabajadores de la tarea colectiva de frenar
el virus en favor de un interés patrio superior, para que así no luchemos
contra los verdaderos virus de esta sociedad: el capitalismo, la burguesía y su
Estado.
En estos
momentos de ineficiencia entre el Gobierno central y las Comunidades Autónomas,
no han dudado en salir como hongos todos los oportunistas a tratar de rascar su
momento de gloria. Fernando López Miras, el pusilánime presidente de la Región
de Murcia por el Partido Popular, hablaba hace dos días de “cesar todas las actividades no esenciales”. Estas
declaraciones, lejos de mostrar una leve preocupación por la salud de la
población murciana (¡ya podría haberse preocupado cuando su partido
desmantelaba la sanidad pública de la Región!) esconden dos objetivos:
En primer
lugar, continuar con el tan manido y falso enfrentamiento entre el Partido
Popular y el PSOE, ambos sirvientes del mismo capital financiero y meras
herramientas en la subyugación de la clase trabajadora por parte de un Estado
que tiende cada vez más a la reacción. Y ese es el segundo objetivo que se
esconde tras las declaraciones de nuestro, por desgracia, presidente; el
endurecimiento del estado de alarma para que la burguesía pueda seguir
implementando sin oposición medidas reaccionarias que se intensifican con la
duración del confinamiento, medidas que reprimen las libertades de los
trabajadores y cuya punta de lanza se encuentra en los abusos policiales que
estamos observando estos días con la excusa de “proteger nuestra salud”. ¿Es
que acaso ir a trabajar a una fábrica rodeados de cientos de compañeros es más
seguro que salir a pasear a solas? Por supuesto que no. ¿Por qué una persona en
bicicleta se juega una multa (con agresión de regalo), pero no se alarman con
los repartidores de Glovo o Just Eat? Porque “proteger nuestra salud” es una
excusa. Una excusa para restringir nuestro movimiento. La crisis del
coronavirus es un desastre planeado. Con ella, se están realizando una serie de
etapas preparatorias en las que el Estado español, disfrazado con la apariencia
de la democracia burguesa, se equipa con una serie de medias reaccionarias,
hasta el momento en el que las contradicciones sean tales que el poder de la
burguesía sea insostenible por medio de los cauces convencionales (¡Aunque de
eso sabe bastante el PSOE de los GAL!).
Que la
burguesía no engañe a nadie. No es el coronavirus lo que ha desencadenado la
crisis del capitalismo, su declive y bancarrota se sabía desde hace años, y
esta pandemia está siendo utilizada como excusa para enviar a miles de
trabajadores al paro por medio de EREs y ERETs, que afectan ya a medio millón de trabajadores (¡y
subiendo!). En el caso de nuestra Región, según la Conserjería de Empleo, más de 1.200
empresas han presentado ERTEs en apenas una semana, que provocarán la pérdida
de miles de puestos de trabajo y la terrible consecuencia de que muchas
familias trabajadoras pasarán enormes dificultades económicas durante el tiempo
que el Gobierno decida que debe durar el estado de alarma. Con esto, el
Gobierno de “izquierdas” aprovecha la inusual situación para insuflar millones
de euros a las empresas, convirtiéndose el Estado en una máquina de
transferencia del dinero que genera el trabajador hacia las manos del mismo
empresario que lo explota diariamente y que ahora lo condena a seguir
trabajando en condiciones peligrosas para su salud y la de sus familiares. Tras
el rescate a la banca, nos encontramos ahora con el rescate a los empresarios.
Con la
situación que miles de trabajadores estamos viviendo en nuestras propias carnes
estos días, queda más que demostrado que el tan vanagloriado Welfare State o
Estado de bienestar del que presumen los líderes occidentales no es más que un
mito. ¿Qué hace el Estado de bienestar por los ancianos que están muriendo en
las residencias? ¿Qué hace ante los continuos abusos de poder por parte de las
fuerzas policiales? ¿Qué va a hacer por nuestra Región cuando llevan años destruyendo
nuestra sanidad pública? ¿Y por quienes mueren solos en sus casas? La respuesta
está clara: el Estado no va a hacer nada por la clase trabajadora excepto
explotarla, porque el Estado es una herramienta de opresión de una clase sobre
otra y actualmente se encuentra en manos de la burguesía capitalista, cuyo
único objetivo es la mayor acumulación posible de riquezas a costa del
sufrimiento de millones de personas.
El capitalismo
es un obstáculo para el desarrollo de la humanidad. Explotación, miseria,
represión y fascismo es todo lo que puede ofrecer a las enormes masas de
trabajadores, cuya labor esencial en estos momentos debe ser la de organizarse
contra quienes les oprimen, fortaleciendo las filas del Partido Comunista
Obrero Español y luchando por el nuevo Estado obrero.
¡SOCIALISMO O BARBARIE!
Comité Regional
del Partido Comunista Obrero Español (PCOE) en
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