Procesando el yuyu
Lo del ¿raje?
Por Guillem Martínez
Rebelion
12/04/2025
Fuentes: CTXT
[Imagen: Pedro Sánchez y Xi Jinping, reunidos el 11 de abril de 2025. / Twitter
(@sanchezcastejon)]
El mundo se ha dividido en dos propuestas de relaciones comerciales e
internacionales. El plan Trump es obligar a comprarle petróleo y gas. El plan
chino es vender componentes de energías renovables. Como ven, no hay color
1- El mundo ha cambiado varias veces de mundo desde la
última vez que nos vimos, cuando, como siempre, tú vestías de azul y los
alemanes de gris.
2- El martes 8A el mundo estaba, recuerden, al baño
maría. El único beneficio bursátil planetario llamativo ocurrió en la Bolsa de
Sydney, cuando un corredor de bolsa, especialmente visionario, le mangó el
bocata a una señora de la limpieza. El miércoles 9A, no obstante, el mundo
cambió, zas. A las 9:37, hora Este, Trump animaba en su red social –tal vez,
más concretamente, a sus amigotes– a invertir en bolsa –así: “Este es un gran
momento para comprar”, un mensaje incomprensible en aquel contexto bursátil sin
la agregación de las partículas “matarratas”, “e”, “ingerirlo”, “como”, “si”,
“no”, “hubiera”, “un” y “mañana”–. Pero esa tendencia pesimista se invirtió a
las 13:18, cuando Trump, desde Truth Social, otra vez, comunicaba una pausa de
90 días en el
arancelicidio. En ese momento, las bolsas EEUU –y en menor medida,
las europeas y asiáticas– subieron de manera inusitada –las de EEUU como nunca
jamás desde 1940, cuando las Hermanas Andrews–. Al día siguiente, 10A, las
bolsas, no obstante, volvieron a la tendencia ya habitual con Trump. El
castañazo. Con la novedad de la subida estratosférica del oro. El oro es un mineral
que vino de otro mundo –literalmente; nos llegó a través de meteoritos–. Por lo
que, cuando sube a lo bestia ilustra un intento de huir por piernas de este
mundo, al que no se entiende. Entendámoslo. ¿Qué pasó en esas 24 horas? ¿Por
qué pasó?
3- Empezaremos analizando la cosa qué-pasó. Es divertido
analizar el proceso de toma de decisiones que va desde el Día de la Liberación
–el 2A– hasta el Día del Raje –9A–. Permite visualizar cómo toma las decisiones
el trumpismo. Las toma con el XXXX. Aparten a los niños.
No había
teoría, balance, autoridad, programa, Excel alguno que respaldara el arancelazo
4- Se intuía que la toma de decisiones que condujeron al
arancelazo del día 2A era un tanto dadá. Pues bien, el periodista Piergiorgio M
Sandri –una gozada; por cierto: ¿por qué nadie cita a nadie en
el periodismo español, ese trabajo colectivo, como cualquier otro periodismo?; no
lo sé, pero ese fenómeno alude a una impostura colectiva rarísima–, haciéndose
eco de la prensa EEUU, informa de que el economista de cabecera de Trump es, en
efecto, y como casi todas las cabeceras de cama del mundo, de madera. Fue
encontrado en la nada por un cazatalentos trumpistas, buscando en Google los
palabros economista + China + hay que darles para el pelo. Se trata de Peter
Navarro. A pesar de su nombre de DJ, es alguien sin mucho ritmo, que suele
apoyar sus posicionamientos –dogmáticos antes que científicos– en un economista
al que nadie conoce. Eso, que en Europa, me temo, hubiera colado, en EEUU
condujo a un periodista a investigar y, finalmente, a descubrir que ese
economista, en efecto, no existe. Vamos, que Trump ha ido a los aranceles como
los europeos fuimos a las cruzadas: en la creencia de que así lo deseaban seres
de existencia no verificada. Es decir, que no había teoría, balance, autoridad,
programa, Excel alguno que respaldara el arancelazo. Era, simplemente, lo
dicho, política por otros medios. Como la batalla del Somme. La pregunta es,
dos puntos, ¿cómo una creencia, una apuesta no sustentada en nada más que en el
juego, se tambalea y cae el día 9A, tan ricamente?
5- Vete a saber. Pero se apuntan dos razones. La menos
determinante fue a) una revuelta –moderada– de representantes republicanos
–moderados–. Es curioso, y dibuja la época, que ese pequeño motín no se dio
tanto en el Capitolio como en un electrodoméstico que en este siglo XXI sigue
siendo determinante. La tele –ese cacharro en sus mínimos históricos de
audiencia parece ser lo único que centraliza algo de información en un mundo
sin centro–. Concretamente en la Fox, concretamente en Hannity, el programa de
Sean Hannity. Se trata de un programa nocturno, diario, que vertebra cultura
trumpista –con los materiales fake, batalla cultural y política
sentimentalizada crea un mundo más apasionante, lógico y repleto de ira que el
que nos brinda la realidad, esa moñas; ya tú sabes–. Pues bien, en ese
programa, la noche del 8A hablaron varios representantes republicanos
amotinados, con los que, parece ser, posteriormente Trump habló por teléfono.
Y, se supone, cayó de la mula. ¿Fue la razón a) importante para el raje del 9A?
Puede ser. Pero lo fue mucho más la cosa b).
6- La cosa b). El lunes 7A, los intereses del pago de la
deuda soberana de EEUU estaban al 3,86%. Como les decía en el último artículo,
el arancelazo –la caída de las bolsas y, con ella, la búsqueda de inversiones
seguras– había hecho bajar la deuda del 4%, ese marrón. Pero, desde ese mismo
día, la cosa volvía a subir. El miércoles 9A estaba a 4,50%. Mucho. La razón:
la deuda de un Estado que ha anunciado y demostrado explícitamente que busca la
inflación, y que desea devaluar su moneda –y no de cualquier forma, sino en
modo Nerón, tocando la lira mientras se observa por la ventana cómo arden el
dólar y el mundo–, no interesa a nadie, por lo que se dejaron de comprar bonos,
ese valor, de pronto, cutre e inseguro –por lo mismo, por cierto, es poco
probable que, ya puestos, alguien invierta en la reindustrialización de EEUU,
esa olla de grillos económica y arancelaria–. Es por ello posible que ese
prólogo, condensado y rápido, a la crisis de deuda, motivara el raje de ese mismo
día. Por lo mismo, ese raje ilustraría el valor ascendente de Scott Bessent,
secretario del Tesoro. En tanto que uno de los pocos señores/as con estudios y
con trayectoria profesional previa –junto a Soros, por cierto– es el Speer de
la semana del Gobierno Trump. Alguien de la minoría conocedora del hecho de
que, en caso de DANA –es un decir–, un gobierno puede acabar en el trullo –o
peor, en el paro– si no hace algo. Mucho más si es ese gobierno quien crea la
DANA, como ha sido el caso.
7- Entonces, ¿por qué, tras el raje del 9A, y el subidón
histórico de las bolsas, se volvió al bajón bursátil más absoluto, el 10A? Pues
aquí viene el chiste. Porque el 9A hubo raje, sí. Pero solo la puntita. Trump
protagonizó ese día dos humillaciones. Una en tiempo real: reconocer un error y
cambiar de opinión, lo que es un signo de debilidad y de improvisación. Y otra
en diferido: reconoció el error y se expuso al descrédito por ello, sí. Pero,
además, no cambió de opinión, no movió ficha, no realizó cambios.
8- Es decir, los aranceles, que antes del denominado Día
de la Liberación eran del 8%, el 9A seguían siendo solo –¿¿¿¿solo????– del 10%.
Lo que no elimina el riesgo de recesión EEUU y alrededores –es decir, el
planeta–, sino que, muy posiblemente, la garantiza. Los aranceles generales del
10% –del 145% para China– son los nuevos aranceles. Hasta ver lo que pasa
dentro de 90 días, con sus noches.
9- ¿Qué va a suceder en el mundo –ese Nuevo Mundo– creado
en ese ínterin de 90 días en los que el mundo debe, o no, negociar con EEUU,
los aranceles del 10% o del 145%, según el caso? Nadie lo sabe.
10- Básicamente, el mundo se ha dividido en dos propuestas
de relaciones comerciales e internacionales, que responden a dos planes o, al
menos, dos tendencias. El plan Trump es obligar al mundo –a Europa, por un
tubo– a comprarle petróleo y gas, a cambio de rebajar un poco –¿volver al 8%,
esa pasada?– los aranceles. El plan chino, en síntesis, es vender al mundo
componentes de energías renovables. Como ven, no hay color. Es decir, que el
debate está en la violencia que empleará EEUU. Paralelamente, EEUU y China
están en guerra. Comercial. Que históricamente es la obertura de esa ópera
llamada guerra. La guerra entraña una lógica propia, alejada de la realidad. De
las relaciones diplomáticas, incluso, de pronto suspendidas, sin sentido ni
sensibilidad. El futuro de este encontronazo es un enigma interpretativo
absoluto.
11- ¿Del punto 10 se colige que en todo este combate
absurdo hay algún tipo de combate democrático?
12– No, en absoluto. Lo que ha pasado, desde el Día de la
Liberación de los XXXXXX, es algo que, en cierta manera, ya pasó en 2022 y en
UK, cuando Lyz Truss –¿la recuerdan?– quiso bajar impuestos a lo bestia, y el
mercado decidió que no podía hacerlo sin prescindir del Estado, ese colaborador
necesario en el neoliberalismo, por lo que creó una crisis de deuda que se
comió con patatas a Lyz Truss. Ha pasado eso, pero más bestia, en EEUU, donde
todo es más grande. El Estado, en fin, hoy carece de control en el planeta, de
manera que el único control efectivo sobre él es un monstruo más salvaje aún.
La economía financiera, tal y como ha quedado tras casi 50 años de
neoliberalismo. No sabe hablar, por lo que habla a través de la deuda nacional.
No es un
combate entre el bien o el mal, que como que no, sino entre lo mejor y lo peor
13- Si el conflicto no es democracia-no democracia, ¿qué
conflicto es? Es, entre otras variables, multilateralidad o unilateralidad.
Reconocimiento de nuevos sujetos políticos y económicos en el Sur, o no. Cierta
autonomía estratégica, o no, para Europa. Orden internacional, ciertas normas
en las RR.II. y en el comercio internacional, o no. Cierta estabilidad en los
acuerdos, o no. Aproximación a una potencia estable en sus decisiones, o no. No
es un combate entre el bien o el mal, que como que no, sino entre lo mejor y lo
peor, ese algo más laxo. Esa es la épica del siglo XXI, parece. Como la
democracia, parece también algo del XIX, por ahora.
14- Sobre la evolución del conflicto. Parece que Trump ha
enseñado sus cartas. El trumpismo es, así, tres grandes ámbitos. A) La
inmigración –es espectacular en ese campo, pero sus resultados son discretos;
ha expulsado menos personas de las que mueren al año en el Mediterráneo, y
menos que el promedio Biden–. B) La supremacía del Ejecutivo frente al
Legislativo –empezó bien, pero empiezan a proliferar sentencias en contra;
veremos–. Y la cosa C), o los aranceles. Es decir, un mecanismo de bullying en
las RR.II., que rápidamente ha comprendido el mundo, al punto de que el mundo
está haciendo cosas inesperadas hace tan solo unas semanas. El 22M hubo, por
ejemplo, una cumbre entre China, Japón y Corea. Tres enemigos
feroces desde inicios del siglo XX, negociaban. Negociaban acuerdos comerciales.
Trump ha posibilitado lo imposible, por lo que puede provocar más imposibles.
15- China –su PIB creció un 5% en 2024; aspira a repetir
nota en 2025– lidera el enfrentamiento entre no-democracia y no-democracia
contra EEUU –su PIB creció un 2,8% en 2024; es muy posible que no revalide, tal
y como está el patio; Trump ha sometido a arancel también a la industria EEUU;
glu-glu-glu–. Veremos en qué consiste ese enfrentamiento tras 90 días. Esos
meses pueden ser como las semanas que separaron el atentado de Sarajevo del
inicio de la IGM, ínterin en el que el Zar y el Kaisser se escribían cartas
mediadoras que empezaban con un “Querido primo Willy”, o un “Querido primo
Nicky”. Es decir, que ya era imposible sacar el pie del acelerador.
16- Europa está, como siempre, de perfil. No ha
llegado, de manera explícita, a la idea de fin de época a la que ha llegado
Canadá, que da por finalizado el sistema post-1945, liderado por EEUU, ese ya
no-aliado. Europa sigue de perfil, incluso, después de que dos altos
funcionarios de EEUU reconocieran que EEUU estuvo detrás de la cancelación
del Nord-Stream. UE apuesta por la moderación, la reconducción el
conflicto. Paralelamente, apuesta por una apertura a Oriente. Incómoda, de
difícil simetría. Pero más estable y segura, hoy por hoy, que la longeva
alianza con EEUU. El viaje de Sánchez a China –no es un viaje interno, es un
viaje con el sombrero de la UE–, es eso. Hace escasas horas ha trascendido
que la UE y China se han emplazado a una cumbre
este mes de julio. Puede ser –es poco probable– la cumbre un
millón. O puede ser –algo improbable hace semanas– un intento de orden
internacional sin EEUU. Trump hace posibles esos imposibles, recuerden.
17- En el orden interno, ha durado poco la colaboración
del PP con Moncloa. Lo que demuestra la dificultad del PP para abandonar su
dinámica desde 1990, cuando adoptó la Guerra Cultural como animal de compañía.
Es posible que le resulte imposible salir de ella. Los partidos de Guerra
Cultural, en este inicio de cambio de época, han perdido –tal vez
momentáneamente– pie. Por eso –todos, hasta el de izquierdas– se están lanzando
de cabeza a la piscina de la Guerra Cultural. Para mantener la piel húmeda.
18- A ver qué mundo hace la próxima semana.
Guillem Martínez. Es autor
de ‘CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura
española’ (Debolsillo), de ’57 días en Piolín’ de la colección Contextos
(CTXT/Lengua de Trapo), de ‘Caja de brujas’, de la misma colección y de ‘Los
Domingos’, una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último
libro es ‘Como los griegos’ (Escritos contextatarios).
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