Milei está
transformando Argentina en un experimento social sin precedentes. Un
experimento que avanza empujando hacia la pobreza a los de abajo y engordando
las cuentas de los de arriba. ¿Resistirá Argentina ese descenso a los infiernos?
El Viejo Topo
5 septiembre, 2024
Uno de los «grandes logros» económicos del presidente argentino Javier Milei es haber conseguido un superávit primario en la balanza de pagos, un éxito que no se veía en años. Este superávit (el estado ingresa más de lo que gasta) se ha alcanzado mediante una serie de «brillantes» medidas, como recortes profundos en los servicios públicos y la venta de activos estatales a capitales transnacionales, especialmente en el lucrativo sector de materias primas. Claro, este hito económico, que algunos llamarían simplemente un ajuste contable, ha tenido un pequeño inconveniente: un costo social devastador. Pero, ¿quién se fija en esos detalles?
Para lograr el
«milagro» del superávit, Milei no ha dudado en despedir a miles de trabajadores
del Estado y recortar ayudas sociales fundamentales como en comedores públicos,
la sanidad, la educación y, por supuesto, las pensiones. Todo un plan maestro
que ha contribuido a expandir la pobreza y la indigencia en amplios sectores de
la sociedad. ¿El resultado? Un modesto 57% de la población argentina, unos 27
millones de personas, vive en la pobreza, y un 16,5% en la extrema pobreza. Y
si hablamos de los niños, la situación es «aún mejor»: un 16,2% son indigentes,
según la Universidad Católica Argentina. Todo un logro.
Un neoliberal «con principios».
Javier Milei,
un ferviente defensor del neoliberalismo, se ha ganado la fama de ser
«implacable con los débiles y dócil con los poderosos». No duda en apalear a
los jubilados cuando se manifiestan, pero es cobarde y servil con los fuertes.
Su actitud sumisa, casi perruna, cuando se entrevista con los grandes poderes
económicos, es uno de sus rasgos más evidentes. No es de extrañar que sea tan
complaciente con los intereses de los grandes grupos de poder. Han sido los que
han apoyado su meteórico ascenso político. Un ejemplo perfecto de esta
«independencia» es la negociación con Elon Musk para la venta de las reservas
de litio de Argentina, un recurso vital para la producción de baterías para los
coches eléctricos de Tesla. Esta operación, muy beneficiosa para Musk, resalta
la devoción de Milei por el capital transnacional, sin importar que haya
ignorado ofertas más jugosas de otros grupos económicos. Total, los intereses
nacionales son un asunto secundario.
Siguiendo los
pasos de Margaret Thatcher, quien afirmaba que «la economía es el medio, el
objetivo es cambiar el corazón y el alma«, Milei también cree firmemente
que «la sociedad no existe«, solo los individuos y las familias. Una
visión compartida por teóricos de la izquierda posmoderna como Ernesto Laclau,
que hablaba de la «imposibilidad de la sociedad«. Esta brillante
perspectiva refuerza su enfoque, pretende desintegrar la solidaridad social y
promover un individualismo extremo. Después de todo, ¿por qué querríamos una
sociedad unida cuando podemos alcanzar el sueño neoliberal de enfrentar a unos
contra otros? En el pensamiento de Milei resuenan las voces del Leviatán de
Thomas Hoobes. Los grandes poderes utilizan el gobierno de Milei como un
valioso experimento sociológico del que, sin duda, extraerán valiosas lecciones
para el futuro.
El héroe de la nueva derecha
Milei no solo
es conocido por sus políticas económicas, sino también por su «encantadora
personalidad». Aunque algunos le achacan rasgos de múltiples patologías, no
deberíamos confundirnos, tras la fachada histriónica que muestra el personaje
oculta un papel clave en la emergencia de una nueva derecha que, aunque democráticamente
elegida, muestra un «admirable» desprecio por el Estado (la encarnación del mal
según ellos) y los principios básicos de la democracia. El presidente argentino
es consciente de que la gran oligarquía transnacional a la que sirve
apuesta cada vez menos por modelos «formalmente democráticos». El renacimiento
del fascismo y la radicalidad de la derecha forma parte de la «nueva realidad».
Milei es un
hombre del sistema, no es un «outsider» Su ascenso al poder no habría sido
posible sin el robusto apoyo mediático y financiero de grandes corporaciones.
Su agenda política, que a diferencia de otros no ha intentado disimular, se
centra en desmantelar el Estado, aunque fue este mismo el que le permitió
llegar al poder. Ironías de la vida.
Milei ha sabido
explotar como pocos la emocionalidad en las redes sociales, convirtiéndose en
un destacado representante de los «trolls». Inspirado en filósofos como Spinoza
y Freud, Milei promueve el enfrentamiento social y la desesperanza, usando la
angustia como herramienta política para generar pasividad y desesperación. Su
objetivo no es otro que imponer una mutación cultural que desintegre los lazos
sociales y promueva un «sálvese quien pueda» que deje a cada individuo a merced
del mercado. Total, el Estado es el «enemigo del individuo y de la libertad», o
al menos eso dice él.
El toque de gracia al sistema de pensiones
Uno de los
primeros objetivos de Milei al asumir la presidencia fue, cómo no, reformar el
sistema de pensiones públicas. Hasta 2023, los fondos de pensiones públicos en
Argentina, (Fondo de Garantía de Sustentabilidad o FGS) eran gestionados por un
organismo denominado ANSES. Pero Milei, con su visión de futuro, decidió que
era mejor desmantelar el FGS y trasladar esos fondos a un sistema de
capitalización individual, similar al que existía en Argentina antes de la
crisis de 2001. Porque, claro, ¿qué podría salir mal al confiar la jubilación
de millones de personas a las oscilaciones del mercado financiero?
Este modelo
implica que los fondos de pensiones serán gestionados por entidades privadas,
trasladando todo el riesgo de los mercados directamente a los futuros
jubilados. Si los bancos quiebran tú pierdes, si los fondos de pensiones se
volatizan por una mala inversión, tú pierdes. Si todo va bien, pero el costo de
gestión es muy alto (caso chileno) puede ser que… también pierdas.
El dogma
neoliberal de Milei sostiene que este es un método más «eficiente» para que
cada individuo controle sus ahorros, aunque estén sujetos a las caprichosas
fluctuaciones del mercado. Por supuesto, al desmantelar el FGS, el Estado
perdería una herramienta crucial para asegurar las pensiones en tiempos de
crisis económica. Pero, ¿quién necesita seguridad en tiempos de crisis?
Siguiendo esta
línea, Milei vetó una ley del Senado que proponía un aumento del 8,1% en las
jubilaciones, destinado a compensar el «olvido presidencial» de ajustar las
pensiones en marzo, como manda la ley. Su ministro de Economía justificó la
decisión hablando de la necesidad del «rigor presupuestario» para mantener el
déficit fiscal en cero. Según sus cálculos, mantener las subidas «a
perpetuidad» costaría 370.000 millones de dólares, una cifra que Milei
considera insostenible, aunque nadie sabe muy bien de dónde la sacó, puesto que
los pensionistas no son inmortales ni perpetuos. Pequeños detalles sin
importancia que el personaje no ha aclarado.
Reducir, cortar y privatizar
La eliminación
de la moratoria previsional, que permitía a personas con años de cotizaciones
incompletas acceder a una jubilación, fue una de las primeras y «brillantes»
medidas de Milei. Este cambio afectó especialmente a mujeres y trabajadores
informales, quienes suelen tener historiales laborales discontinuos y no pueden
completar los años de cotización requeridos. Además, Milei propuso la
«Prestación de Retiro Proporcional», una pensión mínima inferior a la
jubilación mínima, porque, ¿por qué no reducir aún más el poder adquisitivo de
los jubilados? Y para hacer más equitativo el sacrificio, suprimió la
financiación a los comedores sociales.
Otra medida
estrella de la administración de Milei ha sido el traslado de una parte
significativa de las reservas de oro de Argentina a bancos extranjeros. Aunque
los detalles sobre las cantidades y destinos exactos se mantienen en un
conveniente misterio, esta decisión ha generado una enorme preocupación por la
posible pérdida de control sobre estos recursos y el riesgo de embargo. Pero,
¿quién necesita control sobre sus propios recursos? ¡¡¡El «mercado» como el
Dios bíblico proveerá!!!
Caputo: El maestro de los hilos
Junto a Milei,
Luis Caputo es otro personaje clave en la política económica argentina. Aunque
denostado públicamente por el propio Milei, quien en campaña electoral llegó a
decir de él que era un incompetente, ¿Quién recuerda las tonterías que se
suelen decir en las campañas electorales? Milei tardó pocas horas en nombrarlo
nuevo Ministro de Economía. Conocido por su «brillante» carrera en el sector
privado ¡es sin duda una gran elección! Caputo fue ministro de Finanzas y luego
de Hacienda durante el gobierno de Mauricio Macri, antes de ocupar cargos de
influencia en la actual administración. Su experiencia en favor de las grandes
oligarquías es «incuestionable».
Durante su
anterior mandato, Caputo fue el artífice de decisiones que aumentaron significativamente
la deuda externa de Argentina. Hizo emitir grandes cantidades de deuda en
dólares, aumentando la vulnerabilidad ante las fluctuaciones del mercado
internacional. Su manejo del acuerdo con el FMI fue especialmente «destacado»;
dicho acuerdo representó el mayor préstamo en la historia del organismo, aunque
también impuso condiciones económicas leoninas que generaron un fuerte malestar
social y político. Para Caputo solo se trataba de incomprensión de las
magnitudes macroeconómicas. ¡Detalles sin importancia!
Las críticas
más severas hacia ese ministro giraron en torno a sus vínculos con fondos de
inversión offshore, revelados por los Paradise Papers. Antes de asumir cargos
públicos, Caputo estuvo involucrado en la gestión de grandes fondos con dinero
negro. Fue acusado de facilitar la evasión fiscal para los más ricos. Además,
durante su gestión como ministro, Caputo fue criticado por no declarar
adecuadamente su participación en estos fondos y repartirse suculentas
comisiones. Estos escándalos obligaron al personaje a dimitir en medio de una
crisis financiera sin precedentes. Sus decisiones exacerbaron la incertidumbre
en los mercados y debilitó aún más la precaria economía argentina. Es sin duda
todo un maestro en el oficio de malversar dinero ajeno.
Al nuevo dueto
Milei/Caputo la historia no parece importarles. El presidente argentino
necesitaba un tipo tan cruel como él. Caputo es su alma gemela, de
momento, porque: ¿quién no tiene un par de cuentas offshore hoy en día?
En resumen
Las políticas
de Javier Milei son un brillante ejemplo de cómo priorizar la reducción del
déficit fiscal y alinear los intereses del capital transnacional, todo ello a
costa del bienestar social. Aunque ha logrado ese preciado superávit primario
en la balanza de pagos, el costo social ha sido, cómo decirlo, colosal. El
ataque al sistema de pensiones, desmantelando el FGS y empujando a millones de
personas hacia la incertidumbre alimenticia, es solo una muestra de su
«genialidad».
Y si a eso, le
sumamos que ha conseguido que más del 57% de la población viva en la pobreza y
un 16,5% en la extrema pobreza, podemos decir que Milei está transformando
Argentina en un experimento social sin precedentes. Sus políticas, lejos de
estabilizar la economía, están generando un creciente descontento social. La
gran pregunta que queda es si Argentina podrá soportar las tensiones y el caos
que estas políticas están provocando, o si Milei logrará su objetivo final: una
crisis tan profunda que transforme el país… o lo destruya por completo.
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