jueves, 27 de abril de 2023

España: Paradigma de una desgracia ( 1 de 2)

 


España: Paradigma de una desgracia ( 1 de 2)


Publicado el 25 de abril de 2023 / Por Patrocinio Navarro Valero


España es un país raro. De haber nacido en otro y conocido eso que Unamuno llamaba su intrahistoria, tal vez pensaría algo parecido de ese otro. Pero el caso es que nuestra intrahistoria con los avatares de nuestras gentes  a través de los siglos nos lleva a pensar si es que existe una especie de maldición histórica que hace imposible lo deseable, ilógico lo lógico, despreciable, cuando no punible, lo natural y  desgraciado lo inicialmente venturoso.  Y de tal manera suceden aquí las cosas que todo proceso histórico que pudiera ser considerado como parte inevitable de un ciclo evolutivo según las reglas más naturales y convenientes para el interés general se ve rechazado por unas minorías de poder dominante siglo tras siglo  como algo indeseable que hay que combatir con todas las armas posibles, y esa resistencia contra natura  nos lleva– tragedias innumerables por medio- a  renunciar a  lo bueno y a verlo sustituido por un engendro impuesto a  sangre y fuego y sostenido en toneladas de mentiras, penas de cárcel, torturas, exilios y amenazas de infiernos.

Ay, los rebeldes

Siempre hubo gente que se rebeló contra la idea  de vivir en un país atrasado, dominado por la Iglesia y las otras clases de privilegiados dogmáticos, autoritarios, alejados del mundo de la ciencia y el pensamiento, y amantes del garrote vil, la cárcel y el paredón como remedio contra los rebeldes.

A pesar de ello, y  contra el orden establecido a lo largo de nuestra historia hubo comuneros, militares democráticos, místicos anti jerarquía, filósofos críticos, mujeres rebeldes- monjas  incluidas-  políticos,  maestros y artistas revolucionarios. Y muchas   son aún las gentes anónimas que el tiempo va sacando del olvido a que fue conducida violentamente. Este trabajo es un humilde homenaje a todos ellos, entre los que podemos encontrar  todavía  a algunos de nuestros abuelos que quisieron esa España que tanto cuesta sacar de su eterno día de la marmota violenta y de derechas, donde todavía se homenajea a un rey corrupto sin que pase nada, los usureros dominan las economías domésticas, los explotadores viven una época dorada que les permite despedir a quien les parece,  y la Iglesia sigue con todos sus privilegios, como si el tiempo no pasara por ninguno de  ellos.  Esta es la España eterna, la España,  que con toda la razón nos duele a tantos y  tantos rebeldes contra las injusticias y desmanes que hemos presenciado a lo largo  del tiempo histórico protagonizadas por gentes con mucho poder, pocas luces y mucha crueldad.

Las malas artes de los peores artesanos

Me vienen a la memoria varias catástrofes nacionales de esta naturaleza. El mundo de la España musulmana, por ejemplo,  era infinitamente más rico culturalmente, refinado,  y hasta poseedor de buenos hábitos alimenticios, con recomendables costumbres higiénicas, como el lavado corporal,  y mucho más  tolerante y capaz de progresar económicamente que el de los castellanos: zafios, incultos, groseros, sucios, fanáticos religiosos, poco dados a consumo de frutas y verduras, como los musulmanes,  xenófobos  y violentos. Tras el  triunfo de estos últimos después  de siglos de pugna, el país se empobreció a todos los niveles. La agricultura se vino abajo, al igual que la artesanía, y la incultura creció al mismo nivel que la intolerancia. ¿Quién sacó provecho de esa calamidad la nacional? La innoble casta pastoril y caciquil, guerrera y católica, con sus curas, sus señoritos y sus señores de pernada, que no descansaron siglo tras siglo  hasta la expulsión del último de los moriscos.

Lo mismo pasó con los judíos. Tras una tortuosa convivencia causada por la Iglesia, se terminó con su expulsión. Y de nuevo un retroceso cultural, financiero, artesanal, y agrícola y un aumento de la pobreza nacional. Pero todas esas  barbaridades parecían lo  mejor para aquellos señores feudales y religiosos de segunda clase, porque  echarlos de aquí y robar  propiedades y riquezas formaba y  sigue formando parte del  ADN de las clases dominantes en este país. (Recordemos los desahucios de los bancos, los paraísos fiscales, o el derecho de la Iglesia a inmatricular bienes públicos hoy mismo).

Cuando  apareció un continente nuevo…

En una nueva oportunidad histórica, con el expolio repugnante del oro y la plata  del continente americano y el negocio inhumano, pero católico, de la esclavitud, que fue el origen de varias de las grandes fortunas españolas que aún perviven envueltas en títulos nobiliarios sin retirar, se tuvo la oportunidad de impulsar la economía, el progreso cultural  y el bienestar social por encima de cualquiera de las europeas de entonces, pero los belicosos monárquicos católicos y los zafios caciques terratenientes prefirieron Contrarreforma y cierra España,  financiar guerras en lugar de financiar industrias, proteger la agricultura y la artesanía y crear redes comerciales. Con esa política estúpida, el país era una ruina, como muy bien expresa la picaresca del “ siglo del oro”, del que como antaño, se enriquecieron obispos, señoritos, caciques, matones de uniforme de alta graduación y sobre todo los banqueros alemanes que financiaron las guerras europeas a cambio del oro y la plata de las Américas. Nueva ocasión perdida. Pero  no sería la última.

Imagen: “Cordoba – España” by Fr@ηk is licensed under CC BY-NC-ND 2.0.

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